Erika Von Lippke, la voz femenina de la época de oro del radioteatro ecuatoriano

Foto: Izquierda: Erika Von Lippke en 1967, esta fotografía fue tomada por José Pérez, cuando participaba en la obra “Los Perros”. Derecha superior, en 2015 junto a su retrato. Derecha inferior, en uno de sus viajes por Europa.

Forma parte del grupo selecto de voces que acompañaron a los capitalinos y ecuatorianos en las décadas de los 60, 70, 80 y 90. A los 11 años participó en un concurso de declamación en Radio Nacional Espejo de la cadena Amarillo, Azul y Rojo del Ecuador, cuyo propietario era Gerardo Brborich, y ganó. Empezó a trabajar desde los 13 años. Incursionó en la televisión en Canal 6 cuando quedaba en el Itchimbía, en el centro – oriente de Quito.  Le gustaba la poesía, la lectura interpretativa y la danza.

En radioteatro podía representar a cinco personajes de diferentes edades, y cada uno con sus características y cualidades. Laboró en las radios Nacional del Ecuador y Quito. Además, en algunas productoras de radio y televisión. Sus compañeros fueron Álvaro San Félix, Edison y Marco Vargas Acosta, René Torres, Fernando Fegan, Eduardo Brito e Hilda Sampedro. El teatro era otra de sus pasiones. Ahí pudo conocer a sus grandes amigos Ilonka Vargas, Pedro Saad y Polo Barriga.

 Bertha Erika Von Lippke Ayabaca nació el 3 de octubre de 1941, en Cuenca. Su padre Hermann Von Lippke, era alemán, de profesión arquitecto-ingeniero, su madre Dolores Ayabaca, era médico. El apego a la cultura se dio porque su abuelo materno era el escultor cuencano Manuel de Jesús Ayabaca, quien obsequió en 1968 un tallado de un Cristo al Papa Paulo VI, quien “quedó gratamente impresionado ante tan delicada escultura, de rostro perfecto, expresivo y dulce. El Papa encantado dijo: He visto pocos Cristos con gestos tan humanos y naturales. Su expresión viva es impresionante. Esta hermosa obra se encuentra ahora en el museo de El Vaticano”, según publicaba diario El Telégrafo. Esta entrega se realizó en Bogotá, en Ecuador gobernaba el Dr. Otto Arosemena Gómez, así señala Rodolfo Pérez Pimental en su Diccionario Biográfico del Ecuador.

Su padre Hermann Von Lippke estaba a cargo de la instalación de los vitrales de la catedral de Cuenca y, por este motivo, tuvo relación con el escultor azuayo. Se enamoraron con su madre, quien fue la primera ginecóloga de Cuenca. “En esa época, que una mujer estudie en la Universidad era algo terrible”, destaca Hermann Yépez Von Lippke, hijo de Erika, quien era la menor de cuatro hermanos: Hermann tenía una radio en Santo Domingo y otra en Tulcán; Gustavo tiene dos estaciones, una en Esmeraldas y otra en Babahoyo.

El traslado a Quito de la familia Von Lippke Ayabaca se dio por temas de negocios de su padre, Hermann Von Lippke, quien se enfermó y falleció cuando Erika tenía 12 años, por eso empezó a trabajar en radioteatro. A la locutora y periodista siempre le gustó escribir. Tenía algunos poemas, sus hijos le pidieron que los publique, pero los tenía muy reservados, ella decía que eran muy personales. Sus hijos todavía los conservan.

Las cuñas para las fiestas del Yamor

Edwin Rivadeneira, diseñador y creativo que laboró en varios medios de comunicación, entre ellos: El Comercio y la revista humorística La Bunga, cuenta que Erika Von Lippke fue parte del inició de estas fiestas en Otavalo. Recuerda que desde 1953 hasta 1966, la Fiesta del Yamor era solo de uno o dos días. “La situación económica era terrible y la solución era el turismo”. Por ello planificaron desde junio de 1967, mediante Ordenanza Municipal, la institucionalización de este festejo. “En eso, me sonó la flauta con el slogan: La fiesta más alegre en la ciudad más amable del país”, que tiene vigencia casi 55 años.

Se hicieron afiches y cuñas para la difusión de estos festejos. La producción fue de Jaime Moya, quien fue 35 años técnico de Radio Quito. No les costó un centavo. Era en cinta abierta en cartuchos, indica. Estas cuñas se grabaron con las mejores voces del país y lo hicieron en “La Voz de la Capital: Erika Von Lippke, Jorge Zaldumbide, René Torres, entre otros”. Se difundieron en las seis radios de mayor sintonía de la época. Se pusieron en carrete de cartón para distribuir en las emisoras.

Radio Nacional del Ecuador

Cuando fue creada la Radio Nacional del Ecuador, esta estación se caracterizaba por la producción propia de radioteatros, programas en vivo y noticieros. La dirección y libretos estaba a cargo de Álvaro San Félix, el productor era Jaime Moya. Hermann, hijo de Erika, también colaboró dos veces. “Era increíble ver cómo mi madre modulaba y creaba voces de niña, de anciana, de adolescente… La gente se quedaba admirada por la capacidad gutural que tenía para variar los timbres de voz”, destaca.

En la radio Erika tenía varias facetas, porque no solo su talento era la actuación, sino que tenía programas de entrevistas políticas, económicas y culturales. Uno de ellos en vivo, que duró unos cinco años, se llamaba el “Invitado de Hoy”.

La destacada locutora y actriz, Hilda Sampedro, recuerda que Erika se caracterizaba por ser una excelente persona cuando fueron compañeras en Radio Quito. En las productoras grababan comerciales, pero cuando se encontraban conversaban sobre la situación política del país, porque a ella le gustaba mucho ese tema. Actuaron en radioteatro en la emisora estatal, cuando funcionaba en la Plaza del Teatro. Participaron en algunas obras con Guillermo Jácome Jiménez, Jorge Escobar, Jorge Zaldumbide, Eduardo Brito y René Torres. “Había mucha camaradería desde la entrada hasta la salida de las producciones”, reitera.

A mediados de los 90, en el Gobierno de Sixto Durán Ballén, el periodista imbabureño, Álvaro Camilo Ponce, trabajó en esta emisora con Erika, quien le enseñó, al igual que Álvaro San Félix, a realizar guiones y libretos. “Ella era experta para narrar y contar historias. Me enseñó a modular la voz”. El director de la radio era el locutor Jhon Herrera Flores. Laboraban también Froilán Cabrera, Tula Rugel, Ernesto Villacís, Fausto Peña.

Jaime Moya

Jaime Moya cuenta que, en la inauguración de Radio Nacional del Ecuador, en 1961, el director de la emisora, Gonzalo Proaño, le presentó a Erika Von Lippke, que en esa época tenía 20 años. Le acompañaba su mamá”. Le indicaron que iba a trabajar con ella en el turno de las 09:00. Desde esa época ya tenía su propio estilo. “Con ella trabajamos 35 años, tanto en Radio Nacional, como en Radio Quito”. Fue una amistad muy amable y sincera. Jaime cuenta que las grabaciones con Erika en Radio Nacional las realizaban en la mañana”.

En el radioteatro tuvo un papel destacado. Los directores eran Álvaro San Félix y Humberto Pérez Estrella, quienes valoraban y respetaban el trabajo de la actriz, locutora y periodista. “Es una de las voces más conocidas y queridas de la época de oro de la radiodifusión ecuatoriana. Tenía buen timbre de voz, las casas comerciales de la época preferían la voz de Erika”, destaca Jaime Moya.

En esas emisoras fueron sus compañeros y amigos, aparte de Jaime Moya, Álvaro San Félix, Jorge Escobar, Edison Vargas Acosta, Lolita Gavilánez, Lolita Vaca, Hugo López, Eduardo Brito, Fernando Fegan, entre otros.

Juana de Arco y Erika Von Lippke

Una de las personas que más trabajó con Erika, fue Jaime Moya. Recuerda que en una ocasión estaban grabando un programa sobre la vida Juana de Arco y no le salía el grito a Erika Von Lippke cuando le estaban quemando a la “Doncella de Orleans”. Álvaro San Félix, quien era el libretista y director, le decía “no le estamos acariciando, sino le estamos quemando. Vamos a repetir”.

Entonces empieza nuevamente la dramatización, pero Jaime Moya también tenía el libreto y lee cuando tocaba el grito. Muy calladito se acercó y le hizo el “mordiscón de burro a Erika”. El grito salió perfecto. Erika, después de la grabación, le hizo un comentario: “que bestia como me hiciste gritar”. Todo tenía que ser a viva voz para que funcione.

Todos los actores y actrices vivían en un ambiente de camaradería. “Éramos como una familia. Cualquier cosita entre nosotros nos tapábamos, pero el cariño existía entre todos”. De esa época, Jaime, extraña la amistad y el trabajo en vivo. Ahora es todo grabado, hay más facilidad. Hermann, su hijo, ratifica la amistad que se vivía en ese tiempo, especialmente en Radio Nacional del Ecuador, que quedaba por el Quito Tenis.

El conocido presentador y periodista Iván Granda Pinto señala que a Erika Von Lippke no la conoció personalmente, pero la escuchaba, cuando él era adolescente, en los noticieros de Radio Quito, en dupla con Eduardo Brito, quien luego fue magistrado de la Corte Suprema de Justicia. Reitera que los dos hacían una extraordinaria combinación de voces. “Erika tenía una voz muy bien timbrada y Eduardo, quien en esa época había conseguido éxito como cantante, también era un excelente locutor, más que por su voz, por ser una persona ilustrada”.

Alex, hijo de Édison Vargas Acosta, resalta la calidad interpretativa de Erika y todos quienes participaban en las radionovelas, porque muchas veces cuando actuaban de ancianos no solo cambiaban la voz, sino que se encorvaban y la gesticulación era diferente. La expresión corporal era tan real, como si estuvieran en el teatro. “La gente que escuchaba, no solo que vivía, sino que creaba en su imaginación su propia radionovela. Los verdaderos talentos salían en el estudio de grabación”.

A lo largo de su vida obtuvo varias condecoraciones, entre ellas de la Presidencia de la República, Congreso Nacional, Municipio de Quito, de las radios HCJB y Quito.

Canal 6

Erika fue la reina del Colegio 24 de Mayo. Por su apariencia, profesionalismo y capacidad fue tomada en cuenta en Canal 6, que era de propiedad del Capitán Dávila. Este medio se caracterizaba por hacer programas en vivo, una de las publicidades era de Cocinas Ecasa.

Fue el primer rostro de la televisión, destaca su hijo. “Nos contaba permanentemente sus anécdotas para llegar de manera peregrina al Itchimbía, donde estaba el set del canal. Ahí se enamoró más del periodismo. Siempre busco la verdad, la justicia, la equidad, hacer de este mundo más justo, siempre busco cambiarlo desde una perspectiva de izquierda”.

En la televisión incursionó en la moda, fue icono de cómo vestir y sus tendencias en Quito. Causaron furor sus pelucas, que le atribuyeron apodos como el de «Marilyn», señala su hijo Axel, en una publicación en redes sociales.

 El Viaje Heroico

En 1972, cuando Álvaro Pérez Intriago, era prefecto de Pichincha, la Oficina de Relaciones Públicas del Consejo Provincial realizó una producción sobre el Sesquicentenario 1822-1972 de la Batalla de Pichincha, para “lograr una mayor difusión de uno de los acontecimientos más significativos dentro del calendario de las fechas históricas del país”.

El libreto del Viaje Heroico lo hizo Jorge Rivadeneira Araujo, los actores y actriz participantes eran: Fernando Fegan, René Torres, Erika Von Lippke, Jaime Porras y Jorge Aníbal Salcedo. En el sonido José Almeida y la coordinación general estuvo a cargo de Enrique Proaño.  En este radiotetro Erika Von Lippke hizo la voz de muchas mujeres de la época: la esposa de Aimerich, de costeña, de madre…

El LP fue de la Fábrica de Discos S.A. (Fadisa) y tuvo el auspicio de “Venga a donde está, venga al sabor de… Marlboro, La Internacional-Sociedad Anónima Textil; y Cuando vaya a la oficina pase por Martinizing, lo mejor en lavado en seco…

La Opera de los tres centavos

En 1984 llegó al Ecuador el productor español, Ramón Pareja, quien dirigió la Ópera de los tres centavos”, del autor alemán Bertolt Brecht. Hicieron una temporada en el Teatro Nacional Sucre, donde los llenos eran rotundos. En esa obra trabajó con Juan Carlos Terán, Jaime Bonelli, José Morán, Iván Morales, Bolívar Flores.

José Morán, actor de larga trayectoria en radio, televisión, cine y teatro, destaca que en esa etapa pudo conocer el talento de Erika. “Para mí fue una gran satisfacción trabajar con tremenda actriz, con una voz imponente”. Cuenta que con ella grabaron obras de radioteatro en Radio Nacional, bajo la dirección de Álvaro San Félix, quien además era escritor, guionista y dramaturgo.  En ese medio estaban también René Torres, Lourdes Mendoza, Marco Muñoz, Víctor Hugo Gallegos, Antonio Ordóñez…

José Moran señala que él era muy joven, pero tuvo la dicha de trabajar con gente de generaciones anteriores, que tenían mucha experiencia.

La siesta

Hermann cuenta que su madre era multitareas. En la mañana estaba en una radio, en la tarde en otra, en la noche presentándose con alguna obra de teatro. “Se alcanzaba para todo”, pero lo que era infaltable para ella era la hora de siesta de 14:00 a 15:00. “Era sagrada su siesta”. En ese horario cuando alguien llamaba a la casa, su mamá no estaba, pero la gente que le conocía sabía que estaba en plena siesta.

Erika y José

Erika estudiaba en el colegio 24 de Mayo y José Yépez, en el Mejía.  Le vio y dijo “tengo que conocerla y algún día será mi novia”. Pasaron los años y José sacó una beca para estudiar a Colombia. Regresó a Ecuador, la conquistó, después se casaron y viajaron al país del norte, donde nació su primera hija Heida, estuvieron cuatro años.

Al llegar al Ecuador a José le salió un trabajo en el INERHI y se quedaron definitivamente en Quito. Luego llegaron al hogar Yépez Von Lippke, Hermann y Axel. De sus tres hijos ninguno siguió la comunicación. Cada uno tiene mundos diferentes, su primera hija estudio derecho, Hermann se dedicó a las ventas y Axel estudió ingeniería civil, igual que su padre.

Antes de que José se enferme, los dos viajaban a su Suiza, a visitarle a su hija mayor. Una vez que Erika enviudó pasaba más tiempo en Europa, donde permanecía de cuatro a cinco meses, evitaba estar en el invierno porque tenía problemas pulmonares. Meses antes de fallecer decía: “la vida no me debe nada, he vivido y he hecho todo lo que he querido, amé al hombre que quise, farreamos cuanto pudimos, viaje a donde pude y tengo unos hijos que me aman. No le debo nada a la vida”. Su hijo destaca que el último año fue de preparación, porque Erika se despidió de todos. “A mi mamá le gustaban las reuniones y en ese último año hizo muchas, donde decía esta puede ser la última… El fallecimiento de mi padre le caló demasiado”.

Erika durante cinco años le cuidó a su esposo, que tenía fibrosis quística. Sin embargo, sus hijos señalan que los años más duros de su vida fueron cuando su esposó falleció. Decía que se sentía sola.  “Ahora ella descansa. Está junto a nuestro padre. Ambos están nuevamente juntos, capaz serán anfitriones de nuevas cenas y reuniones, pero en esta ocasión no pudieron llevar las guitarras y sus cancioneros”. Erika falleció a los 72 años.

 

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Iliana Cervantes Lima

Voces de la Radio

 

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