Darío Miranda Sandretti, la voz de los deportes
Foto: Izquierda, Darío Miranda Sandretti, en 1975, en su graduación en la Universidad Central del Ecuador. Derecha superior, con Carlos Efraín Machado, Patricio Jarrín Hidalgo, Jaime Naranjo Rodríguez, atrás Blasco Moscoso Cuesta. Derecha inferior, en 1975 con el general Guillermo Rodríguez Lara, atrás de Darío está Oswaldo Salazar Jaramillo, presidente de Concentración Deportiva de Pichincha (CDP), quien además fue catedrático de la Escuela de Periodismo de Universidad Central del Ecuador.
Darío Miranda Sandretti ha permanecido en el país más de 55 años, ha sido parte de varios medios de comunicación. Laboró en radio, prensa, televisión y relaciones públicas. Asegura que en 1968 llegó al Ecuador buscando sus raíces, porque su abuelita materna, Zoila Gordillo, era de Mulaló, provincia del Cotopaxi, quien se casó con el ingeniero italiano, Lorenzo Sandretti, que llegó a la Mitad del Mundo para construir la vía del ferrocarril. La pareja de esposos, luego de varios años, por cuestiones laborales se trasladó a Chile.
El periodista deportivo nació en Santiago de Chile el 13 de octubre de 1949, laboró en las radios Tarqui, Nueva Emisora Central, Quito, Gran Colombia, El Sol, Democracia AM, Visión, así como los diarios El Comercio, Ultimas Noticias, Hoy, Expreso, La Hora de Quito y El Avance de Ambato. Fue parte de Canal 6 y Gamavisión, a este último lo invitó su amigo Christian Ricaurte, quien era ejecutivo de ese medio.
El haber trajinado por varios medios hizo que conozca los términos técnicos de varias disciplinas como el fútbol, automovilismo, tenis, deportes ecuestres, motociclismo, racquetbol, ajedrez, ciclismo, artes marciales, fisicoculturismo, billar, paintball, etc.
Su inclinación por el periodismo deportivo se inició en su país. Su primer acercamiento a la radio se hizo realidad cuando su primo Carlos Efraín Machado fue a Chile. Llegó a relatar la Copa Libertadores de América entre Nacional y Emelec de Ecuador que se enfrentaban con Universidad Católica y la Universidad de Chile, era marzo de 1968. Lo acompañaban los periodistas deportivos: Jaime Naranjo Rodríguez y Jaime Vega Salas. Se hospedaron en el Hotel Carlos V en el centro de Santiago.
Los jóvenes parientes se hicieron buenos amigos, era la primera vez que hablaba en el micrófono y saludaba a la familia ecuatoriana por Radio Tarqui, la T Grande de Quito. Carlos Efraín se quedó más tiempo de lo previsto en el país de la Estrella Solitaria y se hospedó por dos semanas en la casa de sus familiares chilenos. Antes de retornar a Quito le preguntó ¿Quieres ir al Ecuador? Darío le contestó, “claro, pues Carlitos”.
El programa deportivo de Carlos Efraín Machado tenía la publicidad de Ecuatoriana de Aviación, que ingresaba fuerte en el mercado internacional. En junio de 1968 su primo le envió un pasaje para que viaje a “La Carita de Dios”, en los primeros vuelos que realizaba la línea de bandera. Le repitió “venga para que conozca su familia”. Así lo hizo, era agosto del mismo año. No terminó ni el colegio, porque allá las clases concluyen en diciembre. En la capital ecuatoriana lo recibió la esposa de Carlos Efraín Machado, Juanita Contreras, y su tía Olga Sandretti.
Ahí conoció al profesor Gustavo Herdoiza León y su esposa Olga Leiva, dos personajes que lo apoyaron en su trabajo. Era la época cuando no era fácil enviar la información a la cabina de radio, porque “tocaba cargar los equipos, los rollos de cable, hacer borde de campo, entrevistas en los vestuarios y los fines de semana el famoso Radio Pronóstico”. En la T Grande de Quito, Darío también condujo un programa infantil.
En 1969 ya estaba totalmente involucrado en la radio y le fue entrando el bichito del periodismo. Carlos Efraín conocía las habilidades de Darío como futbolista, porque en su país estuvo a punto de jugar en un equipo de primera, por ello le consiguió un equipo profesional para entrenar. Era fanático de este deporte, entrenó en el Aucas, que era dirigido por Juan Ruales; y la Universidad Católica, donde dejó grandes amigos como: Pepe Suárez, Fausto Carrera, Coco Mantilla, Frisco Cajape, Publio Luque y muchos más.
Darío tuvo que regresar a Chile para terminar el bachillerato, así lo hizo, pero en marzo de 1971 ya estaba de retorno en Quito para estudiar Odontología, pero en la Universidad Central del Ecuador habían implantado el preuniversitario y se pasaron las inscripciones. Con un familiar salían, luego de conversar con Tiberio Jurado, quien en esos años era director de servicio social de la institución superior.
En el mismo bloque, pero en la muralla de al frente estaba comunicación social, de pronto ve salir un montón de chicas “guapísimas”. Preguntó y ahí qué es, le contestaron que Periodismo. “Fue medio de rebote que ingresé a estudiar el periodismo y dije allá voy”. Ingresó en 1971 y se graduó en 1975.
Fue una época muy productiva profesionalmente porque locutaba en la radio, escribía en los periódicos y salía en televisión. Carlos Efraín Machado, tenía espacio en canal 6, que estaba ubicado en el Itchimbia en el centro oriente de la capital. Posteriormente se vinculó al vespertino quiteño Ultimas Noticias y a Radio Quito. En esa temporada hubo una posibilidad en El Comercio y Alfonso Laso Bermeo, que era un referente del periodismo deportivo, pasó a ser jefe de deportes, le llevó, pero apareció uno de los dueños del Diario Independiente fundado en 1906. Preguntó “y el señor quién es…” Darío Miranda, le contestó Pancho Moreno. ¿Usted le va a pagar el sueldo?, le interrogó uno de los señores Mantilla, propietarios del matutino quiteño. El locutor deportivo no había oficializado su presencia ahí.
Eso le afectó mucho y se fue a Chile recién se había graduado en la Universidad Central del Ecuador. En su país a los tres días que llegó, ya estaba trabajando en La Tercera, un periódico muy conocido de la localidad, lo hizo por tres meses, porque Carlos Efraín Machado viajó a Santiago a transmitir la final de la Copa Libertadores de América entre River Plate y Cruzeiro.
Al finalizar la visita, cuando lo estaba despidiendo en el aeropuerto, el propietario de la Nueva Emisora Central le entregó un sobre. “Esto te envía Alfonso Laso”, era el pasaje para que vuelva al Ecuador. Ahí, quien sería posteriormente el propietario de la Nueva Emisora Central le insiste, “regresa tú eres más ecuatoriano que chileno, allá te queremos, todos te conocen y son tus amigos”.
No estuvo ni tres meses en Chile, porque eran años difíciles en su país, Darío se sentía desubicado, porque llegó se vivía el golpe de estado en su país. Los amigos de su barrio no habían, de los 50 solo quedaba uno los otros se habían ido, habían fallecido, salieron del país o se fueron a otra ciudad. “Esa puerta que me abrió don Alfonso fue maravillosa, porque volví a radio Quito y El Comercio. Eso me ha permitido ser un ecuatoriano más en una carrera a la que quiero mucho”.
En Quito contó con el apoyo de su primo, Carlos Efraín Machado y el relator deportivo, Alfonso Laso Bermeo, quien en una ocasión le indicó: “uno es de donde se hace, no de dónde nace”. Además, compartió micrófono con Jaime Naranjo Rodríguez, Gustavo Vega Salas, Carlos Rodríguez Coll, Blasco Moscoso Cuesta, Edison Vargas Acosta, Patricio Jarrín, Eduardo Flor Andrade, Luis Castro Espinosa, entre otros.
La parte gremial también es importante para Darío, ingresó a la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha (APDP) cuando Carlos Efraín Machado la presidía. Recuerda que la sede de la APDP estuvo en una casa de dos pisos cerca de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador; luego pasó al Pasaje Amador, en el centro de Quito; y posteriormente al Pasaje California donde lo bautizaron “junto a Lucho “baby” Paredes y Salvador Landeta Rivera”.
Fue parte del equipo de indorfútbol “Mi Pluma Lo Mató”. Ahí estaban “Patricio “Manga” Jarrín en el arco, Enrique Recalde y Carlos Sandoval, como marcadores. También estaban Gonzalo Melo, Gonzalo Rodríguez y Guillermo Corral, un hábil creador de jugadas en el medio; Luis Castro, un artillero muy efectivo; Fausto Zambrano, un regateador de primera, buen conductor del balón, y hacía goles. “Fabián Gallardo, le ponía muchas ganas”, indica.
Carlos Efraín Machado y Alfonso Laso Bermeo fueron parte fundamental se su vida. “Son mis dos papitos aquí en el Ecuador”. El periodismo le ha dado muchas satisfacciones y tiene muchos amigos. “No he ganado plata, pero he hecho las cosas bien”. No me arrepiento de haber seguido esta profesión”. A Chile fue como periodista ecuatoriano, junto a Carlos rodríguez Coll. Ha recorrido América Latina gracias al deporte no solo por el fútbol, sino por otras disciplinas como el deporte ecuestre y el tenis, por ello cuenta con la amistad de Alfonso Darquea, el Chino Sosa, Andrés Gómez, Raúl Viver, Nicolás y Giovanny Lapenti, Alex Kratosville, Luis Loco Larrea, entre otros.
Cuando recibió el anillo institucional de la APDP por los 50 años. Había sacado las cuentas en la calculadora del celular. Cuando le llamó pepe Granizo, insistió. “Si me permite señor Presidente este premio, este galardón no es para mí, es para mi esposa y para todas ustedes señoras, porque 1825 fines de semana no he pasado en mi casa, porque nosotros trabajamos en momentos que la gente tiene libre, nosotros trabajamos y no podemos estar en los programas de integración familiar”.
El odontólogo y periodista deportivo, Jaime Naranjo Rodríguez, dijo alguna vez: “la mujer del periodista deportivo es una viuda en vida y los hijos son huérfanos, porque el periodista deportivo trabaja especialmente los fines de semana y los días festivos, mientras los demás descansan o van a los espectáculos… Bueno, los hinchas también se parecen a los periodistas, aunque en menor grado, ¿verdad?”.
“Mis hijas se criaron en el Estadio Olímpico Atahualpa, eran amigas de las niñas que vendían las colas”. Ahora que está jubilado, su esposa, Marcela Loayza, asegura que por fin están almorzando juntos después de 50 años.
Los recuerdos y el agradecimiento regresan a su mente. Cuando llegó al Ecuador, al poco tiempo, conoció a Juan Reyes Daza, quien hacía la revista Aucas, tenía una imprenta “El Quiteño Libre”. Ahí le metió “el bichito” de la revista. Empezó a escribir en este medio de comunicación y crear otras revistas. En la universidad quizá fue el único del curso que pudo hacer un trabajo académico, cuando el profesor José Félix Silva les pidió crear, redactar, diseñar y financiar un periódico del barrio. Amigos de Cotocollao, donde vivió le ayudaron con la publicidad, pero Juanito no le cobró la impresión del periódico. Siempre ha editado revistas de tenis y equitación. Ahora dirige una revista especializada en varios deportes, “Mas Deporte”. Siempre le ha gustado tener su propio medio.
Darío siempre está presto a dar un consejo oportuno a las nuevas generaciones. “Al que no he podido reformar es a Lucho Baldeón, porque yo lo le impulsé que ingresé al periodismo. “Yo los llevé, a él y a otros jóvenes, en mi carro, para que se matriculen, cuando había la pugna entre los profesionales y empíricos. Nunca le negué nada a nadie. Seguimos en la lucha hasta que Dios diga hasta aquí nomás”, reitera.
Está casado con Marcela Loayza, tiene dos hijas, Cristina y Marcela y cinco nietos que son su adoración. Todos ecuatorianos. Darío Miranda Sandretti sigue haciendo periodismo deportivo, es un ecuatoriano más que continúa escribiendo, ya que asegura que gracias a esta profesión ha realizado y cumplido sus sueños.
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Iliana Cervantes Lima
Voces de la Radio
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