Foto: Izquierda, Marcos Espinoza Barzola en 1947 cuando tenía 19 años. Derecha superior, con su hijo, Marcos Espinoza Cevallos; su esposa, Betty Cevallos Molina; la cantante quiteña, Carlota Jaramillo; y Argentina Feraud de León, hija mayor de José Domingo era una de las propietarias del almacén. Derecha inferior, en 1969, con el alcalde de Quito, Jaime del Castillo, en la entrega del disco “Viva Quito”.
Su etapa laboral la inició en Comercio y Mandato, hoy Comandato, posteriormente por cerca de 50 años fue gerente en Quito, de los Almacenes de Música J.D. Feraud Guzmán, que fue creado por don José Domingo Feraud Guzmán. Fue amigo de los cantantes, autores y compositores, más conocidos del Ecuador como Julio y Pepe Jaramillo, Roberto Calero, Las Hermanas Mendoza Suasti, Mendoza Sangurima, Fresia Saavedra, Nicasio Safadi, entre otros.
En 1963, Marcos Espinoza Barzola gracias a su cuñado, Fausto Feraud Aroca, fue parte de “Allá dónde usted sabe”, y se trasladó a Quito a gerenciar los almacenes de música J.D. Feraud Guzmán, indica su hijo Marcos Espinoza Cevallos. El almacén estaba en una casa antigua que luego fue de propiedad de la empresa, en la calle Guayaquil, junto al pasaje Tobar, ahora hay distribuidora de cobijas. Luego se trasladaron a la avenida 10 de agosto, frente al Ejido, junto a la casa patrimonial del cantante Fausto Gortaire, que ahora es de propiedad de Amador Jiménez, quien tiene un almacén de instrumentos musicales.
Los locutores quiteños fueron parte de su vida profesional, porque con ellos compartía ruedas de prensa, conversaciones sobre la música y el futuro de los LPs, los casetes y los CDs. Entabló una gran amistad con Guillermo Jácome Jiménez, Marcelo Hernández Llerena, César Augusto Tayupanta, los hermanos Vargas Acosta: Edison, Marco y Walvin, así como el técnico José Luis Bolaños y Alan Flores Valenzuela, quien laboró en la disquera más de 22 años.
Marcos Espinoza Barzola, con J.D. Feraud Guzmán, hicieron tres volúmenes de Viva Quito en homenaje a la Carita de Dios. Se usó ese nombre porque era el grito de alegría de los capitalinos, en su día de fundación. Fue una serie de canciones alegres alusivas a la ciudad, donde había cachullapis, tonadas, ritmos ecuatorianos alegres. Estos discos aparte de ser vendidos se entregaban a las principales autoridades de la ciudad, como el alcalde de ese entonces Jaime del Castillo.
El empresario guayaquileño no aceptaba el regionalismo, siempre trataba de unir a los ecuatorianos, por ello traía para las fiestas de Quito a cantantes costeños, como: Los Hermanos Montecel, Fresia Saavedra y Roberto Calero, conocido como el Payador de Vinces. Se reunían en la casa de la familia Espinoza Cevallos y degustaban la sazón de su esposa Betty Cevallos Molina. “Eran unas noches de tertulias bellísimas”, indica su hijo Marco.
A inicios de la década de los 70 del siglo anterior sonaban los temas del fallecido cantante y académico, Marco Vinicio Escalante, quién fue profesor de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador, con su tema “decir te quiero”; así como de los integrantes de la orquesta Blacio Jr de Guayaquil, con el vocalista lojano, Paul Sol, quien logró con su canción “noche de verano”.
En esa época eran comunes las ruedas de prensa, de los cantantes internacionales que llegaban al Ecuador como Franco de Vita, Daiquirí, Carlos Portela, Sandro… Eran momentos cuando se vivía un ambiente de camaradería entre los locutores de las radios y las disqueras.
Para Marcos Espinoza Barzola la radio también fue su pasión. Condujo el programa Ecuador, Música, Poesía y Canción en las radios Q y JR FM, esta última del radiodifusor carchense, José María Rodríguez Santander. Con la empresaria radial y musical, Mari Lou Parra, fueron los iniciadores de los éxitos musicales del Grupo Tradición. Los temas Chulla Quiteño, Romántico Quito mío, Guayaquil de mis amores, Chola Cuencana, Alma Lojana, Manabí y Vasija de Barro se convirtieron en verdaderos éxitos a escala nacional.
Su hijo Marcos Espinoza Cevallos fue el creador de la frase “Allá dónde usted sabe” y Mario Wierdak Feraud, hijo de Ana Feraud Aroca, la mayor de las hijas de José Domingo, que fue vicepresidente de publicidad de Gillette en México, hizo el logo y la imagen de la empresa.
El empresario e historiador musical que nació el 21 de octubre de 1928 y falleció el 28 de marzo 2014, fue amigo de Giorgio Azín Della Volpe, el iniciador de los programas concurso del Ecuador.
Su hijo, Marcos Espinosa Cevallos, y Alan Flores Valenzuela aseguran que el gerente de J.D. Feraud Guzmán tenía un conocimiento profundo sobre la música ecuatoriana, que lo convertían en una verdadera enciclopedia, porque conocía datos interesantes de la música nacional. No necesitaba libreto, todo lo tenía en su memoria, por ello lo invitaban constantemente a la Alianza Francesa, a la Casa de Benalcázar en el centro de Quito y a varias universidades donde dictaba conferencias sobre música ecuatoriana.
El 20 de marzo de 1977 se realizó un evento para celebrar los 60 años de J.D. Feraud Guzmán, donde los 17 mejores artistas entre ellos: Gonzalo Benítez, Guillermo Rodríguez, Huberto Santacruz, Julio Jaramillo, Hermanos Montecel, Miño Naranjo, Villamar, Mendoza Suasti, Carlos Bonilla, entre otros participaron. El animador del evento fue Lenin de Janón y fue transmitida al mundo por las ondas de HCJB. El acompañamiento musical lo hicieron Naldo Campos, Segundo Guaña, Carlos regalado, entre otros. El discurso principal lo dio Marcos Espinoza Barzola.
Recuerda que su papá era muy meticuloso al escuchar la música nacional, en una ocasión que viajaban de Quito a Guayaquil, oían Consuelo eterno, interpretado por el señor del Pasillo, Pepe Jaramillo. El autor y compositor, Carlos Solís Morán, tenía unos 70 años y se enamoró de una adolescente de 17. A Marcos Espinoza Cevallos le gustó el sonido de los violines, pero su papá quería ir más allá, la letra. Le repitió la canción de pronto sale el nombre Consuelo del Rocío, ese era el nombre de la chica a la que amaba, esta canción es un homenaje al amor, repite.
En Guayaquil se grabó el LP, el Toro Barroso, cuya música es del fotógrafo otavaleño, Hugo Cifuentes, y la letra del intérprete quiteño, nacido en el barrio La Tola, Luis Alberto Valencia. Marcos hijo indica que en ese momento no había un diseño bonito, por ello le llamaron a un tío de la cajera de J.D. Mónica Vallejo Cepeda, Raúl Cepeda, que era retratista e hizo la carátula.
A Marcos Espinoza Barzola se lo conoce como un luchador y defensor de la música ecuatoriana, porque desde joven, en Guayaquil, en la casa de sus padres: Ángel Espinoza Arcos y Hermelinda Barzola Romero, había las conocidas humoradas, donde siempre estaban presentes personalidades de la música como Enrique Ibáñez Mora, Nicasio Safadi y las Hermanas Mendoza Sangurima.
El gerente de J.D. Feraud Guzmán hacía las mismas reuniones en Quito, con Máximo León, el Tigre de Salitre; Héctor Jaramillo, Roberto Calero, Pepe Jaramillo, luego de una comida, preparada por su esposa, Betty Cevallos Molina. Estos talentos de la música ecuatoriana empezaron a cantar, llegó el turno de Máximo quien cantó vals, bolero, pasillo, todo secuencial, pero la letra venía concatenada. Marcos Espinoza Cevallos, hijo del gerente de J.D Feraud Guzman, se arrepiente de no haber grabado esta reunión, porque hoy hubiera sido una reliquia muy valorada. Cuando le tocó el turno a Pepe Jaramillo, el señor del Pasillo le dijo con una sonrisa al Tigre de Salitre “ya cantaste todo el repertorio, yo ya no tengo que cantar”.
Le fascinaba escuchar que los temas ecuatorianos sean interpretados por cantantes de otros países. Le gustaba guardar los tesoros de la música como el Antonio Aguilar cantando vasija de barro o Juan Arvizu, tenor de México, interpretando sombras. Su hijo guarda y conserva el legado de su padre. “Mi papá se inflaba de orgullo, cuando escuchaba a un intérprete extranjero cantando la música ecuatoriana”, repite Marcos.
Lastimosamente La piratería llegó y mató a la industria discográfica en el Ecuador, era la época de reinventarse, pero los principales de la empresa no lo hicieron. “Para ello hay que prepararse”, asegura Marcos Espinoza Cevallos, quien luego de ser el compañero de su padre en la distribuidora de discos, laboró en el Departamento de Logística de la Pasteurizadora Quito.
Marcos Espinoza Barzola hizo historia en “La Carita de Dios”, por ello está en el corazón de la gente de capital, que vio en este guayaquileño, a un quiteño de corazón que unió con la música nacional a todo el Ecuador.
Iliana Cervantes Lima
Voces de la Radio