Foto: Izquierda, Jorge Carrera Viteri en 1970. Derecha superior, en 1944 en las radios XEW y RPM de México. Derecha inferior, en 1964, en el Hotel Quito con Mario Moreno “Cantinflas”, a quien conoció cuando estuvo en el DF, donde permanceció dos años.
Fue una de las voces más recordadas del Ecuador. Nació en Ambato, el 6 de diciembre de 1915 y vivió la mayor parte de su vida en Quito, donde estudió en el Colegio Nacional Mejía. Su afición por la música hizo que con su amigo Gabriel Vergara Jiménez, inauguren Radio Quito, la Voz de la Capital, en 1940, de propiedad de la familia Mantilla, del Grupo El Comercio. En esa emisora fue la voz del noticiero de las mañanas, por más de 40 años.
Jorge Carrera Viteri fue presentador y animador, siempre apoyaba a los intérpretes nacionales como Carlota Jaramillo, el dúo Benítez Valencia, Huberto Santacruz, Carlos Bonilla, Luis Aníbal Granja, Los Barrieros, entre otros. A mediados de la década de los 40, del siglo anterior, viajó a México donde permaneció dos años. Se incorporó a las radios XEQ y XEW, esta última era considerada como la más poderosa emisora de frecuencia AM en Norteamérica.
Durante su estancia en el país azteca se especializó en la narración taurina, con el apoyo de quienes eran considerados los mejores de la época en México: Paco Malgesto y José Alameda. Allí tuvo la oportunidad de narrar la actuación de Manolete en su visita a México.
Su trabajo en la radio mexicana también le permitió conocer y hacer amistad con los más famosos artistas de la música y el cine de aquel momento, como: Mario Moreno “Cantinflas”, María Félix, Agustín Lara y muchos otros.
En 1952 volvió a Ecuador, su idea era retornar a Norteamérica con sus padres: Luis y Dolores, pero se enamoró de una joven muy agraciada de su ciudad, Enma Paredes. Se casó y se trasladó con su esposa a la ciudad de las Frutas y las Flores, donde estuvo dos años como director de Radio Municipal.
Luego, los propietarios de Radio Quito le piden que retorne a la Voz de la Capital, así lo hizo. En la Carita de Dios permanecería el resto de su vida, aparte de Radio Quito, trabajó en Emisoras Gran Colombia, Nacional Espejo, HCJB, Democracia y Nacional del Ecuador. En esta última fue presentador y coordinador del programa “Canta el Ecuador”, que recorrió casi todo el país, con presentaciones de artistas nacionales y locales.
Le gustaba el tango e imitaba a Carlos Gardel, por eso le pusieron como sobrenombre “El Gardelillo de Ambato”. Sus grandes amigos fueron los locutores Guillermo Jácome Jiménez y Patricio Toro Campaña, los técnicos: Fausto Mejía, Pepe Borja Bedoya y Jaime Moya Herrera. El propietario de Emisoras Gran Colombia, Eduardo Cevallos Castañeda; el locutor, actor y director de radioteatro, Gustavo Cevallos Velásquez; los periodistas taurinos: Gonzalo Ruiz Álvarez y Pepe Luis Castillo, el propietario de Radio Tarqui, Gustavo Herdoíza León, entre otros. Muchas veces hizo los comerciales para la dupla de oro formada por Blasco Moscoso Cuesta y Alfonso Laso Bermeo, en el estadio El Arbolito.
Le gustaba, luego de sus tareas en Radio Quito y Nacional del Estado, ir a la cafetería El Madrilón, que estaba ubicada en la calle Chile, entre Benalcázar y García Moreno, frente a la entrada de lo que en esa época fue el Ministerio de Obras Públicas, en el portal de la Concepción. Ahí se reunía con sus amigos, que no necesariamente eran parte del mundo de la radio.
Jorge Carrera Viteri acompañó por todo el territorio ecuatoriano a los distintos mandatarios del país, desde la Junta Militar de 1963, hasta el inicio de la administración de Jaime Roldós Aguilera. Muchas historias, anécdotas y vivencias llenaron la vida profesional de quien ha sido considerado como un referente de la actividad radial del país, indica su hijo Jorge Carrera Paredes.
Era bueno para un chiste, su esposa Enma Paredes contaba que, en las reuniones de la Unión Nacional de Periodistas (UNP), cuando ya miraba un tumulto de periodistas riéndose a carcajadas, siempre decía: “El Jorge ya está en la mitad haciendo las de payaso, con los chistes y las bromas”.
Se ganó el cariño de los oyentes. Cuando caminaba por las calles del Centro Histórico la gente lo saludaba y él les contestaba. A muchos de ellos ni siquiera los conocía. Su hijo le preguntaba y ¿quién es el señor? “No me acuerdo mijo, pero para que vea, su papá es más popular que la aspirina o que el trago puro. Todo el mundo le conoce”. Su vida se apagó el 14 de junio de 1995, cuando tenía 79 años.
El básquet y El Trío Los inolvidables
Su afición a la música fue permanente. Jorge Carrera Paredes, su hijo, recuerda que, en una ocasión, con su padre visitaron la Plaza de San Francisco, en el centro de Quito, cuando había, en ese lugar, las recordadas rifas en diciembre. Jorge Carrera Viteri apostó, en una de esas ruletas, y el premio que se ganó fue una guitarra. Ahí percibió que Jorge Carrera Viteri tenía un gusto especial por la música.
Les contaba a sus hijos que, en su juventud, poco después de haber terminado el colegio, él ya tocaba la guitarra, en sus años juveniles se juntó con varios amigos. Con uno de ellos, más adelante, inauguraron Radio Quito, en 1940, era Gabriel Vergara Jiménez, que después fijo su residencia en Guayaquil. “Alguna vez estuvimos en esa ciudad y lo fuimos a visitar. Las primeras notas que yo aprendí de guitarra me las enseñó mi papá”, recuerda con nostalgia su hijo.
Los adolescentes crearon el Trío Los Inolvidables. Era la época de la bohemia capitalina, donde los jóvenes podían salir, entretener a la gente, no solamente por dinero, sino simplemente por el gusto por la música. En esos lugares se inició este acercamiento con el mundo del espectáculo
Radio Quito, la voz de la capital
Jorge Carrera Viteri era amigo de la familia Mantilla, propietarios de Diario El Comercio, pero el acercamiento que tenía con la música y la radio hizo que le llamen para ser parte de la estación.
Contaba que la emisora dio sus primeros pininos en febrero de 1940, empezó lento, pero más adelante cuando ya se formalizó la inauguración el 18 de agosto de 1940, le incluyen en la nómina, tanto a Jorge Carrera Viteri, como a Gabriel Vergara Jiménez, quienes fueron los primeros locutores.
Hay una foto donde se puede observar la inauguración de la estación con los dos locutores y los miembros de la familia Mantilla. Era la época que no había periodistas o comunicadores especializados, sino que hacían de todo, al punto que fue animador de varios programas en la estación. Jorge Carrera Viteri siempre trataba de que el publico esté cerca del artista nacional. También fue narrador deportivo, una vez relató una pelea de box en la antigua Plaza Arenas de Quito, que está cerca del Coliseo Julio César Hidalgo, que era el sitio preferido para hacer las competencias de box.
Cómo anécdota contaba que el público respaldaba al boxeador local, pero el contrario, que no era del país, le ganó por nocaut, el público se quedó callado. Jorge Carrera Viteri estaba transmitiendo, alzó la voz para comentar la victoria del púgil foráneo. De pronto todas las miradas del coliseo estaban en su rostro, como puñales. Los asistentes pensaban que el narrador ambateño estaba a favor del contrincante del luchador nacional. En realidad, solo estaba narrando lo que pasaba en el ring, comenta su hijo.
La navaja para recortar las noticias de diario El Comercio
Durante 40 años estuvo al frente del micrófono de Radio Quito leyendo las noticias. Muchas veces su hijo lo acompañó al estudio. Recuerda que su padre se preparaba para la emisión que iniciaba a las 06:00 y terminaba a las 07:30, de lunes a sábado inicialmente, luego se bajó de lunes a viernes.
Antes de esa hora ya estaba en la cabina de la estación diario El Comercio. El matutino llegaba primero a Radio Quito, porque pertenecía a la misma empresa, además estaba en el mismo edificio, en la calle Chile y Benalcázar. La fuente de información para su espacio era el periódico capitalino.
Jorge Carrera Viteri siempre llevaba una pequeña navajita que lo usaba para “destazar al periódico”, es decir le cortaba a lo largo por la mitad y tenía las hojas sueltas, hacía una primera mirada y revisión de las noticias más importantes, las marcaba con un esfero, las separaba en diferentes segmentos: nacionales, internacionales, políticas, económicas, deportivas…
En el estudio había un asiento delante del escritorio que usaba el locutor ambateño, desde ahí su hijo admiraba esta sistematización del proceso de recortar el periódico, la lectura, el resaltar las noticias más importantes. Eso hacía todas las mañanas.
A lo largo del día volvía a la animación musical y en la noche llegaban los eventos artísticos. En esa época todo era presencial, se realizaban en los teatros y en las salas de eventos, tanto de los medios de comunicación como en otros lugares de la ciudad
La música nacional
“Los que vivimos en Quito, incluidos los chagras, tenemos todos los recuerdos de esas personalidades del canto y de la música, de los instrumentos, del teatro, que eran parte de la vida y cotidianidad de las emisoras de esos años”, indica Jorge Carrera Paredes.
Dice que su padre era presentador de los programas que difundían la música ecuatoriana. Tras bastidores tenían el contacto permanente y la amistad florecía. Cuando su hijo escuchaba las conversaciones observaba que “eran sus panas del alma, porque se conocían súper bien”.
Una de las cosas que más recordaba Jorge, cuando se retiró de la radio, es que conoció a los referentes de la música ecuatoriana, que llegaron a ser artistas consagrados, pero en ese momento estaban lanzando sus carreras: Carlota Jaramillo, el dúo Benítez Valencia, Huberto Santacruz, Carlos Bonilla, Luis Aníbal Granja, Los Barrieros, entre otros.
El sueño mexicano y la tauromaquia
El tema taurino ocupó un lugar muy importante en la vida de Jorge Carrera Viteri, a mediados de la década de los 40 del siglo anterior se trasladó a México. Siempre había querido explorar otros horizontes. En 1942 lo que llegaba, no solo a Ecuador sino a toda Latinoamérica, eran las películas de la época de oro del cine mexicano, al igual que la música de ese país. “A mi papá se le metió el gusanito de irse, era hijo único y les dejó a sus padres en Ecuador y fue en busca del sueño mexicano”.
Llegando, llegando, consiguió ser parte de las dos mayores emisoras de Norteamérica: XEQ y XEW, esta última era la emisora más potente desde México hasta Canadá. Hasta hoy se las recuerda, porque las estaciones hasta ahora existen, aunque cambiaron de nombre, una de ellas inclusive inaugura la televisión mexicana que es Televisa.
Mario Moreno, “Cantinflas”
Curiosamente en ese país también hizo lo que vivió en Ecuador, es decir, conocer a los artistas más importantes de México. Su hijo Jorge carrera Paredes, destaca que “esto lo pudo comprobar mi mamá cuando muchos años después visitó México”. Aunque había pasado mucho tiempo todavía estaban algunos de esos artistas que estaban en vigencia.
Su trabajo en la radio mexicana también le permitió conocer y hacer amistad con los más famosos artistas de la música y el cine de aquel momento, como: Mario Moreno “Cantinflas”, María Félix, Agustín Lara y muchos otros.
Jorge hijo le preguntaba a su mamá, cuando regresaron del viaje: ¿Mami, de todo lo que el papi nos ha contado, que tan cierto es? Enma Paredes le respondió, “totalmente cierto”. Le comentó algunas cosas que había vivido allá, incluso le conoció al actor Eduardo Manzano, más conocido como Eduardo II, de los Polivoces, que era una de las series más sintonizadas a escala de Latinoamérica.
Hay imágenes donde Jorge Carrera Viteri está con el sello o escarapela de XEW, en otra está acompañado de Mario Moreno “Cantinflas”. Cuando el periodista ambateño se involucró en la narración taurina, en algún fin de semana, el cómico mexicano le llevo a una tienda en una plaza cerca del DF.
Viendo el interés y afición que tenía por la tauromaquia, le pidió que salga al ruedo y realice unos pases a un novillo, pero lamentablemente, el toro le pegó y Jorge se quedó golpeado. Ese fue el inicio de su entusiasmo con la narración taurina, pero insistió en que nunca más se iba a meter en una plaza, porque una cosa es conocer la parte técnica y narrar, pero otra cosa es estar cerca de un toro.
En esos años también se relacionó con los grandes del cine y el teatro mexicano. Ahí tuvo el apoyo de quienes eran considerados los mejores de la época en México: Paco Malgesto y José Alameda. Los dos eran narradores de XEW. “Mi papá los acompañaba y poco a poco iba aprendiendo de ellos, al punto que años después, las cosas que más recordaba era el haber narrado una corrida de Manolete, que era una gran figura de la tauromaquia a escala mundial. Este torero tenía mucha más simpatía en México que en España”.
Jorge Carrera Viteri comentaba que el haber podido narrar, la visita de Manolete a México fue quizá uno de los mejores recuerdos que tuvo frente a la narración taurina.
Contaba que la feria taurina mexicana era increíble y muy amplia. Había veces que en un mes había narraba 32 corridas de toros, en distintas localidades. Ahí llegaba la gran oportunidad de Jorge, porque mientras Paco y Pepe Alameda estaban en unas plazas, él se presentaba en otras corridas e imponía su estilo de narración.
México fue una gran escuela, por ello repetía que sería bueno que otros relatores taurinos ecuatorianos tuvieran esa oportunidad, “porque ahí realmente se aprendió”. Quizá esa fue una de las cosas que le marcó en su vida profesional para hacer lo que hizo cuando volvió al Ecuador.
De vuelta al Ecuador, Radio Municipal de Ambato y el terremoto
Jorge les comentaba a sus hijos que uno de sus planes era regresar al Ecuador, para llevarlos a sus padres y regresar a México, pero mientras eso se iba mentalizando en esa idea, conoció a Enma Paredes, se enamoró, se casaron y se quedó el resto de su vida en el país.
De vuelta en el Ecuador, retornó a su tierra natal, Ambato. Se trasladó con su esposa. En esta ciudad estuvo dos años como director de Radio Municipal, aparte de otros negocios que tenía como la distribución de automóviles, pero siempre enfocado principalmente en la radio.
En 1949 se produjo el terremoto de Ambato y fue la debacle financiera para muchas familias, incluida la de Jorge Carrera Viteri. Los esposos deciden regresar a Quito, con sus dos hijos: Jorge y Myriam Cecilia Guadalupe Carrera Paredes, a quien le llamaban Lupe porque Don Jorge era muy devoto de la Virgen de Guadalupe. Se vinculó nuevamente con “La Voz de la Capital”, donde siguió hasta su retiro, en 1980. Varios medios de comunicación le hicieron un homenaje con la publicación de artículos en la prensa sobre la trayectoria del comunicador.
“Canta el Ecuador” en Radio Nacional del Estado
Entre las estaciones que prestó su voz, estuvieron: Gran Colombia, Nacional Espejo y HCJB. En los últimos años de su vida activa en Democracia y Radio Nacional del Estado. En la estación pública ingresó en 1963, cuando gobernaba la Junta Militar, liderada por el contralmirante Ramón Castro Jijón, los generales Marcos Gándara y Luis Cabrera Sevilla, así como el coronel Guillermo Freile Posso.
Esta radio tenía un programa artístico que se llamaba “Canta el Ecuador”. Con los artistas nacionales recorrieron todo el país. Integraban cantantes, músicos, gente de teatro, etc. Jorge Carrera Viteri aseguraba que ese quizá fue el mejor programa de difusión artística que hubo en la radio ecuatoriana.
En esta estación fue el locutor y presentador oficial de los presidentes y dictadores que tuvo el país, desde la Junta militar hasta el comienzo de la administración del abogado Jaime Roldós Aguilera.
“Muchas veces los presidentes decidían un viaje de la mañana a la tarde. Mi papá salía de la radio, de pronto sentíamos que llegaba apurado a la casa. Decía me estoy yendo este momento a tal ciudad, con el técnico Fausto Mejía Carbo, porque el Presidente está viajando para allá y debemos estar presentes para armar los equipos, el sistema e iniciar la transmisión”.
Los viajes y el avión Militar que volaba desde Cuenca
Estos viajes le permitieron conocer todo el Ecuador, donde vivió una cantidad de anécdotas con todos los mandatarios, que tenían diferente forma de ser y con temperamentos diferentes.
En un viaje a Cuenca que acompañó a un presidente, le invitaron a que regrese a la capital en uno de los vueltos del avión militar, como parte de la comitiva. Por algún motivo Jorge Carrera Viteri, se atrasó al vuelo que salió muy temprano y no se embarcó. Ese avión se accidentó.
Su hijo recuerda que a la casa les comenzaron a llamar, porque habían escuchado que el vuelo donde viajaba Jorge Carrera Viteri se había caído y todos los ocupantes habían muerto. Felizmente luego de ello recibieron la llamada telefónica de su papá. Eso fue tranquilidad para ellos, pero el asunto para muchas familias fue complicado.
Gualaceo, la corrida de toros y la funeraria
En Gualaceo, provincia del Azuay había una plaza que fue armada para las corridas de toros. Parece que hubo mucha gente que ocupó los graderíos. Una parte de la plaza colapsó. Hubo muertos y heridos. En Quito, la familia de Jorge Carrera Viteri sabía que el relator estaba transmitiendo la corrida.
De pronto timbró el teléfono de la casa, era una llamada telefónica de una funeraria. Contestó Enma Paredes, a quien le pidieron la dirección exacta de la casa donde vivían para enviar un ramo de flores de condolencia, luego de conocer lo que había pasado en la provincia del Azuay con su esposo.
Enma y sus hijos se quedaron con el susto, no sabían que había pasado, la tristeza les invadía porque no tenían ninguna información. De pronto, una llamada telefónica, igual que como ocurrió con el avión militar, Jorge llamó y les dice “por si acaso si estoy vivo, no me ha pasado nada”.
Radio Musical, la campeona
A Jorge Carrera Viteri le entusiasmaba los sábados por la tarde escuchar Radio Musical, La Campeona, con los 57 de la semana. Eran reuniones familiares, los cuatro de la familia con algunos amigos con quienes jugaban cartas.
“A mi hermana y a mí nos gustaba la música”. Todos en la familia vivieron la música. Doña Enma salía a la calle y no faltaba el día en que regresaba con uno o más discos, porque era una clienta asidua de JD Feraúd Guzmán. Jorge tenía la misma afición.
“El flaco Carrera Viteri salvó a Velasco Ibarra”
En una publicación escrita por Agustín Cuesta Ordóñez, en su espacio “Crónicas de Ayer”, publicada por diario El Comercio el 13 febrero de 1984, titulaba “El flaco Carrera salvó a Velasco Ibarra”. Eso sucedió en 1970, cuando el cinco veces mandatario del Ecuador acudió a las fiestas de cantonización de Milagro. Recibió una invitación del entonces prefecto de la provincia del Guayas, Asaad Bucaram Elmhalin. Francisco Huerta era alcalde de Guayaquil. “Don Buca” lo invitó para que el Jefe de Estado sea parte de las festividades de Milagro.
El programa debía iniciar en el teatro Municipal, pero el líder del CFP no llegaba. El escenario tenía una sola entrada sin puerta de escape. Hasta que llegó tarde. “Los cefepistas traídos de Guayaquil gritaban: Bucaram Presidente”. Eso molestó a Velasco, porque los gritos eran a todo pulmón. Milagro era una ciudad pacífica, pero convulsionada por los partidarios importados del Puerto. El Prefecto en su discurso fustigó al Mandatario y lo acusó de servir a la oligarquía.
Los ánimos se caldeaban. Velasco estaba prácticamente con las pocas personas que lo acompañaban. “El secretario particular del Mandatario, Jaime José Acosta, le dijo algo al oído, quien iracundo le contestó: no señor. Mientras los partidarios de Don Buca seguían encendidos”.
Jorge Carrera Viteri ingresó al evento, la muchedumbre gritaba en contra del Presidente de la República, la cosa se puso complicada.
“Jorge Carrera cogió el micrófono y viendo la actitud de José María, que estaba desesperado por irse, ya que podía haber linchamiento, dijo: señores el Presidente José María Velasco Ibarra lamenta no poder hablar con ustedes por tener que viajar urgentemente a Quito, pero formula votos por la prosperidad de Milagro”.
“Velasco se puso de pie y bajó del escenario. Como por arte de magia la muchedumbre, como en el relato bíblico del Mar Rojo, abrió paso al Presidente y su comitiva que casi corriendo abandonó la sala, se olvidaron en el escenario el sombrero presidencial. Las palabras de Jorge Carrera Viteri paralizaron un rato a la muchedumbre que luego salió a la calle, mientras el automóvil presidencial se perdía en una nube de polvo ¡Digan ustedes, si el flaco Carrera no fue un hombre de historia!”.
Con eso logró que el Mandatario y su comitiva salga por un costado al carro presidencial y escapen. El periodista que escribe esa nota asegura. “No podemos negar que el flaco Jorge Carrera Viteri le salvó a Velasco Ibarra, porque al momento que él dio este anunció, la gente se quedó seca, no se movió, no sabía qué pasaba”.
Los 40 años en la noticia
Cuando Jorge Carrera Viteri se despidió de Radio Quito hubo muchas publicaciones en los periódicos. Homenaje no solo en Radio Quito, en el centro, sino en San Bartolo, al sur, en la planta de diario El Comercio. Ahí se habló sobre la calidad humana y el profesionalismo del locutor ambateño.
Recibió muchos reconocimientos y condecoraciones a lo largo de su vida profesional: de la Unión Nacional de Periodistas, Colegio de Periodistas de Pichincha, de la Peña Taurina Germán Barona de Ambato, cuando dirigía este gremio Iván Holguín y el secretario era Fabián Salvador; de la asociación de la CA El Comercio cuando era presidente Jaime G. Burbano y prosecretario, Marco Rea, era el 15 de noviembre de 1986. Recibió la condecoración al mérito laboral por parte del Ministerio de Trabajo y Recursos Humanos el 4 de mayo de 1989.
La dentadura postiza y el accidente de tránsito viniendo de Ambato
El locutor es descrito por sus hijos como un hombre jovial, un profesional a carta cabal. Cuando estaba en la escuela su papá tuvo el problema de su dentadura. En esa época los conocimientos médicos en este tema eran limitados, por ello la única solución que el odontólogo le dio, fue que se retire toda la dentadura de arriba y de abajo.
El médico le dijo que eso le va a tomar varios días para recuperarse, por el sangrado que tendría. “Mi papá terminó su transmisión de noticias en la mañana de un viernes, en la tarde se fue a que le retiren todos los dientes que le quedaban, al día siguiente el odontólogo le puso la dentadura postiza, que la hicieron a toda velocidad. Y el lunes todavía sangrando las encías, estaba puntual a las 06:00 en radio Quito transmitiendo las noticias”.
En 1985 tuvo un accidente de tránsito. Venían de Ambato con su esposa. Hubo un problema en la carretera Panamericana, en el tramo Latacunga-Machachi. Se volcaron, estuvieron en la clínica en recuperación, esto fue un domingo.
Jorge Carrera Viteri le pidió a su hijo. “Mijo llámele al médico porque mañana tengo que estar en la radio”, pero no hubo cómo por la gravedad de las heridas. Le dieron de alta unas tres semanas después.
Ya estaba autorizado para que se mueva, pero no podía manejar. Su hijo tenía que llevarle todos los días a las 05:30. Vivían desde 1963 en la avenida América, a la altura del Colegio San Gabriel, y debían trasladarse hasta Radio Quito, que estaba en el centro. Durante varios meses uso un cuello ortopédico, pero a las 06:00 estaba transmitiendo las noticias.
La familia y la radio
Nunca hubo una acción negativa, algún sentimiento contrario que digan sus hijos que, por su actividad, los tuvo olvidados. “Una gran cosa que mi papá hizo es, habernos involucrado a todos nosotros en lo que era su actividad”.
Doña Enma siempre estaba atenta, cuando eran las transmisiones en vivo, de cualquier evento que realizaba su esposo, tanto en Radio nacional con los toros, los artistas y las noticias. Siempre con sus hijos lo escuchaban. “Recuerdo que, si no estábamos en la Plaza de toros, estábamos escuchando a través de la radio la transmisión de mi papá”.
Su hijo insiste que toda la familia apoyó al mil por ciento, lo que Jorge Carrera Viteri hacía. Claro que siempre hubo motivos de preocupación por los viajes, que en esa época no siempre se lo hacía en avión.
En una cobertura le tocó viajar hasta Ipiales-Colombia, las carreteras eran empedradas y en mal estado. Otras veces se trasladó en avioneta al oriente. Eran los años en que no se tenía ninguna certeza sobre cuáles serían las condiciones del clima o cómo estaba el aeropuerto, porque en esa zona donde aterrizaban, muchas veces no tenían una pista, sino un campo aplanado que tenía un poco de hierva crecida.
Siempre hubo el apoyo total a su trabajo, a pesar de la preocupación que muchos de sus viajes generaban. Toda la familia es taurina, siempre fueron a la Plaza de Toros. “Mi papá me llevaba de contrabando a sus narraciones en la Plaza Arenas, pasando por debajo de las barandas que ponían para no permitir el ingreso a quien no ha pagado la entrada, pero “el guagua tenía que ir y estar con su papá. Vivimos inmersos, de una u otra manera, en lo que fue la actividad profesional de mi padre. Total apoyo a su trabajo”, indica.
Jorge y su hermana dicen que jamás lo vieron mal genio, ni en los peores momentos. “Ni en épocas de crisis, ni en épocas de accidentes, ni en épocas de problemas, nunca le vimos con amargura o tristeza. Siempre vio la vida de una manera positiva”.
Era fácil para disculpar y perdonar. “En este negocio de la radiodifusión, no faltan los momentos ingratos o acciones negativas, inclusive de los considerados buenos amigos. No faltaba un poco de egoísmo, siempre hay, sin embargo, mi papá disculpaba y perdonaba”.
Como le gustaba ir al café Madrilón, muchas veces hubo alguna desigualdad entre amigos, él se disculpaba. No era raro verlo conversando con la persona que le afectó, en este lugar tomando un tintito y olvidando todo.
Una vez sus hijos le reclamaron por su actitud, porque sucedió una situación no muy grata. Papi usted perdona y disculpa lo que pasó. “Mijo eso ya pasó no podemos hacer nada, olvidado…”, les respondía.
Sus hijos se sienten orgullosos del legado que dejó su padre. “Se nos hincha el pecho de saber la trayectoria de nuestro padre”. Jorge Carrera Paredes, recuerda que su mamá siempre decía que su esposo fue Jorge Carrera Viteri.
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Iliana Cervantes Lima
Voces de la radio