Cristóbal Peñafiel Vaca, el relator que destaca

Foto: Izquierda: Cristóbal Peñafiel Vaca en la actualidad. Derecha superior, publicación de diario El Comercio del 20 de julio de 1984, constan: Cristóbal Peñafiel Vaca, Jaime Naranjo Rodríguez, Víctor Hugo Araujo y Edgar Álvarez Mejía. Derecha inferior: Cristóbal junto a Víctor Hugo Araujo, Rolando Vera, Juan Araujo Estévez.

Es un periodista multifacético. Nació en 1957 en Pilaló, la parroquia más antigua, del cantón Pujilí, en la provincia de Cotopaxi. Ha trabajado en radio, prensa y relaciones públicas. Formó parte de los locutores que narraban las tripletas de los partidos de fútbol en los estadios del país. Siempre se lo relaciona en el ámbito periodístico con la prensa, pero sus inicios en la comunicación se dieron en la radio. Su primera estación fue Cosmopolita, luego Metropolitana, Gran Colombia, Quito, Vigía, Monumental, Visión, Hoy La Radio, El Sol, City, entre otras.

Cristóbal Peñafiel Vaca ha sido locutor musical, voz deportiva y comercial, director de noticias, productor y entrevistador de programas económicos, coordinador de noticias y corresponsal en Quito. El conocido periodista chileno, Darío Miranda Sandretti, cuando le daba el paso decía: Presentamos a un relator que destaca… Con ustedes Cristóbal Peñafiel Vaca…

Fue parte de los periódicos Extra, Expreso, El Comercio, Hoy, La Hora y El Universo, en este último estuvo hasta que se jubiló. Ahí se desempeñó como reportero deportivo, político, judicial, nacional y editor nocturno. Fue jefe de información y relacionador público en Ecuatoriana de Aviación.

 

Asegura que en el periodismo escrito ha trabajado con mucha gente que le ha brindado conocimiento y apoyo como Manuel Pavón del Pozo, Miguel Rivadeneira, Darío Miranda, Jaime Naranjo Rodríguez, Edgar Villarruel Caviedes, Fernando Beltrán Proaño, Edwin “Chaca” Salas, Oswaldo Morocho Ampudia, Hilda Sampedro, Carlos Chamorro, Víctor Juventino Campoverde, Carlos Edmundo Sandoval, Eduardo Loza Cabrera, Eduardo Acevedo, Jacinto Manangón, Salvador Landeta Rivera, Luis Paredes, entre otros.

Reitera que José Hernández, actual director nacional de noticias de Ecuavisa, fue un jefe inolvidable en diario El Comercio “por su trabajo y cambio que le dio al matutino quiteño. “Yo me llevo los mejores recuerdos de todos los medios por los que pasado”. Insiste que esta profesión le ha dado todo en lo personal y profesional. “Si volviera a nacer sería periodista”.

Pilaló, su pueblo…

En 1965, cuando estaba en la Escuela Fiscal José Joaquín de Olmedo, de su parroquia, inició su apego al periodismo y la comunicación. Su casa era de madera y techo de paja. La madera con el tiempo se contrae y quedan las abras o fisuras en cada una de las tablas, para que no entre el viento y el frío había que poner papel periódico. Ahí inició su afición por el periodismo porque, mientras cogía el papel para ponerle en la pared leía las noticias y se ilusionaba.

Recuerda que un titular decía: “América le ganó al Politécnico 3-0”. Su tarea en la casa se demoraba y su mamá, Angela Vaca le insistía “apúrate, apúrate, hijo». A Cristóbal le encantaba leer los titulares de diario El Comercio, que era el periódico que llegaba a Pilaló.

En 1967, por vacaciones de cuarto grado se trasladó desde Pilaló a Quito en el bus Transportes Cotopaxi. Pasó por la Panamericana Sur, justo a la entrada sur, observa que, en el sector de San Bartolo, en la avenida Maldonado había un rótulo grande en el que se podía leer “Diario El Comercio”. Estaba acompañado de su hermana, Dori Peñafiel y le pregunta “aquí han sabido hacer el periódico” y le contesta que sí, porque es la planta. Cristóbal repitió “alguna vez conoceré el diario por dentro”, sin imaginarse que luego de unos años, trabajaría en el matutino quiteño.

“Mis padres no tenían posibilidades económicas, por eso mi hermana me trajo a la capital, para estudiar el colegio. No me dijo tú tienes que trabajar para estudiar, pero era una situación implícita”. Inició laborando en el Taller Mecánico Tupiza, era una enderezadora de autos en San Bartolo, al tiempo que estudiaba en el Colegio Nacional Nocturno República de México, que está situado en Chiriyacu, más conocido como El Camal, al sur de Quito. Tenía clases de 19:00 hasta las 22:30.

Para ser enderezador se necesitaba otras condiciones físicas y Cristóbal solo tenía 13 años. Luego fue a trabajar como ayudante de albañil en las multifamiliares El Rosario, frente al antiguo aeropuerto, ahora parque Bicentenario. Había que madrugar a las 04:00, para llegar a las 07:00 porque los buses iban solo hasta Iñaquito y luego en la tarde regresaba   a su casa, se pegaba una ducha y al colegio.

Su representante fue su hermana, Dori de Rodríguez quien le matriculó en primer curso. Mientras que en segundo y en tercer curso su representante era Galito Madera, un compañero de su curso de 50 años, que trabajaba en el Banco Central. Cuarto, quinto y sexto Cristóbal se representaba solo. Eso implicaba que no podía faltar y no podía ser un mal estudiante.

El periodismo

En tercer curso, el licenciado Polidoro Guamán dictaba la materia de Literatura, pero el profesor no les explicaba mucho, no les enviaba a leer los libros y las pruebas que les tomaba tenían contenido diferente de lo que les dictaba en clase. Para entrar al ciclo diversificado, Cristóbal recibió Orientación Vocacional y decidió seguir periodismo, pero había un problema, en cuatro curso, el licenciado Guamán sería su maestro, eso no le gustó y optó por seguir Físico Matemático-Químico Biólogo, pero antes ya acudió a la Universidad Central para averiguar con qué título de bachiller recibían en Comunicación Social.

Le indicaron que podían ingresar los graduados en Ciencias Sociales, Físico Matemático y los normalistas. “Entonces yo dije no hay problema me voy a Físico Matemático y ya”.

Se graduó en el Colegio República de México y llegó a la Universidad Central. Era el último año que recibían a los alumnos graduados en Físico Matemático en Comunicación Social, el próximo serían solamente los titulados en Ciencias Sociales y los maestros. Llegó con las justas. Entre sus compañeros estuvieron Patricio Guerrón, Anita Maldonado, Fascia Ulloa, Jorge Luis Zaldumbide, Hernán Jouve, María Augusta Calle, Luis Tobar, entre otros. Ingresaron 120 estudiantes al preuniversitario y tenían como coordinadores a Ligia Guerra, excelente profesora; y Edgar Jaramillo, quien fue director de Ciespal, entre otros.

Cuenta que lo que si les sorprendió al ingresar a la universidad fue que, dos años antes que su promoción, estudiaban en la escuela de periodismo figuras como Carlos Vera y Andrés Carrión, que ya hacían televisión, eran “nuestros guías”. En esa etapa se creó el Grupo Imágenes y Sonido, que luego tuvieron un canal de televisión Ortel, que fue una especie de estudio propio, porque los estudiantes. Se hicieron amigos con la finalidad de conocer un poco cómo se hacía televisión.

Jorge Luis Zaldumbide, su compañero, era hijo del destacado periodista de radio y televisión, Jorge Zaldumbide Cáceres, quien fue director del noticiero de canal 8 y productor de las Fuerzas Armadas en muchas ocasiones, “él nos guiaba. Fue una etapa linda de mucho compañerismo”, repite.

La radio Telefunken

Cristóbal recuerda que su hermano mayor, Marcelo Peñafiel que era oficial de la cooperativa Trasandina, que viajaba de Ambato a Guayaquil, por el Día de Las Madres le regaló a doña Ángela un radio Telefunken, tenía una antena en la que se colgaba un alambre y se conectaba en la radio. “No había luz en mi pueblo”. En ese aparato escuchaba Ondas del Pacífico de la ciudad de Guayaquil, Radio Nacional Espejo de Quito, pero también Caracol de Colombia, cambiándole de banda, porque tenía como siete bandas.

“Mi pasión era monitorear las emisoras”. Comenzó a escuchar las radionovelas que después supo que eran de producción nacional. Ingresaba las radios Zaracay, de Santo Domingo, con Holger Velasteguí Domínguez; y Cristal de la ciudad de Guayaquil, con Carlos Armando Romero Rodas.

Cristóbal veía la radio y se preguntaba ¿cómo será que hablan? ¿cómo será que hacen esto? Cuando estaba en tercer curso, le llegó la respuesta a su interrogante. Un día su hermano Gualberto, hincha del Aucas, lo llevó al Estadio Olímpico Atahualpa. Se ubicaron junto a la tribuna, Cristóbal no veía el partido, lo que miraba es que cerca de la cancha estaban algunas personas con micrófonos y cables largos, muy largos… “Yo extendía el cuello para ver. Mi hermano llevó una radio, ahí sintonizaba y veía, para más o menos ver quien hablaba, era Guillermo Padilla, que en paz descanse, desde el borde de la cancha, y Pepe Granizo Cisneros, actual titular de la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha, era el narrador deportivo de radio Tarqui”. Al salir del coloso del Batán, le quedó ese sabor agradable de conocer más, quizá en ese momento ingresó su pasión por lo que quería ser cuando termine el colegio y llegue a la Universidad.

El ingreso a Radio Cosmopolita

Cristóbal no tenía un amigo o pariente que tenga que ver con el periodismo. Era 1977, un sábado, a las 15:00, en el inicio de sexto curso, se le ocurrió pedir una oportunidad en Radio Cosmopolita.  Le recibió Chelita, la secretaria, muy amable. Le comentó que está en el último año de colegio y va a seguir periodismo, por eso quisiera ayudar en la emisora en lo que necesiten. “Yo no les vengo a pedir trabajo para que me paguen nada, pero si les puedo ser útil en algo, me encantaría estar aquí”. La señorita le contestó: “espéreme un ratito, aquí está el dueño”.

“Don Numaaaaa…”. Sale un señor medio bajito, caminaba muy recto. Dígame, le contesta. “Don Numa, sabe que el señor está en sexto curso y quiere colaborar en la radio”. El propietario de la estación Numa Pompilio Castro, le pregunta ¿a usted le gusta la radio? Cristóbal le contestó que sí.

Le llamó a Antonio Salazar, el locutor principal de Cosmopolita, que en ese momento estaba leyendo los partes mortuorios. Eran los años que se enviaban los mensajes musicales se cobraba tres canciones por un sucre. Don Numa le indica “el señor quiere ser locutor, quiere ser periodista, le dejo en sus manos y usted es responsable que al señor me saque locutor”. Ese día se quedó hasta las 19:00. La radio funcionaba en la Av. 24 de Mayo.

El locutor de planta le pidió que coja una silla, se siente y “mire el trabajo que yo hago”. Tenía unos papeles para poner la música que habían solicitado los oyentes. Después de unas dos horas le insiste “en radio también se comienza haciendo esto, porque no puedo salir. La señora secretaria se fue. Yo tengo sed y hambre, por favor puede ir a comprar una cola y un sánduche”.

A lo que salía Cristóbal a comprar, le insiste: “los locutores también fumamos, por ahí un cigarrillito también”. Regresó con el pedido y le entrega al locutor, quien le quiso pagar, pero no aceptó, porque en esa época ya trabajaba y “tenía sus sucrecitos”. “Conseguí una cola con un sánduche bien puesto y le traje una cajetilla de tabacos. Yo comencé en radio comprando tabacos y cola”, comenta con una sonrisa nostálgica. Un buen sánduche en ese tiempo valía un sucre con 50 centavos, una cola 25 centavos y la cajetilla 1 sucre.

El locutor-operador le indicó que lo primero tiene que aprender es a dar la hora. “Ya mismo son las seis de la tarde y tiene que decir son las seis de la tarde en Radio Cosmopolita, como tiene la voz muy finita, tiene que hacer ejercicios para que la engrose, pero eso lo hacemos mañana”. A las 19:00 se despidieron y al otro día se encontraron a las 15:00. En esta estación capitalina estuvo hasta 1978. Era locutor musical y voz deportiva comercial. En la estación estaban Carlos Chamorro, Manolo Villavicencio Cevallos, Pepe Delgado, Mauricio Olivo, Eduardo Martillo, Franco Álvarez, entre otros.

Llegó a su casa y le comentó a su hermana. “Ni sabes lo que pasó, ya estoy en Radio Cosmopolita”. “Yo soy muy agradecido con Numa Pompilio Castro, porque quién te deja entrar a una cabina a una persona que acabas de conocer. Me sorprendí de cómo era la cabina”.

Radio Metropolitana

En Radio Metropolitana lo conocieron por Carlos Chamorro Guerrero, quien después fue su compañero en la Universidad, él era el director de Deportes, del programa Órbita Deportiva, de Radio Cosmopolita, donde ya locutaba y pasaba cuñas comerciales. Un sábado le dice Carlos: “Cristóbal no tenemos quien nos vaya a ayudar como locutor comercial, puede mañana darnos una mano”. Claro, no hay problema, le responde.

Cristóbal le preguntó que cómo ingresa, Carlos le contestó: “verá, en la mañana ingresan las ventas y usted también lo hace y se queda en el estadio”. Bueno le responde, no hay problema mañana nos vemos allá. Cristóbal no se arriesgó tanto y compró un boleto para la tribuna. A las 08:00 en punto ya estaba listo para las transmisiones deportivas. Era 1978.

Ahí le conoció a Víctor Juventino Campoverde, quien era el responsable de publicidad y locutor comercial de Radio Metropolitana. Un día le comentó que necesitaba un locutor para la radio y “si es que le interesa, venga”. Ya en la emisora le preguntó “qué nomás hacía en Radio Cosmopolita”. Le contestó que locución musical, deportiva y comercial.

En Metropolitana, Cristóbal, estaba como locutor. Conducía un programa desde las 22:00 con música del Ruiseñor de América, Julio Jaramillo que les gustaba mucho a los taxistas. “Me sé todas las canciones de JJ, porque eran los temas que más pedían”. Un par de veces se quedó dormido y dejó que se termine el LP con los respectivos baches de una canción a otra. Le llamó Eduardo Loza Cabrera, director de la estación, al teléfono para que se despierte y esté pendiente del programa.

El conocido relator deportivo que hasta antes de la pandemia laboró en Sonorama, Carlos Edmundo Sandoval, fue su compañero; Eduardo Acevedo que ahora es tesorero de la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha (APDP) y Jacinto Manangón, eran los comentaristas, mientras que Cristóbal estaba como comentarista y reportero deportivo.

En una ocasión, en esta estación no hubo quien narré los partidos y Carlos Sandoval Pasquel, le insistió “lánzate” y lo hizo bien, porque los había visto a sus propios compañeros. Un día el propietario de Metropolitana, Eduardo Loza Cabrera, le dijo “Cristóbal usted va a ser mi brazo derecho en las transmisiones”. Con él relató fútbol, boxeo, bolos en el Club de Bolos de la FAE. “El me abrió totalmente el escenario, porque esta emisora transmitía todos los deportes y para mí fue una escuela donde aprendí mucho sobre la narración deportiva”.

Luego se hizo amigo de Salvador Landeta Rivera y Luis Paredes. Trabajó con ellos en la narración deportiva porque necesitaban a alguien que les ayude, se habían separado de Emisora Central. Por ahí inició una cercanía con el periodismo escrito, porque Luis Paredes escribía en revistas.

Emisoras Gran Colombia

En 1979, luego de trabajar con Salvador Landeta y Luis Paredes se conoció con Manuel “Lito” Pavón del Pozo, quien le invitó a que labore en Emisoras Gran Colombia. Con Edgar Villarruel Caviedes transmitían solos y Cristóbal se unió al grupo. Manuel le ayudó mucho en su etapa profesional. Le contaba las anécdotas de las carreras de ciclismo, las coordenadas y que nomás debía hacer. “Quiero que me ayudes con la información y transmisiones barriales”, le indicó.

Eduardo Cevallos Castañeda le escuchó a Cristóbal y le invitó para que se involucre directamente en la radio, porque necesitaban una persona que transmita los partidos amateurs y barriales. Le pagaba 15 sucres por partido completo.

Le agradece a Edgar Villarruel Caviedes, quien siempre le daba una palmada en la espalda y le decía “Cristobalito siga, siga…”. Manuel Pavón del Pozo, no solo fue su compañero, sino su amigo, inclusive le invitó alguna vez a su casa y le mostró los trofeos que había recibido, porque él transmitía a escala internacional. “Ahí me ilusioné más todavía”. Estuvo en la estación de Eduardo Cevallos Castañeda hasta 1980.

Diario Extra y El Comercio

En 1979, mientras estaba en Emisoras Gran Colombia. Luis Paredes le encuentra y le comenta “Cristóbal tenemos una propuesta para trabajar en el diario Extra, escribiendo deportes”, doña Miriam de Arellano, era la representante en Quito. “Yo le he hablado de usted a ella para ir los dos, usted puede ir un día, yo al otro. El contrato lo firmaría yo”.

Los periodistas políticos eran Miguel Rivadeneira y Miguel Argüello; Isabel Paz y Miño del área económica. En esa época este medio no era de crónica roja sino de información variada. A Luis Paredes le salió otra oportunidad laboral y no podía ir al diario continuamente y se quedó Cristóbal.

En 1979 Miguel Rivadeneira fue llamado a trabajar en diario El Comercio como periodista político. Cuando cumplió casi un año, hubo la necesidad de contratar a un periodista deportivo y le llama “Cristobalino, hay una posibilidad de trabajar en diario El Comercio, quisiera venir a probarse. Sí, Miguelito. Muchas gracias”. Le presentaron a Eduardo Galárraga, que era el editor General del periódico y Jorge Ribadeneira Araujo, director adjunto. Hizo las pruebas y Miguel le manifestó “le tengo una buena noticia. Usted ha sido contratado, se queda en Diario El Comercio”. Era 1980.

Paralelamente estudiaba en la Universidad, trabajaba en Diario El Comercio y Emisoras Gran Colombia. En el matutino quiteño era periodista deportivo, su jefe era don Alfonso Laso Bermeo, el segundo a bordo era el Dr. Jaime Naranjo Rodríguez, le seguían Víctor Hugo Araujo y Raúl Cruz Molina.

En diario El Comercio conoció a Mariana Velasco, ex presidenta de la Unión Nacional de Periodistas; Nancy Puente, Jorge Rivadeneira, Alfonso Laso Bermeo y Patricio Torres. En Ultimas Noticias colaboraba de repente con Cristóbal Zambrano.

En 1996 trabajó con Rubén Darío Buitrón, quien era el editor general, en diario Expreso de la ciudad de Guayaquil. Cristóbal era el asistente del editor jefe.

El Dr. Jaime Naranjo Rodríguez

Transcurría el año 1983. El Dr. Jaime Naranjo Rodríguez era jefe de Deportes de diario El Comercio. Cristóbal Peñafiel era uno de los integrantes de esa área. Cuenta que al ver que Pablo Montenegro, del desaparecido diario El Tiempo, publicaba mejores informaciones sobre básquetbol, le pidió a Cristóbal que se hiciera cargo de esa disciplina. Lo cumplió con mucha dedicación, a tal punto que volvieron a ubicarse en el sitio de vanguardia, “para ofrecer cada día a los lectores lo mejor de lo mejor”.

El periodista y odontólogo cuenta que una mañana, sorpresivamente el secretario de redacción y coordinador, Eduardo Galárraga, le comunicó que se había decidido que Cristóbal Peñafiel saliera de la sección Deportes para integrarse al área Política. “Debo confesar que me contrarió esta medida. Es que Cristóbal, con su capacidad, seriedad y responsabilidad, se había convertido en mi brazo derecho… Pero al mismo tiempo recapacité, me di cuenta de que era un ascenso profesional para mi distinguido pupilo”. Tuvo que acatar la disposición de los superiores, porque el hecho constituía un reconocimiento a la capacidad de este joven periodista. “Nos separamos”.

Corrió el tiempo, Cristóbal ingresó como jefe de Deportes de Radio Vigía, la voz de la Policía Nacional, y le invitó al Dr. Naranjo para que forme parte de la estación, como comentarista. Así lo hizo. Posteriormente, volvieron a coincidir en el matutino Hoy. Luego Cristóbal Peñafiel se vinculó a El Universo de Guayaquil.

Jaime Naranjo señala que, en la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha, fueron elegidos Cristóbal para formar parte del Comité Electoral. Hubo la reelección parcial en la asamblea, pues él pasó a presidir la Comisión Económica. La amistad de los dos profesionales tiene cerca de 40 años.

Su ingreso a Radio Quito y el 9 sobre 10

Cristóbal no había renunciado a Emisoras Gran Colombia, por ello transmitía los partidos amateurs y todos los demás. Unas dos tardes le dice don Alfonso Laso Bermeo “quisiera que me dé permiso porque voy a transmitir un partido de fútbol”. Pancho Moreno aceptó y le indica que le guarda mucho cariño a la radio de Eduardo Cevallos Castañeda porque se inició ahí.

Salió con el permiso previo de su jefe, pero le requirieron toda la tarde. A lo que regresó, Alfonso Laso Bermeo, le insistió que no se podía continuar así. “Usted se fue para allá y acá lo necesitábamos, pero como le encanta la radio, lo hemos estado siguiendo y escuchando. Usted lo hace bien, pero tenemos Radio Quito que es de la empresa. Déjeme yo hablo mañana con el director de la Radio, Pepe Almeida, para que vaya a La Voz de la Capital y de ahí nos complementamos mejor”.

Al otro día, el relator deportivo le pidió a Cristóbal que le ayude en el programa “Cóndor Voces y Sonido” en Radio Quito. En las transmisiones deportivas ayudaba desde el borde de la cancha. El joven periodista agradeció la apertura que le brindaron en Emisoras Gran Colombia e inició una nueva etapa. “Fue una cosa de ensueño para mí”, pero ya estaba en la Voz de la Capital, Paladín del Deporte Nacional.

Estar en la estación capitalina, indica fue un privilegio integrar un equipo de lujo, porque era muy jovencito y todavía estaba en la Universidad. En ese tiempo el relator estrella, no solo de Radio Quito, sino del país, era Alfonso Laso Bermeo. También estaba otro brillante narrador, Patricio Jarrín Hidalgo. El comentarista era Blasco Moscoso Cuesta, por un tiempo estuvo Jorge Blas Capelo y la voz inolvidable de Edison Vargas Acosta, como locutor comercial.

Con Alfonso Laso Bermeo tuvo una anécdota en una ocasión que viajó a Ambato. Pancho Moreno estaba un poco afectado de la garganta y transmitió el primer tiempo del partido entre el Técnico Universitario y un equipo boliviano, se enfrentaban por la Copa Libertadores de América.

En el receso del partido le pidió a Cristóbal: “ahora si usted tiene que ponerse las pilas porque tiene que transmitir el segundo tiempo. Yo no avanzo. La garganta no me da”. El narrador lo hizo con las enseñanzas y dirección de Alfonso que estaba a su costado, que le corregía cuando se equivocaba con los nombres de los jugadores. “En definitiva, don Alfonso me dijo de 9 sobre 10. Vamos a seguir trabajando para que sea 10/10”. En esta emisora estuvo desde 1980 hasta 1985, era relator deportivo.

Radio El Sol

En 1982, Cristóbal permaneció un tiempo en El Sol, que estaba situada en la calle Benalcázar, junto a las guatitas “La Colmena”. Ahí tuvo una gran amistad con Alan Flores Valenzuela, que era uno de los locutores emblemáticos de esta emisora, que luego se lo conoció como “El Gallito madrugador de Ecuashyri”.

A Cristóbal le gustaba el sitio donde funcionaba la estación, porque le recordaba al colegio, los sábados que no tenía mucho que hacer con sus compañeros se reunían en el Café Imperio, en la Plaza de Santo Domingo, se iban para los pollos asados o los chaulafanes que recién se estaban poniendo en la calle Bolívar. Todavía tiene en su mente el olor del café, que estaba bajo las instalaciones de la radio. “Nosotros trabajábamos con ese rico olor a café fresco y el de las guatitas de la Benalcázar, que era el sitio ideal para invitar a los amigos, cuando se estaba en el centro y hasta ahora lo es”.

Radio Vigía

Cristóbal se sentía bien en El Comercio y Radio Quito, pero tuvo una propuesta de su compañero del periódico, Patricio Torres, para trabajar en Ecuatoriana de Aviación y se iba como director de Relaciones Públicas. “Quiero que vayas conmigo para que te hagas cargo de la gerencia de Relaciones Públicas de Ecuatoriana de Aviación. Hemos hablado con Patricio Ávila que era el gerente general de la línea aérea”. Fue una buena propuesta económica, le convenía mucho y aceptó.

Mientras estuvo en Ecuatoriana de Aviación hubo la posibilidad de conformar un equipo periodístico en Radio Vigía, era 1985. Tuvo la autorización para ingresar a la estación. La invitación para hacer un programa deportivo vino de Oswaldo Morocho Ampudia. El mayor Luis Abarca era el director de la radio. Al programa le denominó “La Gaceta Deportiva”. Cristóbal, Francisco Tinajero y Oswaldo Morocho eran los narradores. El técnico era Jorge Falconí.  La voz e imagen de la radio era Hilda Sampedro en las noticias, los avances y presentación de los programas.

Después cambiaron las políticas de la radio y le indicaron que ya no haga deportes. Su nuevo cargo era director del noticiero, pero siempre colaborando con la sección deportiva. Su amigo Oswaldo también se unió al informativo. No había un equipo grande. “Nuestros informativos eran más bien de orientación al público, señales de tránsito…” La idea en la emisora era trasladar al público noticias de lo que pasaba dentro de la institución policial y para orientar a la ciudadanía. Era más institucional que de información general.

Carlos Chamorro era el periodista político en Radio Vigía y Cristóbal pasó a director del informativo.  Se cambiaron los papeles iniciales que sucedió en Cosmopolita. Lo cual significó llevarse más porque fueron compañeros en la Universidad. “El fue el primer graduado de nuestra promoción en la Universidad Central”. Y el dijo si alguien no creyó en mí. Aquí está mi título de graduado. Todos lo felicitaron. En esta estación estuvo desde 1985 hasta 1989.

Radio Monumental de Fernando Beltrán Proaño

Edwin “Chaca” Salas, que ahora es uno de los narradores estrella de Radio La Red, en esos tiempos estaba comenzando en radio. “Fuimos compañeros en El Comercio y me dice danos una mano aquí con Fernando Beltrán Proaño que era el director de Radio Monumental de Santo Domingo”. Comenzaron con las transmisiones deportivas en Quito desde 1990 hasta 1993. Eran Edwin, Cristóbal y Fernando Beltrán Proaño, quien era el locutor comercial. Era una etapa difícil para conseguir publicidad y auspiciantes. “Aunque no le paguen nada uno sale satisfecho del trabajo”, indica el actual presidente de la Unión Nacional de Periodistas (UNP).

Fernando Beltrán Proaño era una persona extraordinaria. Un genio para las ventas y para conducir programas de radio. “Era el alma de Radio Nacional Espejo y Radio Reloj. Era una voz que se escuchaba bien”, comenta Cristóbal, quien cuenta que el radiodifusor imbabureño quiso independizarse y por eso fue a Monumental de Santo Domingo. “Era buena persona, de palabra y atendía muy bien, con refrigerios durante las transmisiones. Muy generoso. No se enojaba de nada decía esto siempre pasa en radio”. Acota que de él aprendió mucho, pues les daba tips para vender la publicidad.

Radio Visión

En 1993, el periodista deportivo chileno, Darío Miranda Sandretti, tenía una muy buena amistad con los Diego Oquendo, padre e hijo. Esta emisora estaba pasando su etapa musical cuando sus estudios estaban en San Blas, luego se trasladó a la Av. 6 de Diciembre.

Darío lideraba el equipo deportivo conformado por Luis Baldeón, Patricio Lorenzo Machado, Pepe Yúnez, que en ese tiempo era funcionario del Banco de Guayaquil era el comentarista deportivo, al igual que Darío. El equipo de relatores lo formaban: Cristóbal Peñafiel, Luis Baldeón y Raúl Cruz Molina. El locutor comercial era Luis Enrique Tobar Mideros. Pasó el tiempo y la emisora se direccionó al área política. Se redujeron los espacios y se desarmó el equipo. Era 1996.

En el ámbito deportivo son muy definidas las tareas: el locutor deportivo, el comentarista, el locutor comercial, el borde de la cancha y el técnico de sonidos. Son los infaltables de los partidos.

Darío para darle el paso cuando le tocaba relatar el fútbol decía: Presentamos a un relator que destaca… Con ustedes Cristóbal Peñafiel Vaca…

Diario El Comercio y la guerra del Cenepa

Cristóbal realizó la cobertura del conflicto bélico en la guerra del Cenepa en 1995, para esta etapa ya regresó a laborar en diario El Comercio. En una ocasión acompañó al gerente general del periódico, Francisco Capelo, en una visita a la frontera, en una caravana con ocho camiones militares que entregaron alimentos a las poblaciones fronterizas, para que puedan pasar los momentos duros del conflicto bélico.  

Terminaron el reparto cerca de Patuca, donde estaba el centro de operaciones del ejército ecuatoriano. Para regresar había que hacer relevo del equipo que estaba en la cobertura de la guerra.

Cristóbal estaba en ese sitio, cuando estaba por retornar a Quito, recibió el mensaje del editor general del diario, José Hernández, en el sentido que Olga Imbaquingo, que estaba cubriendo el conflicto, ya tenía muchos días ahí y el relevo debía darse.

“Si Cristóbal está cerca de Patuca que se vaya a la cobertura y Olga regrese”. En ese momento el actual presidente de la UNP ya no tenía ropa, lo que hizo fue comprar con los viáticos que destinaron a su compañera del periódico. Un par de pantalones, camisetas y se quedó a la cobertura.

Antes de estar en la frontera, en la redacción de Diario El Comercio “escuchábamos a los compañeros que estaban en el conflicto, uno de ellos Byron Rodríguez, que al momento que estaba dando su reporte para Radio Quito se escuchaba el paso de los aviones de guerra shucz, shucz…”. Ese escenario les ponía a los periodistas con emociones fuertes. Unos decían yo quiero estar ahí y otros no. “Cuídate, Byron, no vaya a ser que el avión se caiga sobre ti. En ese momento no tenía la idea de cómo era el trabajo periodístico de un evento bélico”, indica

Víctor Emilio Pilco, fue el primer soldado que falleció en la Guerra del Cenepa, eso causó una conmoción en el país, otros murieron porque pisaron un campo minado o cayeron en un barranco, mientras que otros no pudieron soportar la presión y fallecieron de un ataque al corazón. Aspira a que “ese escenario de la guerra nunca se repita porque los periodistas estamos viendo y viviendo”. Tienen que esquivar las balas. Son escenarios sumamente fuertes.

Su mamá fue la que más sufrió en la guerra del 95, por ello se decidió con sus hermanos no decirle nada, porque en ese tiempo se creía que todo aquel que iba a la frontera no regresaba. A partir de ese momento Cristóbal tenía que reportarse las veces que podía, para indicarle que todo estaba bien. Como experiencia fue enriquecedora y pudo compartir este evento doloroso, con su amigo el periodista Patricio Xavier Pérez, que reportaba para el diario Hoy.

Por esta cobertura recibió el reconocimiento UNP al Trabajo Periodístico en el Alto Cenepa. Era 1995.

Hoy La radio

En Hoy La Radio trabajó con la actual reportera de Ecuavisa, Andrea Marín, quien era la coordinadora. Conducía un espacio que se destacaba era “Hoy Dinero”, de información económica. Cuando terminó el programa, Cristóbal recibió una llamada de Diego Cornejo Menacho, que era editor general de Diario Hoy. Le pidió que anuncie que el periódico está haciendo una edición especial, porque acaban de derribar las torres gemelas, en Nueva York, Estados Unidos.

En ese momento comenzaron a buscar información y se emitió en directo lo que estaba sucediendo en Nueva York. El programa se extendió y se convocó de urgencia a los periodistas. A las 11:00 ya estaba en prensa una edición especial con información especial sobre el 11 de septiembre de 2001.

Diario Hoy es otra etapa que resalta, en donde el director era Benjamín Ortiz Brennan, subdirector Diego Araujo Sánchez; Jaime Mantilla Anderson era el director general y Diego Cornejo Menacho era el editor general. También estaban como columnistas y periodistas: Xavier Ponce, “El Pájaro” Febres Cordero, Juan Carlos Calderón, Anita Angulo, entre otros. Su amigo Patricio Xavier “el Chino” Pérez fue quien le llevó al diario Hoy. También estaban Eva Valencia, editora de economía; Mariela Cevallos y Julio Zary, editor nacional. Cristóbal estuvo en este medio desde 1996 hasta 2001.

El periodista de investigación, Juan Carlos Calderón Vivanco, recuerda que Cristóbal dirigía la red de corresponsales a escala nacional de diario Hoy. “Siempre se mostraba preocupado por los temas que se generaban en las provincias. Tenía una buena relación con el corresponsal en Guayaquil, Alcides Montilla. Se priorizaba los temas de interés para los lugares donde circulaba el matutino quiteño”.

Eran fundamentales las notas sobre derechos humanos, anticorrupción, ambiente. Este periódico fue de los primeros del país en centrarse en temas como estos, indica.

En la primera reunión de la mañana, Cristóbal ya tenía la información y luego desarrollaba el tema. “Era un trabajo continuo de edición con los corresponsales”. Juan Carlos lo califica como una persona muy amable, pero muy tenaz en lo profesional. Siempre se preocupó de los periodistas en lo que tiene que ver con los derechos, pero también con sus responsabilidades.

Radio City

Cristóbal Peñafiel formó parte de esta emisora, que pertenecía al Grupo El Universo, durante dos ocasiones. La primera, desde el 2001 hasta el 2006, y la segunda del 2008 al 2020.

La primera etapa que estuvo en Radio City de Guayaquil fue mientras estaba en diario El Universo. En ese tiempo tuvo una invitación a trabajar en diario La Hora, por parte de Francisco Vivanco Riofrío, le recomendó Edgar Jaramillo, ex director de Ciespal. Se desempeñó como jefe de Información. En este medio impreso cumplió una buena temporada con personas como el periodista cubano Agustín Garcells, quien destaca el profesionalismo y la calidad humana del actual presidente de la UNP.

En Radio City, Cristóbal, era coordinador y reportero de noticias en la mañana. Luego fue llamado a ser parte de diario El Universo. Era el año 2007.

Cuando estaba en La Hora, buenos amigos que había dejado en el matutino porteño le llamaron para que se haga cargo de la redacción en Quito, porque Mónica Almeida, quien era la jefa en ese tiempo fue a la Universidad de Harvard y estuvo durante un año siguiendo una especialización en periodismo, pero a lo que regresó de Estados Unidos, los directivos del medio conversaron con la profesional, decidieron que pase a otras funciones importantes del periódico y Cristóbal siga a cargo de la redacción.

Ahí, no solamente se preocupaba de la gestión de diario El Universo, sino de Radio City en Quito, como reportero, coordinador de los diarios Súper y Qué, que pertenecen al Grupo El Universo.”

Cristóbal en el Mundial de Alemania 2006 y el gol del Tin…

En el mundial de fútbol 2006 buscaban una persona que pueda ir a Alemania, pero para escribir y trabajar en todos los medios de la empresa, es decir la revista deportiva, la edición normal de deportes y para la radio. El editor general en ese tiempo Gustavo Cortez, le comentó “Cristóbal estoy hablando por ti porque veo que tu has hecho todas estas cosas y necesitamos alguien que vaya allá y trabaje para todo esto”.

Fue seleccionado, enviaba información para la sección Deportes, la revista con edición especial solo con información del mundial, pero también salía en la sección normal del diario, enviaba también reportes para la radio.

Cuando Agustín “el Tin” Delgado concretó el gol, para el siguiente paso de Ecuador en el Mundial de Alemania, “me cupo el honor, de en ese tiempito que me daban para salir con el reporte, relaté el gol del Tin”. Le comentaban después que le ponían como presentación para el programa de deportes de Radio City.

En este evento deportivo, tuvo una muy buena amistad con el fallecido periodista deportivo, Fausto Zambrano Zúñiga, quien también cubría el mundial; Alfredo Cárdenas, su compañero fotógrafo; Emilio Ruiz, otro periodista que envío el medio impreso de Guayaquil.

Los hermanos Pérez Barriga

Se lleva el mejor recuerdo de diario El Universo, donde laboró más de 17 años en las dos etapas. Trabajar con Carlos Pérez Barriga, director; César Pérez Barriga, subdirector, fue muy motivante. “Dos personas abiertas a la conversación y que dejaron trabajar con toda libertad. En ningún momento les imponían lo que hay o no que publicar. Toda la información que enviábamos desde Quito era con base al plan de trabajo que teníamos con los editores en Guayaquil y a las noticias que eran de mayor importancia”.

“En ningún momento nosotros pensamos sacar alguna información que pueda perjudicar a alguien. Siempre íbamos a la cobertura con un periodista y fotógrafo del diario”. La idea era no pedir ni deber favores. El diario se caracterizó por tener su propio equipo con su propio presupuesto para hacer las coberturas. “Eso fue un esfuerzo que hizo la empresa para solventar todos los gastos y permitir que sus periodistas, fotógrafos y trabajadores puedan estar tratados de la manera más eficiente y se sientan identificados con el diario”, acota.

Cristóbal indica que las coberturas eran aceptadas, pero bajo los conceptos de que el diario se hacía cargo de todos los gastos, para no tener ningún compromiso. Asegura que esa independencia les ha permitido trabajar de una manera muy distinta. La segunda etapa en el matutino porteño estuvo desde el 2008 hasta el 2020.

Las voces…

Cristóbal Peñafiel en Pilaló escuchaba varias emisoras de Guayaquil y Quito. Sus primeros referentes fueron Carlos Armando Romero Rodas, (CARR) de Radio Cristal; Petronio Salazar, Jacinto Landázuri Soto, Agustín Guevara Murillo y Patricio Díaz Guevara con quien trabajó una temporada pequeña en Radio Tarqui.

Recuerda que cuando estaba en Metropolitana se emitía una publicidad de una firma de cigarrillos. Llegaba en un disco grabado por el locutor riobambeño, Agustín Guevara Morillo. Cristóbal, cuando comenzaba en radio, quería conocerle al locutor y relator deportivo, porque era la voz oficial de Marlboro y lo logró.

Recuerda que cuando hacían los enlaces con las radios de Guayaquil oía a Paco Álvarez Moreira y Marcos Hidalgo Andrade. “Ellos eran mis referentes en Guayaquil”. En Quito, Carlos Rodríguez Coll, Carlos Efraín Machado, Alfonso Laso Bermeo, Pepe Granizo Cisneros, Carlos Sandoval Pasquel”. En la parte política fueron Gonzalo Rosero, Gonzalo Ruiz Álvarez, Iván Oña, Félix Narváez en las coberturas desde el Congreso Nacional…

Agradece la solidaridad de Edgar Villarruel Caviedes, Manuel Pavón del Pozo, Alfonso Laso Bermeo, Jaime Naranjo Rodríguez y Eduardo Cevallos Castañeda. Pancho Moreno le regaló una colección de revistas El Gráfico de Argentina, porque él se cambió de casa. Vivía por La Floresta y dónde él se cambiaba no podía tenerlas, pero no quería perder la colección.

La radio y la prensa siempre han sido parte de la vida profesional de Cristóbal. A lo largo de su trayectoria, que inició en 1977 ha recibido reconocimientos como el de la UNP, en 1995, al trabajo periodístico en el Alto Cenepa. Premio Diario El Universo, a la Mejor Crónica del año 2002. Premio Nacional UNP, a la Mejor Labor en Prensa del 2004. Premio Diario El Universo, al Mejor Trabajador del año 2006. Además, fue miembro de la Comisión de Premios de la Unión Nacional de Periodistas: 2017, 2018 y 2019.

Sus padres y Mariana

Su papá, Amable Peñafiel López tenía cerca de 70 años cuando nació Cristóbal, por ello pudo disfrutarle muy poco. En algún momento le preguntó: “hijo quisiera que me expliques que es lo que haces” y él le comentaba lo que hacía. Su madre era su radioescucha número uno. Sintonizaba la emisora donde trabajaba todo el día, lo hacía hasta que salga la voz de su hijo. Le encantaba porque sabía que Cristóbal era feliz con el periodismo. Siempre repetía “yo le escucho a mijo”. Murió hace siete años, casi al cumplir 100.

Su esposa siempre fue un puntal en su carrera. La conoció cuando estaba en diario Extra, Mariana Valenzuela estudiaba en el Colegio Gran Colombia. Ella en todos estos años se encargó de la casa y de sus hijos, mientras Cristóbal realizaba las coberturas. Siempre admiró el trabajo de su esposo.

Tiene dos hijos. Cristóbal Xavier, que es ingeniero agrónomo, pero tiene la inquietud de ser periodista deportivo, porque le indica a su papá que quisiera incursionar en el comentario deportivo. “Quedamos que, si yo vuelvo a comentar y narrar deportes, él sería uno de mis acompañantes. Mi hija, Diana Carolina, también es periodista y ha laborado en periodismo deportivo, político y ahora está en el área de la publicidad”.

Insiste que si volviera a nacer sería periodista. No hay duda, que escogería nuevamente esta profesión, porque le ha dado un corazón muy grande para querer y admirar a mucha gente. Así como la posibilidad de tener una familia a la que ama y les agradece por la comprensión por haber estado mucho tiempo fuera.

“Para mí ha sido un privilegio estar en esta profesión. Conocer a los presidentes que al día siguiente de la elección van a la redacción y te dan un abrazo. Ahí dices si no era periodista esto no lo podía conseguir”.

“Para mí el sufrimiento en el periodismo no ha existido, ha sido un disfrute continúo. Me encanta escribir, me encanta hablar, me encanta el periodismo, porque Soy Periodista”.

 

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Iliana Cervantes Lima

Voces de la Radio

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