Rudy Ortiz Iriarte, el relator con arte

Foto: Izquierda, Rudy Ortiz Iriarte en el Mundial de Estados Unidos 1994. Derecha superior narrando con Mauro Velásquez y Carlos Víctor Morales. Derecha inferior en el Mundial de Alemania 2006.

Es considerado el mejor relator deportivo de Guayaquil. Nació en Chone, el 19 de noviembre 1942. La descripción y energía que le pone en las narraciones deportivas han sido su característica, por 56 años. Se inspiró en los grandes relatores colombianos del pasado, pero le puso un valor agregado: identidad propia. Conoció y valoró la amistad del narrador porteño Ecuador Martínez Collazo. Trabajó en las radios Libertad, Chone, Costa Azul y Cenit, de Manabí. Universal, Suceso, Mambo, Guayaquil, Latina, CRE y Súper K 800 del Puerto Principal. Dirige el programa Impactos Deportivos, por más de 50 años. Es conocido como “el relator con arte”, al que él aumento “aquí y en cualquier parte”. Canta un gol con la emoción que llega a la esencia del ser humano, pero le queda algo por hacer: escribir sus memorias.

Rudy Ortiz Iriarte es parte de la época de oro de los narradores deportivos del Puerto Principal. Desde sus primeros años de vida soñaba con ser relator de fútbol. En su casa, en Chone, Manabí, cerraba el puño de una de sus manos y lo utilizaba como micrófono. Era una forma gráfica para relatar los partidos en su colegio o en alguna competencia que se realizaba en su provincia.

En un radio Telefunken, que compró su padre Flavio Antonio, sintonizaba, con gran claridad, las emisoras colombianas: Tonelar, Caracol, RCN y Súper. Iba evaluando la característica y fortaleza de cada narrador. Se imaginaba en el estadio viviendo el desarrollo del partido y transmitiendo al oyente esas emociones.

Sus inicios y diccionario El Pequeño Larousse

A los 14 años empezó en el mundo mágico del relato deportivo. Narró en las radios Libertad y Chone, pero el mayor avance lo alcanzó en Costa Azul, de Portoviejo, y Cenit, de Manta. Ganaba entre 250 y 300 sucres, más transporte y alimentación. Le dieron todas las facilidades para que siguiera fortaleciendo su capacidad en el periodismo deportivo y particularmente el relato. Cursaba el tercer curso en el colegio Olmedo, de Portoviejo.

El primer partido que narró fue entre el América y Juventud Italiana, de Manta, alternaba partidos entre el Estadio Jocay, del puerto manabita, y el Reales Tamarindos, de la capital manabita. En unas vacaciones también transmitió en el estadio de Bahía de Caráquez. Ahí vivía un amigo de su padre. Iba a jugar El Nacional con la selección de esa ciudad, se enteraron de que Rudy estaría en ese sitio y lo invitaron a que narre el cotejo. En un principio Rudy no quería, pero su papá le dijo “hijo no me falles, se trata de un gran amigo”. Relató el partido en el Estadio Los Caras. El público lo rodeaba y le mostraba afecto. “Fue un día inolvidable”, recuerda.

En sus inicios, no tenía una grabadora y no escuchaba su relato, pero se imaginaba. Estaba seguro de lo importante que es la dicción, pronunciación y conocimiento de las palabras con sus respectivos sinónimos y antónimos. Por ello leía el diccionario de la lengua española “El Pequeño Larousse”, para incorporar expresiones nuevas que no cansen a la audiencia. Eso proyectó conocimiento en el relato y en el comentario.

Los narradores colombianos

A Rudy siempre le gustó la forma y el estilo de los narradores de la época de oro de Colombia, como Carlos Arturo Rueda, que le decían “El Campeonísimo del Relato”; Roger Araujo, de Radio Tropical, de Barranquilla, conocido como “El Cañón del Caribe”; y a Paché Andrade, “La Voz de Tumaco”, quien es su gran amigo, de RCN. Rudy no trataba de imitarlos, sino de extraer aspectos positivos de ellos, para enriquecer su estilo de relato, pero tratando de imprimir su característica.

La Facultad de Medicina de la Universidad Central del Ecuador

En 1962, Ortiz Iriarte inició sus estudios en Medicina en la Universidad Central de Quito. Su compañero fue Ramiro Montenegro, ex presidente de Sociedad Deportiva de Aucas y un reconocido neurólogo. “Fue un gran amigo durante mi permanencia en el claustro universitario”.  Rudy aprobó el premédico, que era el curso de iniciación de la carrera. Había logrado pasar al primer año. Estuvo hospedado en la residencia universitaria.

Ramiro Montenegro recuerda que ingresaron 200 jóvenes, entre ellos se encontraba Rudy Ortiz Iriarte, quien después fue conocido como el relator con arte. Rudy demostró “que tenía una amplia capacidad para seguir los estudios, pero se dio cuenta que su vocación era la narración y el periodismo deportivo”.

En una ocasión, cuando Rudy iba a relatar un partido en el Estadio del Aucas, en el sur de Quito, se acercaron dos de sus compañeros de la Facultad de Medicina: los doctores Vizuete y Montenegro. “La verdad es que me sorprendieron y me dieron un abrazo. Yo estaba en ese momento preparándome para iniciar la transmisión del partido entre el equipo expertrolero y Barcelona”, rememora Ortiz. 

Las palabras fueron elocuentes. “En verdad que nos sentimos orgullosos de ser tus amigos y que hayas cumplido tu aspiración de convertirte en relator, pero hubieras sido un gran clínico en el campo de la neurología, si continuabas estudiando”. Rudy les agradeció por las palabras brindadas y les contestó: “quizá me hubiera convertido en un médico frustrado, porque el gran amor por el relato, por el periodismo deportivo nació conmigo”.

Los narradores de Quito y la residencia universitaria

Rudy escuchaba las transmisiones deportivas e iba al Estadio Olímpico Atahualpa o al estadio del Arbolito, junto al parque de El Ejido. Sentía nostalgia por no estar en una de las cabinas, relatando cada jugada.

“Yo siempre dije que ya llegará la oportunidad, para ser realidad mi sueño”. En la capital escuchaba a Alfonso Lasso y Carlos Efraín Machado. Sentado en las gradas se preguntaba ¿Por qué no estoy ahí?”, pero nunca se acercó a ninguna emisora quiteña, a pesar de que tenía una gran amistad con su coterráneo Carlos Rodríguez Coll. Rudy consideraba que el momento debía llegar como consecuencia de su progreso, de su evolución y desarrollo en la labor profesional.

Se cambió a Guayaquil con la intención de cumplir el sueño de su mamá, Matilde, y su papá, Flavio Antonio, quienes querían que sea médico, porque tenían una botica en Chone y se proyectaban para que se haga cargo de la administración de la droguería. Su padre era químico farmacéutico.

Pero su amor por el periodismo fue más fuerte. “Yo nací para ser periodista y ser útil en mi tarea”. Rudy les escribió una carta a sus padres antes de abandonar Quito. “Papá, mamá, no quiero decepcionarlos, pero he tomado la decisión de viajar a Guayaquil para tomar una mejor posibilidad, un mejor derrotero en el campo del periodismo deportivo”. Sus padres cuando recibieron la misiva le contestaron que se sentían sumamente tristes.

En Guayaquil

Cuando llegó al Puerto Principal, en 1963, en unión con dos compañeros que iban a estudiar, uno de ellos Medicina Veterinaria y otro Leyes. Rudy se presentó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Guayaquil, con todos sus papeles para matricularse, “pero qué triste realidad para mis padres, pero satisfacción para mis aspiraciones, que ya las inscripciones para los estudios de Medicina habían concluido” y se abría el próximo año. Aunque en el fondo de su corazón, su anhelo era convertirse en un verdadero profesional del relato y el periodismo deportivo.

Ahí tomó la decisión de entrar a la Escuela de Información y dio los exámenes de admisión. Se presentaron 144 postulantes e ingresaron 44. Con sus estudios universitarios se fue robusteciendo, amalgamando y consolidando su proyección profesional. El Dr. Abel Romeo Castillo era el director de Escuela. Tuvo grandes maestros y periodistas de los que aprendió mucho, pero no se graduó porque cuando ya se aprestaba para presentarse al grado oral tuvo que viajar a Montevideo para transmitir el Campeonato Sudamericano, que se realizó en 1967.

Ecuador Martínez Collazo, el maestro de muchos maestros

Rudy escuchó a Ecuador Martínez Collazo, en Radio Atalaya. Se lo conocía como “El maestro de muchos maestros”. Rudy en esa época todavía no ingresaba al campo profesional. Lo recuerda con mucho afecto y admiración, como un caballero en la extensión de la palabra, porque marcó un hito y un estilo muy peculiar de relato. Falleció en Milagro, en agosto de 2012.

Cuenta que luego el narrador fue su gran amigo. Se encontraron en muchos partidos de Copa Libertadores de América y eliminatorias mundialistas. “Admiro y admiraré su estilo muy propio y característico”, repite.

El relato cambió y se volvió más descriptivo e instantáneo. Ese cambio fundamental se dio con el avance de la tecnología, porque llegó la era de los radios con transistor. Lo fundamental era que el relator esté a tono con el accionar del balón en el campo de juego. El hincha, el aficionado comenzó a llevar a los estadios sus pequeños radios que los colocaban junto a sus oídos para escuchar la narración.

Hubo personas que llegaron a decir, cuando Rudy trabajaba en CRE, que ellos preferían escuchar su relato y mirar la televisión bajando el audio. Eso les congratuló a los narradores, pero les obligó a esforzarse y comprometerse más con su tarea.

Lo que se trataba con el relato era llevar al aficionado, que estaba en su casa, al estadio con una descripción de cada movimiento de los jugadores, así como del traslado de la pelota hasta la consecución del gol. Por ello era necesario mantener el equilibrio entre el relato y el comentario.

El relato se volvió gráfico

En la década de los 50 y 60, el relato era más lento y menos descriptivo, por ello había que incorporar nuevos elementos en la narración. Ecuador Martínez Collazo tenía una característica diferente, que marcó un hito en la historia de la radiodifusión, sobre todo en el relato deportivo. “Yo pude sacar como conclusión y una reflexión que su narración iba muy lento a las acciones que se producían en el terreno de juego. Pero cuando llegó la época del radio transistor eso comenzó a condenarlo, porque su relato iba un poco distante de la acción o de la jugada que se daba en el campo de juego”, acota Ortiz Iriarte.

Eso obligó a Rudy a que incorpore una característica adicional en el relato: más descripción y rapidez, a tono con la acción que se producía en la cancha.

Radio Universal

Antes de salir de Manabí, un administrador de una emisora de Guayaquil había escuchado las narraciones de Rudy Ortiz. Le dio su número telefónico porque quería contratarle, pero se le perdió el papel y no lo llamó. Por esas casualidades de la vida, se encontraron nuevamente.

Cuando se graduó en el Colegio Nacional Olmedo, de Portoviejo, el empresario guayaquileño Oscar García Jaime, que trabajaba con Dino Tomasi, en Radio Universal, de propiedad de Olmedo Arroba, lo invitó a trabajar en ese medio, que era conocido como “La frecuencia familiar”. Rudy tenía 17 años. Mario Viteri, era el locutor comercial. Lideraban la sintonía Atalaya y CRE, esta última no alcanzaba el primer lugar todavía. En Universal estuvo casi tres años.

El Relator Suceso

A finales de la década de los 60 se inauguró Radio Suceso, en el Puerto Principal, y contrataron a Rudy Ortiz Iriarte.  Esta estación fue un ejemplo de cómo debe ser una emisora, ya que contaba con modernas instalaciones para editar la revista que también era de su propiedad e ir desarrollando un periodismo radiofónico innovador en lo político, económico, deportivo y musical. Era una de las estaciones que pagaba muy bien a los locutores. Esto es corroborado por su amigo, el también locutor, Agustín Guevara Morillo, quien indica que cuando él llegó a la estación tenía 17 años y le pagaron tres mil sucres, lo que ahora sería como unos cinco mil dólares.

Radio Suceso era una emisora al más clásico estilo de RCN, Tonelar, Caracol y Súper, a tal punto que el director de Programación de Tonelar, Eduardo Carrión Puertas, administraba la estación. Su propietario era una persona que tenía varias empresas, entre ellas la revista Suceso.

Para que ingrese en Suceso, a Rudy le llamó Alonso Escobar, que era un experto en locución y cuñas. Le pidió que vaya a trabajar, pero antes tenía que participar en un concurso. Hubo 14 postulantes, entre ellos Alfonso Chiriboga, uno de los mejores locutores de fútbol y actor de radioteatro, con la ambateña Blanquita Salazar Bautista. La evaluación se basaba sobre conocimientos generales y deportivos, dicción, equilibrio emocional, hacer hincapié en lo que significa el periodismo honesto, imparcial y que tiene que alejarse de todo sentimentalismo para poder servir a la comunidad. Eso fortaleció su espíritu y cimentó un camino muy diferente por donde debía transitar. A Rudy se lo conocía como “El Narrador Suceso”. A inicios de los 70 la Revista Estadio le hizo una entrevista y lo título así.

Radio Suceso, frecuencia 1000 AM, terminó por una mala administración, porque el personal tuvo una excelente respuesta y eran muy reconocidos en la época. Mientras la emisora estuvo al aire, lo hizo con mucho éxito en Guayaquil y el país. En 1967, Agustín Guevara Morillo se iniciaba en esta radio porteña. Rudy le dio posada en su casa, en la ciudadela Atarazana.

Asegura que el narrador manabita se destacó por su categoría y forma de diseñar la cancha antes de cada partido. “Aprendí mucho de él. Aparte de ser un periodista deportivo, tiene un don humano sensacional. Las frases de él y los poemas que ha escrito sirven como una doctrina de vida”.

Agustín cree que en el ámbito periodístico quizá no se le reconoció como debe ser, “porque hay muchas envidias y las propias empresas no reconocen el talento, pero Rudy Ortiz está en el conocimiento general de quienes sabemos la tarea deportiva”. Esta opinión es corroborada por Remberto Moreira Vera y Alberto Gómez León, quienes fueron sus compañeros en “Impacto Deportivo”.

Rudy Ortiz es uno de los mejores relatores que ha dado el Ecuador, sin dejar de lado a Ecuador Martínez Collazo, Fabián Vizcaino, Patricio Romero Barberis, Jacinto Landázuri y “el gran monumento que es Edgar Villarruel Caviedes”, dice Agustín, quien aún mantiene la esperanza de regresar al micrófono con el relator manabita después de la pandemia.

En Radio Suceso fueron sus compañeros: Agustín Guevara Morillo, Humberto Arroyo, Gustavo Wolke, Vicente Córdova Franco, Pedro Lenín Hernández, quien dirigía la cuestión musical…

Radio Mambo

Cuando se deterioró la administración de Radio Suceso también desapareció la revista. Por ello, Rudy Ortiz Iriarte se incorporó, con Voltaire Maquilón, a radio Mambo. Carlos Pérez Perasso, director de diario El Universo, lo llamó y llegaron a un acuerdo. Era una de las emisoras más sintonizadas del país, a través de los enlaces de FM. Tenía una moderna tecnología para la época y con grandes profesionales, que también hicieron historia en el relato y el comentario deportivo, como Pablo Hanníbal Vela Córdova, conocido como “El Rey de la Cantera”, Manuel Adolfo Varas, Jacinto Landázuri. Estuvo tres años en esa estación.

Impactos Deportivos-Radio Bolívar – Súper K 800

Luego Rudy fue contratado, con Mauro Velásquez, en Radio Bolívar, que dirigía Blanca Salazar, ya fallecida. En una reunión le manifestó que tenía un programa deportivo que se llamaba “Suceso en los Deportes”, que se transmitía por Radio Suceso. La propietaria de la estación le contestó que ese nombre tenía que modificarlo, porque había calado muy hondo en los oyentes, que habían seguido su programación deportiva. Tanto insistió hasta que le dijo que había que buscar un nombre porque ya se iba a anunciar la programación y se decidió por “Impactos Deportivos”.

Radio Bolívar se transformó en Super K 800. Ese cambio se dio porque con Carrusel y Radio La Prensa, fueron adquiridos por los hermanos Isaías. En ese lapso comenzaron a competir con CRE.

Impactos Deportivos ya superó los 50 años de permanecer al aire. Ahí se formaron periodistas como: Carlos Víctor Morales, Alberto Gómez, Vito Muñoz, a quien le puso un apodo “El cazador de la noticia”, Jhonny Avilés, Remberto Moreira y, últimamente, Jessica Vallejo. El programa se transmitía de 19:00 a 20:00. Asegura que hizo escuela predicando con el ejemplo.

El periodista deportivo de la agencia EFE, Remberto Moreira Vera, cuenta que, en 1989, cuando laboraba en Costa Azul, de Portoviejo, enviaba información a Súper K 800, cuya sección deportiva estaba dirigida por Rudy Ortiz Iriarte. A mediados de 1992 llegó a ser parte de “Impactos Deportivos”, señala que “Rudy es uno de los personajes inigualables. Es tan normal, pero tan distinto por su léxico y su forma de relatar un partido”.

Las transmisiones deportivas con Rudy Ortiz eran muy especiales, porque desde los martes comenzaba a sondear la alineación de los equipos manabitas, comenta Remberto Moreira. “Él agarraba un pedazo de cartulina y empezaba a armar las alineaciones. Era tan detallista y cuidadoso que, cuando llegaba a la transmisión, la alineación ya se la conocía de memoria”.

Alberto Gómez León dice que hay muchas voces en la narración deportiva, pero la de Rudy tiene un estilo inigualable, porque hay muchas frases que lo identifican, una de ellas es “el profesional original no es aquel que no imita a nadie, sino aquel que nadie puede imitar”.

El relato de Rudy, asegura Alberto, es inconfundible, pese a que hubo otros grandes narradores deportivos que marcaron huella especialmente la época de oro de CRE, que llegó a comandar la simpatía de la audiencia, porque este medio era un verdadero parlante en todos los escenarios deportivos a escala nacional. Este criterio es apoyado por Gerardo Salazar, quien estuvo cuatro años en Súper K 800. “Con don Rudy pude entender que el sacrificio, las metas y la visión debe ser a lo más alto, sin dudar”. Gerardo cuenta que Agustín Guevara Morillo le dijo “vas a trabajar con un grande. Y la vida me premió al conocer a un periodista como Rudy”.

Remberto Moreira destaca que Impactos Deportivos fue una escuela para quienes pasaron por ahí, porque les motivo a leer y prepararse para hablar en el micrófono. Rudy tiene por característica dentro del relato meterse tanto en el juego de los equipos, que por las características de los jugadores él preveía lo que iba a suceder en fracciones de segundos, acota.

Para Alberto Gómez, Rudy es uno de los pilares indiscutibles y cabezas para que el periodismo y la narración se realice con mucho talento. “Narraba con ese vozarrón, pero el grito de gol, sin duda alguna es su característica. Es de los mejores”. Aunque también destaca la trayectoria de Petronio Salazar, Alfonso Chiriboga Triviño, Pepe Murillo y en Quito “la voz inconfundible” de Edgar Villarruel Caviedes, de Emisoras Gran Colombia

Radio CRE

En 1977, el periodista y radiodifusor Rafael Guerrero Valenzuela, en alguna oportunidad, le escuchó en las transmisiones de baloncesto internacional, en el coliseo Voltaire Paladines. Le dijo “visíteme en la gerencia, quiero hablar con usted”. Rudy le contestó “con todo agrado”. Acudió a la oficina, no se pusieron de acuerdo en lo económico en primera instancia y quedaron en volver a conversar. “Me dijo que lo llamara y yo no lo llamé”, cuenta Rudy.

Nuevamente don Rafael, propietario de CRE, insistió, porque la competencia con Super K 800 era bastante fuerte con su estación. Había un gran equilibrio entre la sintonía que tenía CRE y también Súper K 800.  En esa segunda oportunidad conversaron y se pusieron de acuerdo. Desde aquella ocasión, se convirtió en parte del equipo deportivo de CRE.

Los compañeros más cercanos que tuvo fueron Petronio Salazar, Manuel Kun Ramírez y Marcos Hidalgo en los comentarios. Luego se fueron incorporando otros talentos a esta emisora. Esta estación fue una escuela para relatores y comentaristas. Había una reflexión del ciudadano guayaquileño y de otros sectores del país, que había tres medios importantes en el campo del periodismo en general: en prensa El Universo, en televisión Ecuavisa y en Radio CRE, indica Rudy.

Con sus compañeros de radio realizaron memorables coberturas deportivas nacionales e internacionales, torneos mundiales de fútbol, baloncesto; torneos de ciclismo y boxeo. Con Emisoras Gran Colombia, cuyo propietario era Eduardo Cevallos Castañeda, hizo una alianza. En Guayaquil estaba: Petronio Salazar, Agustín Guevara Morillo, y en Quito, Edgar Villarruel Caviedes y Manuel Pavón del Pozo.

“Era un privilegio escuchar a CRE enlazada con Gran Colombia en Quito, cuando Edgar Villarruel Caviedes narraba y en Guayaquil estaba Rudy Ortiz y Petronio Salazar, “la dupla sensacional” que hizo a esa emisora la más importante en el aspecto deportivo del país, manifiesta Alberto Gómez León.

Alberto, que estudiaba Derecho en 1988, le conoció a Rudy Ortiz en la época de oro de CRE. Cuando estaban Petronio Salazar, Pepe Murillo, Alfonso Chiriboga… Con Rudy se dio el acercamiento porque a Alberto le gustaba el periodismo y le dio la oportunidad. “Tuve la enorme satisfacción de que él me abriera las puertas de su programa” y así fue como incursionó en la radiodifusión, a través de la apertura que le dio Rudy. El espacio se emitía de 19:00 a 20:00”.

El equipo de CRE de Impactos Deportivos estaba conformado por Rudy Ortiz, Remberto Moreira, Enrique Bone, Jhony Avilés, Sixter Ordoñez, Alberto Gómez, Solange Guerrero, Héctor Córdova, Jesica Vallejo.

Carlos Víctor Morales

Los derechos de autor de Carlos Víctor Morales son de Rudy, porque antes le decían Carlos Morales. En 1982, aparece el fallecido arquero Carlos Luis Morales en Barcelona; pero los dos eran Carlos Morales, no se podía decir ataja Carlos Morales e informa Carlos Morales. Rudy en un partido señaló “a partir de hoy, el que está tapando se llama Carlos Luis Morales y el que informa se llama Carlos Víctor Morales. Dice que lo asoció a Víctor Hugo Morales al relator y periodista uruguayo.

El relator con arte se quedó en Ecuador

Rudy Ortiz Iriarte asegura que nació con una voz que tiene una característica muy peculiar, pero fue perfeccionándola, así como el estilo del relato para imprimirle su sello propio. Recuerda que los narradores de Fox Sport en Chiclayo – Perú, mientras relataba el partido entre México y Argentina en la Copa América de 2004, estaban sorprendidos de lo descriptivo del relato, de su modulación de voz y una serie de expresiones que cimentaba un estilo diferente.  

“Sos bárbaro. ¿De dónde eres? Estás perdiendo el tiempo de ganar mucho dinero y asegurar tu futuro económico y el de tu familia”. Rudy les contestó que era ecuatoriano y que sí tuvo muchas propuestas para trabajar en el exterior. Cree que en esas decisiones más se impuso el aspecto sentimental: el gran amor a su terruño, a su familia y el significado de sentirse orgullosamente ecuatoriano. Los narradores se sorprendieron.

Radio Guayaquil y Alberto Gómez

Rudy cuenta que el periodista deportivo Alberto Gómez, quien fue su compañero en Radio Guayaquil, en 1995, le recordó en una entrevista que había colegas que se burlaban de ellos”. Le decía “don Rudy, usted cree que podemos seguir laborando en esta emisora que no tiene mayor trascendencia, que prácticamente es desconocida en el orden deportivo”.  Rudy le contestó. “Escúcheme, Alberto, el ser humano, el buen profesional de la comunicación se cultiva en cualquier medio donde labore. En una entrevista que le hizo a Rudy Ortiz, Alberto lo recordó esta etapa.

Rudy asegura que el buen profesional se cultiva en el más pequeño medio de comunicación. “Yo sé que el aspecto tecnológico es un gran complemento de valor, pero ante estas circunstancias debemos sacar fuerzas de flaquezas e ir adelante”.

En esta estación estuvieron Remberto Moreira, Jhony Avilés, Marco Romero Márquez, hijo de Don Armando Romero Rodas, hoy una de las voces cotizadas de noticias y transmisiones deportivas del Grupo Caravana.

Cellular Power y Radio Guayaquil

Alberto Gómez León recuerda que Radio Guayaquil pertenecía al abogado Abdalá Bucaram Ortiz. Esta estación no era especializada en deportes, sino en noticias. Cuenta que los dueños no les pagaron “absolutamente nada”, porque tenían que buscar publicidad. Con Rudy y un grupo de colaboradores, entre ellos Jhonny Avilés y Remberto Moreira, lo hicieron. En 1995 tocaban las puertas de la empresa privada. “Los propietarios usufructuaban la imagen de Rudy Ortiz, que era le figura principal”, insiste.

Con Rudy y ese equipo periodístico, por primera vez, hacían transmisiones deportivas utilizando la vía celular y fue a través de Cellular Power.  En 1994 “se inauguró el servicio de telefonía móvil en el país. En esa época había dos compañías privadas. Conecel, bajo la marca Porta; y Otecel con Cellular Power.

Era una transmisión digital, pese a que a muchos periodistas lo hacían por teléfono convencional. Se contrataban líneas telefónicas en los estadios, se las ubicaba en las cabinas y desde ahí se salía con una consola pequeña, recuerda Alberto, quien indica que fueron los pioneros en radio Guayaquil en transmitir vía celular los partidos. Eran unos aparatos negros, muy grandes, y que tenían antena.

“Nos asesoramos con ingenieros electrónicos sobre cómo se debía operar en baja señal, porque era tan fuerte que, si se pasaba un medio punto, se saturaba la transmisión. Con Rudy llegábamos, con la caja negra y antena que emitía señal celular. Los colegas de la época se maravillaban”, rememora.

Estuvieron un año y medio en esta estación y dejaron un slogan creado por Rudy: “Radio Guayaquil, Grande como tu nombre”, además de una sintonía grande, porque la voz de Rudy es inconfundible.

Tener fe

A fines de marzo de 2005, en el Estadio Olímpico Atahualpa, Ecuador perdía contra Paraguay 2 a 0, eran las eliminatorias para el Mundial Alemania 2006. Todos los periodistas decían que la suerte está echada para nuestra selección. Qué pobre actuación de la tricolor, repetían.

Rudy insistió y dijo “aquí no se acaba”. Le tocó alternar la transmisión, en CRE, con Petronio Salazar, e incorporó esta frase: “Vamos a alentar la idea, vamos a luchar con fe, para que tricolor sea el triunfo otra vez. No perdamos la fe, la fe es lo último que se pierde”.  No sé si fue una premonición, pero se produjo un cambio sustancial en el orden individual y en el funcionamiento colectivo de la Tricolor, primero del empate y luego de la victoria, recuerda.

Hay muchos goles que ha relatado y que han dejado huella, pero hay uno que es memorable, cuando jugaba Ecuador contra Paraguay. “Este partido, cuando la mayoría de los colegas pensaban que la Selección, no solamente estaba siendo derrotada, sino vapuleada en el Estadio Olímpico Atahualpa”. Fue un cambio radical en la Selección que ganó 5 a 2 al conjunto guaraní y la mayoría los relató con Petronio Salazar, quien se sorprendió de la fe que puso ese día.

Esos goles los gritó, golpeó el vidrio de la cabina, como diciendo a los hinchas que vociferaban contra los jugadores, que fue una victoria resonante e indiscutible. Ese triunfo jamás lo puede olvidar. Igual lo hizo con los goles de Agustín Delgado, en Lima, cuando Ecuador ganó a 2 a 1 a Perú y clasificó al primer mundial, que se desarrolló en Corea y Japón. Los comentarios lo hicieron Manuel Kun Ramírez y el Alfonso “El Pocho” Harb.

Los mundiales

El mundial que sintió una mayor confianza y comodidad fue en 1978, Argentina, cubriendo todas las acciones de las selecciones que participaban. Hicieron base en Buenos Aires.

Rudy, junto a Jacinto Landázuri, de Radio Caravana, transmitió la primera actuación de una Selección Ecuatoriana en un mundial. Fue el sub-16 que se realizó en 1987, en Toronto y San Jons, en Canadá. Este dato está registrado en el libro “La Historia de Nuestra Selección en los Grandes Eventos Internacionales”.

Considera que el Mundial de Estados Unidos 1994 tuvo un gran desarrollo tecnológico y a la vez hubo un respaldo de quienes organizaron el desplazamiento, vía aérea, del equipo deportivo a todas las ciudades donde se iban a realizar los partidos. Todo fue realizado minuciosamente por Nicolás Vega, quien es amigo personal. Destaca que en aquella oportunidad CRE se vinculó a los equipos deportivos de Ecuavisa y Teleamazonas. Todos los viajes a las diferentes ciudades y escenarios deportivos lo hicieron vía aérea.

Otros mundiales que recuerda son el de Francia 1998, Alemania 2006, Corea y Japón 2002. Su primera cobertura mundialista fue en México 1970, con Telecentro (hoy TC Televisión), cuando se inauguraba la televisión a color.

La anécdota de Diego Armando Maradona

Remberto Moreira Vera comenta que a finales de la década de los 80, cuando Diego Armando Maradona fue invitado al Vaticano por el Papa Juan Pablo II, el futbolista argentino salió y fue entrevistado. Le preguntaron sobre su encuentro con el Sumo Pontífice. Su respuesta fue: “el Papa es un hijo de madre, de dudosa reputación, y vive en una jaula de oro, donde si tú quieres mirar al cielo, lo haces hacia arriba, y ves todo dorado y te entrega un anillo de oro, sumamente caro. Mientras los niños afuera se mueren de hambre y afuera hay mucha necesidad”.

Estaban en el programa y Rudy Ortiz le pregunta Remberto Moreira que le parece lo acaba de decir el astro argentino. “Yo muy suelto de huesos le contesté que estoy de acuerdo con Diego Armando Maradona”. Rudy casi se cae de la silla por lo grotesco de las declaraciones de Maradona, pero para tranquilizarlo le indica, “pero no estoy de acuerdo con los términos que él utilizó y nadie lo estaría criticando porque esa era la pura y neta verdad”.

El Relator con Arte, aquí y en cualquier parte

“Yo siempre dije que el relato, como otras actividades de la vida, debe ser un arte y que coincidencia que hace relación con mi apellido materno: Rudy Ortiz Iriarte, el relator con arte”. El destacado locutor comercial de Radio Cristal, ya fallecido, Voltaire Maquilón, le puso “el relator con arte”, porque le gustaba la forma cómo describía cada acción de los partidos.

Además de la utilización de una serie de vocablos que llenaban y acariciaban el oído del oyente, porque agradaba a quienes seguían muy de cerca las transmisiones deportivas. Rudy le agregó “si usted me dice que yo soy Rudy Ortiz Iriarte el relator con arte.  Yo le contestó Aquí y en cualquier parte”.

Rudy Ortiz “el narrador del relato descriptivo” lo pusieron sus compañeros, los locutores comerciales y los comentaristas deportivos que le acompañaron. Se trataba de que en todo momento el relator tenga su identidad para que los identifiquen solamente escuchándolos, sin necesidad de observarles físicamente. Y eso ha sucedido en más de 56 años en la labor periodística.

Manabí y las voces

Hablar de Rudy Ortiz es hablar de narración deportiva. La gente lo reconoce y lo saluda cuando transita por Guayaquil y otras partes. Muchos le dicen “Don Rudy Ortiz Iriarte, el relator con arte”. Asegura que hay un feliz complemento de relación directamente con su apellido y la labor que ha desarrollado con tanto amor y cariño. “No sé si decir con tanta abnegación, durante tantos años”.

Carlos Rodríguez Coll y Rudy Ortiz Iriarte son de Manabí, el primero es un referente de la narración en Quito y el segundo en Guayaquil. Destaca que esto se cimenta en haber escuchado en los primeros años las transmisiones deportivas realizadas en otras ciudades del país. “El sueño de cada niño, de cada adolescente, es imitar lo que hicieron los grandes exponentes del relato del país”. Esa motivación ha servido para que surjan más relatores oriundos de Manabí. Esta provincia también ha dado otras voces como Paco Álvarez ya fallecido; Duval Cedeño, Mauro Ferrín Vera, entre otros.

“La radio de hoy, en el deporte de siempre”

Alberto Gómez recuerda que, en 1988, Rudy le contaba que uno de sus sueños era tener una radio de su propiedad y le pondría como slogan “La radio de hoy, en el deporte de siempre”.

No se concreta el momento de tener su propia estación, pero llegó el instante de fundar una radio con gran ilusión, se llamaba antes radio Bolívar, luego le pusieron Súper K 800 en la misma frecuencia 800 AM. El slogan que había acuñado un tiempo atrás, pero lo tenía con un sentimiento, con un valor muy íntimo se lo otorgó a super K 800 que ahora está en poder del Estado.

El fundador de esta estación fue Rudy y este medio tenía su marca, que luego se robusteció con la fuerza periodística de otras personas que se sumaron. Alberto Gómez León indica que Rudy para Guayaquil es el “Maestro del Relato” y “El Narrador con Arte”. Además, es el gran maestro del periodismo deportivo ecuatoriano.

El libro sobre sus memorias es un pendiente

Rudy considera que le queda un sueño por cumplir: escribir un libro sobre su vida y contar hechos importantes de su trajinar en el mundo del deporte. Piensa que en algún momento lo va a culminar con la ayuda de uno de sus hijos. “Tengo que plasmar en ese libro mis inicios y después mi consolidación en este campo tan hermoso de la radiodifusión deportiva y particularmente del relato”.

Remberto Moreira dice que el legado de Rudy Ortiz es el ejemplo, porque todo lo que dijo siempre lo cumplió. “Todo lo que él sugería y recomendaba siempre lo puso en práctica”. Es una persona que jamás alzó la voz para pedir algo a un colaborador. El respeto era recíproco. “Rudy al invitado lo trataba de usted. Era tan cuidadoso que hasta en su familia es muy respetuoso y delicado”.

La familia

Se siente orgulloso de su familia. Su esposa, Sheyla Durango, ha sido “guía orientadora de su tarea, que ha coincidido plenamente con su labor”. La conoció en 1970 en la Universidad de Guayaquil, cuando estudiaba Lengua y lingüística, y Rudy Comunicación. Se casaron en 1975. “Me impulsó y me respaldó en esta tarea. Fue muy comprensible cuando los fines de semana uno no puede compartir con la familia porque está trabajando o relatando fuera del país. Es licenciada en idiomas».

Sus hijos Ruddy Leonel y Ruddy Rafael son parte fundamental de aquel anhelo de formar un hogar, donde se respire paz, tranquilidad, amor y comunicación. Sus dos nietos Leonel Alessandro y Giulián Rafael complementan la familia.

Para Rudy Ortiz Iriarte el periodismo es una profesión que tiene un gran tinte de sacrificio, por ello se debe cuidar sobre todas las cosas no caer en la vanidad. Por ello considera que es necesario alejarse de las tentaciones y ser útiles, antes que importantes, para llevar adelante la tarea. Es tan importante como la medicina porque cura al ser humano, el buen periodista cierra las heridas de las injusticias que se cometen contra las personas desprotegidas, que no tienen voz para hacer conocer sus reclamaciones. Es una hermosa profesión a la que siempre la ha calificado de muy noble y controversial.

 

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Iliana Cervantes Lima

Voces de la radio

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