Foto: Víctor Emilio Sánchez a mediados de la década de los 70 cuando estaba en Emisoras Gran Colombia; derecha en 1970 en Radio Gemas de Quito con Jacinto Landázuri Soto, Edgar Álvarez Mejía, Mauro Ferrín Vera y Douglas Vaca Vera.
Le encanta narrar su experiencia en el mundo mágico de la radio. Dice que este medio le ha dado fama, pero no fortuna. Su vida profesional la divide en tres etapas: Manta, Ambato y Quito.
Víctor Emilio Sánchez lleva más de 60 años frente al micrófono de manera ininterrumpida. Es porteño nació en 1940 en Manta, provincia de Manabí. Le gusta cantar. Su apego a la región interandina se dio porque su papá era de Píllaro, provincia de Tungurahua, pero viajó muy joven a la Costa y se asentó en el puerto manabita.
Hace unos 80 años, en 1943, su padre escuchaba las sesiones del Congreso Nacional. La única emisora que transmitía, a través de la Onda Corta, era HCJB, “La Voz de los Andes”. Además, sintonizaba las estaciones de onda corta como la Voz de América (VOA), porque transmitía los grandes combates de boxeo del campeonato mundial: Joe Louis, Rocky Marciano, Max Schmeling y todos los grandes campeones mundiales de la época. También le gustaba la BBC de Londres, Francia Internacional y la Deutsche Welle.
Alternó con grandes comentaristas y narradores de América como Carlos Arturo Rueda C. Ricardo Chacón García, Arístides Castro, Manolo Mestanza, Petronio Salazar, Rosendo Benalcázar Espinosa, Carlos Efraín Machado, Carlos Rodríguez Coll, El Chino Calero, pero su ídolo fue Ecuador Martínez Collazo, a quien considera como una verdadera escuela del relato deportivo ecuatoriano.
Contó con la amistad de Juan Felton Martínez, Wagner Abril, Eduardo Cevallos Castañeda, Gerardo Brborich, Fernando Beltrán Proaño, Edgar Villarruel Caviedes, Manuel “Lito” Pavón del Pozo, Alan Flores Valenzuela, entre otros.
Asegura que en el Ecuador hay tres escuelas del relato. La una liderada por Ecuador Martínez Collazo, del Sistema de Emisoras Atalaya; la otra por Carlos Rodríguez Coll, a quien le decían el hombre que televisa el fútbol; y la tercera del Chino Calero de Radio Nacional Espejo.
Trabajó en las radios Manta y Tropical de Manabí; Nacional Espejo y Cultural Mera de Ambato. Gemas, Nacional Espejo, El Sol, Gran Colombia y Nacional del Estado de Quito. Se jubiló en Radio Nacional Espejo de la cadena Amarillo, Azul y Rojo del Ecuador. Ahora tiene su emisora on line que tiene programación las 24 horas del día, porque su señal llega a todo el mundo.
Transmitió ciclismo, automovilismo, motociclismo, fútbol y box, este último deporte es su pasión. Siempre recuerda la frase que decía Petronio Salazar “la experiencia no es un accidente, en el relato de fútbol”.
Era 1957, cuando Víctor Emilio empezó a trabajar en radio Manta, tenía 17 años. Luego pasó a Tropical del mismo puerto, donde no le establecieron un sueldo. “En esa época ya se daba la modalidad: venga a trabajar, pero consígase un auspicio”. Esa era la tónica en todo el Ecuador, por eso “las voces no se desarrollaban, es decir a nadie le interesaba ir de locutor, porque era la última rueda del coche”, insiste.
Fernando Dávalos Vanegas, propietario de Tropical, había trabajado en Radio Cordillera de Quito, con el locutor quiteño Fernando Fegan Pólit. El radiodifusor manabita un día le dijo “oye tu voz no es para cabina sino para animación”, pero con el tiempo se dio cuenta que estaba errado, porque la voz de Víctor Emilio también era para cabina.
Cuando realizaba la cobertura periodística para esta emsiora valoró la importancia que tenía la palabra en la radio. A un locutor de la Voz de Portoviejo, que le decían “lengua de fuete”, presentó un radiodrama, en el cual se culpaba a un oficial serrano de apellido Quevedo de la muerte del conscripto Juan García, cuando en realidad el joven se había suicidado. La gente enojada se levantó y mató al capitán oriundo de Salcedo.
En Radio Nacional Espejo de Ambato tuvo la oportunidad de conocer a uno de los mejores libretistas y guionistas del país, Juan Felton Martínez, quien, con Blanquita Salazar, que se iniciaba en radio, hicieron en vivo “El Derecho de Nacer”.
En esta emisora realizó el primer ranking de las emisoras más sintonizadas, cuando en Ambato, el Dr. Gabriel García Mogrovejo, le pidió que lidere la pauta de Finalin, “que al dolor le pone fin”. Viajó por todo el país donde pudo conocer a los personajes de la radio de esa época como don Azael Terán de Ibarra, Fausto Almeida Cárdenas de Tulcán y los hermanos Vizcaino de Riobamba.
En Ambato transmitió un mitin político de Galo Plaza Lasso, que había pautado con Radio Nacional Espejo, pero en la ciudad no le querían al candidato, por ello lo recibieron con piedras. Víctor Emilio era el locutor, pero no podía graficar lo que sucedía, sin embargo, con su voz consiguió apaciguar a la gente y el discurso se dio. El contrincante de quien fue secretario de Organización de Estados Americanos (OEA) fue el Dr. José María Velasco Ibarra.
En Radio Nacional Espejo le dio oportunidad de locutar a doña Angelita Ramírez, la otra mitad de la Corporación Zaracay, por ello su esposo, Holger Velasteguí siempre le expresaba su agradecimiento.
A Víctor Emilio Sánchez cuando se le realiza una entrevista o presentación, siempre termina preguntando. Dice que eso lo aprendió del cantante chileno Antonio Prieto, quien siempre preguntaba al público. En cantante decía “Blanca y radiante” y el público contestaba “va la novia” …
Estudió medicina en la Universidad Central del Ecuador, como querían sus padres, pero no culminó. Luego laboró en el ministerio de Salud donde fue educador para la salud durante 30 años. Ahí se dio cuenta que sus progenitores tenían razón, le faltaba el título, para ocupar otros espacios.
Cuando estaba en esta secretaría de Estado estudió los 6 años en la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Central del Ecuador. Se considera un hombre de izquierda, siguió las ideas de Milton Reyes, Alfredo Castillo Bujasse, Alejandro Moreano y Agustín Cueva.
En la primera emisora que estuvo en la capital ecuatoriana fue en Radio Gemas. El Dr. Víctor Alava Ormaza, quién luego fue procurador de la Nación, dirigía la estación y lo llamó en 1967. Con el apoyo del jurista dieron un giro total a los relatos deportivos con la Cadena Cardinal de Guayaquil, siendo parte del equipo del Mundial México 70, con Jacinto Landázuri Soto, Manuel Adolfo Varas, Rudy Ortiz Iriarte, Alberto Sánchez y Pablo Aníbal Vela.
Posteriormente pasó a Radio Nacional Espejo, porque Juan Felton se vino a Quito a laborar en la emisora de Gerardo Brborich. Después siguió en Radio El Sol, donde presentó al locutor deportivo porteño Pablo Aníbal Vela conocido como el Rey de la cantera. Gracias al radiodifusor imbabureño, Fernando Beltrán Proaño, regresó a Radio Nacional Espejo.
A mediados de la década de los 70 del siglo pasado, a Víctor Emilio lo llamó el propietario de Emisoras Gran Colombia, Eduardo Cevallos Castañeda, para conducir un programa: “Carrusel deportivo del domingo”. Ese espacio lo fundó Jacinto Landázuri Soto, en Radio Mambo de Guayaquil. El programa era de la Cadena Deportiva Continental de la Voz de América con Luis Daniel Uncal. En Emisoras Gran Colombia transmitió como centro base, el lanzamiento del satélite a la luna, después la canonización del Hermano Miguel.
La política no estuvo lejana de su vida, organizó las candidaturas de las provincias de la Costa de Unión Popular Latinoamericana (UPL). Lo cumplió en todas, menos en Manabí, donde él tuvo que participar como candidato, en primer puesto, de la lista de diputados por la lista 17, que era liderado por el empresario quiteño Hugo Caicedo.
Siempre habla de defender la camiseta del medio donde se labora. Víctor Emilio Sánchez cree que es importante empatar la conciencia física con la espiritual, porque si se tiene pensamientos positivos, la persona le obliga al organismo a tener resultados efectivos, lo mismo sucede con la radio hay que ponerle algo positivo, no todo es malo, repite.
Víctor Sánchez, el sanador del pueblo
El padre de Víctor Emilio Sánchez era oriundo de Píllaro, provincia de Tungurahua. A mediados de la década de los 30 del siglo anterior lo llevó su padrino, primero a Guayaquil y luego se trasladó a Manta en busca de oportunidades. En el Puerto aprende el oficio de boticario, preparaba todas las recetas que los médicos mandaban: un gramo de triquinina, un gramo de tal cosa, porque en esa época no había las pastillas, sino las obleas, que eran como las hostias. También se vendía una especie de ampollas, pero el remedio eficaz, eran las bebidas que hacía don Víctor.
Este medicamento se vendía en una botella de vidrio, que traían los pacientes o sus familiares, eran previamente lavadas con agua hirviendo. Se las tapaba con un buen corcho y quedaban perfectas. Don Víctor Sánchez elaboraba la bebida y en ese instante les daba las indicaciones de cómo debían tomar. Aprendió el oficio en ese lugar.
Cuando se separó de la botica, puso una de su propiedad, pero fracasó, porque él ayudaba mucho a la gente. “A las personas que no tenían dinero, no les cobraba, les atendía, les inyectaba de manera gratuita”, por ello fue muy querido en Manta, a tal punto que hace unos meses a la avenida 108, le pusieron el nombre de Víctor Sánchez, el sanador del pueblo.
El armatoste era un radio y escuchaba HCJB
Por Manta ingresaba toda la tecnología que sorprendía en la época. Su padre llegó a la casa, con tres personas, cargando un armatoste. Con la curiosidad infantil le pregunta ¿qué es ese mueble tan grande? Don Víctor le contesta, una radio. “Era un aparato enorme que tenía un ojo gigante en el medio, con un botón que se lo manipulaba. Se movía la aguja y se buscaba las emisoras de banda corta”.
Hace unos 80 años, su padre escuchaba las sesiones del Congreso Nacional. La única emisora que transmitía, a través de la Onda Corta, era HCJB, “La Voz de los Andes”. Esta estación le enseñó a Víctor Emilio Sánchez, a través de la voz de los locutores que laboraban allí, cómo se debía hablar. Eso lo puso en práctica, cuando empezó a trabajar en la radio en 1957. Tenía 17 años e identificaba a la estación: “Están en sintonía de HC4ED”, porque esa era la identificación de la radio que trabajaba.
La VOA y los campeonatos mundiales de boxeo
Su padre era muy aficionado a escuchar las estaciones de onda corta porque no había todavía la onda local o la Amplitud Modulada (AM). Sintonizaba emisoras y cadenas internacionales como la Voz de América (VOA), BBC de Londres, Francia Internacional y la Deutsche Welle. Sin embargo, la que más sintonizaba era la VOA, porque transmitía los grandes combates de boxeo del campeonato mundial: Joe Louis, Rocky Marciano, Max Schmeling y todos los grandes campeones mundiales de la época.
En esos años el racismo era muy fuerte. Recuerda una pelea en la cual se disputaban “el negro y el blanco”. El alemán Max Schmeling retaba al estadounidense Joe Louis. Víctor Emilio se impresionó tanto que trataba de imitar al famoso narrador de boxeo que le decían “Bacanal”.
Desde ahí su deporte favorito es el box, por ello cuando vivió en Ambato organizó una cartelera boxística. Muchos pugilistas le pedían que realice otra “le hemos de cobrar baratito”, le insistían. Eso da la experiencia, porque uno como relator deportivo tiene que hacer de todo, recalca. Su padre influyó en su pasión por la comunicación.
Emilio Bohrer, Radio Manta, el Colegio San José y el poder del perifoneo
La radio cuando llegó a Manta, lo hizo a través de un político, “que era un cacique, Emilio Borher”, quien, tenía un poder económico muy grande en la zona. Gobernaba el país José María Velasco Ibarra.
El empresario instaló el primer complejo de radio que era único en el Ecuador. En 1945 tenía transmóvil, un carro con bocinas, con eso hacía la campaña política y fundó el diario “El Siglo”, en donde el Dr. Víctor Alava Ormaza era el editorialista, en el mismo edificio funcionaba la radio Manta.
Cuando estudió en el colegio San José de los padres italianos, trajeron de ese país las primeras cuatro bocinas a Manta y las instalaron en el plantel. Víctor Emilio ya tenía en su corazón a la comunicación, por ello se iba donde el sacerdote y le pedía hablar en los parlantes. El padre aceptó.
Con el micrófono en mano les pedía a los estudiantes que estén firmes. “Atención compañeros, atención fir…”. Todo el mundo se cuadraba, ahí ratificó el poder de la palabra, a través del perifoneo. Fue escalando, a través de las bocinas narraba los partidos de los campeonatos colegiales.
Se inició con el baloncesto, porque el estadio que se jugaba fútbol fue expropiado para que funcione el colegio 5 de junio. Esa fue una gran época donde no hubo fútbol sino básquet. Eso le favoreció bastante a Víctor Emilio, porque la narración es cuestión de memoria, aprenderse los nombres de los jugadores, mientras que en el básquet jugaban 10, en el fútbol 22. Eso facilitaba mucho en la identificación porque eran menos nombres.
De esa época salieron personalidades del baloncesto. Muchos años después inauguraron el Estadio Jocay de Manta. También narró indorfútbol, que era con una pelota de trapo. En el coliseo Obrero del Puerto, que era el único escenario deportivo público, narró varios partidos de fútbol.
Radio Manta, el declamador y la guaracha
Era 1957, cuando Víctor Emilio empezó a trabajar en la radio, tenía 17 años. “Están en sintonía de HC4RD”, era la identificación de la radio. Todavía no había la onda local, la de AM.
A esta estación acudió unas tres veces como parte del público, para observar un programa donde actuaba un declamador. Un día no fue la figura central, el director no sabía qué hacer. Víctor Emilio inmediatamente se acercó “oiga amigo, yo puedo imitarle al declamador”. Ese día fue su debut. Primero fue declamador, luego formó parte del equipo de noticias y programador de música.
En Radio Manta solo había la guaracha, que luego se convirtió en la salsa; la cumbia colombiana y ya inventaron el merecumbé. Con esos programas de música tropical se inició. Su otro compañero conducía un programa de música nacional, pero había poco material. Solamente se tocaba del dúo Ecuador, “conformado por los compositores, cantantes y guitarristas: Nicasio Espiridón Safadi Reves y Enrique Ibáñez Mora”. Cuenta que este dúo fue el primero que grabó discos de carbón en Estados Unidos y los trajeron al Ecuador. Eran grandes de 78 revoluciones por minuto, todavía no se inventaba el disco pequeño de 45 revoluciones, peor los LPS.
Fernando Dávalos, Fernando Fegan y Radio Tropical
Fernando Dávalos Vanegas era hijo de un gran maestro, director de un colegio. Fundaron en el Puerto Manabita Radio Tropical. El joven había estudiado en Quito y conoció a muchos valores como el Coco Pesantez, Fernando Fegan Pólit, Gonzalo Maldonado Quijano, Gerardo Brborich, entre otros.
Radio Cordillera en la capital, era una estación de élite, no había la FM, pero esta emisora tenía una programación que era diferente de las otras. Se caracterizaba por tener voces espectaculares como Edison Terán Rivadeneira, Guillermo Jácome Jiménez, Gonzalo Portugal, René Torres, entre otros. Fernando Dávalos Vanegas había trabajaba ahí y llevó ese estilo a la radio manabita.
Luego se fundó radio Cenit, del señor Randolfo Sierra, que tenía un estilo popular, mientras que Tropical era “la voz de la élite”. Se cuidaba el lenguaje, los programas eran selectos con música clásica. La del señor Adolfo Sierra tenía una programación más cercana al pueblo.
De la mano de su tutor Fernando Dávalos Vanegas, Víctor Emilio, transmitió desde el Colegio San José, el primer Cuadrangular de Baloncesto Interprovincial. Participaron La Salle de Quito, los Hermanos Morán de Jipijapa, colegio 5 de Junio y San José de Manta.
Tu voz no es para cabina
Víctor Emilio presentó a Julio Jaramillo, Lucho Barrios, Olimpo Cárdenas… Esto se dio porque Fernando Dávalos Vanegas, le dijo “oye tu voz no es para cabina sino para animación”. Consideraba que para trabajar en cabina “había que tener la gran vocce”.
Por sugerencia de su maestro se hizo animador y se convirtió en el presentador oficial en el coliseo de todos los cantantes que llegaban a Manta. Ese trayecto en su ciudad hizo que se enamore de la radio y no la cambie, a pesar de que ha hecho televisión, prensa y medios digitales.
El respeto al micrófono siempre lo ha tenido. En la época que se inició había voces muy graves, como Alberto Carbo de Radio Manta, Fernando Dávalos Vanegas de Tropical, Fernando Fegan y Guillermo Jácome Jiménez de Cordillera, en Quito. “Todos estos locutores hicieron el progreso del Ecuador con noticias, comentarios y opiniones”, repite.
Víctor Emilio quería vencer el mito que el tono y ritmo de su voz era solamente para animación y presentación. Con el tiempo llegó a ser locutor de cabina. Modificó el tono de voz para anunciar, la hizo más grave, le incluyó exquisitez, como les caracterizaba a las voces de esos años, quedó perfecta.
El timbre también lo tienen sus hermanos y lo heredaron de su padre, Víctor Sánchez. “El timbre de voz no cambia, se hereda”. Variaría la tersura y la emotividad con la que se relata o presenta un programa, pero nada más, insiste.
El Chingolito, el lengua de fuete y el poder de la palabra
Cuando Fernando Dávalos le insistió que “tu voz no es para cabina, no te hagas ilusiones”. Llegó su turno que era más o menos a las 10:00. Cuando le insiste “vente Chingolito”, tenía ese apodo, porque cuando era niño se enfermó y engordó. Le decían que se parecía a un Chingolo, que es un ave parecida al gorrión.
El propietario de la estación le da una grabadora Philips de cinta, un micrófono y un cable de luz, para que lo conecte en algún poste. ¿Qué pasa? le pregunta Víctor Emilio. “Sabes que en Portoviejo acaban de revelarse y se han tomado el cuartel ¿y cómo eso? Por eso mismo ándate a cubrir esa noticia, le contesta.
Cogió el carro hasta la capital de la provincia de Manabí. El terminal terrestre estaba cerca del cuartel. Desde que llegó escuchó el sonido de las balas. Dejó la grabadora porque no había donde conectar, no había ni postes, peor luz. Era una guerra, porque el pueblo se había tomado los alrededores del campamento. Asaltaron el cuarto de armas y se tomaron los fusiles. El motivo era que en el sepelio del conscripto Juan García, el capitán Quevedo, que era el jefe de la zona, fue con un piquete de soldados para acompañar el féretro del joven que se había disparado.
En la Radio la Voz de Portoviejo una persona a quien le decían “El lengua de fuete”. “Levantó a la población asegurando que el culpable de la muerte del joven era el capitán Quevedo, quien era serrano de Salcedo, provincia de Cotopaxi. En esa época había una fobia por el serrano”. Víctor Emilio en ese momento se dio cuenta del poder de la palabra para enfrentar o apaciguar.
Esto se incendió porque “el lengua de fuete” presentó un radiodrama, en donde se culpaba al oficial de la muerte del conscripto. Al acompañar el capitán con el piquete de policías, alguien salió y comenzó a gritar “asesino, criminal”. En la siguiente cuadra la gente lo persiguió. El oficial se retiró con su piquete y se fue al cuartel. La gente lo siguió, él se refugió en el casino de oficiales. Lo rodearon, se tomaron las armas e incendiaron el lugar. El militar salió y lo mataron a balazos. Después lo arrastraron desde el cuartel hasta el otro lado de la ciudad. En los basureros, que era la salida de Portoviejo, lo terminaron de incinerar. “A mí me tocó cubrir ese evento”.
Llegó a Portoviejo a las 14:00. Más o menos a las 18:00 le tocó regresar a Manta. En la radio habían anunciado, “en un momento más viene nuestro reportero que se encuentra en la ciudad de Portoviejo. Era el tiempo que no había comunicación inmediata, porque el telegrama, que iba de ciudad en ciudad, se demoraba tres o cuatro horas”. Cuando llegó, le tocó relatar. Víctor Emilio tenía la idea y la responsabilidad de que con la palabra podía revelar y tranquilizar a la gente. “Ese es el poder que tiene o tenía el locutor y la radio en los oyentes”, repite.
La imaginación del que escucha es muy distinta al de la persona que ve una noticia, en dónde le muestran un sinnúmero de imágenes. “Los narradores, como el caso mío, he cuidado muchísimo lo que digo, no solamente el en el relato deportivo”.
Defender la camiseta
En Manta las emisiones de radio iniciaban a las 12:00 y terminaban a las 22:00. En esa época se comenzó a utilizar una frase: defender la camiseta entre los trabajadores de radio. Víctor Emilio defendía la camiseta de Radio Tropical, que era de élite y otros de la de Cenit, que era de corte popular. Entre los dueños de la radio también marcaban diferencia.
Una vez en el parque Azúa de la ciudad de Manta se reunía la gallada para conversar. Estaba Fernando Dávalos con un radio y escuchaba la despedida que hacía el señor Randolfo Sierra: “Radio Cenit de Manta, afiliada a la BBC de Londres, a la Dolce Belle, de Alemania, Radio Programas del Perú, Radio Francia, RT de Rusia…”
El propietario de Radio Tropical comentaba que el dueño de Cenit no era ni afiliado al seguro social y mete a toditas las emisoras internacionales. Víctor Emilio siempre cuidó la camiseta y por ello en su hoja de vida no hay muchas emisoras, porque siempre defendió el nombre de la radio que estaba.
“Todos los ecuatorianos quieren vivir en su capital”
Víctor Emilio destaca que son tres las ciudades a las que quiere mucho, porque fueron parte importante de su vida: Manta, Ambato y Quito. Señala que hay una frase que sintetiza su apego a la Carita de Dios “Todos los ecuatorianos quieren vivir en su capital. Para mí Quito es la ciudad Luz”, repite.
Víctor Emilio no conocía la Sierra, pero en una ocasión unas primas de Ambato llegaron al Puerto. “Mi papá como era gentil por la cultura de la Sierra, me dice ve, han venido tus primas acompáñalas”. Cuando llegó a la ciudad de las Frutas y las Flores le encantó la región interandina y se quedó, aunque su destino previo era ir a Guayaquil para estudiar Medicina. En la ciudad de los Tres Juanes trabajó en lo único que sabía hacer, hasta esa época, con la voz.
Radio Nacional Espejo de Ambato y Juan Felton Martínez
Cuando tuvo la posibilidad de trabajar en Radio Nacional Espejo de Ambato, conoció a uno de los mejores libretistas y guionistas del país, Juan Felton Martínez, utilizaba el sinónimo de Paco Martínez. Era la época de las radionovelas que transmitía la emisora de la Cadena Amarillo, Azul y Rojo del Ecuador.
Juan Felton y Blanquita Salazar, que se iniciaba en radio, hicieron en vivo “El Derecho de Nacer”. “Ella hacía imitación de cinco voces. Era niña, joven, mamá, hacía todos los personajes femeninos; y Juan Felton todos los personajes masculinos”.
A la radio en la ciudad de Ambato se la puede dividir en antes y después de Juan Felton, quien luego se hizo político de izquierda y fue secretario de la alcaldía del señor Neptalí Sancho, en la década de los 60 del siglo anterior. Cuando se dedicó a la política, le encargó a Víctor Emilio la dirección de radio Nacional Espejo. En esta estación también transmitió fútbol, era 1960.
En Ambato ya se lo veía al propietario de la Corporación Zaracay, Holger Velasteguí Domínguez, quien era de Quisapincha, una parroquia rural del cantón.
El auspicio de la campaña de Galo Plaza Lasso y las piedras
Siempre pensó que la libertad de expresión no estaba solamente en las manos del dueño de la radio, sino en las circunstancias de la pauta. En Ambato tuvo una anécdota. Juan Felton Martínez recibió un auspiciante que era la campaña política de Galo Plaza Lasso.
Hubo una promoción política, donde se indicaba que tal día y tal hora llegaba Galo Plaza a la ciudad. Invitaron a toda la gente. El candidato contrario era el Dr. José María Velasco Ibarra, quien decía que le den un balcón y sería presidente con el poder de la palabra.
Víctor Emilio tenía que transmitir ese evento político. Instaló los micrófonos, llevó unos 300 metros de cable, desde la Plaza Cevallos hasta en un edificio que todavía existe por el lugar. Galo Plaza tenía que hablar desde un balcón. Extendieron los cables por las calles de la ciudad hasta el estudio de la radio. El candidato llegó a las 11:00. Víctor Emilio abrió la señal desde las 10:30. “estamos aquí desde la plaza Cevallos de Ambato, para recibir al candidato de las multitudes, del Partido Liberal, el señor Galo Plaza Lasso”.
Cuando llegó el candidato, la gente se había tomado los alrededores de la Plaza Cevallos. A punta de piedra no lo dejaban ingresar al local donde tenía que hablar. Víctor Emilio no sabía cómo relatar ese hecho. El director de la radio le pide que no diga que no le dejaban ingresar al candidato del Partido Liberal, ni que le están tirando piedras. “Tienes que decir que hay unas cinco mil almas esperando al candidato”, le repetía en voz baja.
Ahí entendió que la libertad de prensa cuando es trabajador de un medio no es libertad sino orden. En ese momento tuvo que limar e inventar alguna excusa para no decir que ese candidato no lo quieren en la ciudad de Ambato, pero como pautó en la emisora, le dio la vuelta al mensaje. Eso influyó para que le dejen entrar y brinde su discurso. Los ánimos de la gente cambiaron.
Angelita Ramírez, la otra mitad de la Corporación Zaracay
Víctor Emilio era el director de Radio Nacional Espejo, cuando de pronto llega una señorita muy bonita y de pelo ensortijado. Juan Felton Martínez le indicó que le enseñe todo lo relacionado al medio. La joven le comentó que le gusta la radio y quisiera colaborar. El locutor manabita le contestó. “Venga”, porque la radio primero es observación y luego práctica. “Venga a ver cómo se locuta”. Era Angelita Ramírez, ya fallecida, esposa de Holger Velastegui, propietario de Estereo Zaracay. Después de eso no supo más de ella.
Cuando un día le visitó al dueño de Corporación Zaracay en Santo Domingo de los Tsáchilas, la vio y saludaron. La joven locutora se había casado con el propietario de100.5 FM, Holger Velasteguí Domínguez, quien le tiene mucha gratitud a Víctor Emilio, por la apertura que tuvo, para enseñarle a locutar a su esposa.
El Velocímetro Musical, Los Niños Catedráticos y Romance con mi destino
En Radio Nacional Espejo para salir al aire, Víctor Emilio Sánchez, creó varios programas como “El Velocímetro Musical”. Era la época del disco de 45 revoluciones por minuto. Víctor Emilio le cambiaba y le ponía en 78, entonces la velocidad se incrementaba.
La gente llamaba por teléfono y Víctor Emilio preguntaba ¿quién es el cantante? ¿Cuál es el nombre de la canción? Eran dos preguntas que causaron mucho interés en los oyentes, quienes se esforzaban por participar y brindar las respuestas correctas. Luego se inventó otro espacio “Los Niños Catedráticos”. La voz de un niño contestaba las llamadas telefónicas. Le preguntaban el nombre de la capital de Rusia, sumas, restas, multiplicaciones, divisiones y hasta raíces cuadradas.
Eran los años cuando el bolero era el rey y con esa música, Víctor Emilio Sánchez, creó “Romance con mi destino”. Se ponía temas que tenían mucho que ver con el desamor.
Finalin que al dolor le pone fin…
Para el programa “Romance con mi destino”, Víctor Emilio necesitaba un auspiciante y llegó el Dr. Gabriel García Mogrovejo, quien daba a conocer unos productos de venta médica. A pesar de la difusión, el profesional se mostraba pesimista por los resultados de la publicidad.
Víctor Emilio, le insiste que la venta no funciona porque lo que necesitaba era trabajarla en los medios. Ante esa sugerencia le nombra visitador médico. Al Dr. García le insiste en que hay que hacerles a los productos populares. En esa época ya existía la pastilla Mejoral, “Mejor, mejora, Mejoral”.
El locutor manabita realizó una encuesta con dos preguntas ¿Usted qué toma para el dolor? y ¿muéstreme la etiqueta? Le indicaban, mientras que Víctor Emilio, les decía mire este producto. El resultado de la encuesta dio que sería bueno para el dolor entonces alguien dijo “poner fin al dolor”. Le pusieron Finalin que al dolor le pone fin”.
“Con eso el Dr. García Mogrovejo, no solo que hizo fortuna y fama”, sino que a Víctor Emilio le encargó el marketing de publicidad en todas las radios del país. En Carchi fue a Ondas carchenses, con don Fausto Almeida Cárdenas; en Imbabura Equinoccial de Ibarra con Azael Terán; en Quito, Ambato Radio Nacional Espejo, en Riobamba la Voz del Prado, en Cuenca La Voz del Tomebamba. En Loja radio El Progreso, de propiedad de Luciano Guerrero, con quien pudo cantar e hicieron un programa de boleros con piano.
En la Costa. En Esmeraldas Radio Iris de Daniel Álvarez Tenorio, en Manabí con la Voz de Portoviejo, en Manta Cenit y Tropical. Fue un éxito. Víctor Emilio para pautar en las radios de la Costa y la Sierra hizo el primer ranking de las emisoras más sintonizadas. En esa época había solo en las 14 provincias del Ecuador, porque ir a las del oriente era muy difícil, no había carreteras en buen estado.
Don Azael Terán y Radio Equinoccial de Ibarra
Víctor Emilio cuenta que fue grato conversar con el radiodifusor imbabureño, Azael Terán Reyes, porque cuando viajó a Ibarra pudo conocer a su familia: su esposa e hijas. Cómo estaba jovencito en la ciudad blanca tuvo una novia de apellido Torres.
Don Azael era un hombre auténtico de radiodifusión. “Yo lo quería mucho”. Recuerda que Radio Equinoccial, era la única emisora en onda corta, después de la HCJB, que llegaba a Manta. Tenía los transmisores de onda corta, que era una situación complicada tecnológicamente.
“Ahora la radio está en una mesa del escritorio, pero antes se debía tener unos terrenos grandes donde se regaba agua para que brille como espejo y se emita la señal. Los armatostes inmensos con unos tubos tremendos. La entena era sumamente alta”.
Su papá también oía Equinoccial de Ibarra, El Prado de Riobamba, cuando todavía no trabajaban los hermanos Vizcaino, que llegaron a ser grandes locutores: Marcelo y Julio Vizcaino Moscoso, HCJB hizo un verdadero complejo en el Ecuador. Gracias a esta delegación del Dr. García Mogrovejo, que resultó una cosa fantástica, conoció a los grandes referentes de la radio del país.
Víctor Emilio, Antonio Prieto y la participación del público
Víctor Emilio destaca que se precia de ser testigo del nacimiento y triunfo de varios cantantes ambateños, como los Hermanos Miño Naranjo “a quienes pollitos los llevaba yo a la radio”. Igual al Dúo Zambrano Erazo y muchos otros.
Recuerda que un aniversario de la radio se realizó en el teatro El Inca. La estación siempre necesitaba fondos, porque la publicidad nunca ha sido suficiente para mantener una emisora. Víctor Emilio estaba como animador, la gente le pidió que cante y lo hizo con la participación del público. “Ahí está la capacidad del animador o locutor de relacionarse con los oyentes y el público”, repite.
En esa época había dos cantantes chilenos que eran muy conocidos: Lucho Gatica y Antonio Prieto, el primero tenía una voz muy melódica e impuso ese estilo. Sin embargo, Antonio Prieto le ganaba a Lucho Gatica, porque él hacía participar a la gente, eso fue importante para el locutor manabita, por eso aconseja a todo cantante que haga eso.
La interacción con el público se daba cuando Prieto decía “Blanca y radiante… y el público contestaba… va la novia… “. En casi toda la canción participaba la gente.
Víctor Emilio cuando animaba también hacía lo mismo. Esas son claves que todo presentador o animador debe hacer. Igual cuando le entrevistan no deja su rol de periodista, da sus respuestas, pero al final insiste “a usted que le parece”.
Es un fanático de la música, por ello asegura que lamentablemente los grandes románticos, que interpretaron boleros, nacieron en la misma época y de lo buenos que eran uno no sabía que tema escoger.
El rock clásico es otra de sus pasiones y tiene en mente crear un espacio que analice y difunda el rock cultural.
Radio Cultural Mera de Ambato y Luis Wagner Abril
De Ambato tiene buenos recuerdos, inclusive sentimentalmente porque cinco hijos suyos nacieron en la Ciudad de los tres Juanes. El periodista Wagner Abril estudiaba en el Colegio Mera. Su padre don Luis Abril, era amigo de Víctor Emilio, además un oyente fijo de la radio Nacional Espejo.
Un día le envío a su hijo Luis Wagner para que le enseñe sobre locución y radio. Víctor Emilio a sus alumnos les pide que ensayen en las primeras horas de la mañana, cuando se abre la emisora. Primero porque no hay mucha sintonía. Segundo porque si hay alguna equivocación, no le identifican al locutor, por ello la práctica es importante.
“Lucho consiguió el auspicio de un restaurante de un señor Jacinto Tenenchana. La cuña era: “Vaya al restaurante Piña del Mar, secos de chiva y de chivo, secos de gallo y de gallina, caldo de patas del Jacinto. Hubo problemas con el propietario del restaurante, quien ya no pautó más.
En esos años en Ambato había locutores muy conocidos como los señores Velasteguí, Erazo, Herman, después llegaron más locutores con escuela y estilo… En un inicio cada locutor tenía que labrar duro para llamar la atención y ganarse a los oyentes. En la ciudad había cinco radios: Paz y Bien, del Sindicato de Choferes, Centro que era de los almacenes Chillo Jijón, Continental que tenía un estilo popular y Nacional Espejo.
Don Gerardo Brborich, la Cadena Caracol y el cambio del relato en el Ecuador
Víctor Emilio estudio en lo que antes era la Universidad Técnica de Ambato, que tenía tres especialidades: Gerencia, técnica industrial y contabilidad. Siguió la primera, porque él quería ser gerente de la Voz de América. “Yo no soñaba solamente con tener una radio en el Ecuador, sino una cadena de radios y eso me enseñó don Gerardo Brborich, dueño de Radio Nacional Espejo, que llegó a tener 39 frecuencias en todo el país”. En esta institución superior estuvo hasta segundo año.
Recuerda que el propietario de Emisoras Gran Colombia, Eduardo Cevallos Castañeda, instaló una radio de 50 mil vatios de potencia. En eso, insiste, nos llevó muchos años de adelanto las radios colombianas, porque en cierta medida yo soy hijo de la Cadena Caracol. “Radio Caracol, la radio del río Cauca”.
En el país del norte hacían programas fantásticos. Cuando llegó Pelé a Colombia, los locutores colombianos ya estaban en el avión con el jugador brasileño y transmitían en vivo la llegada. “Ahora es prohibido, pero es un ejemplo de cómo eran de desarrollados.
Los colombianos están muy adelantados y daban cátedra, a tal punto que cuando Argentina obtuvo el mundial en 1978, tuvieron que desplazar a todas las grandes figuras, como Víctor Hugo Morales, José María Muñoz y contrataron a dos colombianos, uno de ellos fue Pachi Andrade, quien fue y cambio el estilo de narración de los argentinos, aunque no pudo con el tono y el acento de ese país, “que para mí es el modelo del relato que caracteriza a Argentina”.
“Siempre tuve la idea de cambiar totalmente la estructura del relato, claro que ni la FIFA ha podido cambiar las normas del fútbol”, por eso dice que para tener éxito y vivir bien hay que cumplir las reglas.
Las tres escuelas del relato
Víctor Emilio antes de llegar a Quito, ya sabía que en Ecuador había tres escuelas y estilos del relato. El primero lo puso Ecuador Martínez Collazo del Sistema de Emisoras Atalaya de Guayaquil. Relataba al pie de los hechos, como lo hacía Jacinto Landázuri Soto o Tobías Barrilla. Narraba “lleva la pelota el jugador Hurtado, Hurtado por la derecha y mete el centro…”. Narraba tal como sucedía la jugada, pero el manabita Carlos Rodríguez Coll relataba con ritmo y se adelantaba a la jugada, por ello Víctor Emilio le puso “la metralla adelantada”. Antes que el deportista realice la jugada él ya decía lo que iba a suceder. Cuando se producía el gol, él se anticipaba y gritaba antes de que se escuche el grito en la cancha o en los graderíos. Carlos Rodríguez Coll dejó un alumno que se llama Mauro Ferrín Vera, de San isidro Manabí, a quien Víctor Emilio le decía que el relato, no era solo el ritmo sino la pronunciación.
El tercer estilo le fascinaba al Víctor Emilio, era del Chino Calero narraba en Radio Nacional Espejo y Emisoras Gran Colombia. Lo hacía con la jugada retrasada. Cuando ya el jugador topaba la pelota, después de lo que tocaba, él narraba.
Víctor Emilio sugiere a los nuevos relatores que es necesario conocer y analizar los estilos y escuelas del relato. ¿Cuál se adapta más a la voz, al ritmo, al entusiasmo y a las posibilidades de respiración? porque es importante que un narrador deportivo no se descuide de la respiración, del inhalar y exhalar.
Cuando Víctor Emilio laboraba en Emisoras Gran Colombia con Manuel “Lito” Pavón del Pozo, quien narraba ciclismo, automovilismo y fútbol. “Él se descuidó de la respiración, porque se dio al tabaco y sus pulmones no tenían la fuerza para cantar el gol. A mí me sucedió en una época que descuidé mi respiración y cuando cantaba un gol me salía un gallo”.
Radios Gemas, Mambo y el Rey de la Cantera
Cuando llegó a Quito, Víctor Emilio quiso seguir sus estudios en Gerencia que había iniciado en Ambato, pero no le hicieron válidos esos años, porque venía de un instituto superior, en la Universidad Central no aceptaban y le tocó iniciar de cero.
El Dr. Milton Alava Ormaza, quien fue procurador de la Nación”, tenía una columna en diario El Universo que se llamaba “Desde Quito”. Carlos Pérez Perasso, dueño de diario El Universo y la empresa de jabón Mambo, compró en Quito, Radio Gemas a unos ciudadanos cubanos.
Esta radio la dirigía el jurista manabita, quien en 1967 lo llamó para que sea parte de la estación. Con el apoyo del director hubo un giro total a los relatos deportivos con la Cadena Cardinal de Guayaquil. Víctor Emilio fue parte del equipo del Mundial México 70, con Jacinto Landázuri Soto, Manuel Adolfo Varas, Rudy Ortiz Iriarte, Alberto Sánchez y Pablo Aníbal Vela.
Radio Mambo, también era del Grupo El Universo tenía 50 mil vatios de potencia en AM. Se oía en todo el Ecuador. Cuenta que “en esta emisora transmitía un personaje odiado por la gente de la Sierra, que se llamaba Pablo Aníbal Vela”. Le propusieron a Víctor Emilio que le presente al Rey de la Cantera al medio día. El locutor manabita contestó que no. “Viene la gente, me incendia y me matan, no, no”. Le insistieron y les responde “yo solo le presento y lo despido”.
Víctor Emilio anunció “vamos a entrar en cadena con Radio Mambo para presentar el programa de Pablo Aníbal Vela Córdova, El Rey de la cantera, y lo despedía”. Pero al medio del programa el locutor porteño le preguntaba ¿cómo estaba el futbol en Quito? No podía dejar de contestar o dejar el espacio vacío. Y le tocaba responder.
Quito, Juan Felton, Radio Nacional Espejo y el Cura Carrasco
En la capital ecuatoriana luego fue a Nacional Espejo, porque Juan Felton, se vino a Quito, a la emisora de Gerardo Brborich. El radiodifusor ambateño encontró los libretos del Cura Carrasco e inició el programa, trajo a la locutora Morayma Rojas. Tuvo un gran éxito, porque fue único en su género, destaca Víctor Emilio.
Hubo una polémica en el que decían que él no era el autor del cura Carrasco. “Realmente no era el Cura Carrasco, pero recibió la orden de Gerardo Beborich para que haga”. Le salió muy bien. “Ahí me di cuenta de que la radio da fama, pero no da dinero”.
Recuerda que el señor Carlos Rodríguez Paredes, un dirigente político de izquierda y lideraba algunas lotizaciones en el norte de Quito. “Tuvo que regalarle un terrenito en el Comité del Pueblo. Ahí vivió Juan Felton. Cuando él se jubiló en Radio Nacional Espejo, le dieron una refrigeradora, equipo de sonido, cocina, es decir todos los productos de canje, porque la vida de un locutor es una vida dramática, porque no se gana mucha plata”, reitera.
Campeonato afroasiático Latinoamericano
Cuando estaba en radio El Sol transmitió el campeonato afroasiático Latinoamericano, ahí tuvo muchas anécdotas de cómo los dirigentes van a los eventos deportivos en mayoría. “Van 20 dirigentes y dos deportistas”.
Le tocó relatar a la selección de China con sus grandes estrellas del ping pon, para ello estudió unos 15 días antes. Investigó el tema, términos, jugadas, figuras. Recuerda que en una ocasión dijo: “la delegación de China comunista”. Se acercó la embajadora y le indicó que no diga así, porque es China Popular. Uno tiene que aprender, en esa época la China estaba tan lejos, ahora ya se sabe del mandarín, repite.
Fernando Beltrán Proaño y Jaime Bowen Andrade
Nuevamente regresó a Radio Nacional Espejo, gracias al radiodifusor imbabureño, Fernando Beltrán Proaño, quien tiene una radio en San Pablo del Lago. En 1975 fue nombrado director de Radio Nacional del Ecuador. Se enteró que Víctor Emilio tuvo una discusión laboral en Radio El Sol, donde fue a trabajar con el licenciado Jaime Bowen Andrade, quien hacía el comentario deportivo, después se vinculó con la dirigencia deportiva y llegó a ser presidente del Aucas. El dirigente deportivo manabita nació en la radio El Sol y luego comentó en Emisoras Gran Colombia.
“Yo seguía en Nacional Espejo”, porque el propietario de Radio El Sol, César Estrella, entregó la administración a otra persona. El relator manabita tenía algunos auspiciantes, uno de ellos era del señor Walter Viteri, también dirigente y organizó el marketing de Aucas. Era propietario de los almacenes Viteri y fue un perenne auspiciador de su programa.
Como sueldo ganaba el auspicio que tenía de la importadora Viteri, cuando vino este personaje a la estación quiso eliminar esos acuerdos previos. Eso incomodó a Víctor Emilio, porque la Radio El Sol no le pagaba un sueldo. El administrador le indicó que la emisora le está dando fama. Él le contesta “qué fama” y se fue. De ahí pasó a Emisoras Gran Colombia.
Emisoras Gran Colombia y Eduardo Cevallos Castañeda
A mediados de la década de los 70 del siglo pasado, a Víctor Emilio le llamó el propietario de Emisoras Gran Colombia, Eduardo Cevallos Castañeda, para conducir el programa “Carrusel deportivo del domingo”. Ese espacio lo fundó Jacinto Landázuri Soto, en Radio Mambo de Guayaquil, pertenecía a la Cadena Deportiva Continental de la Voz de América con Luis Daniel Uncal.
Recuerda que iniciaban con esta frase “un abrazo deportivo desde el Cabo de Hornos hasta Canadá”. De Ecuador lo integraron: Edgar Villarruel Caviedes, Lito Pavón del Pozo, entre otros. Causó sensación en el mundo del deporte porque era un recorrido del fútbol, desde el extremo sur hasta el extremo norte del continente americano.
“Adelante Argentina” y daba su reportaje de cinco minutos; adelante Chile, igual; adelante Uruguay… Adelante Perú, adelante Ecuador ahí entraba Víctor Emilio, quien daba un resumen de la actividad deportiva a la cadena continental. Adelante Colombia, Centroamérica y México. Ahí conoció a las grandes figuras de la radio de los países que participaban.
Se transmitía los domingos a las 19:00 y terminaba a las 24:00, porque era un recorrido de los resultados del fútbol de ese domingo. Este programa resultó un éxito “El Mocho Cevallos me contrató para hacer centro base de los eventos que él transmitía”.
De Emisoras Gran Colombia regresó a Radio Nacional Espejo
En Emisoras Gran Colombia transmitió como centro base, el lanzamiento del satélite a la luna, después la canonización del Hermano Miguel. “Me gustó la Gran Colombia, pero no llegue a realizar un programa fijo, porque luego regresé a Radio Nacional Espejo, donde me jubilé”, aunque luego de ello fue parte de muchos relatos para varias ciudades de provincia. De muchas emisoras lo llamaban. “Es muy duro desplazarse por todo el país”, por ello este último año ya no lo hizo.
En Nacional Espejo con Fernando Beltrán Proaño hacían dupla en las transmisiones de la Copa Simón Bolívar, Libertadores y Super Copa. Actualmente, Víctor Emilio es tesorero del Círculo de la Prensa del Ecuador y gestor de los cursos de comentaristas y relatores deportivos.
Educador para la salud en el Ministerio de Salud y la Sociología
Víctor Emilio sabía que la situación de los locutores de radio era y es difícil, porque la remuneración es baja o en muchos casos no la hay. Se debe buscar publicidad, por ello laboró 30 años en el sector público, específicamente en el Ministerio de Salud. Era educador para la salud.
Antes el horario de oficina del sector público tenía dos ventajas, que facilitó que estudiará los seis años en la Escuela de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Central del Ecuador. Daban permiso hasta las 09:00, para que pueda llegar a la oficina, si es que estudiaba. En la tarde había el permiso, para salir a las 17:00, porque las clases eran a las 18:00 y al mediodía había el espacio de 12:00 a 14:00 para almorzar.
“Yo aproveché esas horas, para tener dos trabajos y dos estudios”. Eso lo pudo hacer porque es de signo Geminis, las dos caras de la moneda. “Siempre me he llevado de eso”, repite.
Fue candidato a diputado por la lista 17
El político y propietario del Hotel Plaza, que está ubicado en las avenidas de Los Shyris y Naciones Unidas, Hugo Caicedo, tuvo la idea de crear una radio, como muchos políticos, que piensan que con una radio ya están hechos, indica Víctor Emilio. “Y eso no es así, porque es la voz de quien dirige esos mensajes lo que determina la popularidad”.
Hugo Caicedo viendo que Víctor Emilio estudiaba Ciencias Políticas en la Universidad Central le encarga un proyecto de mantener la lista 17 Unión Popular Latinoamericana (UPL). Tenía que conseguir un porcentaje de candidatos unipersonales de las provincias, para no ser eliminados, es decir para alcaldes, prefectos, consejeros, concejales y diputados.
El locutor manabita visitó todas las provincias del litoral, ya que Hugo Caicedo tenía cubiertas las de la Sierra para conseguir el porcentaje. Se fue a Esmeraldas no hubo problema, en Guayas también fue fácil. El Oro y Los Ríos igual. Cuando llega a Manabí, su provincia, fue la más difícil. “La gente se animaba, se comprometía, y cuando parecía que todo estaba bien preguntaban cuánto hay, pero era un proyecto de participación ciudadana que hoy llaman”.
Cogió al azar los candidatos y dejó al último a los aspirantes a diputados. Nadie le aceptó ni sus excompañeros. Ahí tuvo la oportunidad de ofrecerle un puesto para que sea alcalde a Jorge Bravo, quien trabajaba en Radio Melodía de Portoviejo. Le contestó “estás loco, no sabes en lo que te has metido”. No aceptó.
Como ya se acercaba el cierre de las elecciones armó una lista en donde las personas más allegadas a él le acompañaban. Se puso en primer puesto de la lista de diputados por Manabí por la lista 17, Unión Popular Latinoamericana (UPL). No obtuvo el resultado esperado.
La califica de experiencia infernal, pero enriquecedora porque ahí conoció las necesidades del pueblo. De los 22 cantones de la provincia visitó la mitad, porque no alcanzó a visitar al resto. Ahí vendió su carro para financiar la campaña. De Quito le ayudaron un poco, “el arquitecto Caicedo era enfermo del codo”.
Cuando ya iba a culminar el proceso electoral se instaló en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) en Portoviejo. Se hizo amigo de los miembros de la institución, especialmente de su secretario “cuyo nombre no lo voy a decir. No tengo miedo porque no he entrado en esa línea”.
Faltando unos días para el término de la campaña, “haber, haber, revisemos”, le dice el secretario, “Uuuy ni sales en las encuestas”. Víctor Emilio le contesta que cuál es el problema. La opinión que la gente tenía era que su trabajo como periodista era bueno, además, era el hijo del boticario, el médico de Manta, pero lamentablemente no vive en Manabí.
Víctor Emilio cuenta que el secretario le dice textualmente “hermano, no te preocupes, consíguete unos millones y estás de diputado”. De dónde iba sacar tanto dinero, reitera, porque en ese tiempo no tenía ni para el boleto de bus para volver a Quito. Con esa experiencia se retiró definitivamente de la política, porque asegura que dentro ella hay mucha mentira y falsedad.
Su radio on line
Ahora tiene su radio on line, que es un gran esfuerzo, no solamente económico, sino físico, hay que programar 24 horas, porque puede ser sintonizada en el mundo, mientras unos duermen otros se despiertan. Este modelo de radio permite aprender cada día porque la tecnología avanza a pasos agigantados. La radio para mí ha sido la vida. “Yo pienso que voy a morir en un micrófono, como lo han hecho muchos, porque nosotros tenemos un enemigo común que se llama el infarto”, repite.
Recuerda que muchas personas le decían vamos a Catar, al mundial, pero ya ha tenido muchos mundiales y para él la copa mundo, al menos con el invento del VAR, no le interesa.
A modo de broma insiste que está consiguiendo un guionista para que escriba un campeonato interplanetario de fútbol, en que puedan jugar la luna con el sol, marte con júpiter, la tierra con Neptuno… Esa es una idea, porque la ciencia ficción está más adelantada que el deporte. Asegura que el mundo ahora no es de los imitadores sino de los auténticos y únicos como Bill Gates…
Indica que en esta etapa de su vida ha vuelto sus ojos a los logaritmos, la matemática, geometría, física y la química. Señala que la edad no significa que se pase a realizar cosas inútiles sino productivas. Cómo buen Géminis no se conforma con la única cara de la medalla, por ello sigue en su caminar en este mundo mágico de la radio.
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Iliana Cervantes Lima
Voces de la Radio