Los hermanos Salazar Paredes siempre unidos a la radio y la comunicación

Foto: Izquierda, Los hermanos Salazar Paredes: Antonio, Carlos Hernán, Jaime y Fabián en 2008. Derecha superior. Carlos Amable Salazar González y sus hijos Fabián, Martha e Hilda. Derecha inferior, Jaime y Antonio en 2014.

Son nueve hermanos, cuatro de ellos relacionados directamente con la comunicación: Fabián, Carlos Hernán, Jaime y Antonio Fernando. Ellos ya son parte de la historia de la radiodifusión de la provincia de Imbabura. Este apego a la comunicación se inició con su padre a quien le gustaba la música, la presentación de artistas y por supuesto la radio. Carlos Amable Salazar González era multifacético y relacionado a los medios de comunicación de los años cincuenta, sesenta y setenta. Fue un impulsor de artistas, de ahí su cercanía con las radios Equinoccial, de Azael Terán; Municipal, Ibarra, Continente, de propiedad de los Hermanos Báez y Radio Rumichaca, en Tulcán. También incursionó como empresario artístico, al traer al artista colombiano Tito Cortés.

Fabián es el mayor. Asegura que su afición a la radio inició cuando era niño. “Soy el primer hijo de Carlos Salazar y Rebeca Paredes. Veía a mi alrededor y todo tenía que ver con la comunicación. Eso fue ingresando en mis venas”. Creció en ese ámbito donde la voz, la música y las noticias eran el centro de la cotidianidad. Recuerda que a los 15 años comenzó a escuchar las noticias en radio HCJB, en la voz de Rodrigo Cevallos. Empezó a imitarle “en chiquis” en la casa. Leía los periódicos y se grababa en una grabadora de cintas de carreto, “al principio, al escucharme, sentí vergüenza como se oía mi voz, me parecía horrible. Me daba cosas oírme yo mismo”.

Era constante y cada día iba prosperando en su empeño. Así lo hizo por alrededor de un año. Su papá lo escuchaba y observó la disciplina que tenía, por ello habló con sus amigos Manuel y Augusto Báez y pudo ingresar a colaborar en Radio Continente. Era 1966. “Me dieron chance de iniciar en la locución”. Trabajaba en las noches, desde las 19:00 hasta las 21:00. Anunciaba discos, pero más le gustaba leer las noticias y los poemas. Los señores Báez luego de unos años se pusieron una estación en FM que se llamaba Radio Punto. En ese tiempo solo había emisoras en AM. 

Radio Colosal de Ibarra

Luego de un tiempo, su padre compró Radio Tulcán, pero no funcionaba. Su propietario era un señor de apellido Betancourth, la llevó a Ibarra en donde comenzó a salir al aire en onda corta, que se escuchaba en todo el mundo, en la banda de los 90 metros, con una programación variada de noticias, música ecuatoriana, instrumental y juvenil, deportes… Recibía reportes y cartas de sintonía de todo el mundo, por su novedosa programación de carácter juvenil, empezó a liderar sintonía. Era 1968.

Fabián cuenta que recibían cartas de ecuatorianos que vivían en el exterior, especialmente de Alemania, Rusia y España, donde les felicitaban porque decían que “escuchaban clarito la emisora con unos sonidos fenomenales”. La gente en Ibarra no los escuchaba mucho, porque sintonizaban más las emisoras en AM, por ello su papá cambio a Colosal a Amplitud Modulada.  Hubo competencia con las radios que tenían más trayectoria como CRI (Centro Radiofónico de Imbabura), Radio Continente, Municipal… “En esa época la emisora que mandaba en Ibarra era CRI del señor Silvio Morán Madera. Había una competencia sana entre Colosal y CRI”.

Carlos Amable Salazar González conducía las noticias a las 06:00, luego Fabián le cogía la posta y en la noche hacía un programa de poemas y boleros, donde las llamadas telefónicas eran innumerables especialmente de la audiencia femenina. De 21:00 a 22:00 se emitía “La noche, los boleros y tú”. El avance decía: “La noche, los boleros y tú. Versos y canciones en un verdadero panorama de hechos, rostros y lugares que se esfuman en el pensamiento… Formas difusas proyectadas en la pantalla del recuerdo, recuerdos desdibujados por el tiempo, que se prenden insistentes en el corazón… La noche, los boleros y tú… voz de cálidos matices que se diluye en el espacio con sugerencia de pasado y vibraciones de actualidad… Voz que traspasa los umbrales del alma, acompañadas a las memorias pasadas y presentes. Programación que vibrando al unísono de la pasión que agita el alma del poeta revela los más íntimos secretos del amor y la belleza… “. Tenía como música de fondo el tema de 1967 del director musical francés Paul Mauriat, que se llama Me please love me.

En ese tiempo, Carlos Hernán Salazar Paredes comenzó a tomar las riendas de la locución, con los programas musicales, complacencias a los colegios y eso fue un boom.  “Yo lo digo con mucha franqueza, él me superó a mí, es excelente locutor”, señala Fabián, quien un día encontró un libro, de un autor mexicano, en el que enseñaba a realizar ejercicios de voz, modulación, pronunciación y practicar la salida de voz con el diafragma y no con la garganta. “Así es como me fui perfeccionando poco a poco”. Siempre fue autodidacta e hizo sus pininos mejorando la voz cada día. “Eso me ayudó a hacer algo en la radio de mi padre”, destaca.

Por esta estación pasaron muchas voces, como las de Lenín Félix Caviedes, Ernesto Noboa, Andrés Torres, quien trabajó en Canal 8. Esta radio estuvo desde 1968 hasta 1972. Tuvieron que cerrarla porque su padre para comprar la radio se endeudó y pagaba intereses muy altos.

Los avances de Marjorie Morales y Luis Castellanos Jiménez

A finales de los 60, la entonces reconocida locutora Marjorie Morales realizó una grabación en cinta para radio Colosal. Recuerda que Lenín Félix Caviedes estudiaba en Quito y llevaba a la estación avances y música, por ello Colosal era la estación que primero tenía ese material en Ibarra. “Creo que grababa en Radio Musical”, indica Fabián. El avance iniciaba con un tema grabado en 1967 que se llama “Morir un poco”, de Nano Vicencio, de la nueva ola chilena.

Lenin Félix es primo del conocido narrador deportivo Edgar Villarruel Caviedes, quien era amigo de Marjorie e hicieron el contacto con la locutora, que era una de las voces más reconocidas del país. El avance decía “Canciones y ritmos populares por Radio Colosal”.

En 1970, otra voz conocida hizo la presentación y despedida de la estación imbabureña. Luis Xavier Castellanos Jiménez se acercó a Radio Colosal, estaba de paseo por Ibarra y como visitó la radio le propusieron que grabe y él respondió encantado. “Mi hermano Carlos Hernán que era el mago de la consola, le grabó. Nosotros quedamos encantados, porque era bonito que una personalidad como él nos visite y haga una grabación en nuestro estudio. Pasaron muchas voces por radio Colosal que ahora sus grabaciones son oro puro”, repite. Fabián le había escuchado en Canal Tropical. “Qué voz que tenía, era hermano de Guillermo Jácome Jiménez”.

En la presentación la locución era la siguiente: “Desde Ibarra, la Ciudad Blanca del Ecuador, les habla Radio Colosal. Al extenderles nuestro cordial saludo matinal a las labores correspondientes al día de hoy. Esperamos que nuestras programaciones sean del completo agrado de todos y cada uno de ustedes. Nuestro ferviente anhelo es satisfacer al oyente y corresponder al anunciante. Muy buenos días les dice los 1200 kilogers de Radio Colosal. La música de fondo era Tribute del compositor de bandas sonoras francés Maurice Jarre…

En la despedida Luis Xavier Castellanos Jiménez decía: “Al haber concluido un día más de nuestras labores diarias, Radio Colosal a esta hora de la noche se retira del espacio. Hemos laborado en 1200 kilogers. Esperamos que las programaciones del día de hoy hayan sido del agrado de todos. Al despedirnos de nuestra audición les extendemos nuestra cordial invitación para que nos escuchen el día de mañana. Dios mediante a las 06:30 en que les estaremos entregando lo mejor de la radiodifusión moderna. Felices sueños y un alegre despertar les dice Radio Colosal, desde Ibarra, Ciudad Blanca del Ecuador…”  El fondo musical era Runa Cuyari, de Los Corazas.

Radio Suceso y el Núcleo Radión

En 1967 y 1968 en Ibarra se sintonizaban muy claramente varias emisoras de Guayaquil, entre ellas Radio Suceso, en donde laboraban grandes voces como: Pedro Lenin Hernández, Vicente Córdova Franco, Agustín Guevara Morillo y Ramiro Narváez. “Nos deleitábamos gratamente de la música y excelente animación”, indica Fabián, quien con su hermano Carlos Hernán escuchaba a estos locutores en una radio de mueble, que tenía un ojo mágico en el medio de color azul y unos parlantes grandes.

La señal de las radios de Quito “llegaba clarito” a la Ciudad Blanca, especialmente las emisoras que pertenecían al Núcleo Radión, con las voces y animación de Pepe Rosenfeld y Gabriel Espinosa de los Monteros, en Radio Musical; mientras que en Canal Tropical lo hacían Luis Xavier Castellanos Jiménez, Patricio Toro Campaña, Ulpiano Orozco Merino y Patricio Moncayo… “Ellos dieron la pauta para el estilo disk-jockey en nuestro país. Nosotros aprendíamos de eso. Eran unos referentes, nunca imitando, siempre tratando de sacar su estilo propio”.

Una vez que se cerró Radio Colosal, en 1972, Silvio Morán Madera, de CRI, quien es reconocido como uno de los radiodifusores más respetados de la provincia de Imbabura y del país, invitó a trabajar en su emisora a los hermanos Salazar Paredes. Era una muy buena persona, de quien aprendieron mucho, ya que tenía gran experiencia porque era hijo de uno de los referentes de la radio imbabureña, como es Abelardo Morán Muñoz. “Esta estación radial era de gran prestigio”, Fabián trabajó por algunos meses, luego quedaron Hernán, Jaime y Antonio, todos los hermanos pasaron por CRI.

Quito, Radio La Nación y la banca

Fabián, en 1974, se trasladó a la capital ecuatoriana a estudiar en la universidad. Como tenía experiencia en la radio se vinculó al Núcleo Radión. “Me gustaba la música ecuatoriana y la tropical. En Musical sonaba la música juvenil y en inglés, por ello pidió que le incluyan en Canal Tropical, el director era Alejandro Vásquez, quien luego fue su amigo. En la estación estaba Gustavo Cevallos, Carlos Guerrón Hidalgo… En radio Fiesta también estuvo un tiempo hasta cuando los dueños les pasaron las radios a los empleados.

 

Luego de salir del Grupo Radión, Fabián pasó a La Nación, de propiedad del locutor y empresario imbabureño Edmundo Grijalva Valencia, quien era amigo de su padre y se habían conocido en Radio Equinoccial, de don Azael Terán. Lo califica como una buena persona, un buen locutor, una buena voz, conocido en el ambiente radial y periodístico de Quito. A Edmundo se lo conocía como el “Gallo Giro ecuatoriano” por su forma de cantar similar al mexicano Luis Aguilar, aunque su hijo, Armando, dice que la voz de su papá se parecía más a la de Jorge Negrete, pero como estaba de moda Luis Aguilar, le pusieron el Gallo Giro. Fabián conoció en esta estación a Armando, quien era un niño. No estuvo mucho tiempo en esta emisora, porque se casó y tenía que conseguir un trabajo para continuar, porque en la radio no pagaban un buen sueldo.

 “Me despedí, lamentablemente, de la radio a buscar nuevos horizontes donde pueda hacer algo más productivo económicamente”. Estudio psicología clínica por dos años, luego administración de empresas y Estadística y Banca: los estudios compaginaban con su nuevo trabajo en la banca en donde inició entregando chequeras. Era 1975.

Fabián no estaba conforme con ello, en esa época se trabajaba en dos jornadas. Muchas veces no almorzaba, pero se quedaba haciendo el trabajo de otros para aprender. No duraba en un puesto un año, ya que le cambiaban con ascenso, porque veían su interés. En ese tiempo no había computadora, todo era manual, se escribía en libros o en unas “máquinas grandotas”.  Muchas veces se amanecía trabajando hasta que llegó a unos puestos importantes en la banca. En una ocasión conoció a don Guillermo Jácome Jiménez, que era cliente del banco de Los Andes. Había escuchado su voz, pero no le conocía, cuando lo vio se dio cuenta que era él. Se presentó en la ventanilla y le asoció que era él por su voz.

Trabajó en la banca 35 años. 20 de ellos en el Banco de Los Andes, además laboró en Filanbanco, Banco Caja Agrícola y Ganadero, Bancomex y Banco Solidario. Estuvo hasta el 2007, cuando se jubiló. En las entidades financieras ocupó altos cargos. Viajaba por todo el país dando charlas de computación, contabilidad, sistemas…

Carlos Hernán, la voz

Carlos Hernán Salazar Paredes laboró en dos ocasiones en Teleonda Musical. En 1970 se trasladó a Quito para trabajar en Radio Musical, en donde cumple perfectamente su trabajo haciendo quedar bien a los ibarreños. En radio Musical, Guillermo Jácome Jiménez, era el director y Carlos Hernán subdirector. Le dieron un turno de la madrugada y luego le pasaron al día. Estuvo dos años y regresó a “La Ciudad Blanca”.

La dueña de la estación, Marilú Parra, le invitó para que trabaje en Teleonda Musical, en 1986. “Mi hermano es muy conocido en estas dos ciudades, por su trayectoria es una gran voz, es envidiable”, reitera Fabián, quien recuerda que Carlos Hernán fue llamado para que trabaje en Radio Ifesa, de Guayaquil, pero no se fue. Fue una oportunidad que tuvo, pero le ha ido bien en Ibarra, donde fue parte del equipo de CRI y Ritmo FM. Trabajó más de 35 años en las emisoras del conocido radiodifusor imbabureño, Silvio Morán Madera.

Antonio Fernando, el disk-jockey

Antonio Fernando era una las voces más conocidas, no solamente en Ibarra y Quito, sino en todo el país. Fue locutor musical, comercial y publicitario; presentador de espectáculos, animador de eventos y maestro de ceremonias, además de DJ y cantante. Condujo un noticiero en canal 2 de Ibarra.  Trabajó en CRI, Canela, Los Lagos y Vocú de la provincia de Imbabura; Jet, Teleonda Musical, Sonorama, Pichincha, Ecuashyri y Amazonas de Quito. Además, en 1980 fue DJ de la Discoteca Rolls Royce de Quito.

Siguiendo los pasos de los hermanos mayores Antonio Fernando Salazar se destacó como Disk-Jockey en las mejores discotecas de Quito e Ibarra, compagina su trabajo como locutor de radio en Quito e Ibarra donde se destaca como animador de eventos y espectáculos.

Fabián recuerda que, en 1980, su amigo Pedro Escandón, quien era el contador de William Isaías, le comentó que necesitan un DJ para la discoteca Rolls Royce, la más moderna de Quito. “En la mitad de la pista tenían un Rolls Royce y dentro del vehículo estaba el DJ”. Les pregunta a sus hermanos Jaime y Antonio. ¿Quién de los dos quiere ir a trabajar?  Antonio era el que más manejaba los platos y los tornamesas. Le contesta “yo” y pasó a trabajar en esa discoteca. Se inició como DJ.

Su afición por el canto hizo que subiera a YouTube varias grabaciones interpretadas por él, especialmente baladas. Una de ellas es un cover del mexicano Alberto Vásquez, “Tú significas todo para mí”. “Mi hermano tenía un don de gentes, tenía sangre liviana se dejaba querer de todo el mundo”, acota Fabián. Antonio se fue joven, tenía 60 años”.

Jaime el emprendedor de la comunicación

El cuarto hermano vinculado con la comunicación es Jaime, quien es doctor en periodismo. Tiene su canal en YouTube, es propietario del periódico digital Expectativa, una radio on line y entrevista a políticos.

Jaime y Antonio tienen casi la misma edad, por eso estuvieron vinculados en proyectos comunes. Cuando estudiaban en la Universidad Central del Ecuador siempre estaban juntos. Jaime es muy bueno para la redacción de noticias, por ello trabajó en algunos medios impresos de Quito.

Cuando Jaime recién se graduó de la Universidad, Fabián habló con el director regional de Diario Expreso de ese momento, Xavier Simancas, quien era cliente del banco donde laboraba y enseguida ingresó. “Mi hermano es muy conocido en Ibarra. Yo cuando camino con él y nos paseamos por la ciudad todos le saludan doctor, doctor, es un gusto oír eso. A mí, en Ibarra, ya nadie me conoce”, dice Fabián con una sonrisa que denota nostalgia.

Jaime y Antonio entrevistaban a todo cantante extranjero que llegaba a la capital. Antonio era el que le tomaba las fotos. Siempre eran el “Dúo Dinámico”, para todo lado eran los dos. Tienen fotos y audios de las entrevistas, así como anécdotas inolvidables. Desde niños les gustó la comunicación: Antonio se convirtió en un locutor referente de la ciudad de Ibarra y Jaime en un buen periodista de prensa, acota Fabián.

Fabián retorna a la radio en Ibarra

En el 2008, cuando se jubiló, Fabián regresó a Ibarra donde nuevamente se reactivó su pasión por la radio. Comenzó a practicar, porque luego de tantos años alejado del micrófono “uno pierde el ritmo”. Nuevamente lo hizo solito y fue como comenzar de cero. “No me gustaba como hablaba”. Cuando ya se sentía mejor en la locución su hermano Jaime Habló con el señor Zurita, dueño de Radio Planeta. Hizo unos programas de música del recuerdo y poemas. Luego pasó a Radio Digital. En el 2010 dejó la radio, porque se trasladó a vivir a Riobamba donde reside actualmente.

Siempre regresa a la Ciudad Blanca, porque “Ibarra es la ciudad a la que siempre se vuelve”, porque es una ciudad muy linda. Visita a su familia, a sus hermanos, porque su familia es muy unida. Tiene dos canales de YouTube donde sube poemas locutados por él. El primero lo abrió, pero subió unos pocos videos, pero ahora tiene otro que está con su nombre Fabián Salazar Paredes, donde se puede encontrar sus trabajos.

En Riobamba le ofrecieron trabajar en dos radios, pero no se concretó porque no pagaban nada y tenía que buscar publicidad “Todavía en Riobamba nadie me conoce y es difícil hacerlo”. Asegura que seguirá en el mundo de la comunicación, haciendo lo que le gusta. Reconoce que, aunque es un poco peleado con la tecnología le pondrá constancia. “Es por el gusto de mantenerme activo”.

Confiesa que la radio y la locución le hicieron más seguro al hablar. En la transición de la niñez a la adolescencia, Fabián era introvertido, muy callado y tímido. La música y la locución le ayudaron, eso compaginado con sus estudios de metafísica fue el impulso que necesitaba para superarse en la banca. “No tenía miedo a hablar con el jefe, el gerente, sugerente o quien sea. Yo me desenvolvía muy bien”.

“La música es determinante en mi vida. A mí me gustaba como cantaba Alberto Vásquez, tiene 77 años y sigue con la voz igualita. Igual Javier Solís y Antonio Prieto”. Fabián tiene colecciones de acetatos (más de 1 000), casetes, CDs y DVDs, cada uno con su propia historia. “Sé que ahora todo está en digital y está en las redes sociales, pero prefiero tenerlos así”. Muchos de los discos de acetato los ha pasado a la computadora, los ha digitalizado y remasterizado para mejorar el sonido. La radio les ha dejado muchas satisfacciones y amigos. “Mis hermanos son muy conocidos en la provincia de Imbabura”, repite Fabián.

Jaime recuerda que el conocido locutor riobambeño Luis Alberto Pumagualle Noboa los calificaba como el “Clan de la Familia Salazar”, porque no es común que cuatro hermanos de una misma familia tengan la misma afición por la radio y la comunicación. “Esa es una satisfacción, porque hemos sido unas personas de bien y muy apreciados”, destaca Fabián. 

“Carlos y Antonio me superaron, porque ellos hicieron carrera en la radio. Yo fui solo por espacio de 8 años”, insiste Fabián, quien resalta la unión de los hermanos Salazar Paredes, porque siempre se reúnen tres o cuatro veces al año, ahí se sugieren cosas para mejorar. Les gusta cantar baladas antiguas y hacen alegorías. Conversan cómo avanza la radio, cómo son los locutores de hoy y los de ayer. Hablan de las voces de oro de la radiodifusión ecuatoriana como Guillermo Jácome Jiménez, Fernando Fegan, Agustín Guevara Morillo, Vicente Córdova Franco….

De los cuatro hermanos ahora están tres, en 2021 falleció Antonio. Sus hermanas conocen mucho de música, pero no ingresaron al mundo de la radio. Los hermanos son: Fabián, Carlos Hernán, Hilda, Nancy, Blanquita, Jaime, Marthy, Antonio, Julieta, dos de ellos son fallecidos Marthy y Antonio que nacieron en Tulcán.

Fabián asegura que, si en la radio le hubieran pagado bien, hubiera continuado con esta pasión. Muchos locutores de aquella época trabajaban en dos o tres radios y así se sustentaban. Insiste que la radio es un espacio muy hermoso, “el mejor que puede haber”. Además, es coleccionista de música instrumental, en alguna ocasión le invitó Gabriel Espinosa de los Monteros, en su programa Compartiendo, para hablar de su lado melómano. “Uno con la música vive en paz, no envejece y tiene ganas de seguir”. En diciembre cumplirá 72 años.

Los cuatro hermanos siempre quisieron tener una estación. Su hermano Antonio hace unos 20 años hizo la gestión para tener una frecuencia, pero no se pudo. “Ahí quedó la ilusión de tener una emisora y en FM”. Sin embargo, siguen adelante con su vocación y talento en a comunicación.

 

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Iliana Cervantes Lima

Voces de la Radio

 

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