Guifor Trujillo Correa, el maestro del relato deportivo azuayo

Foto: Izquierda, Guifor Trujillo en la actualidad. Derecha superior en el Mundial México 1986 con el exfutbolistas y entrenador azteca, Hugo Sánchez. Derecha inferior, con los seccionados argentinos Claudio Borghi y Marcelo Trobianni.

Narró para Ecuador los dos goles de Diego Armando Maradona en contra de Inglaterra. Era por los cuartos de final en el Mundial de México 1986. Cuando era niño escuchaba con mucha atención los relatos de don Ecuador Martínez, de Radio Atalaya de Guayaquil. A los 17 años escribía sobre deportes en una revista de su colegio, el Benigno Malo, en su natal Cuenca. Su nombre no es común hay solo tres personas en su ciudad. Tiene una facilidad para imitar voces y lo hace a la perfección. Estudió Odontología en la Universidad de Cuenca, pero la narración deportiva pudo más y lleva más de 50 años frente al micrófono graficando las jugadas. Tiene 70 años y su garganta “sigue pitando fuerte”, no solo en Cuenca, sino en todo el Ecuador, dice la hinchada.

Guifor Edmundo Trujillo Correa, ha trabajado con Carlos Efraín Machado, Eduardo Cevallos Castañeda, Alfonso Laso Bermeo, Blasco Moscoso Cuesta, Edison Vargas Acosta, Edgar Villarruel Caviedes, Petronio Salazar, Rudy Ortiz Iriarte, Alfonso Chiriboga Triviño, Arístides Castro Rodríguez, Manolo Mestanza Pacheco, Polo Baquerizo Adum, Leonardo Guillén Moreno, quien es su compadre; y Leonardo Muñoz El Juri, a quien califica como el mejor relator deportivo del país de todos los tiempos.

Ha trabajado en su ciudad en las radios Cuenca, El Mercurio, América. En la Voz del Tomebamba labora desde 1982. En varias emisoras del resto del país también participó con sus narraciones: Gran Colombia, de Quito; CRE, Sucre y Atalaya, de Guayaquil. Así como en las radios Manta y Calidad, de Ambato. Su talento profesional también llegó a la televisión, por ello estuvo en TeleCuenca, Telerama y en Unsion TV hasta la actualidad. Los medios impresos también son parte de la vida de este periodista pues hizo sus comentarios en Diario el Tiempo de Cuenca. Actualmente es editorialista de El Mercurio de la capital azuaya.

Ha participado en siete Mundiales de Fútbol. México 1986, Italia 90, USA 1994, Francia 1998, Corea – Japón 2002, Alemania 2006, Brasil 2014 y Rusia 2018. Además de los mundiales Juveniles en Canadá en 1987. Ha realizado la cobertura de múltiples transmisiones de Eliminatorias Mundialistas y Copa Libertadores de América desde todos los países de América. Es Periodista Deportivo desde 1970

Ecuador Martínez Collazo

Siempre fue un aficionado del fútbol y, por ende, de las narraciones deportivas, por ello escuchaba al relator guayaquileño Ecuador Martínez Collazo. “Me acuerdo el grito característico del señor Ecuador Martínez gol, gol, gol, gol, gol, gol, gol, gol, gol… así narraba o Petronio Salazar “olor de gol, olor de gol y gol…”, que ha sido uno de los mejores narradores deportivos que ha tenido ese país, dice.

“Ahora hay una nueva generación de muy buenos narradores, pero ya el estilo de cada uno”. No cree que se ha cambiado la forma de relatar, lo que pasa es que unos lo hacen más rápido y otros más lento. Unos ponen mucho énfasis del grito de gol, pero también depende mucho de la garganta y de las cuerdas bucales, que juega un rol importante en un narrador de fútbol.

Sus inicios

En 1969, cuando estaba en quinto curso del colegio Benigno Malo, el profesor Remigio Sacoto, ya fallecido, formó una “especie de escuela de periodismo”, en la que intervinieron estudiantes de los distintos colegios de la ciudad de Cuenca. Los jóvenes acudían después de clases. Guifor tenía 17 años y se sumó a este equipo de trabajo. Publicaron un periódico que se llamó “El Estudiante”, siempre se inclinó por las dos páginas deportivas, que incluía lo que en ese entonces implicaba el deporte intercolegial: baloncesto, el fútbol…

Allí surgió la idea de estar dentro de este campo, pero en el fondo también había vocación. Pasaron los años y en 1971 arrancó con la narración del fútbol profesional en la provincia del Azuay, en Radio Cuenca. Ingresó a este medio por amistad con uno de los integrantes de su jorga, era el hijo del propietario de Radio Cuenca, Guido Pinos, ahora médico. Le pidió que le dé un espacio en la emisora. El dueño de la radio, Daniel Pinos, que estaba en México por cuestiones laborales, y que falleció en febrero de 2022, vio con buenos ojos esta petición.  Guifor realizaba el comentario diario y las narraciones de los partidos de fútbol.

Los propietarios de Diario El Mercurio sabían del trabajo de Guifor, porque le escuchaban y se vinculó a la radio del mismo nombre del periódico que era en AM. Esta estación ya desapareció.

Alejandro Serrano Aguilar y el Deportivo Cuenca

Guifor fue amigo de Alejandro Serrano Aguilar, quien fue vicepresidente de la República. En 1970 era alcalde la ciudad de Cuenca y había pedido licencia para asistir al Mundial de México. En el Estadio de León había un partido de la selección brasileña y en ese momento con el grupo de amigos que fueron al país azteca, se preguntaron “¿por qué no fundamos o creamos un Club en nuestra ciudad?”.

No fue cosa sencilla porque el reglamento de aquel tiempo de la llamada Comisión Nacional de Fútbol, ahora Federación Ecuatoriana de Fútbol, no permitía ingresar a los equipos de forma directa. La influencia del Dr. Serrano y los contactos que tuvo con las autoridades deportivas, hizo que se permita que dos clubes del país de distintas ciudades como Cuenca y Riobamba sean incluidos directamente y lo logró.

El boom de fútbol era impresionante en la capital azuaya. El estadio que ahora el nombre del Dr. Alejandro Serrano Aguilar, en ese entonces se llamaba Estadio Municipal El Ejido y era la Tribuna un graderío de madera, la General de ladrillo. Era un viejo estadio donde la gente asistía masivamente y se quedaba fuera. Madrugaban a las 04:00 o 05:00 los seguidores del Cuenca, que nació con una hinchada grande. Asistían al escenario desde esa hora para ganar espacio, porque tenía capacidad solo para 6.000 espectadores. Ante esta circunstancia, en 1973, se decidió ampliar el escenario y, con fondos del Municipio, se procedió a ampliarlo a una capacidad para 16.500 personas.

Radios de Manta y Calidad de Ambato

En 1981, en Chile, en un partido de eliminatorias al Mundial de España, conoció a Jhonny Loor Rodríguez, era uno de los fuertes del periodismo deportivo de Manta. Le decían “El Mochito”, porque en un accidente de tránsito perdió su brazo. Le propuso ir a Puerto Manabita, donde vivió seis meses, pero ya tenía su familia y Guifor decidió regresar.

En otra transmisión internacional, en Lima, igual estaba con Jhonny y se encontró con otro amigo y gran relator, Patricio Edmundo Mantilla, quien estaba junto a Guido Montalvo Aguirre. “Me dijeron porque no te vienes a Radio Calidad de Ambato. ¿Qué es lo que ofrecen? Les contesta Guifor. El dueño de la estación era una persona de origen libanés, Jhon Aboud Aguad, quien le llamó luego de unos días y le pidió que se intégrate a Radio Calidad. “Ven a vivir acá con tu familia tenemos dos departamentos”. La oferta económica fue muy buena y se trasladó a la ciudad de las Frutas y las Flores.

En esa ciudad pasó buenos momentos, porque la gente es cálida, agradable y buena. “Nuestro país es fantástico, maravilloso, donde las ciudades en las que me he radicado, me ha ido muy bien”. Un día le llamó su amigo Jorge Piedra Ledesma, de la Voz del Tomebamba. “Vea Guifor, qué hace en Ambato, esta es su tierra, esta es su Cuenca, le ofrezco esto, esto y lo otro, véngase. No pensé dos veces porque a pesar de que hemos estado muy bien en otros sitios, siempre quedaba esa nostalgia de los amigos de la familia, de las noches de bohemia”, porque le gusta cantar y tocar la guitarra. “No soy un gran cantante, pero le hago un poco a la música”. Retorno a Cuenca con la felicidad de estar con los suyos y con la hinchada que siempre lo ha escuchado. Fue en 1982.

Radio Tomebamba

En 1982 ingresó a La Voz del Tomebamba, que lleva el nombre del río de la Atenas del Ecuador, que es una especie de emblema en la ciudad. Ahí estuvo con personas vinculadas al periodismo deportivo. Con Jorge Piedra Ledesma, ya fallecido, hicieron un grupo de trabajo y empezaron a cubrir los diversos eventos deportivos de la ciudad y lógicamente acompañando siempre al Club Deportivo Cuenca en sus distintos desplazamientos a otras ciudades del país.

En 1975 tuvo su primera experiencia deportiva internacional en la Copa Libertadores de América, cuando el Deportivo Cuenca quedó vicecampeón. Viajó a Bolivia, a las ciudades de La Paz y Santa Cruz de la Sierra. Al año siguiente a la Copa Libertadores de América, igual como subcampeón; a Brasil, a las ciudades de Portoalegre y Sao Paulo. Allí hicieron un pool con Radio Quito, La Voz de la Capital. Señala que Alfonso Laso Bermeo y Blasco Moscoso Cuesta eran los “capos” del periodismo deportivo y estuvieron muchos años juntos, aunque había una disputa intensa con los hermanos Rodríguez Coll, “buenos amigos. A Oswaldo le envío un saludo”.

A Edison Vargas Acosta, Guifor lo escuchaba en su natal Cuenca. A los tres los tiene presentes. “La voz característica de don Blasco Moscoso Cuesta, el relato de Pancho Moreno con su risa al momento de cantar un gol y la voz varonil de Edison Vargas Acosta que decía: “Es Radio Quito, la Voz de la Capital, paladín del deporte nacional”.

El financiamiento del espacio deportivo

Desde 1982 hasta la actualidad es director del espacio deportivo de La Voz del Tomebamba, que es su segundo hogar, porque le ha dado todo lo que he podido conseguir en el campo periodístico. Recuerda cuando el propietario de la estación, Jorge Piedra Ledesma le dijo “Guifor le ofrezco que venga a dirigir el espacio deportivo”. Acordaron primero un sueldo y al año siguiente le propuso “¿qué le parece? usted encárguese de la producción del área deportiva de la radio. Le dejo de pagar, ya no le afilió al IESS y usted puede arreglarse como le parezca”.

Guifor se quedó pensando, porque un sueldo es seguridad, pero resultó mucho mejor, porque poco a poco empezó a percibir tres o cuatro veces más de lo que le pagaba en ese entonces la radio, aparte de ello tenía su espacio independiente. Financiaba, acudía a la empresa local y con el paso del tiempo ya ni siquiera tenía la necesidad de acudir, sino que las empresas llamaban tratando de promocionar sus productos y artículos en la emisora. Eso le permitió tener un bienestar económico. “No se trata de grandezas y riquezas sino de realizarse y sentirse cómodo en lo que nos gusta”, destaca.

Ha trabajado con Leonardo Muñoz El Juri, a quien califica como el mejor relator deportivo de todos los tiempos del país.  Falleció hace unos años en un accidente de tránsito, cuando lo atropelló un vehículo en la avenida de Las Américas. Trabajó también con Romero Moscoso Moreira y, desde 1984, con su compañero, amigo, actual socio y compadre, porque es padrino de una hija de Guifor, don Leonardo Guillén Moreno, quien estuvo, hasta que se jubiló, en Telerama, “pero seguimos juntos en La Voz de Tomebamba que es la emisora tradicional de Cuenca”.

Emisoras Gran Colombia de Quito

Guifor destaca su cercanía con los relatores y periodistas deportivos de la capital ecuatoriana. En 1973 Eduardo Cevallos Castañeda, propietario de Emisoras Gran Colombia, le invitó a participar para que apoye al grupo de trabajo de la emisora quiteña en los Juegos Deportivos Nacionales, que se realizaron en la capital. Allí pudo conocer al señor del relato, Edgar Villarruel Caviedes, con esa voz inigualable. “Extraordinario ser humano y amigo, con quien sigo manteniendo esa magnifica amistad”. Ahí conoció a Lito Pabón del Pozo, ya fallecido. Con ellos narraba las vueltas ciclísticas y automovilísticas al Ecuador. “Edgar, como periodista, como relator, con esa voz fuerte, única y con ese grito de voz, es realmente inigualable. Sostiene que mucha gente ha querido imitarle a Edgar Villarruel Caviedes, pero no ha sido posible”. Con él viajó a muchos países, para relatar Copas libertadores de América y Copas América.

“Esos juegos nacionales fueron fantásticos”. Dice que la vida también se compone de anécdotas. “Don Eduardo Cevallos Castañeda tenía una voz muy finita”. En la mañana siempre conversaban para planificar el trabajo que se iba a desarrollar. Distribuía a la gente en los escenarios deportivos que debían estar. A Guifor le dispuso que transmita la lucha que se realizaría esa tarde en el Palacio de los Deportes de la Vicentina. Guifor le contesta “don Eduardo, pero yo nunca he transmitido lo que es la lucha”, pero en esos momentos todo estaba decidido.

El narrador cuencano llegó temprano, se acercó a un instructor especializado en lucha y le preguntó ¿cómo es este deporte? mientras un par de luchadores estaba en la lona. “Sudaba frío porque cuándo me da el paso don Eduardo Cevallos ahí sí que se va a armar la tremolina y efectivamente en un momento dado le dice: atento Wilmerr, no podía decir Guifor. Atento Wilmerr Palacio de La Vicentina, lucha libre al aire…”.

Guifor responde “señoras y señores aquí estamos desde el Palacio de La Vicentina en el evento nacional de lucha libre. En ese momento está participando fulano y mengano, en la especialidad de lucha greco-romana”. Trató de informar lo que acontecía y en un momento vio que los dos luchadores van a la lona e informa. “Se cayó el luchador y encima le cayó el otro y lo peor de todo es que se cayó también el juez. Es la ignorancia mía en ese entonces, porque obviamente el juez se lanza al piso para ver las llaves o cómo actúan los luchadores”. Don Eduardo Cevallos se quería morir y Guifor peor. “Cómo pude indicar el juez también se cayó en la lona, eso es parte de las anécdotas que me ha brindado el mundo de la comunicación social”, reitera con nostalgia.

Don Eduardo se hizo el disimulado, después a los dos o tres días cuando estaba en la reunión de coordinación le dijo “pero que pendejo, era que me diga que no sabe”. Guifor le contestó que sí le había anunciado. “Yo le dije don Eduardo que esto era así”. Son cosas que suceden y siempre mantuve una excelente amistad igual con su hijo Patricio.

CRE y la odontología

Fue Rafael Guerrero Valenzuela, “Don Rafa” como le decía Guifor afectuosamente y con gran respeto, quien le invitó para que transmita los IV Juegos Nacionales. Al radiodifusor porteño le gustó el trabajo del narrador cuencano, a tal punto que le invitó “quédese ya aquí en el Puerto Principal, porque quiero que siga trabajando conmigo”. CRE tenía un gran grupo de trabajo: Petronio Salazar, Rudy Ortiz Iriarte, Alfonso Chiriboga Triviño y Romero Galvis que era el locutor comercial.

Guifor le agradeció a don Rafael. No pudo aceptar la invitación porque en ese entonces estaba en quinto año de Odontología en la Universidad de Cuenca, pero le indicó que si lo podía hacer cuando termine la facultad.  “Me gradúo y vengo a Guayaquil”. Le contestó que encantando que se dé el tiempo necesario y le espera el momento que obtenga el título, “pero así son las cosas de la vida y no se dio”, repite.

Radio Sucre

Jorge Akel Ruiz, radiodifusor guayaquileño, quien estaba al frente de Radio Sucre que se iniciaba en 1979, le invitó a formar parte de ese grupo selecto de señores de la radio: Arístides Castro Rodríguez, Manolo Mestanza Pacheco, Polo Baquerizo Adum, quien era relator comercial, en la televisión condujo durante varias décadas el programa concurso de Telecentro hoy TC Televisión “Haga Negocio Conmigo”. También formó parte el doctor Carlos Espinosa Miranda, Edgar Guarifay Tobar que era locutor comercial, con quien hizo una muy buena amistad.

Destaca que fueron tiempos maravillosos que no podrá olvidar, porque a través de la emisora guayaquileña comenzó a vincularse con gente de la radio y la televisión del Ecuador. Y así nació su primera participación en el mundial de fútbol México 1986.

Su amigo Carlos Efraín Machado

Guifor cuenta que, con el relator quiteño, Carlos Efraín Machado, compartió muchas vivencias. Maestros que en realidad sirvieron para “inspirarnos y poder desarrollarnos en Cuenca y en otras ciudades del país. Era una persona espectacular”. Relata que vivió el momento más triste en Lima, cuando acompañaban a la selección ecuatoriana. Estaban alojados en el mismo hotel, “la habitación de Carlos quedaba junto a la nuestra porque yo siempre he viajado con mi esposa a los torneos del mundo”, y allí es cuando sufrió su primer momento difícil en cuanto a su salud y empezó a apagarse esa voz fantástica y maravillosa.

Carlos Efraín fuera del micrófono era una persona muy agradable, con una chispa y un sentido del humor extraordinario. Como anécdota cuenta que en México 86, recorrieron la ciudad en un momento libre que tuvieron. “Una tarde de esas fuimos con mi esposa y Carlos Efraín Machado al cine. Tuve que decirle a Carlitos en media película que estaba buena y ya ni me acuerdo cuál era. Vámonos Carlos y él le contestó ¿qué pasa? El propietario de la Nueva Emisora Central se durmió y roncaba tan duro en el cine”.

Carlos Efraín era un señor en toda la extensión de la palabra y como amigo inmejorable. “Le gustaba venir a Cuenca. Tomábamos nuestros traguitos, íbamos a comer la comida típica y la clásica caminera que decimos, una botellita muy pequeña de un trago muy cuencano que es Zhumir con agua caliente, el draquesito que decimos los cuencanos, ya que a Carlos le encantaba”.

Guifor siempre está en contacto con su hijo Roberto Omar y ahora con sus nietos que están también en la comunicación social. El periodista deportivo de 24 Horas de Teleamazonas destaca que el periodista azuayo se ha dedicado a la comunicación deportiva con clase y criterio. “Es un hombre conocedor de su área. Soy testigo de los esfuerzos enormes que ha hecho Guifor durante su trayectoria periodística, para efectuar en principio transmisiones escala nacional, en las diferentes canchas del país. Allí estaba el micrófono de Guifor con su inseparable compañero y amigo Leonardo Guillén Moreno. Los dos han dado cátedra en el periodismo de la provincia del Azuay”, comenta.

Roberto Omar Machado recuerda que, en 1994, en el Mundial de Estados Unidos compartió con el equipo periodístico de Teleamazonas y Guifor estaba ahí. “Crecimos juntos en esta profesión, apoyándonos, pero crecimos con una escuela de verdad, de sinceridad, seria, ética y profesional enmarcada en el respeto y hoy me place tener un amigo y un maestro como es Guifor Trujillo”.

Los mundiales

Guifor ha participado en siete Mundiales de Fútbol: México 1986, Italia 90, USA 1994, Francia 1998, Corea-Japón 2002, Alemania 2006, Brasil 2014 y Rusia 2018. En los mundiales de Estados Unidos le contrató Teleamazonas; para el de Francia, Ecuavisa. Pero un momento dado dijo no va más “con todo respeto para la televisión”. Qué es lo que hacían a uno le pagaban los tikets aéreos, la estadía, los viáticos y estaba a órdenes de un coordinador o de un director deportivo de aquellos canales. Entonces dijo “yo ya no estoy para que me digan Guifor váyase a Marcella, Miami, Los Ángeles, dije no”.

Para el 2002 se fue, sin el auspicio de ningún canal de televisión, sino directamente para enviar información para Radio Tomebamba. Financió el viaje y trabajó para su programa.

El 2010 no fue a Sudáfrica, porque su esposa compró una cocina en un local comercial de Cuenca y se ganó dos pasajes para Jamaica por 15 días. Guifor vio el mundial desde Jamaica los primeros 15 días. Luego fue a Brasil y a Rusia después. Espera poder viajar a Qatar, aunque el tema de la pandemia todavía preocupa. “Realmente le veo un poco difícil porque ya no salgo mucho con mis 70 años, con la salud no hay que jugar, hay que cuidarse muchísimo, pero estamos en el intento para estar presentes en el mundial de Qatar”.

Los dos goles de Maradona en el Estadio Azteca

Enfatiza que es agradecido con Dios y la vida, porque le tocó acompañar a la selección de Argentina en sus distintas presentaciones en el Mundial de México 1986, tanto en Puebla en su partido frente a Bélgica, donde Diego Armando Maradona brilló, porque fue el mejor de ese mundial.

Desde el Estadio Azteca del Distrito Federal transmitió para todo el Ecuador los cuartos de final entre Argentina con Inglaterra. Hubo problemas en las gradas entre ingleses y argentinos, porque estaba recién abierta la “herida de la guerra de las Malvinas”. Diego Armando Maradona tranquilizó a todos los espectadores con su fútbol. Argentina tenía un gran equipo con buenos elementos como Nery Pumpido, Oscar Ruggeri, Jorge Burruchaga, Sergio Batista, Jorge Valdano, entre otros. El director técnico era Carlos Salvador Bilardo. Llegaron los goles de Diego: el de la mano de Dios que Guifor no lo vio. “Yo sinceramente no vi, yo canté el gol”. Cuenta que se miró luego en los monitores pequeños en los puestos de transmisión. “Mi compañero comentarista de ese partido, el Dr. Mauro Velásquez Villacís, otro de los grandes periodistas ecuatorianos, nacido en Guayaquil, también lo vio por el monitor”. Si el árbitro que estuvo en la cancha, a pocos metros, no vio esa mano ¿cómo podíamos ver nosotros desde la parte alta? en semejante estadio tan gigantesco como es el Azteca, insiste.

Asegura que ese día fue fantástico porque en el escenario deportivo se concentraron los mejores relatores y comentaristas de Latinoamérica y el mundo. A la derecha de Guifor estaba el relator José María Muñoz “Gordo Muñoz”, de Radio Rivadavia, de Argentina, a su izquierda Víctor Hugo Morales, otro gran relator uruguayo. Detrás estaba una radio brasileña que tenía como comentarista Rivelino, delante de Guifor comentaba Pelé. “Estar junto y rodeado de esas figuras del deporte mundial en varios de esos partidos del campeonato de México fue espectacular”.

La mano de Maradona no la vi, pero la narró con el alma como sudamericano quería que gane Argentina y “luego el mejor gol de todos los tiempos en un mundial, cuando Maradona desde su propio campo recibió la pelota y se sacó a seis rivales”. Llegó al área y enfrentó al golero Peter Shilton, lo amagó y el remate para depositar la pelota en el fondo, con una alegría enorme de todo el mundo, inclusive los ingleses cultamente se pararon a aplaudir semejante gol, comenta.

Luego de eso, la albiceleste ganó en la semifinal 2 a 0 a Bélgica y en la final se coronó campeón al vencer a Alemania Federal por 3 a 2. Maradona se llevó el Balón de Oro como mejor jugador del mundial.

Los goles

Guifor asegura que ha disfrutado muchos goles en su carrera periodística, especialmente cuando Ecuador ingresó a su primer mundial de Korea y Japón. Los goles de Agustín Delgado, de Edison “Quinito” Méndez, para ganarle al equipo de Croacia. Ha acompañado a los clubes ecuatorianos Barcelona y Emelec a Copas Libertadores de América. En su momento a Filanbanco y al propio Deportivo Cuenca. “Son goles maravillosos que los canto y los canté con tanta emoción”, insiste.

“Y para no irnos más lejos en el ámbito local, el gol que narré el año pasado del jugador argentino Diego Dorregaray que le hizo un tanto al Emelec desde la media cancha y le permitió al Deportivo Cuenca salvar la categoría porque estaba a punto de descender a la serie B”. Así como el gol que se produjo en el Estadio Alejandro Serrano Aguilar, la noche del 25 de febrero entre Liga de Quito, Deportivo Cuenca que había pasado una semana tan escabrosa, que parecía que ya no podía inscribir jugadores.

El gol que narró de Ronny Biojó, por ejemplo, los comparte con la gente porque el público se levanta de sus asientos, mira la cancha se da la vuelta la cabeza hacia la cabina y observa “como narro y levantan el puño en señal de victoria”. En los goles hay tantos recuerdos y los ha cantado con emoción, como el de Jimmy Izquierdo, de Barcelona, en el estadio de San Lorenzo de Almagro, en Argentina.

Los tantos de la selección los vive y los disfruta. El gol que marcó en Chile era la primera vez que les ganaba Tri a los chilenos. Siempre narra con alegría y emoción los goles de Ecuador, Deportivo Cuenca, Barcelona, Emelec, Liga, de todos los equipos del país que representan bien.  “Los hinchas de cada región tienen su corazón con lo que es su tierra y yo pertenezco a mi Cuenca amada y quiero al Deportivo Cuenca y quiero ahora a mi querido Gualaceo, que está por primera vez en un torneo nacional”.

¿Por qué el nombre Guifor?

Cuenta que solo hay tres Guifor en Cuenca, él, su nieto Guifor Iván Trujillo y un señor que sus amigos lo apodan Guifor, que es un hincha del Deportivo Cuenca. Le dicen de apodo y es amigo de él, este muchacho que una vez se acercó y le dijo “oiga yo soy el Guifor de Cuenca. Me hizo reír con la forma tan espontanea que me dijo”.

Como antecedente comenta que su madre es manabita. Sus padres vivieron muchos años en las Galápagos, desde 1925, cuando recién se estaban colonizando las islas, en San Cristóbal. Al estilo Robinson Crusoe o la Laguna Azul, la película. Construyeron la cabaña con techo de cade de madera, se recogía el agua que caía de lluvia, de la caña guadúa y la llevaban al hogar.

Sus padres compartieron sus experiencias con una pareja de norteamericanos. El primogénito de esta pareja se llamaba Guifor. “Yo tenía un hermano que se llamaba Arturo e hicieron tanta amistad entre las dos parejas que el segundo hijo de los gringos le pusieron Arturo y mi madre me puso el nombre de Guifor. Esas son historias de mi vida…”, cuenta con una sonrisa.

Hincha de todos los equipos del país

Es hincha de todos los equipos del país, del que esté mejor. Le gusta Barcelona, Deportivo Quito y la Liga Deportiva Universitaria de Quito. De este último plantel asegura que es el mejor. “Es un orgullo para el país, pese a quien le pese, Liga es el rey de copas del Ecuador. Llegó a participar en una copa intercontinental, perdiendo ante el Manchester United, fue el vicecampeón del mundo. Liga campeón de la Recopa Sudamericana, Liga campeón de la Copa Libertadores de América. Si el Deportivo Guano de Chimborazo hace una buena labor, ahí estaré para apoyarlo también”, asegura.

Guifor Trujillo fue director Regional de la Secretaría de Información Pública (SENDIP) 1984 a 1988; presidente del Círculo de Periodistas Deportivos del Azuay, en dos períodos 1982 y 1999. Miembro de la Unión de Periodistas del Azuay. La Asamblea Nacional le otorgó un reconocimiento al Mérito en Periodismo Deportivo. En dos ocasiones fue nombrado el mejor periodista por parte del Círculo de Periodistas Deportivos del Azuay.

Su sueño…

Comenta que ha soñado tantas cosas y se ha despertado en la realidad. “Sueño que Dios me conceda más años de vida. Poder compartir con mi esposa, con mis hijos, con mis nietos. Sueño con morir sin tener que irme con una enfermedad grave, terminal y dolorosa.  Quisiera irme justamente el momento del sueño”, acostarse y al día siguiente, de pronto, ya no despertar. “Tengo mucho temor a tener una enfermedad que pueda complicar y que sufra y quienes me rodean y me quieren”.   

A sus 70 años, Guifor Trujillo Correa sigue pitando fuerte, como dice la hinchada. Espera seguir asistiendo a las canchas, con micrófono en mano, compartiendo con sus audiencias su pasión por el fútbol, la emoción del gol y también la tristeza en la derrota.

 

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Voces de la Radio

Iliana Cervantes Lima

 

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