Edgar Castellanos Jiménez, entre la radio y las letras

Foto: Izquierda, Edgar Castellanos Jiménez en 1964 en Radio Cultural Mera de Ambato. Derecha superior e inferior, a inicios de la década de los 70 cuando era asistente de prensa del entonces presidente de la República, Dr. José María Velasco Ibarra.

De niño conoció a Manuel Araujo Hidalgo, quien lo llevó a trabajar en unas vacaciones a la entonces Cámara de Diputados. Cuando fue Asistente del Prensa del presidente de la República, José María Velasco Ibarra, e iban a los sitios donde no había amplificadores para poner el Himno Nacional del Ecuador, el cinco veces mandatario del Ecuador le pedía: “Dé la voz, señor” para que todos puedan cantar las sagradas notas patrias.

Ha trabajado en radio, televisión y prensa. Destaca su amistad con Facundo Cabral. Edgar Castellanos Jiménez fue diputado del Congreso Nacional, por la Izquierda Democrática, Ganó el Primer Premio Interamericano de Literatura Juvenil, que convocó, en 1967, la Organización de Estados Americanos (OEA).

 Otros de los cargos que ha ocupado son: presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de Tungurahua y Presidente Subrogante de Casa de la Cultura Ecuatoriana a escala Nacional. En estos momentos está escribiendo sus memorias.

Trabajó en las radios Mera, Montalvo, Musical, Bonita y Amir de Ambato; Musical, Quito, Presidente y Nacional, de la capital de la República. Fue propietario de las radios Musical, Sonorama, Variedades y ECO FM de la Ciudad de las Frutas y las Flores. Fue la voz comercial del fútbol con Alfonso Lasso Bermeo y Blasco Moscoso Cuesta.  Hizo locución en off y participó en algunos noticieros de Canal 8, cuando era Televisora Nacional. Terminó sus estudios de Leyes en España, donde hizo un programa en Radio Juventud de Barcelona. Además, fue Subdirector de Diario La Hora y Director de Noticias de Unimax TV de Ambato.

Pertenece a una familia de voces prodigiosas. Es hermano de dos de los referentes de la radio ecuatoriana: Guillermo Jácome Jiménez y Luis Aurelio Castellanos Jiménez, quien se hacía llamar Luis Xavier. Ha sido compañero de Eduardo Cisneros, Pedro Lenín Hernández, Hilda Sampedro, Erika Von Lippke, Wagner Abril, René Torres, los Jorges: Escobar, Zaldumbide, Aníbal Salcedo y Carrera Viteri. Así como el genio de los sonidos Jaime Moya.

Muchas personas piensan que es de Ambato, pero es quiteño, nació en 1945, en el barrio San Marcos. Su infancia se desarrolló en el Quito Colonial. Las mejores voces han vivido en este barrio capitalino caracterizado por sus edificaciones coloniales y republicanas. Con sus hermanos: Guillermo y Luis Xavier caminaban por esos lugares incluso se iban a La Alameda y El Ejido, a jugar fútbol, pues esa era la cotidianidad de los niños en esa época.

Cuando Edgar tenía 15 años, por una oportunidad laboral de su padre, Luis Leonidas, quien era constructor, se trasladaron hasta Ambato, porque le contrataron para que termine la construcción del templo de Santo Domingo. Desde entonces “he vivido, me he nutrido, he compartido todo el sentimiento, la vida y la amistad de la gente de Ambato”, repite. Ha sido profesor de periodismo y ha impartido muchos cursos de cómo hablar bien en público.

Su padre le enseñó a leer en voz alta

Su padre, Luis Leonidas, y su abuelo, José Aurelio, se caracterizaban por tener voces graves y altas. Edgar cuenta que su progenitor les hacía leer en voz alta el periódico, especialmente los fines de semana y en vacaciones. Los entrenaba, no con el propósito de que estuvieran alguna vez en el micrófono, sino para que pronuncien bien las palabras. Era importante la pronunciación, pero también lo que entendieron del texto leído. “Ese entrenamiento fue fundamental para nosotros, especialmente para mi hermano Luis Aurelio, que se hacía llamar Luis Xavier Castellanos Jiménez, y para mis hermanas, Macia, Inés María, y Mariana y yo”.

Su hermano Guillermo también había pasado por este proceso con su padre, por ello un día en el Colegio Mejía empieza a presentar los programas. En el plantel descubren en él esa capacidad importante de la pronunciación, dicción y seguridad para hablar frente al micrófono, que luego lo llevó a ser parte importante de la radiodifusión.

Su primer trabajo con el Dr. Manuel Araujo Hidalgo

Edgar, cuando terminó la primaria en la escuela El Cebollar, ubicada en El Tejar, en Quito, trabajó en el Congreso Nacional con Manuel Araujo Hidalgo, quien fue ministro de Gobierno de Velasco Ibarra y era su vecino. “Yo siempre iba a las reuniones políticas que tenía en su oficina que estaba frente de su casa. “Yo vivía en la Bolívar 363, cerca de la Venezuela. Yo iba, de curioso, a ver cómo eran esos diálogos”, aunque de vez en cuando también le mandaban a comprar agua y cigarrillos.

En esa época Manuel Araujo Hidalgo le llevó a trabajar con él, en el Congreso Nacional, cuando fue elegido diputado por la provincia de Pichincha y luego lo designaron presidente de la Cámara de Diputados. “El Congreso en esa época se reunía solamente tres meses que caía en los meses de vacaciones escolares: julio, agosto y septiembre”. Le llamaba la atención las grandes conversaciones que se daban en el recinto. Estaban el doctor Otto Arosemena Gómez, Carlos Julio Arosemena Monroy, Asaad Bucaram.

Esa experiencia de trabajar en el Legislativo le incentivo a pertenecer a esta Función del Estado. 25 años después, fue elegido diputado por la provincia de Tungurahua. Era 1986, en el período de Gobierno del ingeniero León Febres Cordero, quién nombró a Manuel Araujo Hidalgo, embajador de Ecuador en Cuba. Edgar en esa época era legislador y viajó a una misión en La Habana, porque había un festival internacional de cine. Cuando bajaba del avión observó a Manuel Araujo Hidalgo, quien le recibió amablemente.

Quiso tomar la maleta de Edgar, pero no le permitió. “Cuando ya estuvimos en el vehículo le dice “doctor Manuelito, soy Edgar Castellanos Jiménez. Usted no se acuerda de mí, pero yo sí de usted” y le narró la historia del muchacho que iba a hacerle las compras y los mandados en su oficina política. Se alegró mucho de saber que había llegado a ese cargo en la política. Conversaron largo y terminaron tuteándose con el político carchense: “Edgar y Manuel”.

Radio Cultural Mera

A finales de 1962 se radicaron en Ambato. Su madre, Inés María Jiménez Molina, siempre se preocupó de que sus hijos tengan una buena educación, por ello ya le había inscrito en el colegio Juan León Mera de Los Hermanos Cristianos de La Salle. Era una edificación que estaba prevista de todos los elementos. “Los hermanos cristianos son grandes educadores”.

Así empezó, a las pocas semanas descubrió que el colegio tenía una emisora de radio, que funcionaba en circuito cerrado. Alguien les contó a los Hermanos Cristianos que la señal ya se estaba escuchando en el barrio y la gente estaba motivada con la programación. Con esa información empezaron a ampliar los segmentos y los horarios. En la estación ya estaba desde 1961 el conocido periodista Wagner Abril, quien indica que Edgar Castellanos Jiménez “representa a la buena radiodifusión ecuatoriana”.

El Hermano Benigno, que era profesor dirigente del curso de Edgar, seleccionó a los estudiantes para que participen esta actividad. Edgar vivía cerca del plantel, una vez tuvo turno un sábado y se le ocurrió leer la identificación de la radio, que estaba pegada delante del escritorio. Abrió el micrófono e identificó a la estación: “La radio del colegio Mera”. Hasta ese momento solo se ponía música.

Recuerda que cuando a los pocos segundos sintió unos pasos ligeros por el corredor. Era el Hermano Benigno, llegó presuroso y le preguntó: “¿Quién abrió el micrófono?” Edgar estaba solo y le respondió: “Hermano, fui yo”. Le respondió muy serio: “está bien, puedes seguir practicando, pero cuando yo te avise. Ahí únicamente vas a tener que identificar la emisora”. Era 1964.

Así empezó, aunque no tenía la intención de seguir el camino de la radio, porque los había visto a sus hermanos mayores “metidos en esa actividad” y para él no era muy grato, por la manera como se divertían, porque era una vida de bohemia “que yo no sintonizaba todavía en aquella época. Me parecía que era excesivo”. Siempre sus padres les preguntaban a sus hermanos Guillermo y Luis Xavier que por qué no llegaban temprano a la casa y siempre era la misma excusa: “me quedé grabando”.

La voz de Edgar y Pedro Lenín Hernández

Edgar nunca creyó que tenía una voz para estar frente al micrófono. Siempre les respetó a sus hermanos mayores, Guillermo y Luis Xavier, por lo que veía distante estar en la línea de ellos. Sin embargo, se decía “yo trataré de cultivarme un poco para darle algo de personalidad a mi voz antes que darle esos matices que ellos manejaban”. Y logró tener identidad propia.

Así empezó en la radio del colegio, luego se ampliaron las programaciones. En 1964 llegó al colegio Pedro Lenín Hernández, quien vivía en Guayaquil y ya tenía una conexión con el medio. En Ambato encontró que existía la radio del Colegio Mera, que solamente pasaba música y les indica a los Hermanos Cristianos que él estaba empeñado en darle una programación estable y comercial.

Eran las vacaciones de 1964-1965 cuando escuchó que se estaban dando estos cambios. Se fue al colegio para conversar con Pedro Lenín. “Superando los celos que se habían sentado en mí”. Conversaron y le explicó la situación y la proyección que quería darle a la emisora.  

Los dos se juntaron y empezaron a planificar la programación de la Radio del Colegio Mera. Le dieron una estructura formal. Antes hubo voces como Wagner Abril, un gran periodista que vive en Quito, quien fue el iniciador y el que orientó a los jóvenes locutores estudiantes del colegio y de afuera como Eduardo Cisneros, que era estudiante del Colegio Bolívar.

Radio Montalvo

En 1966, Pedro Lenín y Edgar pasaron a Radio Montalvo, que hoy es la actual Radio Centro de Ambato en Amplitud Modulada. Esto se dio porque les llamó un señor de apellido Proaño, dueño de la emisora, quien quería que en el equipo de la radio estén los dos compañeros. Pedro Lenín vivía de la locución, Edgar no, porque todavía estudiaba.  Dice que este cambio “le costó un año del colegio, porque no me perdonaron los Hermanos Cristianos que me vaya de la radio del plantel”.

Se trasladaron a Radio Montalvo y le empezaron a nombrar canal 11, por el número de la frecuencia que era 1130. Se hizo una radio juvenil que hacía mucha falta en la ciudad, en aquella época. “Fue la que denotó todos los ámbitos de la sintonía y la gente joven se unió a la programación”.

Radio Musical de Quito y los casilleros…

Radio Musical era parte del Núcleo Radión y estaba dirigida por su hermano mayor, Guillermo Jácome Jiménez. David Gleason, era el propietario. “Yo llegué desde 1967, la emisora ya emitía su señal desde 1964”. Su madre le dijo “tienes que seguir estudiando”. Habló con su hermano mayor para que se traslade a Quito, pero por esas cosas de la vida, en la emisora estaba también su otro hermano Luis Xavier Castellanos, quien se encargaba de la programación de 24:00 a 06:00. A esa hora, en la misma frecuencia 570, se cambiaba de Musical a Canal Tropical. Lo único que cambiaba en la madrugada era el nombre. En ese espacio se ponía música alegre, bailable, se hacía bromas. Luis Xavier cantaba con los discos.

Edgar hacia los libretos de los distintos programas de su hermano Guillermo, especialmente uno que se llamaba los 5 más 7 del día, que era la frecuencia de la Radio 570. Eran las 12 canciones más solicitadas durante el día y cerraba la programación emitiendo esas interpretaciones.

Había unos casilleros para poner los discos seleccionados de cada día. En el libreto empezó a ponerle, en vez de decir la canción # 1, le ponía desde el casillero # 1, #2… Desde ese momento empiezan a utilizar en la radio el formato y la palabra “casillero”, para señalar un lugar de preferencia de la audiencia.

La suit de David Gleason

El dueño de la estación, David Gleason, tenía una suit en el mismo edificio de la emisora, en la Av. Amazonas y Pinto. En el segundo piso funcionaba la radio. La habitación estaba en la parte de atrás de la emisora. Le indicó a Edgar que era para que vaya a estudiar en las noches, pero el propósito real era que su hermano Luis entraba a las 24:00 en punto, pero casi nunca llegaba a esa hora. Se atrasaba unos 10 o 15 minutos.

Jorge Escobar que terminaba el turno a las 24:00 en Musical, le tocaba la puerta de su dormitorio. “No viene Lucho, venga usted, por favor”. Esa fue una estrategia interesante, pero Edgar lo hizo con mucho gusto, porque aprendió de las “Voces de la Radio” como Vicente Córdova Franco, Jorge Escobar, Guillermo Jácome Jiménez, Luis Xavier Castellanos, entre otros. Con ellos tuvo la oportunidad de seguir saliendo y mejorando cada día, destaca. Luego llegaron de la provincia de Imbabura: Pepe Rosefeld y Gabriel Espinosa de los Monteros.

Entre las radios Musical de Ambato y Quito “La voz de la capital”

Edgar regresó a Ambato para terminar su bachillerato. Guillermo llevó la frecuencia de Radio Musical, que era de su propiedad, a esa ciudad, pero no se acopló y, a los seis meses, no reaccionó el mercado como él pensaba. “En 1969, mi madre y yo en sociedad compramos la emisora a Guillermo”.

Luego, en 1971, formaron una sociedad con Eduardo Cisneros y Alejandro Erazo, que era un industrial de los licores, y se cambió el nombre a Radio Variedades. Dirigió la radio con Eduardo Cisneros, gerenciaba Alejandro Erazo. La estación empezó a escalar escaños y sintonía y llego a ser una de las mejores y un referente de la radiodifusión ecuatoriana.

Edgar tenía que volver a la Universidad a Quito. Los fines de semana iba a Ambato. Guillermo le hizo un acercamiento con Radio Quito, que en esa época era gerenciada por Leonardo Ponce y la dirigía Eduardo Brito. Le dieron los turnos los fines de semana, porque estudiaba de lunes a viernes. Conducía programas musicales. En esa etapa estaban también Freddy Ehlers y Polo Barriga que también tenían sus propios espacios.

En esa estación, Fernando Fegan y el mismo Eduardo Brito Mieles que estaban los domingos en el estadio, pero ya no podían asistir, le enviaron a Edgar para que reemplace a uno de ellos. Así se incorporó al programa en el que Alfonso Laso, Blasco Moscoso Cuesta, eran las figuras y el Dr. Jaime Naranjo Rodríguez, era la persona de los números, una eminencia en el manejo de los datos y estadísticas

Le invitaron a participar como narrador, en obras de radioteatro en “La Voz de la Capital”. En una de ellas, escribió un guión sobre la historia de La Chilena. “Mis primeros 15 años de vida viví por el sector y sabía la historia”. La grabaron con todos los Jorges que había en radio Quito: Escobar, Zaldumbide, Aníbal Salcedo y Carrera Viteri. Así como René Torres, Erika Von Lippke, quien tenía una voz extraordinaria. Estaba también Jaime Moya, quien era el operador, de quien guarda enormes y gratos recuerdos, porque tenía un carácter muy jovial. Los chistes y las bromas eran parte del quehacer diario. Eso hacía que el trabajo sea más productivo.

“Eran extraordinarios compañeros con una experiencia formidable y sobre todo con un don de gentes. En la radio lo que mejor he encontrado es la calidad humana de cada uno de ellos”.

Radio Presidente-Su Excelencia

Luego pasó a Radio Presidente que era de propiedad de unos abogados de apellido Plaza, y estaba situada en la Av. Amazonas. “Tuve la fortuna de hacer contactos y nos lanzamos una línea de teléfono al hotel Colón, para transmitir los fines de semana los espectáculos artísticos internacionales. Ahí pudo conocer a grandes artistas como Rocío Jurado, Alberto Cortez, Leodan, Julio Iglesias, Raphael y otros a quienes les entrevistó e hizo la presentación en el hotel.

Cuando le encargan la dirección de la radio, porque su hermano Luis Xavier se fue a Guayaquil a trabajar en Radio Suceso, tenía que hacer identificaciones y en una de ellas se le ocurrió decir “Radio Presidente, Su Excelencia”. Hizo este slogan porque se acordó de cómo le trataban al Dr. José María Velasco Ibarra. La radio posteriormente fue vendida Galo Hernández Navas, quien era dueño de “América La Pasillera”.

Piero le fue a buscar en Ambato

En 1971, el cantante argentino Piero llegó por primera vez al Ecuador. Edgar ya dirigía Radio Presidente. Un viernes le hizo una entrevista y el artista le obsequió un disco. Regresó para Ambato con el disco, emocionado de que lo iba a tocar en Radio Musical.

El fin de semana fue un boom las nuevas canciones de Piero. Un domingo un muchacho le dijo: “señor, le está buscando afuera, en el parque, un gringo”. Le preguntó: ¿un gringo? “Sí, está preguntando por usted”.

Edgar bajó a ver quién era. Era Piero. Sabía que estaba en Ambato, porque le había comentado que tenía una emisora en la ciudad… Le fue a buscar para que “por favor le preste el disco que le obsequió”, porque tenía un contrato con Ifesa en el Ecuador y no tenía más material que ese para entregarles a ellos, para que hagan una reproducción.

Agustín Cuesta Ordóñez

Edgar conoció a Agustín Cuesta Ordóñez, creador de la productora Cuesta Ordóñez, quien era camarógrafo de canal 6 que quedaba en el Itchimbía, cuyo propietario era el capitán Dávila. Agustín filmaba con cámaras para cine. “Todavía no había las filmadoras para televisión”.  

Le contrataba a Edgar para realizar entrevistas, donde él filmaba y luego pasaba en el canal. Edgar pudo conversar con el premio Nobel de Literatura y excandidato a la presidencia de Perú, Mario Vargas Llosa. Edgar no tuvo dependencia directa con el canal. Con el cineasta se conocieron en una Fiesta de las Frutas y Las Flores.

José María Velasco Ibarra le pedía: “dé la voz señor”

Edgar cuenta que fue muy especial su llegada a la Presidencia de la República, en el gobierno del Dr. José María Velasco Ibarra. “Yo debí haber sido reportero de Telecentro canal 10, en Quito. Por esas cosas de la vida le dieron a otro compañero de la Universidad de apellido Batallas.

Una persona de ese canal llegó a ser Secretario de Prensa de la Presidencia de la República. Entonces para que Edgar no se quede sin trabajo, él le lleva a la Secretaría de Información. Edgar estudiaba Derecho en la Universidad Católica. Era inicios de la década de los 70.

Justo, ese año, Velasco Ibarra se declaró dictador y Edgar fue su asistente de Prensa, debía estar junto al Mandatario, grabando todos los discursos y haciendo la versión para la prensa. “Nadie podía cambiar lo que salía del Despacho Presidencial, los discursos debían estar tal como Edgar lo enviaba. Ahí conoció a muchos periodistas, entre ellos Diego Oquendo, Gabriel Garcés, Oswaldo Paz y Miño, Arcesio Arcentales y tantos otros que acudían a la Sala de Prensa.

Cuando iban a un pueblo y no había la amplificación, el Doctor Velasco Ibarra cuando tenía que dar un discurso o inaugurar alguna obra, Edgar siempre debía estar a su lado, con el micrófono. El Mandatario le pedía: “dé la voz, señor”. Era para que el Himno Nacional del Ecuador sea coreado por todos los presentes…

Asegura que José María Velasco Ibarra tenía un gran sentido del humor. Era un hombre muy inteligente y culto. No tomaba licor, se tomaba una menta después de las comidas. “Brindaba wiski a los periodistas, en ciertas reuniones, pero él no tomaba”. Siempre era dicharachero y oportuno en sus mensajes y diálogos. Cuenta que el Mandatario tenía un problema en el ojo izquierdo, por eso usaba las gafas oscuras, incluso en la noche porque le lagrimeaba bastante, siempre estaba con el pañuelo secándose el ojo.

El general Guillermo Rodríguez Lara viajaba con el Presidente a las diferentes ciudades en el Avión Presidencial y se les veía a los tres comandantes de las Fuerzas Armadas. Decían que era un hombre bueno, cordial y accesible.

Radio Sonorama

En 1972, con Alejandro Erazo y Eduardo Cisneros, consiguieron la frecuencia en FM de Radio Sonorama. “Éramos los mismos dueños de Radio Variedades de Ambato. Un día, Alejandro les comunicó que va a vender la Frecuencia Modulada porque “no tenemos dinero suficiente para mantener a Variedades”. Los hermanos Erazo compraron radio Sonorama FM y luego la trasladaron a Quito. Volvió a ser director de Sonorama del 1976 a 1979, cuando regresó de España.

Termina los estudios en Barcelona

1972, en canal 8, hizo locución en off con Edison Vargas Acosta. Con Eduardo Zurita, que era su compañero en la Universidad Católica, tenían un espacio en este medio los fines de semana que se llamaba “El Candil”. Se presentaban artistas nacionales e internacionales, Edgar el presentador.

En 1973 viajó a España para terminar sus estudios de Derecho, por recomendación de Eduardo Zurita. En Barcelona tuvo un acercamiento con los medios, los miércoles grababa un programa de una hora, que era dedicado a América Latina, su música y sus poetas. En ese país estuvo vinculado al mundo cultural. Se contactó con escritores tanto españoles y latinoamericanos, artistas y cantantes que iban de América a España. El espacio lo transmitían los domingos en Amplitud Modulada y en Frecuencia Modulada por Radio Juventud de Barcelona.

Radio Nacional del Estado

En 1971, su hermano Guillermo le llevó a Radio Nacional del Estado como subdirector. Le ayudaba en las tareas de la emisora, hacía grabaciones donde estaba un equipo de locutores y técnicos de primera. La mayoría laboraban en Radio Quito.  

Esta responsabilidad la cumplía porque Guillermo viajaba con el Presidente José María Velasco Ibarra, quien le apreciaba mucho a su hermano, porque al Mandatario le recordaba a su hermano Pedro Velasco Ibarra, a quien también le faltaba un brazo. Además, se llevaba con el sobrino de Presidente, especialmente con Pedro Velasco, quien se parecía mucho a su tío.

Guillermo le pidió al Presidente que amplié la cobertura de la emisora y así lo hizo. En esta estación, Edgar conoce a Hermel Fortuni, un catalán que empezó a armar equipos en el país. Lo hizo con las radios Nacional, Sonorama y Teleamazonas, entre otros. Hermel con sus hijos empezó a trabajar en el funcionamiento de varias emisoras de radio en FM en el Ecuador, que era la novelería en esos años”.

Eco FM

Edgar pidió una frecuencia para Quito, porque su intención era quedarse en la capital. Trabajo con Wagner Abril, en el Banco Central, como asistente de Prensa y Relaciones Públicas. En 1976 hicieron el cincuentenario de la fundación del Banco Central. Hubo una gran cantidad de actividades culturales.

Por las vinculaciones que tenía pidió una frecuencia, para ver si se quedaba en Quito. Le dijeron “mire hay una frecuencia en Ambato. Si le interesa, lo toma o lo deja”. Aceptó porque también era su ciudad.

En 1980 empieza a sonar ECO FM, que significa Edgar Castellanos Organización. Decían que estaban frente al mausoleo de Montalvo, por eso decían ECO FM frente al mausoleo. La radio la vendió en 1993, a Luis Gamboa Tello, que la mantuvo hasta hace poco, es el dueño de Radio Centro, porque la situación económica era muy difícil. “Los repuestos de la radio eran americanos y había que comprar en dólares. Se transformó en Bonita FM, que desapareció y la frecuencia está en Latacunga. Es una nueva emisora.

Diario la Hora

1993 trabajó en Diario La Hora de Tungurahua, pero había que ser socio, para mantener un estatus directivo. Aportó y fue socio. Fue subdirector del periódico y editor de este medio. Esa fue una gran experiencia, porque le permitió desarrollar aún más su talento, porque le tocó escribir un editorial todos los días, que es un gran ejercicio de conocimiento y sobre todo de análisis de la realidad de la ciudad y del país.

Hay una relación entre la prensa y la radio porque en las emisoras también escribía libretos y redactaba las noticias. “Nosotros no leíamos los periódicos, como se hace ahora, sino que las escribíamos, en la televisión igual, porque tenían que libretar. Hacerlas de acuerdo con nuestra visión de las circunstancias”.

Su ingreso a la política

En 1979 se inició la etapa democrática. A Rodrigo Borja lo conoció en Quito, cuando se formaba y estructuraba la Izquierda Democrática, listas 12, y convocó a la gente joven. “Yo siempre estuve interesado en aquello” y en Ambato se les ocurrió a los compañeros de partido que debía presidir la lista de concejales. Ganó las elecciones.

En 1986 le nominaron para candidato a diputado provincial por Tungurahua y ganó ampliamente. En el Congreso Nacional conoció a grandes personalidades de la política, como Patricio Romero Barberis, quien fue prefecto de Pichincha y hombre de radio, porque fue un magnífico narrador deportivo; Jorge Zavala Baquerizo, un extraordinario hombre de leyes; Andrés Vallejo, que fue presidente del Congreso Nacional, y a Raúl Baca Carbo, con quien les unió una gran amistad. “Un hombre con una ideología muy robusta, quien pudo haber tenido mucha más suerte en el aspecto político. A veces digo que es una década perdida, pero en realidad, se aprende mucho también. Más de lo malo que de lo bueno, pero se aprende. Lo importante es saberse comportar adecuadamente”.

“Dígale al Presidente que no tengo hambre”

Durante el Gobierno de León Febres Cordero, en el Congreso Nacional se enjuició e interpeló al ministro de Gobierno, Luis Robles Plaza, que era su amigo. Relata que en esa ocasión llegó un emisario a su curul. “Honorable diputado le buscan afuera”. Sale y un desconocido le dice: “Sabe que el señor Presidente de la República le quiere invitar al almuerzo”. Edgar se sorprendió y se río y se fue. No le hizo caso.

A los pocos días, cuando ya se votaba para destituir al Ministro, volvieron a llamarle. “Salgo del hemiciclo y era el mismo señor, el mismo emisario del Gobierno que me insiste, por favor el señor Presidente quiere que le acepte el almuerzo hoy en el Palacio de Carondelet”. Edgar ya estaba preocupado y le contesta “dígale al Señor Presidente que le agradezco mucho, pero que no tengo hambre”. Esa fue la respuesta que se le ocurrió y no volvió más. “En esa época sí que había el hombre del maletín. Era importante mantenerse íntegro a las causas a las que uno sirve”.

Facundo Cabral y su guitarra

En 1987 fue la primera vez que llegó Facundo Cabral a Ecuador. Le invitaron a un almuerzo en el que compartieron una cantidad de ideas. Edgar conocía su música y su historia. Facundo empezó a interesarse de las conversaciones e hicieron una gran amistad.

Cada vez que venía al Ecuador se encontraban. Vino como tres veces al país. Intervino para que se presente en Ambato y Facundo se hospedó las dos noches en la casa de Edgar. Facundo no tomaba, no fumaba. Ingería algo de vino, pero muy poco. Se trasnochaban conversando.

Tenía una guitarra muy liviana, porque tenía problemas de salud. Sus brazos ya no podían sostener la guitarra y se mandó a arreglar una. Le hizo sostener la guitarra a Edgar. Era sumamente liviana para que Facundo pueda tocar.

Comenta que la vida de Facundo es muy digna de conocer, porque después de haber pasado de lo turbio a la claridad mental y espiritual, fue algo extraordinario, “porque él fue un delincuente en sus años juveniles, hasta que un sacerdote le ayudó. Aprendió a leer y escribir a los 14 años. Es una historia de un hombre que se superó y fue un ejemplo de vida”, comenta.

Fue muy devastadora la noticia de su muerte, en Centroamérica, porque esa bala no era para él.  En el libro “Érase una voz” le dedicó un poema y los otros están dedicados a los amigos de la radio que fallecieron, para ellos está dedicado este libro.

Su vinculación con la Cultura

Fue presidente de la Casa de la Cultura Núcleo de Tungurahua y presidente subrogante de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Edgar desde la etapa de colegio siempre estuvo vinculado a los clubes de Literatura que había en el Colegio La Salle, de Ambato, luego llegaron unos sacerdotes vascos y se motivaron conociendo a una serie de personajes jóvenes que estaban haciendo actividad cultural. Y formaron un grupo que se llamó Edelweiss, donde se hizo teatro, poesía y pintura.

Wagner Abril, quien fue su compañero en la Radio Cultural Mera, cuenta que Edgar en 1967 ganó el Primer Premio Interamericano de Literatura Juvenil que había convocado Organización de Estados Americanos (OEA), en Washington, Estados Unidos. Reitera que Edgar Castellanos Jiménez puso en alto el prestigio de la radiodifusión ecuatoriana a escala nacional. “Edgar hoy por hoy es un talentoso poeta respetado no solo en la provincia de Tungurahua sino en todo el Ecuador”.

Las Memorias

En las memorias se echa mano de todos los recuerdos personales. Como dijo quien fue presidente de la República, senador y diputado, Andrés F. Córdova “estoy escribiendo las memorias de mis primeros 90 años, entonces voy a ver cómo me va. Estoy en ello porque hay una cantidad de cosas, de situaciones que uno tiene que ir analizando y sobre todo ubicándolo dentro de la historia misma.

¿Qué sucedió en la época cuando nací? ¿En la época en que fui a la escuela? A esa edad uno no percibe las cosas que suceden alrededor, porque uno es casi un inconsciente de la realidad global y solamente se centra en el “intimismo personal”, acota. “Ahora que uno ve el mundo desde otra perspectiva hay que ir ubicándolo históricamente para saber qué más y cómo era el mundo que nos rodeaba en aquella época”.

Se siente agradecido con la vida porque su existencia ha sido de encuentros con la generosidad de la gente. Eso ha permitido que uno crezca de diferente manera y devuelva algo de lo que recibió.

Guillermo Jácome Jiménez

Guillermo Jácome Jiménez fue una persona muy correcta. Tenía un temperamento fuerte y era muy disciplinado. Cuando terminó la escuela tuvo un accidente en el aserradero de los padres de su padrastro, ubicado al sur de Quito. Una de las atracciones en vacaciones era hacer algo con la madera, incluso ayudar y tuvo un accidente Guillermo y tuvieron que amputarle el brazo izquierdo.

“Eso marco el carácter de él, aunque Guillermo se desenvolvía maravillosamente bien. Era un excelente deportista, nadaba y jugaba básquet muy bien, jugaba fútbol extraordinariamente bien. Incluso participó en un campeonato de ciclismo y fue corredor de autos aficionados”.

“Somos los tres hermanos, pero Guillermo era especial, él estaba en las ligas mayores. Nosotros todavía buscando llegar a ello”. Wagner Abril destaca que Edgar y su hermano Luis Aurelio tuvieron la escuela de su hermano Guillermo, quien fue una figura en el Ecuador, dueño de una voz y un estilo inigualable en el país.

La Familia

El apoyo de la familia ha sido fundamental porque su vida estuvo alrededor de los medios de comunicación. “He tenido la suerte de emprender, de endeudarme, para conseguir algo. Para tener la radio ECO se endeudó y cuando ya no hubo como sostenerla más, tuvo que venderla. Perdieron dinero cuando aparecieron las famosas entidades financieras fantasmas. Esta es otra historia que hay que borrarla, pero tampoco hay que dejarla de apreciar como lección de vida”.

La familia siempre ha estado cerca apoyándolo. Sus hijos tienen otras profesiones, pero que están relacionados a la comunicación. Su hija, María Nathalia Castellanos Molina, está dedicada a la traducción médica, en un tiempo le ayudó en el canal en el informativo. “Tiene una linda voz al igual que su hermano, Edgar Alan Castellanos Molina, quien es integrante de Mamá Budú. El tercer hijo, Francisco Xavier “Pipo” Castellanos está dedicado al diseño y publicaciones de música. Es un excelente compositor estuvo en Sudakaya y tiene sus proyectos musicales propios, manifiesta. Han estado cerca del arte, que para ellos también han sido un modus vivendi. Estuvo casado por 30 años con Martha Molina hasta que ella falleció.

Las biografías de Raúl Andrade

Le hubiera gustado grabar las biografías cortas de algunos personajes de la humanidad escritas por Raúl Andrade. Intentó grabarlas, pero en solitario es muy difícil. Se necesita siempre de la etapa en la que comenzó la radio, es decir un operador de audio, alguien que le dirija y le diga esta frase está bien entonada, la intención de la frase está adecuada, indica.

Con algún productor hacer algo que quede constancia sobre todo de la Literatura y la buena manera de escribir que tuvo Raúl Andrade, a quien le conoció en diario El Comercio, cuando “yo empezaba y él ya se iba”.  Espera tener la voluntad, el tiempo y la gente que lo pueda apoyar y encauzar este proyecto.

Asegura que hubo momentos duros, pero se siente agradecido con la vida porque su existencia ha sido de encuentros con la generosidad de la gente.

 

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Iliana Cervantes Lima

Voces de la Radio

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