Luis Padilla Guevara, el compositor que ganó cuatro festivales OTI Ecuador

Foto: Izquierda: Luis Padilla Guevara a inicios de los 80. Derecha superior en 1985 cuando Jesús Fichamba quedó en segundo lugar en la OTI. Derecha inferior con Jesús Fichamba ya fallecido antes de la pandemia.

Es uno de los compositores de melodías y letras más talentosos del país. Ha sido ganador de cuatro festivales OTI Ecuador. Es el primer ecuatoriano en clasificarse para el Festival de la Canción de Viña del Mar y el Festival Internacional de la Canción, en Nueva York. Ha escrito y compuesto más de 400 temas. La disquera Ifesa le otorgó el primer Disco de Oro a un compositor nacional por la venta en Ecuador de 350 000 copias del tema “Yo esperaré tú cambiarás”, interpretado por el lojano Darwin. Su padre era quiteño del barrio San Roque; su mamá nació en Guayaquil, pero de ancestros ambateños. “Tengo bastante de serrano, por eso me gusta mucho la música andina: quenas, zampoñas y charango…”. Considera que el secreto del éxito está en no sentirse satisfecho con lo que se ha hecho.

 

En 1957, Luis Padilla Guevara, a los cinco años, deslumbró por su talento en el jardín de infantes al tararearle a la profesora de piano su primera canción “La mosca bizca y el pato chino”, que originó una pequeña obra de teatro. Ya había el embrión del futuro compositor musical y poeta. Asegura que se nace con el talento, aunque la técnica lo puede pulir, pero el germen está en el compositor musical. “Cuando pienso en música, soy capaz de hacer cualquier cosa. No sé, es una cosa extraña”, comenta.

Cuando era muy joven, “me divertía oyendo música en mi cabeza. Parecía como que tenía un radio prendido. Oía música y recreaba las melodías es algo que estaba ahí y me ha llevado por estos rumbos”. Igual en la poesía, pero, reitera, tener más facilidad para crear música, porque los versos son cerebrales, tienen que rimar y ver palabras, pero la música es intuitiva. “Uno durmiendo puede componer y levantarse con una melodía, tengo facilidad para crear melodías. Yo trabajo en esto”. Insiste en que el compositor va por donde le lleva la mente, porque tiene la facilidad de crear. “Yo nací con eso y no se me hace nada difícil porque fluye de mí”.

Estudió en el Colegio Nacional Aguirre Abad y durante todo ese tiempo hacía canciones y poemas. Ganó concursos de poesías en los colegios Olmedo, de Portoviejo; Dolores Sucre, de Guayaquil… Desde aquella época ya se proyectaba hacia los festivales internacionales y decía “yo quiero participar”. Mientras pensaba y soñaba en esos eventos, estudiaba Derecho en la Universidad Católica de Guayaquil, aunque siempre “estaba metido todo el día en los estudios”, conociendo a los artistas, viendo cómo grababan.

A inicios de 70 se dirigía a Ifesa y se encontró con Darwin Regalado “cuando no era Darwin y yo no era Luis Padilla. Nos hicimos amigos, le habían dado una oportunidad para grabar y yo le dije: mira estas canciones y las comenzó a cantar. Se las enseñó a los productores y les gustó”. Asegura que casi todos los temas de éxito de Darwin son escritos por él. Hay una que se llama “Que yo te quiero murmura el viento”, que la escuchó, en Guayaquil, Alci Acosta, cuando fue contratado para la Feria Agropecuaria, se la llevó a Colombia y la grabó.

El cantante lojano interpretó también otras composiciones de Luis Padilla Guevara, entre ellas “Recuerdo aquel tiempo”, “Yo esperaré tu cambiarás”, esta última fue un éxito en Ecuador y Colombia. En el país vecino vendió cerca de dos millones de copias. Por eso le pusieron al cantante ecuatoriano como Mr. Semáforo, porque según una entrevista que ofreció Darwin a diario El Universo en 2002, una radio de ese país popularizó “la expresión risible: ¿Qué le dice el bus al semáforo? Yo esperaré tu cambiarás, por eso se llama también la canción del semáforo. Así también el cantante coreano-estadounidense que hizo de Ecuador su segunda patria, cuando su padre cumplía funciones diplomáticas en Quito, Jinsop Ho O Dirling, conocido como Jinsop interpretó “Estrellita Solitaria”; Jhony y Susana con la canción “Nunca Más”. Hilda Murillo también cantó canciones suyas. Una de ella cuando “Mamá, si llego a viejo”.

El tema que más le identifica es “Estrellita Solitaria”, de Jinsop. Relata que surgió durante un viaje que realizó a Quito, en Transportes Ecuador. Eran las 03:00 y no podía dormir, el carro pasaba por el páramo. “Había una cantidad de estrellas, como es el cielo de la sierra,   yo sentí literalmente y escuché una flauta esa que sale al inicio de la canción. La sentí y la grabé”. Cuando llegó a la capital, a las 06:00, ya la tenía compuesta. Es una canción de tristeza y nostalgia, muy hermosa: “Estrellita no me dejes cada día que amanece, mi vida te pertenece… Esa canción refleja una parte de mi vida”.

Pero también tiene en su corazón el tema “La Pinta, La Niña y la Santa María”, que quedó en segundo lugar en el Festival OTI de la canción realizado en España, que se inmortalizó en la potente voz de Jesús Fichamba, fallecido meses atrás.

Relata que Estrellita Solitaria, en un inicio, sonaba con un ritmo medio andino, medio sanjuanito y no le querían grabar. Pero tanto le insistió a Efrén Avilés, que era el productor de esa época, y lo consiguió. “Lo pusieron como relleno de un disco y resulta que se convirtió en la canción de Jinsop más escuchada a escala internacional”. Este tema lo han grabado diferentes artistas. En YouTube se puede encontrar hasta 12 versiones, acota.

Cuenta que Agustín Guevara Morillo, cuando era locutor de Radio Ifesa, grabó poemas con fondos musicales de Luis Padilla. Le decía “Lucho, tus canciones están pegando, la gente las pide mucho. Oye hazme un poema para yo recitar”. Le hacía las pistas musicales, los versos y creaba la melodía. Uno de ellos es “Te acuerdas de esta canción, verdad”. Agustín es un gran amigo, tiene un talento y posee una voz muy potente, destaca.

Los arreglos de los temas de esa época eran del director artístico de Ifesa, Héctor “Manito” Bonilla. Le decían “Manito” porque ponía la mano en el piano y fluía la música. Luis Padilla Guevara y Héctor eran muy buenos amigos, porque el hermano de “Manito” fue Carlos Bonilla, el compositor de la canción Atahualpa, casado con Bachita Carrera, prima de su papá. “Era una gran persona, un gran músico, maestro y gran amigo mío. Siempre lo estaré extrañado y sé que algún día nos veremos juntos en el firmamento”.

En la OTI Nacional siempre quedaba finalista, aunque muchas veces participaba con seudónimo. Luis Padilla cuidaba mucho la letra y la música. Ha ganado cuatro de estos festivales a escala nacional y un premio internacional, entregado en Sevilla en 1985. En 1977 participó con Marielisa, con la canción “Sonreír cuando quiero llorar”, quedó en cuarto lugar en Madrid. Segundo lugar en Sevilla, en 1985, con Jesús Fichamba, con “La Pinta, La Niña y La Santa María”. En 1989 fue finalista en Miami, con “Mi Campesina”, interpretada por Los Hermanos Miño Naranjo. En 1992 fue finalista en Valencia, España 1992, con Jesús Fichamba, con el tema musical “Una Canción para Dos mundos”.

En la revista Vistazo logró convertirse en el mejor redactor creativo en un concurso que realizó el medio y como premio le enviaron a Río de Janeiro, donde compuso “La Pinta, la Niña y La Santa María”. Era inicios de los 80, unos amigos le llevaron a ver un espectáculo de garotas y le dieron caipiriña y, como no bebía, se emborrachó. Regresó al hotel y al día siguiente había un tour para una localidad cercana. No fue porque estaba en pésimas condiciones. Se despertó a las 12:00, no había desayunado, pero estaba mejor. Prendió la televisión y solo había programas en portugués. No sabía qué hacer en el hotel Copacabana, ubicado frente a la playa del mismo nombre. Entonces, mirando el Océano Atlántico se le vino a la mente componer una canción sobre los 500 años del descubrimiento de América, pues faltaban cinco años para cumplirse el llamado encuentro de dos mundos.

Empezó a barajar nombres para la interpretación y, enseguida, pensó en el imbabureño Jesús Fichamba, pero la letra no tenía la visión o el punto de vista de un indígena. Y por eso – recuerda – le añadió algunos cambios, entre ellos la frase: “sentí que mi raza indomable no se sometía”, que habla del orgullo indígena”.

Cuando regresó a Ecuador buscó al mánager de Jesús Fichamba, Pablo Salame, a quien le cantó el tema. Le contestó “está bonita, pero tengo una mala noticia. Jesús está comprometido con un compositor de Guayaquil”. En su desesperación, Luis Padilla le insiste en que ya mismo son 500 años del descubrimiento de América. Entonces Pablo le indica “déjame llamarle a Jesús, quien ya me conocía”. Le cantó y se quedó prendado del tema. Salame hizo una reunión y al final quien decidió cantar el tema fue el mismo cantante imbabureño.

Cuando viajaron a España ocurrió lo que Luis Padilla había vaticinado: los periódicos anunciaban que un indígena venía a “devolver” el favor a Cristóbal Colón. Eso porque Sevilla queda cerca de Puerto de Palos. Los periodistas quedaron fascinados con la interpretación que hizo Jesús. Indica que, tras este evento, los frailes franciscanos del convento de La Rábida les invitaron almorzar. Los llevaron al dormitorio donde, “supuestamente”, durmió Cristóbal Colón, antes de salir al Puerto de Palos para zarpar hacia América o las Indias, como se pensaba en aquella época.

Jesús Fichamba cantó frente a un cuadro de Cristóbal Colón y los frailes franciscanos estaban llorando. “Cómo un indígena ha venido a los 500 años a cantar esto que llega al corazón”. Tuvieron una invitación a los Archivos Históricos de Indias, en Sevilla, pero no pudieron ir porque tenían los ensayos. La canción se escuchaba por todas partes. Todos querían ver y conocer a Jesús Fichamba. La Pinta, la Niña y la Santa María era la ganadora. Justo, una noche antes del festival, se registró el terremoto de México. Recuerda que el periódico El País, de España, tituló al siguiente día en la primera página: “Solo un terremoto venció a Fichamba”. Ese festival ganó Eugenia León, con “El Fandango aquí”.

A los Hermanos Miño Naranjo siempre les habían propuesto participar en un Festival de la OTI, pero ellos nunca lo habían querido hasta que llegó la composición de Luis Padilla Guevara “Mi Campesina”. En Miami, en 1989, obtuvieron los primeros lugares. Este tema también tiene su historia. Luis comenta que siempre le han gustado las mujeres manabitas. Un día le invitan, como jurado, a evento de belleza en Manta. Una de las participantes y que ganó el concurso era una chica del campo de Cojimíes, cerca de Pedernales, se llamaba Juanita Macías. “Era hermosa. Pudo haber sido Mis Ecuador o Miss Universo, era de una belleza impresionante. ¡Yo me pegué una enamorada!”. El único problema era que ella vivía en el campo y Luis en Guayaquil.

Nació ese romance y la convirtió en canción, aunque estuvo consciente de que un amor de lejos… “Era imposible esta relación tan distante. En Manabí los papás son celosos y había que hacer una serie de cosas para poder verla”. Hasta perdió un carro, porque se fue por la playa de San Vicente y el mar se lo llevó. En homenaje a ese enamoramiento compuso esa canción. Juanita no se enteró porque no la volvió a ver nunca más. Solamente quedó el bello recuerdo de lo que esa mujer le inspiró.

Para participar en el festival vivió como un mes en la casa de los hermanos Miño Naranjo, a quienes califica de muy serios y profesionales. Al momento de ensayar lo hicieron “con alma vida y chaleco como dicen allá”. Es muy amigo de Danilo y Eduardo, quienes son una verdadera institución nacional. “Los tengo en el corazón. Son sencillos, chistosos. Yo disfrutaba de la compañía de ellos. Tienen una gran familia”.

En 1993, el expresidente de la República y exalcalde de Guayaquil, León Febres Cordero, le invitó a crear dos canciones para el Puerto Principal: Guayaquil vive por ti y Soy Juan Pueblo. Luego compuso otros temas que se convirtieron en verdaderos himnos: Guayaquil de mis abuelos, Soy Guayaco, La Guayaquileña, Viejo Barrio de Las Peñas, Guayaquil Señorial, Guayaquil es mi destino, entre otras.

Comenta que ha creado más de 400 composiciones entre himnos, canciones para artistas, temas publicitarios, obras musicales y de teatro. “Yo no he contabilizado, pero voy a tener que hacer un inventario porque sí tengo un archivo físico y digital”.

La obra musical “La Fragua de Vulcano” tiene 33 canciones, fue seleccionada por el Municipio de Guayaquil en la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Guayaquil. Iba a ser con orquesta en vivo y el estreno sería en la avenida 9 de octubre y Malecón, pero no se pudo hacer por la pandemia.  Tuvo que reducir la obra y presentarla en un teatro donde se transmitió on line. La obra “Los Piratas de la Calavera Maldita” tiene 40 canciones. En la pandemia perdió muchos eventos. La gente lo conoce mucho por su aporte al Puerto Principal. “Algunos me dicen el compositor de Guayaquil”.

Es el autor y compositor musical de los himnos de Santa Elena, Shell, Nobol, Salitre… Cuenta una anécdota sobre el himno de Santa Elena. Habían realizado tres concursos y todos los declararon desiertos porque las letras eran bonitas, pero la música no. Recuerda que Patricio Cisneros, que era prefecto en esa época, le pidió que realice la composición musical, porque había que estrenarlo en un mes. Luis viajó a Santa Elena, recogió datos, le presentó un demo y le gustó. Cuando iba a investigar la vida de Narcisa de Jesús, en Nobol, el alcalde de esa ciudad le pidió que haga la letra y música. Del Himno de Salitre hizo la música. Además, ha compuesto el himno de la Universidad Ecotec, de la Unidad Educativa Espíritu Santo, Colegio Particular Abdón Calderón, Colegio Nacional Huancavilca, así como para el Colegio de Médicos, Colegio de Arquitectos, Abogados…

Trabajó 11 años como creativo de la Agencia de Publicidad McCann Erickson, “que era la que llevaba las cuentas de Coca Cola, Lufthansa, Gillete, de muchas empresas grandes”. Ahí aprendió hacer guiones de televisión, jingles. Fue libretista, creador y productor de eventos publicitarios.

En 2007 le compuso el tema “Corazón de Piedra” al médico guayaquileño, Hugo Behr, dueño de la clínica San Francisco. El doctor cantaba rancheras, pero quería un tema inédito. Comenta que la hija del médico, Sofía, fue seleccionada para interpretar a Narcisa de Jesús Martillo Morán y el papá le acompañaba a las grabaciones en la Hacienda La Garza Roja. Siempre la hacían cantar a ella y tocar la guitarra, hasta que un día ella les dijo: “háganle cantar a mi papá, él canta bien, sino que se está haciendo ahorita el sueco”. Hugo se río. Estaba la gente de Ecuavisa e interpretó la canción que le compuso Luis Padilla. Los presentes quedaron fascinados y le pidieron autorización para producirla porque sería el tema de la telenovela Victoria.

Destaca que Ecuador tuvo una época de oro para los cantantes nacionales, en las décadas de los 70, 80 e inicios de los 90, porque en esa temporada había disqueras. Un cantante iba a Ifesa y Fediscos, en Guayaquil, o a Famoso, en Quito. Una vez que descubrían el talento interpretativo, la disquera se encargaba de la promoción en las radios, invertía en los afiches y el artista se dedicaba solamente a cantar y cobraba sus honorarios, “pero vino la piratería y ahora todo se hizo digital”. Ahora el cantante es inversionista, tiene que producir su disco, video clip y contratar a una persona que recorra las radios. Muchos no tienen las posibilidades económicas para hacerlo, por eso es “que habiendo en el país tan buenos artistas y temas, no han trascendido o no lo han hecho en la magnitud que pudieran”, acota.

Ahora es director de su propia productora de música y espectáculos. Se llama Producciones Luis Padilla, La Excelencia del Talento Nacional, su especialidad son los eventos masivos en Guayaquil: desfiles náuticos, de carrozas alegóricas, shows artísticos multitudinarios u otros eventos sociales y culturales.

También es abogado, especializado en derechos de autor y ha escrito libros sobre este tema. Ha dado clases sobre Propiedad Intelectual en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil y ha capacitación a los fiscales en esta materia. El postgrado los hizo en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil.

Sus temas tienen versiones nuevas en varios géneros, como “Estrellita solitaria”; “La Pinta, La Niña y La Santa María” que se hizo una versión en Rock Heavy, con Black Sum, también se registró como cumbia. Ha contado como ocho versiones.

También escribe musicales. Tiene amistad con un grupo de músicos que trabajan en obras de cine de Los Ángeles-California, quienes están grabando una canción de su autoría, que se llama Niña Mía, que lo interpreta Jonathan Luna. La dirección musical está a cargo del maestro Arturo Solar, quien ha hecho arreglos musicales para artistas de la talla de Raphael, Paloma San Basilio, Cristina Aguilera, David Bisbal…

Compuso una cumbia que se llama “Lamento Vaquero”, al estilo de La Piragua. La pista musical la hicieron en Cali, con los mejores músicos de esa ciudad, entre ellos están los que graban para Guayacán, Grupo Niche, con los arreglos del maestro Oscar Iván Lozano. Ese tema lo va a grabar Jonathan Luna a dúo con Gerardo Morán. Sigue creando a pedido de los artistas, pero también con editoras musicales de otros países. En estos días enviará a Universal Music, de Miami, 20 temas que le han solicitado para grabar con artistas internacionales.

Luis Padilla Guevara asegura que seguirá componiendo hasta que Dios le lleve de la tierra. Espera tener buena salud, para vivir muchos años. Todavía hay proyectos que no ha realizado. Considera que el secreto del éxito está en no sentirse satisfecho con lo que se ha hecho. “Mis grandes triunfos son lindos, pero ya pertenecen al pasado. Yo hago como que no he hecho nada y sigo entusiasmado en nuevos proyectos”. Siempre está tejiendo ideas sobre los temas que quiere hacer. Espera salir de la pandemia para organizar proyectos masivos, que es su fuerte. Le gusta ver los estadios y las calles llenas, como los eventos que hacía en Guayaquil o Machala, ríos de gente disfrutando de estos programas. “Ahora hay que respetar las normas de bioseguridad. La vida es lo primero”.

Iliana Cervantes Lima

Voces de la radio

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