Eran las 16:30 de un miércoles de enero de 1957, el niño Germán Campaña Uquillas llegaba a la casa después de clases en la escuela Municipal Antonio José de Sucre, en la calle Junín, en el Centro Histórico de Quito. Subía al dormitorio de sus padres, en donde había un radio a tubos marca Philips. En esa época el slogan publicitario era “Tarde o temprano su radio será un Philips…” Se recostaba en la cama y escuchaba Rincón Infantil, en radio Atahualpa. Le gustaba también Cordillera, 1520 kilociclos, la voz que identificaba era del locutor ambateño Guillermo Jácome Jiménez. Radio Metropolitana, con Galo Hernández Navas y Vicente Córdova Franco, era otra de sus preferidas.
Los dos últimos años de la secundaria lo culminó en el Nocturno Ricardo Jaramillo, que funcionaba en la avenida Gran Colombia y Sodiro, donde se graduó de contador público. Esto se dio porque no estudio dos años por su pasión por la radio y su papá, muy enérgico, le dijo que “como no siguió estudiando, que lo haga solo”. Antes estaba en el colegio Central Técnico.
En 1964, cuando tenía 15 años, su cuñado, Fausto Vallejo, se puso una radio en el domicilio de sus padres: Carlos Campaña Jurado y su madre Luz Aurora Uquillas Fernández, hermana del compositor Rubén Uquillas, quien dejó temas para la posteridad como: Tatuaje, Casita de Teja, Apostemos que me caso, Ojos Azules…
Esta radio era Pacífico, 805 kilociclos. Era afiliada a la Cadena Azul y Blanco del Ecuador, que comandaba JD Feraud Guzmán, desde Guayaquil. Funcionaba en el barrio La Tola, en la calle Ríos 1088 y Chile. Así se inició Germán Campaña Uquillas en este trajinar por el mundo del radio, primero como un pasatiempo, luego conociendo la parte técnica hasta llegar a la locución y a la organización de eventos.
Era la época del Merengue, el Chachachá y aparece la Nueva Ola. Se difunde desde México hasta Argentina cuando aparecen, en los años 60, Los Beatles, Elvis Presley, Neil Sedaka, intérprete del tema: You are everything to me (Eres todo para mi), cuya versión en español la difundió el mexicano Alberto Vásquez. Aparece El Dúo Dinámico, con Perdóname; Bruno Lomas, con Amor amargo; Lone Star con La Casa del Sol Naciente, cuya versión en inglés era The Animals.
Cuando todo eso sucedía en el escenario musical de Latinoamérica y el mundo, le dieron la oportunidad de que abra la audición, pero como sonidista. El entonces reconocido locutor Manuel Pabón del Pozo llegaba al informativo de 06:00 a 07:00. Luego realizaba el control de los programas musicales, donde su gusto musical encantaba a la audiencia. Su turno iniciaba con el tema Popotitos, de Enrique Guzmán, por eso le llamaban el “Popotitos”. Recuerda que Edwin Salazar Escudero, otra voz de radio Metropolitana y que también laboraba en Radio Pacífico, y Manuel Pabón del Pozo decían “al Germán ya le cogió el bichito de la radiodifusión”
Radio Pacífico era la que lideraba los temas de la llamada “Nueva Ola” en Ecuador. Esta emisora la dirigió Raúl Jarrín Hidalgo. Las grabaciones las traía de otras estaciones donde él trabajaba, una de ellas Atahualpa, del periodista Gonzalo Maldonado. Esto porque los equipos no eran los adecuados o de última generación para realizar grabaciones de impacto. “Eran los platitos, una consola de las que se usaba para amenizar los bingos, una grabadora que se le sostenía el play con los dedos. La estación realizaba el “Show de los Miércoles”, con artistas y cantantes, como el quinteto Blue Star, Biluka que hacía temas con hojas de plátano… Como no había auditorio, la gente se agolpaba hasta en la calle Ríos para verlos salir a los artistas, recuerda.
Germán, a mediados de los 60, era de los primeros “nuevoleros” con la influencia de Cesar Costa, Enrique Guzmán… Usaba pantalones estrechos, medias blancas o de color rojo, sacos holgados, zapatos de mocasín. Eso lo veían como no tan común en aquella época, porque casi la mayoría de los hombres usaba pantalones anchos y colores oscuros…
En 1966, en Radio Gemas necesitaban nuevas voces. Se inscribieron 120 personas y quedaron cuatro finalistas: Noemí Romero, un señor Caicedo, una voz microfónica de Tulcán; Carlos Niquinga Castro, que era muy verbo elocuente, y Germán Campaña Uquillas. Álvaro San Félix, que era el instructor, le dijo a Raúl Jarrín, quien dirigía la estación: “Germán está listo hasta para informativo”, pero a pesar del criterio no se concretó su ingreso a la estación. El dueño de la emisora era Agustín Marinas, cubano…
En 1969, llegó a Radio Éxito, en la Plaza Grande. José Rodríguez Santander les dio la oportunidad a Carlos Niquinga Castro y Germán Campaña Uquillas, pero solo para que hagan un programa de una hora de 07:30 a 08:30. “Había locutores de planta que no los veían con mucho agrado”, decían “ahí viene la competencia”, pero en forma burlona. Carlos Niquinga desechó esa oportunidad, pero Germán perseveró. Le dieron cuatro horas de programación diarias. Su primer cheque fue de 150 sucres.
Su espacio era de lunes a viernes “La música para usted y para ellos”. Un programa de alta sintonía, que iba desde las 20:00 hasta las 24:00. También hacía “Música en ritmo de domingos”, de 09:00 a 11:00 auspiciado por Fioravanti, se regalaba jabas de gaseosas. “Un buen locutor no tiene ni sábados ni domingos, si es que quiere sentirse bien consigo mismo. No debe desechar ninguna oportunidad”, repite.
Esta estación tenía el programa “Las 12 Horas Éxito”. Organizaron un evento en el Coliseo Julio César Hidalgo para más público. El propietario de Radio Éxito con su esposa Graciela Tapia, regresaron muy tristes, porque no les fue como esperaban y los liquidaron. Pero su caminar no decayó, porque le gustaba la comunicación y la locución.
En 1969, salió al aire Radio Presidente, “Su Excelencia Musical”, y Germán acudió a este nuevo medio. La estación estaba en la avenida Amazonas, diagonal al Hilton Colón. El dueño era el Dr. Julio Plaza Ledesma, un “capo” en la radiodifusión, él ya tenía su emisora en Esmeraldas. “Quería una radio elegante y no tan popular”. En planta de la estación estaban dos personalidades de la radiodifusión: Xavier y Edgar Castellanos Jiménez, quienes luego de un tiempo renunciaron. En esa etapa llegó de Venezuela un señor de apellido Jarquer, quien le seduce con unos planes extraordinarios. Logra convencerle al propietario de la estación de que le abra una cuenta corriente a nombre de él. Prácticamente le estafó. Así también tenía un vendedor excelente y, el momento menos pensado, él también desapareció porque había pedido adelantos a los anunciantes. El Dr. Plaza se decepcionó tanto que decidió vender la estación. Apareció Galo Hernández Navas, que era propietario de Radio América, “La Pasillera”, le compra a plazos y con muchas facilidades la estación.
Entre 1971 a 1972 estuvo en Radio Xavier. Fue compañero de Alan Flores Valenzuela y Patricio Vargas Acosta, quien ahora es médico y fue director del Hospital Baca Ortiz. Desde octubre de 1972 a febrero de 1982 estuvo nuevamente en Presidente. Habló con el nuevo propietario y se quedó. El primer día, la persona que realizaba el control de sonidos le dejó el turno sin darle ninguna indicación, pero Germán ya conocía la consola Wester, de más de 12 o 14 canales. “Cualquiera se hubiera asustado, pero yo sabía que para eso se necesitaba cuatro elementos: dos platos, grabadora y micrófono”. Su Excelencia Musical se impuso musicalmente hasta 1982, con programas de impacto “que podrían ser de una iniciativa casi infantil”, pero que dejaron huella en la capital ecuatoriana.
En 1973 estaba en auge Leonardo Favio, Leo Dan, Juan Erasmo Mochi. Eran cantantes que les daban una sintonía extraordinaria. Galo Hernández viajaba a Colombia para traer primicias musicales y difundirlas en Quito. Surge la idea del propietario de aprovechar la sintonía de la juventud y crear otros espacios. Nace el “Correo de Cupido”, eran recaditos, poemas y acrósticos por el Día de San Valentín. Llovían las llamadas, la persona que contestaba terminaba con la oreja colorada.
Legaban los mensajes en papelitos. Germán aun estudiaba en la Universidad Central, donde fue uno de los fundadores de la Escuela de Ciencias de la Información. Sus compañeros le esperaban con los papelitos para que sean difundidos en su espacio. En el mercado Santa Clara la emisora se escuchaba todo volumen. Cuando estaba con sus amigos, al salir de clases, le decían a la señora que vendía “las cosas finas”: señora, él es el señor que está hablando en la radio. La señora regresaba a ver con una sonrisa de asombro y decía: no me diga mi bonito, mi lindo y les ponía mayor cantidad de lo que compraban. “Esa era la chifa Santa Clara que era el mercado”.
Germán es contador público y empezó a organizar e inventariar Presidente: abrió libros contables, ya se pagaba con roles de pago. En diciembre de 1975 le nombran subgerente de la estación, pero seguía siendo el locutor que reemplazaba al que faltaba, el que redactaba los comerciales, el que grababa, el que iba y renovaba los contratos. Además, tenía sus propios contratos donde ganaba el 20% y se redondeaba su sueldo. “En toda la historia, los sueldos para la gente de radio no han sido los mejores. Ha sido más bien una mística de trabajo o quizá el afán de ser popular”, insiste.
Cuenta que había una identificación de la radio que decía: Desde la avenida de Las Amazonas transmite radio Presidente”. Era la voz de Agustín Guevara Murillo, un locutor que hizo su vida en la ciudad de Guayaquil. Trabajó en Ifesa y es un destacado académico.
En esa época, Galo Hernández, propietario de la estación, les dice que, como ha sido un éxito los recaditos, era necesario crear el 25 de julio como el día de la reconciliación. Era el mismo tema mensajes de reconciliación y perdón, música apropiada para el efecto. Tanto fue el impacto del programa que, en dos y tres años que se lo hizo, los almacenes de avenida Amazonas empezaron a poner en las vitrinas “Regale por el día de la reconciliación y este término se fue comercializando”. Dice que en Colombia se replicó este programa.
En 1972, otro impacto de la época fue “Esta estación presenta: Suspenso a las 10:00”, El Conde Drácula”. En ese espacio Germán dio los pininos en la narración. “Galo sabía de radioteatro porque ya se hacía en Radio Nacional”. Tanto impactó esa producción que de los pueblos venían a alquilar la novela y Galo Hernández alquiló hasta las matrices y se daño la serie, pero se la aprovechó al máximo.
Había personalidades que tenían experiencia en radioteatro, como Carmen del Valle, Hilda Sampedro, entre otros. En 1974 creó también “La Maldición del Inca”, con un personal que lo hacía por cariño. Se quedaban grabando hasta las 03:00 o 04:00 y el premio era uno que otro traguito de intermedio y los chaulafanes del Rubí, que quedaba en la misma avenida, cerca de la estación. Una obra que quedó en el tapete fue el Anticristo, porque Galo Hernández vio que bajó el impacto de Radio Presidente. “Era muy hábil, vendió la estación al Sindicato de Choferes Profesionales de Pichincha”. En esa época cambio la historia por el impacto de las FM.
En esta estación trabajó con un referente de la narración deportiva, Carlos Rodríguez Coll, quien alquiló un espacio para “Goles y Recuerdos”. En ese espacio estaba Edmundo Martínez, Germán manejaba las trasmisiones. Era un narrador excelente, “pero muy flemático” había que estar 15 minutos antes del programa porque, de lo contrario, el regaño era tremendo.
En 1982, Radio Visión le acoge y le dan un turno de 13:30 hasta las 15:00. Estaban de moda las figuras de los 80: Miguel Gallardo, Mari Trini, Manolo Otero… Sus compañeros eran Patricio Moncayo, Luis Alberto Pumagualle, Mario René Arias…
Germán Campaña laboró en el informativo de las 06:00, la antesala de Buenos días con Diego Oquendo. Hizo el noticiero de las 13:00 y 19:00. La estación cambió al aspecto noticioso y renunció. Eso fue en 1986.
En 1987, durante una rueda de prensa, se encontró con Marco Vargas Acosta, a quien le comentó que dejó Radio Visión. “Me dijo Germán el lunes entras a un turno en Radio Colón”. Estuvo hasta 1991. Gracias a Marco, un día llegó a reemplazar a Edison Vargas Acosta en Radio Quito, “donde llegan los mejores”, pero por cumplir con sus estudios le tocó dejar La Voz de la Capital, donde estuvo desde 1991 hasta 1995. En 1996, le abrieron las puertas en Radio Q, 94.5 actualmente es la Gitana. Tenía el programa “Nocturnal la serenata al romance”. Hizo coproducción en Francisco Stereo, en 1992 y el 2007.
En 1992 se dedicó a fortalecer su empresa de organización de eventos, esto le permitía darle una relativa estabilidad económica. En el año 70 y 80 se pusieron en auge las peñas bailables, en los colegios. Creó la empresa GSU para la organización de eventos sociales. Le llegaban protocolos de eventos de otros países, los adaptó para Quito. Siguió haciendo animaciones, organizaba bodas.
En el 2003, su hermano mayor ya fallecido, Eduardo, quien fue gerente del Hotel Hilton Colón, le comentó que en radio Municipal necesitaban un locutor “escucha anda a ver qué pasa”. La radio era dirigida por la periodista Carmen Andrade. Esta estación tenía un excelente departamento de producción. Brindó su voz en las reestructuradas leyentes y tradiciones de Quito, que dirigía Hernán Cevallos, quien de vez en cuando en las grabaciones le decía “Germán estas pausando mucho”.
Luego retornó a la organización de eventos en hoteles como el Marriot, Sheraton, Swissotel, donde trabajó casi de planta. Asegura que el haber perdido el miedo escénico, tener la voz modulada y tener la elegancia para manejar un protocolo le ha dado un sitial. “Me considero uno de los mejores o tal vez el mejor maestro de ceremonias”.
Comenta que hay profesiones seductivas, por ejemplo, ser cantantes, ser militar, policía, locutor… “y eso sí trae muchas veces conflictos sentimentales”.
Germán se siente feliz, hace lo que le gusta. Esa realización sintió cuando presentó en 1979 al conjunto folclórico boliviano, Los Kjarkas, en el Coliseo Julio César Hidalgo. Después de realizar el trabajo se sale con una sensación sublime de haber cumplido, en la locución, en bodas y eventos igual. La animación y locución en radio es parte de su vida y lo continuará haciendo…
Iliana Cervantes Lima
Voces de la Radio