Hasta el envasado de vino y cerveza contribuye al cambio climático

Una botella de vino en un supermercado de Moscú.OMS/Sergey Volkov

Desde la agricultura, hasta la gestión de envases, los desechos, la cadena de frío y el transporte, los sistemas alimentarios emiten miles de millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera cada año. China, Indonesia, Estados Unidos, Brasil, la Unión Europea e India son los países con mayor cantidad de emisiones en esa industria.

Nuestros sistemas alimentarios, la forma que tenemos de producir, gestionar y distribuir lo que comemos, son responsables de más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático, revela un nuevo estudio en el que participó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

 

Desde el cambio de uso de la tierra y la producción agrícola hasta la gestión de envases y desechos, las emisiones del sistema alimentario se estimaron en 18.000 millones de toneladas de dióxido de carbono para 2015. Esto constituye el 34 % del total de emisiones mundiales, un porcentaje que ha ido disminuyendo gradualmente -respecto del 44 % alcanzado en 1990.

El informe explica que unos dos tercios de las emisiones derivadas de los sistemas alimentarios mundiales provienen del sector relacionado con la tierra, que comprende la agricultura, la utilización de la tierra y los cambios que se producen para ese uso. Esa cifra es más elevada en el caso de los países en desarrollo, pero, con la disminución de la deforestación y el aumento de las actividades de los eslabones finales de la cadena de producción, como la elaboración y la refrigeración de alimentos, también ha ido descendiendo de manera considerable.

Los que más contaminan

Desde 1991, los sistemas alimentarios de los países industrializados se mantienen estables en sus emisiones, aproximadamente en el 24%, mientras que en los países en desarrollo estas han bajado notablemente -pero debido en parte a incrementos muy elevados de otras emisiones no relacionadas con los alimentos- hasta el 39% en 2015 respecto del 68% en 1990.

Según el informe, los principales emisores son, en orden: China, Indonesia, Estados Unidos, Brasil, la Unión Europea e India.

Las fases de la producción en las que se llevan productos alimenticios a la puerta de la explotación -incluidos insumos como los fertilizantes- son ahora el principal elemento contribuidor a las emisiones globales de sistemas alimentarios, un 39 % del total. La utilización de la tierra y los factores conexos contribuyen con un 38%, mientras que la distribución representa el 29%, un porcentaje que va en aumento y que se prevé que siga esa tendencia.

El metano (CH4) representa alrededor del 35% de estas emisiones, en general tanto en los países desarrollados como en desarrollo, de las cuales la mayoría proviene de la cría de ganado y el cultivo de arroz.

De acuerdo con la investigación, el envasado contribuye actualmente con un 5,4% de las emisiones mundiales de los sistemas alimentarios, más que cualquier otro factor de la cadena de suministro, incluido el transporte. Sin embargo, la intensidad de las emisiones varía notablemente según el producto: el vino y la cerveza representan un porcentaje significativo de los efectos del envasado, mientras que los plátanos y el azúcar de remolacha generan mayores emisiones a causa del transporte.

Un mayor consumo de energía

De acuerdo con la FAO, en la investigación se pone de relieve la manera en que los sistemas alimentarios mundiales consumen cada vez más energía, algo que se refleja especialmente en los sectores de envasado, transporte y elaboración, cuyas emisiones están creciendo rápidamente en algunos países en desarrollo.

Mientras tanto, en los países industrializados ha aumentado la emisión de gases fluorados utilizados en refrigeración y otras aplicaciones industriales, que tienen un efecto más intenso sobre el calentamiento global.

La refrigeración es responsable de casi la mitad del consumo de energía del sector minorista y de los supermercados, cuyas emisiones han aumentado más de cuatro veces en Europa desde 1990. Además, las actividades a nivel mundial de la «cadena de frío» representan en torno al 5% de las emisiones mundiales de los sistemas alimentarios, una cifra que se prevé que se incremente.

Una nueva base de datos

El estudio, elaborado por Francesco Tubiello, estadístico y especialista en cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en colaboración con investigadores del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea en Ispra (Italia), presenta la nueva base de datos -EDGAR-FOOD- que se remonta a 1990 y que posibilita un seguimiento detallado de las tendencias futuras y en curso.

La nueva herramienta, que cuenta con los principales datos de la FAO sobre la utilización de la tierra, proporciona una serie de datos completa y coherente sobre múltiples sectores que resultarán fundamentales en el diseño de medidas eficaces de mitigación y vías de transformación hacia sistemas alimentarios sostenibles.

Asimismo, aporta estimaciones y un conocimiento más preciso de los efectos sobre el clima que tienen la producción, la distribución y el consumo de alimentos, de cara a la emblemática Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios que se celebrara en septiembre.

En el Informe especial sobre el cambio climático y la tierra del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático se atribuyeron recientemente entre 11.000 millones y 19.000 millones de toneladas de emisiones al año, un amplio margen, lo que subraya la necesidad de colmar las lagunas de conocimiento. (I)

Fuente: FAO

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