El 29 de agosto es el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares
Ensayo «Licorne», llevado a cabo en 1971 en la Polinesia Francesa. FOTO: Colección de fotografías del TPCEN
Desde que los ensayos nucleares empezaron en 1945, se han ejecutado cerca de 2000 pruebas, dejando consecuencias devastadoras para la humanidad. En los primeros años de esta práctica, se prestó poca atención a sus efectos y al peligro de las lluvias radiactivas derivadas de los ensayos en la atmósfera. Hoy, la historia nos ha demostrado que las tragedias humanas y medioambientales resultantes de los ensayos nucleares justifican la necesidad de conmemorar el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, más aun teniendo en cuenta que las armas atómicas contemporáneas son cada vez más poderosas y destructivas
.Ante esta creciente amenaza, el 2 de diciembre de 2009, la Asamblea General aprobó por unanimidad su resolución 64/35 en donde se declara el 29 de agosto como el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares. La resolución, que fue propuesta por la República de Kazajstán, apoyada por otros países, tendría como finalidad conmemorar la clausura del polígono de ensayos nucleares de Semipalátinsk, la cual ocurrió ese mismo día de agosto en 1991.
La primera conmemoración de este día fue celebrada en 2010. Desde entonces la celebración se realiza mediante la coordinación de diversas actividades en todo el mundo, tales como simposios, conferencias, exposiciones, concursos, publicaciones, ponencias, programas de televisión y radiodifusión y otras iniciativas.
Posteriormente a este esfuerzo, en octubre de 2013, «convencida de que el desarme nuclear y la eliminación total de las armas nucleares constituyen la única garantía absoluta contra el empleo o amenaza del empleo de armas nucleares», la Asamblea General en su resolución A/RES/68/32, declaró el 26 de septiembre Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, con la finalidad de fomentar iniciativas internacionales para lograr la desaparición total del armamento nuclear.
La primera celebración de este día en 2014, junto con otras actividades e iniciativas, ha contribuido a crear un ambiente internacional que apuesta con firmeza por alcanzar un mundo sin armas nucleares.
En este contexto, se han visto señales visibles de progreso en varios frentes. Sin embargo, los desafíos persisten, ya que el instrumento internacional que las impediría, el «Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (TPCEN)» (de 1996), desafortunadamente, no ha entrado todavía en vigor.
Como reconoció el Secretario General en su nuevo programa de desarme «Asegurar nuestro futuro común», lanzado el 24 de mayo de 2018, esta normativa contra las pruebas es un ejemplo que sirve a los objetivos de desarme y no proliferación. Al restringir el desarrollo de nuevos tipos avanzados de armas nucleares, el TPCEN frena la carrera de armamento. También sirve como una poderosa barrera normativa contra Estados potenciales que podrían tratar de desarrollar, fabricar y, posteriormente, adquirir armas nucleares en violación de sus compromisos de no proliferación.
Debemos hacer todo el esfuerzo necesario para garantizar la entrada en vigor por completo del tratado de prohibición de los ensayos nucleares y preservar su aplicación a nivel internacional. En este sentido, el Secretario General hace un llamamiento a todos los Estados para que se comprometan a finalizar sus procesos de ratificación en una fecha próxima, si aún no lo han hecho, para que el Tratado entre en vigor a la mayor brevedad posible.
Las Naciones Unidas confían en que algún día desaparezcan de la faz de la Tierra todas las armas nucleares. Mientras tanto, es necesario celebrar el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares y seguir trabajando por alcanzar la paz y la seguridad en todo el mundo.
Antecedentes
El 2 de diciembre de 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su sexagésimo cuarto período de sesiones, declaró el 29 de agosto Día Internacional contra los Ensayos Nucleares mediante la aprobación por unanimidad de la resolución 64/35. En el preámbulo de la resolución se hace hincapié en que «debe hacerse todo lo posible para poner fin a los ensayos nucleares con el fin de evitar efectos devastadores y perjudiciales para la vida y la salud de las personas y para el medio ambiente» y en que «la cesación de los ensayos nucleares es uno de los medios fundamentales para lograr el objetivo de un mundo libre de armas nucleares».
El principal mecanismo para la erradicación de los ensayos de armas nucleares es el Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (TPCE), que fue aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de septiembre de 1996. Hasta la fecha, 184 Estados han firmado el Tratado y 168 lo han ratificado. Para que el tratado entre en vigor debe ser ratificado por aquellos Estados que poseen capacidades nucleares importantes.
Si bien la comunidad internacional está de acuerdo con que los ensayos de armas nucleares ponen en peligro la vida, todavía existe, hasta cierto punto, entre los Estados el recelo frente a la posibilidad de que se realicen ensayos clandestinos. También existe el temor de que, si no se hacen ensayos, las armas nucleares dejen de ser fiables. Sin embargo, a lo largo de los años, los progresos científicos y tecnológicos han avanzado de manera exponencial, aumentando la capacidad de supervisar y verificar los mecanismos de fiscalización, así como de detectar la proliferación de armas nucleares. Estas actividades e instrumentos de vigilancia fueron propuestos y elaborados por la Secretaría Técnica Provisional de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (OTPCE). A pesar del estancamiento del proceso de ratificación, una sensibilización pública cada vez mayor, incluidas las actividades del Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, presiona a los Estados para que firmen el Tratado con el fin de erradicar definitivamente estos ensayos.
La Comisión Preparatoria de la OTPCE y los 168 países que han ratificado el tratado continúan promoviendo la entrada en vigor de este. El singular sistema de vigilancia de la OTPCE, que ya incluye más del 90% de los países signatarios, garantiza a los Estados que ninguna explosión nuclear pasará indetectada.
Sin embargo, nada contribuiría más a evitar una guerra nuclear o la amenaza del terrorismo nuclear que la eliminación de los ensayos nucleares. Y es que, el final irreversible de las explosiones nucleares es la única manera de prevenir el desarrollo futuro de las armas nucleares. (I)
Fuente: ONU
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