Máscaras transparentes ayudan a comunicarse a las personas con problemas auditivos

Voluntarios cosen máscaras en Deinze, Bélgica. Foto cortesía de Ferm.

Llevar máscara supone un auténtico desafío para las personas sordas o con problemas auditivos, ya que no pueden leer los labios o ver la expresión facial de la persona con la que están hablando. Unos voluntarios en Bélgica han encontrado la solución al problema, mascarillas transparentes. Wendy Schellemans, una asistente de educación en el Instituto Real Woluwe de Bruselas, una escuela de educación especial con varios alumnos sordos decidió elaborar máscaras transparentes para sus estudiantes.

 

Esta máscara, fabricada con una doble capa de algodón, unos cordones y una lámina de plástico, ha generado gran interés en Bélgica. Aprobada por virólogos belgas, Wendy explica cómo hacer la máscara en un vídeo publicado en “makefacemask”, un sitio web dirigido por voluntarios. Su tutorial ya ha sido descargado miles de veces.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 5% de la población mundial padece algún tipo de pérdida de audición discapacitante. Leer los labios y observar las expresiones de la cara son vitales para aquellos que dependen de la comunicación visual, como la lectura labial o el uso del lenguaje de signos.

Escuchar con los ojos

“No te puedes imaginar cuánta gente con problemas auditivos escuchan los ojos”, explica Pascale van der Belen, directora de la Asociación Info-Sourds, que a su vez es parcialmente sorda. “Yo me pongo las gafas para escuchar. Más allá de leer los labios, todo el mundo necesita ver una sonrisa, una expresión facial, cualquier comunicación no verbal para entender las voces”.

Louisa, una alumna de 11 años del Instituto Real de Woluwe, dice: “Es mucho mejor para poder leer los labios y entender lo que dice la gente”. Palabras como “limón” y “febrero”, por ejemplo, se expresan de la misma manera en el lenguaje de signos flamenco. Solo se puede distinguir leyendo los labios.

Iniciativas ciudadanas en aumento

Las iniciativas ciudadanas no han parado ahí. En el pueblo de Deinze en Flandes, más de 160 voluntarios de la red de mujeres Ferm han cosido 1.200 máscaras transparentes en tan solo cinco días para hacer frente a la demanda de las escuelas flamencas.

En Bruselas, la empresa de encuadernación de libros Brochage-Renaitre, que emplea principalmente a personas con discapacidad, ha transformado sus operaciones y formado a su personal para producir máscaras transparentes. Hasta ahora han fabricado 10.000 mascarillas.

Un futuro más inclusivo

Mujer con una mascarilla transparente tejiendo en máquina de coser en un taller

Marie-Florence Devalet, directora de la Federación de Sordos de Bélgica, asegura que todo aquel que interactúe con personas sordas o dificultades auditivas en el sector público y en el privado, debería llevar una máscara transparente. Esto incluye al personal que trabaja de cara al público, en los transportes o en los hospitales.

E incluso iría más allá, Maria-Florence cree que sería de gran utilidad que todo el mundo se pusiera este tipo de máscaras.

“La utilización de estas mascarillas no solo beneficia a las personas sordas o con dificultades auditivas. También es importante para facilitar las interacciones sociales ya que puedes ver las expresiones de la gente. Todo el mundo necesita mirar a la cara de la persona con la que hablas” afirma.

Para el Secretario General de la ONU, António Guterres, la crisis del COVID-19 afecta cada aspecto de nuestras sociedades, y revela el grado de exclusión que experimentan los miembros más marginados de la sociedad.

“Las personas con discapacidad se encuentran entre las más golpeadas por el COVID-19. Mirando hacia al futuro, tenemos una oportunidad única para diseñar e implementar sociedades más inclusivas y accesibles para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, concluye. (I)

Fuente: ONU

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