Equipamiento médico del Programa Mundial de Alimentos sale de unos almacenes en Panamá a países de la región.

Panamá respondió con rapidez a la epidemia del COVID19, ha destinado recursos económicos, ha logrado secuenciar el genoma del virus para diagnosticar rápidamente los casos que aparezcan en el país, ha reforzado su sistema de salud y ha tomado medidas para aislar a los ciudadanos. Los responsables de las agencias de la ONU en el país creen que hay lecciones que se pueden exportar a otros países de América Latina.

 

China y Corea del Sur han sido alabados por las autoridades sanitarias mundiales y la prensa internacional por haber respondido de forma agresiva y eficaz frente al coronavirus y haber logrado frenar la epidemia. Pero en América Latina hay un ejemplo de cómo debe ser la respuesta más cercano: Panamá.

El pequeño país centroamericano ha sobrepasado el centenar de casos, pero por el momento solo hay un fallecido. 

 Panamá “siempre ha ido un paso adelante”, asegura Gerardo Alfaro, el representante de la Organización Panamericana de la Salud en el país en una entrevista con Noticias ONU. 

Una de las claves ha sido iniciar las pruebas diagnósticas rápidamente. “Nos ha permitido muy tempranamente confirmar y descartar casos”, señala el representante de la OPS. 

No tenemos que ir a convencer a las autoridades, porque ya están plenamente convencidas.

Además, las han llevado a todo el territorio nacional. “Las inversiones que se hicieron en equipos para PCR en tiempo real (equipos de pruebas) para el VIH y la tuberculosis se están utilizando. Esos mismos equipos sirven para correr pruebas de coronavirus que dan resultados en media hora”, explica. 

En Panamá hay 25 equipos distribuidos por todo el país, incluyendo en zonas remotas, como comarcas indígenas. El ministerio de Salud está adquiriendo los reactivos necesarios para tener pruebas en lugares apartados rápidamente. 

Además, las pruebas no solo se hacen en los hospitales. “Los médicos van al domicilio, con sus equipos de protección, toman la muestra y se procesa”, señala Alfaro, que explica que hay 20 equipos técnicos con médicos y enfermeros. El sistema de vigilancia epidemiológica recibe los resultados y ellos avisan a los pacientes. 

Las cinco lecciones de Panamá

  1. Adelantarse al evento y no desestimar el riesgo.
  2. Pensar en escenarios posibles y armar un equipo de apoyo
  3. Movilizar recursos rápidamente
  4. Compartir experiencias con países y trabajar como subregión en Centroamérica
  5. Colocar el tema en la agenda de Naciones Unidas y compartir información entre diferentes agencias

Preparación de hospitales

Panamá tomó medidas para evitar el colapso de los hospitales. Cada hospital puede hacer “reconversión de camas”, dando altas tempranas, puede suspender cirugías no urgentes y rotar al personal médico y de enfermería. “El personal tiene que conocer los protocolos y tener los equipos. Es clave no tener personal médico infectado”, señala Alfaro. 

El representante de la Organización cree que otra buena decisión fue nombrar a un coordinador de equipos de cuidados intensivos. “Esto permite actualizar un inventario rápidamente de los recursos que tiene cada institución del sector público y también del privado y articularlo como una sola red”. 

En este momento, nueve pacientes, un 8% de los infectados, están en estado crítico, ingresados en una unidad de cuidados intensivos y pueden requerir respiración asistida. 

“Rápidamente montaron compras y ya recibimos 50 equipos de ventilación adicionales. Ya hemos visto diseño de hospitales modulares solo para pacientes graves de COVID-19. Han puesto a disposición 20 contenedores para tener consultorios ambulantes. Se adquirió todo el inventario de tiendas de campañas, un total de 25 para el triaje respiratorio”, explica Alfaro.

“Imagina que hay un paciente crítico en el sector privado y se agota su cobertura y hay que pasarlo al sector público. Esto significa contaminar una sala adicional. Estos mecanismos de coordinación nos han permitido flexibilizar las regulaciones y hay un compromiso de la asociación de aseguradoras para poder compartir recursos, optimizar esos recursos y ser más eficientes en la respuesta”, añade. 

Panamá tiene un sistema de salud público y privado. En el sector público, el Seguro Social, tiene una cobertura de un 80% de personas afiliadas (no necesariamente con acceso efectivo). El Ministerio de Salud que tiene la responsabilidad por el otro 20% de población no asegurada, pero es dueño del 80% de clínicas y hospitales. 

“En el día a día vemos mucho subsidio cruzado. Mucha gente con seguro que se atiende en instalaciones del Ministerio. En este momento, no hay mecanismos estrictos de verificación y estamos todos articulados en una sola red a nivel funcional. El director del seguro social se sienta todos los días con el equipo de trabajo con la ministra, que tiene el comando como autoridad nacional”, explica Alfaro. 

El coordinador residente de Naciones Unidas en el país, César Núñez, aporta otra clave para la respuesta: la numerosa presencia de científicos en el país. “El Instituto Conmemorativo Gorgas informó este martes que logró hacer la primera secuenciación del virus SARSCoV2 (coronavirus) en un caso importado en Panamá. “Esto permitirá, sabiendo la cepa que circula en Panamá, adaptar las vacunas cuando estén disponibles”, explica.  (I)

Fuente: ONU

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