Dolores Veintimilla más allá de “Quejas”
A Dolores Veintimilla se la relaciona por sus poemas extremadamente románticos, escritos desde lo más profundo de su alma. Pero ella se destacó por ser la primera mujer en el Ecuador que luchó contra la pena de muerte y defendió los derechos de los indígenas. Nació en Quito el 12 de julio de 1829, en una época donde la discriminación y los prejuicios sociales eran parte de la vida cotidiana.
El poema “Quejas” es uno de los más conocidos de la poeta quiteña. Se asegura que con este escrito inauguró el romanticismo en el Ecuador y que cerró lo neoclásico.
Dolores Veintimilla recibió una educación privilegiada, pues pertenecía a una familia de la aristocracia ecuatoriana. Su padre José Veintimilla y su madre Jerónima Carrión le inculcaron el amor por el arte y música. Tocaba el piano y la vihuela. Sin embargo las letras pudieron más y lo hizo desde muy joven.
Se casó con el médico colombiano Sixto Galindo, con quien tuvo un hijo al que llamó Felipe Santiago José, quien fue ahijado de Rosa Ascázubi, primera esposa de Gabriel García Moreno. Con su esposo se trasladó a Guayaquil, pero luego de un tiempo viajaron a Cuenca, pero por cuestiones laborales el doctor Galindo se trasladó a Centroamérica.
En la Atenas del Ecuador se encontraba muy sola y dedicó su tiempo a la poesía, música y pintura.
Según Foros Ecuador, en 1857 presenció el fusilamiento de un indígena llamado Tiburcio Peñafiel, acusado de parricidio. Siempre se opuso a la pena de muerte y escribió un ensayo que se titulaba “Negrología”.
El 23 de mayo de 1857 fue hallada muerta en Cuenca. Únicamente se encontró una carta pidiéndole a su madre que cuide a su hijo.
Luego de una vida llena de tristezas y depresiones se fue una poetisa que inició el romanticismo en una sociedad machista, donde se minimizaba el talento de la escritora, por ello no se conservó totalmente su obra.
Su madre, luego de la muerte de Dolores, trató de publicar sus escritos, pero fracasó. Sin embargo en 1961 se publicó su obra completa en Quito.
En sus obras dialoga con su vida, su presente, pasado y futuro, dejando huella de depresión y soledad. Casi siempre hay dolor en sus escritos. “Solo las horas de dolor quedaron, las horas de placer nunca volvieron y de mi vida el perdido encanto solo me queda por herencia el llanto…” escribió en el poema desencanto.
Pero Quejas es el más conocido de sus escritos. Todos sabemos aunque sea una frase. En los colegios era y es material de estudio y los profesores pedían aprenderse de memoria…
¡Y amarle pude! Al sol de la existencia se abría apenas soñadora el alma…
Perdió mi pobre corazón su calma. Desde el fatal instante que le hallé.
Sus palabras sonaron en mi oído como música blanda y deliciosa; subió a mi rostro el tinte de la rosa como la hoja en el árbol vacilé…
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