Carlos Ibarra Escudero fue la voz de la orquesta Salgado Jr.

Foto: Izquierda, Carlos Ibarra Escudero, en 1951, en los salones de la Caja del Seguro Social. Derecha superior, en 1961, Orquesta Estudiantes del Jazz, en el Quito Tenis Club. De izquierda a derecha, Hugo Calahorrano, Ángel Porras, Eduardo Andrade, Wilson Baca, Hugo Becerra, Carlos Ibarra, Jorge Becerra, Teddy Becerra, José Becerra, Segundo Jiménez y Wilson Andrade. Derecha inferior, en 1965, Orquesta Salgado Jr. en la terraza del Palacio Legislativo, de izquierda a derecha: Ricardo Narváez, Galo Salgado, Alcibiades Cilio, Eduardo Hurtado, Napoleón Flores, Jorge Salgado, Marcelo Nolivos, José Salgado, Homero Salgado, Aníbal Salgado, Rafael Estrella y Carlos Ibarra.

Es economista de profesión, pero su afición por la música tropical pudo más, por ello realizó estudios en el Conservatorio Nacional de Música en Quito. Estudió trompeta y contrabajo con los maestros José Salgado y Carlos Bonilla Chávez. Fue cantante de las orquestas Estudiantes del Jazz, Salgado Jr., Mariano de la Torre, Sonora Hnos. Baca, Los Maxicombo y fundador de Medardo y sus Players. Entre sus referentes están el músico José Salgado.

En su trayectoria musical se ha destacado por su versatilidad como cantante e instrumentista. Es autor de la música del Himno del Deportivo Quito, autor y compositor del tema para la Culta Barra y el CD “Te queremos ver Campeón”, dedicado al equipo azul y grana, del que es hincha. Igual es autor y compositor de los “Villancicos Esperados”, 12 temas de su autoría interpretados junto a su hija Mabel. Carlos Eduardo Ibarra Escudero es ejecutante de la harmónica, en el país solo hay cuatro personas que realizan este arte. Ha participado en programas musicales especiales, festivales y eventos musicales dentro y fuera del país. Se ha presentado en radio y televisión.

Dice que la etapa más linda e intensa que vivió fue cuando integró por 14 años la orquesta Salgado Jr.

La Banda de Guerra del Mejía y Los Estudiantes del Jazz

La afición a la música se inició cuando estudiaba en la escuela Simón Bolívar, de Guaranda, y formaba parte de la banda de guerra. Luego su familia se trasladó a Quito. Era 1957, estaba en segundo curso en el Colegio Nacional Mejía, y entre varios aspirantes fue escogido para integrar la tradicional Banda de Guerra, que estaba conformada por 150 estudiantes. Carlos se desempeñaba como corneta mayor, luego fue designado como jefe del grupo. Participaron en la apertura de los desfiles por las Fiestas de Quito y fechas conmemorativas en varias provincias del país.

En 1958 su compañero de la Banda de Guerra, Teddy Becerra, lo invitó a participar en la Orquesta Estudiantes del Jazz. La mayoría de los integrantes eran familiares de su compañero. Carlos se esforzó, porque recibió un riguroso aprendizaje, era el percusionista y cantante alterno. Participa en festivales bailables, ferias y fogatas, entre ellas la inauguración de la Caja del Seguro, de Quito.

En 1960 viajó con la orquesta a Cali-Colombia para participar en la Feria de la Caña. En esta gira los acompañó el recordado cantante de música tropical, el costarricense Freddy Quiroz.  Durante 15 días actuaron en la Caseta Cañas Gordas, donde alternaron con las orquestas más famosas de la época, como Los Diablos Rojos de Sincelejo.

Luego de la Feria de Cali viajaron a Pasto, en el departamento de Nariño, ahí amenizan los bailes en los “Carnavales de los Negritos”. En los estudiantes del Jazz estuvo unos cinco años.

De los Estudiantes del Jazz a la Salgado Jr.

En una noche de 1962 se inauguraba el edificio del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), se presentaron en la inauguración. En el intermedio de la fiesta y luego de escuchar a Salgado Jr. en su primer set musical, Carlos le comentó a su compañero Ángel Porras, baterista de Estudiantes del Jazz, “algún día estaré en esa orquesta”. Este presagio se cristalizó y se hizo realidad luego de 15 días, cuando fue invitado por el profesor José Salgado Vera, a conformar la orquesta, como cantante principal. Permaneció alrededor de 14 años.

Su debut se dio el 17 de marzo de 1962, en los salones del Quito Tenis y Golf Club, en Quito. Fue parte de las dos giras a los Estados Unidos, en 1968 y 1971. Salgado Jr.  fue la primera orquesta del Ecuador que llega al país del norte. Se presentaron en fiestas y festivales de las colonias de ecuatorianos residentes en ese país.

La Salgado Jr. en las fiestas de Navidad y Año Nuevo se presentaba en el Coliseo Julio César Hidalgo, en los festivales bailables, donde alternaban con las orquestas de Guayaquil como la Blacio Jr., América, entre otras. Estos eventos se transmitían, a través de las radios Nacional Espejo, Gran Colombia. En esta última emisora estaba Edgar Villarruel Caviedes, quien era uno de los presentadores de los bailables de Navidad y Año Nuevo en el coliseo cerrado.

Carlos Ibarra cuenta que la Salgado Jr. fue su casa musical, todos eran músicos profesionales y profesores de conservatorio. “Recibía buenos consejos”. Era la orquesta que acompañaba los shows internacionales de Raphael de España, Mona Bell, Alberto Vásquez, Enrique Guzmán, entre otros. “La llamada a acompañar siempre era la orquesta Salgado Jr”.

Tenían alrededor de 14 uniformes (ternos), porque cada baile se merecía un cambio de indumentaria y a los bailes de gala debían ir “un poquito pintones” como se decía en esa época. El baile era fundamental. No había para qué “desbaratarse como ahora”. Se hacía un baile sencillito, modesto, tranquilito, agraciadito, pero con ritmo para invitar a los bailadores que estaban al frente, que se animen y disfruten de la música de la Orquesta Salgado Jr.

“Nosotros animábamos en las calles Guayaquil y Oriente, en la esquina del movimiento y conducía esa voz potente de Edgar Villarruel Caviedes”. Tocaban en Santa Prisca, en el Amazonazo… Eran otros tiempos, “ahora las fiestas de Quito se potencian a un grupo reducido de gente que tiene dinero y va a los lugares cerrados con músicos y artistas internacionales. Muy poca acogida tiene el músico ecuatoriano”, reitera. Antes las orquestas de Guayaquil, Riobamba, Ambato y Quito festejaban a la capital en cada barrio. “Sonaba una orquesta en cada esquina. Era lindo, era maravilloso”, repite.

Luego de un largo trajinar amenizando festivales bailables y presentándose en varios medios de comunicación del país. Salgado Jr. se separa en 1974, después de 14 años de su creación.

Las otras orquestas y grupos en los que participó

Carlos sentía mucha nostalgia por regresar el escenario, es así como en algunas oportunidades y por períodos cortos, participó como artista invitado con Mariano de la Torre, en las orquestas Sonora Hnos. Baca, con quienes por cerca de un año se presentó en el Hotel Colón. Formó parte del Quinteto América, Los Titos y el músico Polivio Mayorga, quien fue compositor y arreglista de la época. “En 1965 tuvo la gentileza de invitarme y hacer unas grabaciones con él”. Grabaron el Peregoyo, al calor de la cumbia y el mamarracho.

Polivio tenía la aspiración de salir del país para difundir su talento y está radicado en Estados Unidos. Es un buen arreglista y músico que lo recuerdo mucho”, señala.

Medardo Luzuriaga y Los Players de Loja

En 1967 acompañó a Medardo Luzuriaga como fundador de la Orquesta Don Medardo y sus Players. Carlos fue compañero del conservatorio y lo acompañó como vicepresidente en la Asociación de Músicos. Le comentaba que quería hacer un grupo musical, porque Medardo fue integrante del Quinteto América, donde Carlos también estuvo en muchas ocasiones. Un día Medardo le dijo “sabes qué quiero traer a unos muchachos de Loja y quiero que me acompañes inicialmente”.

La primera presentación de Don Medardo fue en los almacenes Bacdach, frente al cine Hollywood. Carlos tuvo ahí la primera presentación con los Players de Loja. Indica que en los bailes había alguna música que estaba de moda y no había el arreglo. “Yo le tarareaba a Medardo y él enseguida con su acordeón ponía los acordes y nos íbamos para adelante”. Era un músico completo. Igual Segundo Bautista, Tito Sangucho, otro buen arreglista y músico.

Aníbal Baca y su piano

Considera que Aníbal Baca, director de la orquesta de Los Hermanos Baca, fue el mejor pianista de Sudamérica. “Fuimos compañeros en el Conservatorio de Música. Él fue un estudioso del piano, la armonía musical y la composición. Aníbal hacía todos los arreglos para su orquesta. Acompañaba shows internacionales, se convirtió en uno de los músicos solicitados de la época. “Era de los buenos músicos que tuve el honor de trabajar junto a él”. Fue arreglista y director de orquesta de los festivales OTI capítulo Ecuador.

Otro de los grupos que dieron mucho en la década de los 60 e inicios de los 70 fueron “Los Locos del Ritmo”, músicos incansables que formaron parte de una época maravillosa de la vida bohemia y musical en Quito”. Carlos también fue director del Grupo Los Maxicombo, que tuvo un período muy corto amenizando fiestas en todo el Ecuador.

El tema para la Culta Barra y el CD “Te queremos ver Campeón”

Carlos es hincha del Deportivo Quito. En 1965 asistía al estadio y se ubicaba en la Culta barra y dijo aquí hace falta una canción. “Tomó los nombres de las personas más chispeantes y populares de la barra que se sentaban en el Estadio y compuso la canción que tuvo mucho éxito. 

Entre 1996 hasta 1998, se presenta en festivales de música deportiva organizados por la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha. Como compositor e intérprete, logró grandes éxitos especialmente con el tema de su autoría y composición “La Culta Barra”, que obtuvo el tercer puesto.

En el 2008, luego de 40 años, Sociedad Deportivo Quito, logra el título de campeón del fútbol ecuatoriano, con Tito Sangucho comenzaron a trabajar y Carlos compuso los 10 temas del disco y es autor de la música del Himno del Deportivo Quito. Por ello la directiva del equipo produjo el CD “Te queremos ver Campeón” en el que junto a su hija Mabel y Miguel Ángel, le cantan al Deportivo Quito.  Los temas del disco fueron de su autoría y composición. Fue en homenaje al título de campeón del equipo azul y grana, en el 2008.

Carlos, el armonicista

Luego de un largo recorrido artístico en las orquestas y grupos musicales del país, Carlos inició su actividad de armonicista. Este instrumento siempre le agradó y le gustó desde adolescente, porque tenía una pequeñita de plástico, “un rondincito que lo andaba a cargar”. Le gustaba tocar, cuando en una ocasión en el Colegio Mejía, el profesor estadounidense John Deeferding lo escuchó y le preguntó si podía interpretar el Himno Nacional en harmónica. “Ventajosamente lo hice bien”. A la siguiente clase el profesor le obsequió una armónica Honner alemana semiprofesional y empezó a desarrollar su talento al utilizar este instrumento muy complejo.

De pronto se le ocurrió hacer su primera grabación con Aníbal Baca, que actualmente vive en los Estados Unidos. Su primer CD se llamó “Acuarela Musical en Armónica” en 2004, acompañado de los Hnos. Baca. Tienen temas nacionales e internacionales, entre los cuales se destaca: o sole mio, Las hojas muertas, vasija de barro, canto a la montaña, entre otros.

Posteriormente en 2007, junto a los maestros Paco Godoy y Tito Sangucho, graba el CD “A mis Padres”. Su hija Mabel canta el pasillo “Lucita” y el vals “Don Ernesto”, temas de su autoría y composición dedicados a sus padres. Se publicaron 12 temas, donde entre otros se destacan el pasillo Noches de Niza, Rosario de Besos y el sanjuanito Camba Huasi.

En 2009, graba el CD “Boleros en Harmónica” que recoge 20 temas románticos. Carlos preparó las pistas y en el estudio Octavo Arte, con Pepe Buenaño, hizo la grabación. Es un cover con algunos boleros, grabados con las pistas de Los Panchos y mariachis, entre los que se destacan Sabor a mí, historia de un amor, piel canela, flor sin retoño, nuestro juramento, entre otros.

En 2018 realizó un viaje de turismo a la Habana-Cuba. Durante su estadía en esta ciudad, recorrió varios lugares, escuchó a grupos de música tropical y, brevemente, participó con dos de ellos, en el popular salón de La Habana La Bodeguita de Cuba. Asistió al Tropicana e ingresó al son cubano, la guaracha y el guaguancó. Recolectó pistas de la Sonora Matancera. A su retorno a Quito e inspirado en su viaje a la Habana, grabó el cover “Evocando a la Matancera”. Fue un disco que tuvo mucha acogida, fueron recuerdos inolvidables de temas que grabó la orquesta cubana con sus diferentes cantantes: Leo Marini, Carlos Argentino, Celio González, entre otros.

El músico destaca que en el Ecuador no hay más de cuatro ejecutantes de la Harmónica, “entre ellos un señor Aguirre, que vive en Europa, otro que es de Guayaquil que tiene una óptica, de ellos no hay más”. Eso se da porque el instrumento es muy complejo. No hay instituciones que den cabida para que las personas que les guste aprender lo hagan. “No hay una metodología en el Ecuador”.

La armónica tiene su partitura, internacionalmente está constituida siempre para hacer blues y jazz, pero también se presta para hacer música nacional, tropical y de toda índole, pero eso ya depende del ejecutante y del gusto de cada uno. “El que persiste lo logra y el que no se quedará ahí”, insiste Carlos.

Los villancicos

En diciembre de 2019 realizó la presentación de su CD “Villancicos Esperados”, 12 temas de su autoría y composición interpretados junto a su hija Mabel, sobresaliendo en esta producción discográfica los temas Niño Jesús Runa, que fue una inspiración cuando pasaba por las faldas del Chimborazo y admiró los paisajes naturales del sector y se le ocurrió crear este tema.  El Niño del Panecillo es homenaje a “nuestro querido cerro quiteño”. “Para mí es una inmensa satisfacción haber compuesto 12 temas inéditos de villancicos”, dice.

Carlos extraña la música de las décadas de los 60 y 70, los shows internacionales, las giras, los ensayos musicales con orquesta, los acompañamientos a los cantantes que venían al Ecuador, pero a quienes más extraña es a los amigos que siempre estaban juntos. “Tener 16 músicos de respaldo era una satisfacción enorme para el cantante o vocalista”. Sería lindo que se reactiven las fiestas en los barrios cuando las orquestas acompañaban a los capitalinos hasta el amanecer, comenta.

La plumilla

Carlos no solo es economista y músico sino también un aficionado al dibujo. Incursionó en el arte de la plumilla, por ello realizó una exposición en el 2001, en el Fereed Bananas, un restaurante de Quito. Actualmente sigue trabajando en este entretenido arte. Sus obras son conocidas en el Ecuador y el extranjero.

Comenta que una de las facetas de su vida “es hacer estos borradorcitos en papel, eso me gustaba desde el colegio. Hacía paisajes pequeños”, pero luego la técnica de la plumilla le agradó. Sigue trabajando en eso. Le gusta dibujar.

Sus estudios y el sector público

Sus padres decidieron trasladarse de la provincia de Bolívar a Quito, con la finalidad de brindarles a sus hijos una mejor educación y calidad de vida. En octubre de 1957 inicia su vida estudiantil en el Colegio Nacional Mejía de Quito, donde obtuvo el título de bachiller, en 1962. En 1963 decidió no seguir una carrera universitaria, porque la música y el canto le llamaban la atención, por ello ingresó al Conservatorio Nacional de Música, donde estuvo hasta 1968. Estudió trompeta y contrabajo con los maestros José Salgado Vera y Carlos Bonilla Chávez. “Ellos me inculcaron mucho y pude aprender muchas cosas”. Luego de ello inicia sus estudios superiores, en la Facultad de Economía de la Universidad Central del Ecuador, donde se graduó de economista, en septiembre de 1976.

Su experiencia laboral estuvo relacionada con el sector público, en los ministerios de Salud Pública, en 1970. En 1972 pasó al Ministerio de Agricultura y Ganadería, estuvo hasta 1974. El 4 de noviembre de 1974 ingresó al Instituto Ecuatoriano de Electrificación “INECEL” en calidad de Comisario Revisor de Cuentas de Empresas Eléctricas del país, luego en la misma Institución fue representante de INECEL en los Directorios de las Empresas Eléctricas del País y delegado a Juntas de Accionistas.

El INECEL perdió su vida jurídica y tuvo que dejar la Institución el 31 de diciembre de 1996. Trabajó durante 25 años. Dos años después, en agosto de 1998, pasó a laborar en el Congreso Nacional, estuvo hasta el 2002. Posteriormente ingresó a Agrotécnica JI, como responsable del manejo y distribución nacional de fertilizantes. El 9 de diciembre de 2010, ingresó a laborar en la Unidad de Negocio Transelectric perteneciente a CELEC EP, como asistente de Gerencia. Desde el 2015 fue jefe del Liquidación de Proyectos en el área Financiera, estuvo hasta el 30 de junio de 2015, cuando solicitó su retiro voluntario.

La voz de Carlos Ibarra Escudero sigue en el recuerdo de los amantes de las grandes orquestas que tuvo Quito y el país, las infaltables en los grandes festejos y momentos de la ciudad. Por ello, es parte de las voces de la radio y de mi ciudad.

 

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Iliana Cervantes Lima

Voces de la Radio

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