Foto: Izquierda, Oswaldo Redrován en 2017 en la sede de la Academia Nacional de Historia, cuando ingresó como Miembro Correspondiente. Derecha superior, con César Alarcón Costa, Subdirector de la Academia Nacional de Historia del Ecuador y Patricia Londoño López, de la Unidad de Comunicación de la Academia. Derecha inferior, las publicaciones: Portovelo Expresión del Alma y Heroínas de Portovelo.

Nació en Portovelo, provincia de El Oro. En cuarto curso, en la materia Perspectiva Literaria, pudo desarrollar su pasión por escribir. “Portovelo fue el segundo cantón de la provincia de El Oro en ser declarado Patrimonio Cultural del Ecuador, el primero fue Zaruma en 1990. Abandonó su terruño a los 22 años, cuando ingresó en la Escuela de Ciencias de la Información de la Universidad Central del Ecuador. Previamente, por tres años fue maestro de Educación Fiscal. En esa época ya escribía para el diario El Nacional de Machala. Estudió periodismo en la Universidad Central del Ecuador. Laboró en la Sendip y diario El Universo.

Oswaldo Redrován Samaniego cuando habla de Portovelo se emociona y describe al detalle sus años infantiles y juveniles. A pesar de que salió hace 53 años, sus ojos se iluminan al hablar del lugar donde nació. Recuerda que un día dijo “yo escribo para todo el mundo, pero porque no lo hago para mí”, así empezó su época como “escritor en silencio”. Sus textos no los publicaba, pero lo hizo cuando salió del matutino porteño.

En abril de 2022 presentó sus libros en el ex campamento minero de la South American Development Company SADCo, empresa transnacional que explotó yacimientos mineros. El lanzamiento de “Heroínas en la historia de Portovelo” y “Portovelo Expresión del Alma”, lo realizó en este cantón de la provincia de El Oro. Asegura que la añoranza y el deseo enorme de retornar al lugar donde nació es siempre continúo.

“Portovelo fue pionero en el Ecuador en la generación de fluido eléctrico con dos plantas hidroeléctricas, alimentadas por los ríos Calera y Amarillo”. Además, tuvo la primera planta hidroeléctrica, que generó alumbrado público y brindó fluido eléctrico “al complejo industrial minero de la South American Development Company, a la población de Portovelo y sus alrededores e inclusive a la ciudad de Zaruma”, destaca en su libro Oswaldo

El lanzamiento de las obras se realizó en el barrio donde creció: El Carretero, que es el más antiguo. Ahí funcionaba la compañía americana y se instaló el Club Social y deportivo “La Deportiva”, que es tradicional y surgieron basquetbolistas, futbolistas, boxeadores, voleibolistas, nadadores y tenistas. La compañía auspició económicamente todos los deportes y creó centros deportivos. Había canchas de todo tipo incluida una de fútbol, que se asienta sobre unas vetas de oro, esto de acuerdo con estudios geológicos, dice.

Quito, la Sendip y El Universo

En la capital ecuatoriana, Oswaldo Redrován Samaniego se graduó en 1974, donde tuvo maestros como: Germán Carrión Arciniegas, Juan García, Jorge Merino, Luis Alberto Arauz, Alfredo Castillo Bujase, Piedad Peñaherrera de Costales, José Félix Silva, Patricio Moncayo, Edmundo Rivadeneira, Ulises Estrella, entre otros.

Entre sus compañeros se destacaban: Mercedes Mackliff, César Zaldumbide, Raquel Rosero, Lola Gallegos¸ Gonzalo Rosero, Mariana Neira, Cecilia Barba, Mariana Cortázar, Néstor Arboleda, Jaime Naranjo, Oswaldo Coral, Carmen Pereira, Marco Vinicio Escalante (+), Teresa Herrera, Carlos Balladares, Fabián Aguirre…

Mientras estudiaba también trabajaba y fue uno de los fundadores de la Secretaría Nacional de Información Pública (SENDIP), en 1973. El equipo de trabajo lo conformaban: Mercedes Mackliff, Rosario Utreras, Elsa María Castro, Humberto Pérez Estrella, Rodrigo Santillán, Milton Salvador, Lolita Gallegos, Oswaldo Coral, Miguel Rivadeneira…  

En 1977 ingresó a Diario El Universo, donde estuvo más de 20 años como cronista y reportero, hasta 1996. En la Sala de Redacción estaban Carlos H. Endara, Carlos Vinicio Pérez, Hugo Galindo, Rafael Borja, Milton Salvador, Alfredo Rodríguez Coll, Guillermo Quezada, Wellignton Toapanta, Miguel Pérez, Wilson Araujo, Alfredo Pinoargote, Javier Simancas, Marcelo Ortega, Joffre Benítez, Arturo Torres, Juan Carlos Calderón, Bibiana Astudillo, Gabriel Ortiz y Eduardo Martillo.

¿Portobelo o Portovelo?

Portobelo era un barrio de Zaruma, donde se instaló el campamento minero, que pertenecía a la South American Development Company, SADCo. Esta transnacional, desde 1896, explotó las minas de Zaruma. Fue uno de los complejos industriales más completos de América Latina. “Ahí existía la mina de oro más grande y productiva del mundo. Un representante del Rey Carlos III de España, en 1811, inspeccionó las minas de Zaruma y estableció que la veta madre (subsuelo que contiene el mineral) estaba en el lugar y le pusieron Portovelo”.

Antes de ello, en el siglo XVI a la zona se le denominaba Curipamba, que ya era un sitio de extracción del oro por parte de los españoles. Desde 1811, el nombre de Curipamba desapareció, porque en ese año se hace público un mapa que grafica a la zona minera de Curipamba con el nombre de Portobelo (con b).

Portobelo se escribía con b y no con v como ahora. Ese cambio se dio porque en 1896, cuando los americanos de las SADCo instalan su campamento minero, le ponen el nombre de Portovelo, “pero cometen una falta ortográfica y lo escriben con v”. Desde ahí los americanos le hicieron conocer al campamento minero de Portovelo, con v.

En 1968, la parroquia urbana de Zaruma tenía a Portovelo como un barrio principal. Luego las fuerzas vivas de Portovelo decidieron ser una parroquia rural para tener autonomía. En 1980, Portovelo se cantonizó. Oswaldo cuenta que el escritor lojano Alejandro Carrión, conocido como Juan Sin Cielo, se refería a Portovelo como una civilización diferente, porque todo el mundo pensaba que el lugar era la panacea o el centro de la prosperidad. Eso era porque la compañía tuvo entre cuatro o cinco mil trabajadores. Se convirtió en un sitio de migrantes donde acudían personas de diferentes provincias del país.

Heroínas en la historia de Portovelo

En el libro “Heroínas en la historia de Portovelo”, Oswaldo profundiza en la vida y trayectoria de 17 mujeres que se destacaron en las diferentes áreas. En el campo de la política laboral estuvo Rosa Vivar Arias, quien era oriunda de la provincia del Azuay, pero fue a los 14 años a Portovelo en compañía de su madre en busca de trabajo en las minas que administraba la compañía SARCo. Se emplea como mucama en la casa del gerente de la compañía Andrew Tweendy. Sus patrones la llevan a los Estados Unidos, por dos años, y se dio cuenta de la explotación que eran víctimas los mineros de Portovelo y obreros en general. Inicia su actividad política. Se afilia al Partido Comunista y organiza las dos huelgas que hubo en Portovelo en 1919 y 1935.

Esta mujer es considerada en la provincia de El Oro como una heroína, por ello el Consejo Provincial creó la presea Rosa Vivar que es entregada a las personas que han sobresalido en el aspecto político, social y económico de la provincia. Igual el GAD municipal de Portovelo creo también una presea con su nombre para entregarles a las mujeres más destacadas de la ciudad.

En uno de los ámbitos que más se especializaron las mujeres de Portovelo y Zaruma fue en el educativo. Ello ocurrió porque la SARCo observa que en el sitio no había personas preparadas para la enseñanza, crearon dos escuelas que eran auspiciadas y solventadas por la empresa americana, la John Dewey, de varones, y la Federico Froebel, de mujeres. Estos planteles, señala Oswaldo, llevan más de 100 años en funcionamiento. A los mejores estudiantes se los preparaban para que sean maestros en Portovelo. Muchos terminaron la primaria y se trasladaban a estudiar en los colegios de Quito: Manuela Cañizares, 24 de Mayo, Juan Montalvo, Mejía… pero regresaban a dictar clases en las dos escuelas.

En este grupo selecto están Peregrina Torres, Raquel Márquez Sánchez, Amada Murillo, Rosita Zambrano Romero, más conocida como la señorita Rosamena, Zoila Ordóñez Romero, Rosa Briceño, Irma Aguilera y Mercedes de Orellana.  Peregrina Torres era una profesora de Zaruma, que se inició en la escuela John Dewey y llegó a ser directora de la escuela Federico Froebel, hace 80 años.

En el campo social y cultural estaba Eufemia Espinosa que fundó la Asociación de Damas de la Caridad Santa Luisa de Marillac y luego el Instituto Nacional del Niño y la Familia (INNFA), sede Portovelo. En lo científico, Elsie Díaz de Miño, quien fue la primera profesional que se graduó en obstetricia en la Universidad Central del Ecuador. Era conocida como “La Doctorita”. Laboró en el hospital Curipamba, que fue inaugurado en 1918. Esta fue quizá una de las casas de salud más grandes, completas e importantes del país. La tecnología que usaban estaba a la par con la de Estados Unidos, donde prestaban sus servicios profesionales destacados médicos guayaquileños, lojanos y zarumeños y nacieron miles y miles de personas, no solo de Portovelo, sino de gente que acudía de Zaruma, Piñas, Santa Rosa, Machala y Arenillas.

En lo deportivo hay una portovelense que hizo historia en el atletismo: Nancy Vallecilla, quien nació en 1957, cuando sus padres llegaron a esa población, en 1950. Su padre, Natanael, era suboficial del Ejército, y en Portovelo funcionaba el Grupo de Artillería No. 1 Bolívar. La familia salió de Portovelo cuando Nancy tenía 10 años, porque le dieron el pase a don Natanael. Cuando su padre dejó las FF. AA se trasladaron a Quito y deportista comenzó a destacarse como atleta. Igualmente, su hermano, Jorge, que fue campeón latinoamericano de 4×4 en atletismo.

“Nancy ostenta dos récords nacionales en los 100 metros vallas y el de salto alto. Además, dejó la marca de los 100 metros vallas en los Juegos Panamericanos de Indianápolis, en 13:16, y que perduraría por el lapso de 31 años en la historia deportiva del país”.

Portovelo también tuvo dos destacadas basquetbolistas: Olivia Aguilar y Rosa Delia Albán, quienes integraron la selección de básquet de El Oro, participaron en el campeonato nacional en 1947 en Portoviejo. Esa selección obtuvo el campeonato nacional. Otra representante es Diana Turner “una brillante y deportista acuática que le dio al Ecuador, el Campeonato Sudamericano de Tabla Vela en 1992, es una disciplina muy conocida en la costa del Pacífico”, indica Oswaldo en su libro.

Las hermanas Ruilova

En expresión artística de las décadas de los 40, 50 y 60 hubo dos hermanas que formaron parte del primer Dúo de la provincia de El Oro. Las hermanas Ruilova Cevallos: Yolanda y Kelita, quienes grabaron varios discos y fueron consideradas las pioneras de la música portovelense, zarumeña y orense. Ellas tienen una composición que fue musicalizada por Lauro Guerrero y la letra pertenece al poema 14 de Pablo Neruda: “Me gusta cuando callas”.

Para encontrar esta grabación, Oswaldo tuvo que hacer una investigación muy larga por redes sociales, porque los familiares, que viven en Guayaquil, desconocían el paradero de los discos de sus parientes. Luego de seis meses y mucho buscar halló en el cantón Sígsig, donde un coleccionista de música nacional. Logró identificarle y se comunicó con él. El disco es del sello Ecuador, de 78 revoluciones por minuto, lo tenía intacto. Lo considera una verdadera reliquia.

Al inicio el coleccionista no le pudo dar una copia grabada, porque no tenía el equipo necesario. Oswaldo le indicó que le podía ayudar económicamente, para que lo pueda realizar. El coleccionista de discos de carbón antiguo, Jorge Quichimbo, compró la aguja que le faltaba, para reproducir el disco y le envío una copia. Ese tema ha circulado por muchos sectores, especialmente de Portovelo, donde causó una gran sorpresa. En el lanzamiento de los libros la población se dio cuenta del extraordinario material musical que hay en el sitio, no solamente de las hermanas Ruilova, sino de una serie de compositores, cantautores y artistas que han hecho historia dentro de la música ecuatoriana.

Antes de la presentación del libro, que se realizó el 28 de abril de 2022, el jueves 24 de abril se fue a Guayaquil, donde se reunió con varios miembros de la Asociación de Portovelenses Residentes en el Puerto Principal. Visitaron a Yolanda Ruilova Cevallos, porque su hermana menor Kelita había fallecido en 2016, le entregaron un libro, un diploma y le hicieron un homenaje a su trayectoria artística.

Oswaldo cuenta que de este grupo de mujeres portovelenses solo tres sobreviven: Yolanda Ruilova, en Guayaquil; Nancy Vallecilla, reside en Alemania; y Diana Turner, en Machala.

Portovelo Expresión del Alma

“El pueblo que nos dio la luz primera, es el lugar donde se cimentaron nuestros valores, donde conocimos los primeros amigos, donde se afianzó nuestro carácter, donde forjamos y buscamos futuras metas; y, sin duda, donde fuimos muy felices…”  escribe en la presentación del libro Portovelo Expresión del Alma, Oswaldo Redrován Samaniego.

Este texto tiene tres partes. Se refiere a la historia musical de Portovelo y el Ecuador, pero también habla sobre el Portovelo antiguo de los años 20, donde el Charleston se bailaba en el Newberry, que era un club social de los americanos, en el cual tenían una apertura total todos los artistas que había en la época.

Portovelo contó, desde 1914, con una banda completa con más de 50 músicos que eran auspiciados por la empresa americana. Los instrumentos eran de primera. Esta banda hizo historia en la parte alta de la provincia de El Oro.

En este libro también tienen un papel importante las Hermanas Ruilova. Oswaldo había escuchado hablar de ellas a su mamá, Marieta Samaniego Salazar, que las había escuchado en la escuela Federico Froebel. Kelita y Yolanda fueron la inspiración para hacer estos dos libros. Yolanda nació el 4 de enero 1932 y vive en Guayaquil; Kelita es la menor, nació el 5 de abril de 1934 y falleció el 1 de julio de 2016, en el Puerto Principal. Sus padres fueron don Guillermo Ruilova Asanza e Isabel María Cevallos.

Las cantantes se presentaron en el teatro Bolívar de Loja. Cuando llegan a Guayaquil participaron en varias emisoras: Ondas del Pacífico y HC2AW. En esta ciudad conocen al compositor Nicasio Safadi, quien las prepara y dirige con el respaldo musical del Conjunto Armonía.

“Me gusta cuando calles es una musicalización del compositor lojano Lauro Guerrero, del poema de Pablo Neruda. Otro pasillo que musicalizó el compositor lojano fue “Nocturno”, la letra es del mexicano Manuel Acuña.

A pesar de que Las Hermanitas Ruilova son las protagonistas de este libro, Oswaldo se dio cuenta de que había muchos cantantes, compositores y músicos del lugar a los que también había que resaltar. Insiste en que uno de los homenajes que se le debe hacer al primer dúo femenino de la provincia de El Oro, es la entrega de la condecoración Rosa Vivar, por su actuación artística, específicamente a la sobreviviente, que es la señorita Yolanda.

El Himno a Portovelo

Hay una serie de artistas, cantautores y compositores que alimentaron la parte musical. El capellán de Portovelo, Jorge Guillermo Armijos, que llegó a ser obispo de Loja, hermano del coronel Rafael Armijos Valdivieso, político conservador, era un gran poeta e hizo la letra del himno de Portovelo en 1950. La música la puso el Fray español Agustín Azkúnaga de la orden franciscana.

Además, compuso en 1949 la letra de una canción autóctona que se llama “El minero”, que posteriormente fue grabada por los Hermanos Coloma, quienes participaron en un concurso de la música nacional que organizó el Ministerio del Trabajo y obtuvieron el segundo puesto con la canción Obrero.

José María Goottman, Humberto Miller y Antonio Aguilar

José María Goottman es considerado como un músico y compositor completo, con su piano alegró “al Portovelo del ayer” en las iglesias de la Virgen de Fátima y del barrio San José. Fue profesor en las escuelas tradicionales del cantón: Federico Froebel, John Dewey y en Piñas.

Otro de los talentos de Portovelo es el médico Humberto Gustavo Miller, radicado en Guayaquil. Nació el 23 de noviembre de 1939. Salió de la ciudad cuando tenía 10 años, después de un accidente, ocurrido al manipular una guía que utilizaban los mineros para explotar al interior de las minas. Sus padres lo llevaron a Guayaquil y Quito, para ser tratado de sus ojos, pero quedó definitivamente invidente. Estudió en Guayaquil y en Lima Perú obtuvo su título de médico.

Es compositor y cantante, uno de los temas que puso letra y música es “Mi Querido Portovelo”, que prácticamente es el himno de los portovelenses.

Alejandro Aguilar es un cantautor que tiene varios discos grabados. Oswaldo Redrován lo conoció en su niñez porque vivía en una casa, cerca del Mercado Central de Portovelo. Se caracterizaba por tocar la guitarra y cantaba en un trío. En su investigación el periodista orense descubrió que es el autor de la letra y música de Portovelo… Portovelo…”.

Humberto Páez, el quiteño que llegó a Portovelo

El quiteño Humberto Páez era un guitarrista que fue muy conocido en las décadas de los 50 y 60. “Se caracterizaba por ser un hombre educado y elegante, dominaba a la perfección la guitarra”. Con su amigo Gustavo Jara integraron el conjunto Los Imbayas de Zaruma y posteriormente “Los Cancioneros de El Oro”, en el que participó Guillermo Rodríguez Vivas de los Embajadores.

Jorge Páez Jaramillo es hijo de Humberto Páez y Mariana Jaramillo. Es un artista que vive en Salzburgo (Austria), donde es concertista, toca guitarra, piano. Con varios portovelenses formó grupos musicales. Además, se ha presentado en varios países de Europa, como Alemania, Francia, Suiza, donde es valorado por su talento. Actualmente tiene 79 años.

Wenéfrido Miller

Desde los nueve años sus compañeros inseparables han sido la guitarra, el bajo eléctrico y su voz.  Wenéfrido Miller es un cantante que viajó a Europa, específicamente a Suiza, Holanda, Austria y Alemania, llevando su mensaje musical, donde permaneció varios años. Formó parte de la orquesta América. Tocaba el requinto y la guitarra. Acompañó a Julio Jaramillo en una gira por varias ciudades del Ecuador. Esta próximo a cumplir 80 años y sigue brindando conciertos.

Peluquería “La Casa de los Hombres Solos”

Portovelo es la tierra de compositores, como Carlos Cobos Armijos, quien con Manuel Benigno Román Pereira (Peluquín) eran unos maestros de la música y el canto. Eran propietarios de la peluquería “Casa de los Hombres Solos”. Estaba en una edificación de cuatro pisos.

Don Manuel es el autor de la música de “Minero” que fue escrita por Jorge Guillermo Armijos. Su lugar de trabajo era el escenario perfecto para cantarla e interpretarla.

Luis Antonio Coronel

Don Luis era un compositor, músico e intérprete. Le gustaba tocar La guitarra. Oswaldo asegura que la mayoría de sus composiciones son inéditas. Es el autor de la letra y música de “Pueblito Querido”, que es considerado el segundo himno de los portovelenses. Lo interpretaron en 1968 cuando pedían la parroquialización y en 1980 en la cantonización de Portovelo. Una de las estrofas dice lo siguiente:

“A orillas del río Amarillo,

recostado está Portobrelito,

jugueteando entre alfombras de oro,

van corriendo sus límpidas aguas,

y aunque pueblos ingratos no quieran

grande y fuerte será tu vivir”.

Portovelo tierra de músicos

Este lugar del Ecuador se caracteriza por ser una tierra de músicos, compositores e intérpretes. El Trío Cuerdas Encantadas estaba conformado por Carlos Antonio Marca, Sixto Salinas y Humberto Marca. Fueron muy conocidos durante las décadas de los 50, 60 y 70. Se los denominaba como “Los cantores de Portovelo”.

Las voces inconfundibles de Los Hermanos Coloma son parte del talento musical de Portovelo. Eduardo y Augusto Coloma Cabrera son los representantes de Portovelo en el aspecto musical.  En su libro Oswaldo señala que Eduardo tiene 80 grabaciones muchas de ellas en discos de 45, CD y cintas grabadas que espera digitalizarlas para lanzar su disco “Mis Primeras Canciones”.

Vicente Galarza Celi, con Wanéfrido Miller y Neryo Aguilar formaron el Trío Juvenil. Manuel Mesías Cabrera Carrión y Carlos Cobos formaron el “Dúo Portovelo” y luego el trío con Bolívar Salvador.

El Quinteto “Los Primos” se inició en el barrio “El Faique”, en Zaruma. Luego se asentaron en Portovelo. Participaron en serenatas en el campamento minero, fiestas familiares e institucionales. Estuvo formado por Francisco Darquea, Filiberto Aguilar, Álvaro Darquea, Manuel Aguilar y Juan Tomás Carrión.

Los hermanos Suquilanda se dan a conocer en la década de los 60. Agustín y Sergio llegaron a adentrarse en el corazón de los portovelenses. Interpretaban valses, pasillos y boleros.

Otro de los músicos del lugar es sin lugar a duda, Lino Aguilar, quien escribe, compone y canta sus propias canciones. Uno de los más conocidos es “Risueño Santuario”. El tema Portovelo… con nostalgia es escrito por Oswaldo Redrován y la música es de Lino Aguilar.

Lino Aguilar es un cantautor actual más comprometido con su tierra y se ha dedicado a cantarle a su terruño. Entre sus composiciones están Evocando Portovelo, Portovelo y Volveré, donde narra la añoranza del lugar donde se nació cuando se está alejado de la tierra. Él vive en Guayaquil.

Este compositor hizo la música a los himnos de las escuelas John Dewey y Federico Froebel, la letra de esta última la creó Monseñor Jorge Guillermo Armijos, autor del himno a Portovelo y a la escuela Jhon Dewey la compuso Oswaldo Redrován Samaniego. 

Todo este conjunto de artistas y cantautores han determinado que Portovelo sea conocido por la parte musical y artística. Por ello tratan de mantener sus tradiciones. No se puede olvidar de Isauro Suárez, del Trío Los Bohemios, formado por estudiantes universitarios de las décadas de los 70 y 80. Ahí estaban Carlos Cueva, Tito Mejía, Roberto Loaiza y Dúo Cueva Quezada

El Portovelo del ayer

“El campamento minero de la South American Development Company (SADCo), primero; y luego de la Compañía Industrial Minera Asociada) (CIMA), guarda una rica memoria histórica. Nace en el año 1896. Su principal función era brindar alojamiento para los empleados y trabajadores que se desempeñaban en el extenso yacimiento minero”. Siglos atrás, en 1590, existía el poblado indígena de Curipamba, que tomó luego el nombre de Portovelo, porque los españoles designaron, con ese apelativo, a la veta de oro más rica descubierta en ese lugar. Así lo asegura Oswaldo Redrován en su libro.

Ahí describe al Pique Americano, La Torre que fue el símbolo del Campamento minero de Portovelo. Fue construido en 1910, por South American Develoment Company.

En esa época había casas de madera de tres, cuatro y hasta cinco pisos, donde vivían los hombres solteros. Se las conocía como “Casa de Hombres Solos”.  El Hospital de Curipamba fue construido en 1917. “por la transnacional South American Development Company, que, al término de su gestión, dejó a esta casa de salud con los más modernos y sofisticados equipos”. De todos estos patrimonios, indica el comunicador, no se ha conservado nada, incluida La mina Grande y la iglesia patrimonial del campamento minero que fue construida en 1924.

Zaruma fue la capital de la provincia de El Oro

Oswaldo cuenta que cuando se creó la provincia de El Oro, Zaruma fue la capital, por su riqueza aurífera le dio el nombre a la provincia. Posteriormente por cuestiones de orden económico y político pasó a ser Machala.

El campamento minero de la SARCo y de la compañía CIMA posteriormente fueron sitios donde se extrajeron miles de toneladas que contenían material aurífero, que se exportaron y se constituyeron en una enorme riqueza para el erario nacional. “Portovelo quizá es uno de los sitios donde se produjo un mayor ingreso económico para el país”, enfatiza el periodista.

Para Oswaldo, Portovelo es el sitio donde nació, dejó sus mejores años y tuvo sus primeros amigos. Lo califica como el lugar más hermoso del Ecuador, “por sus paisajes pintados con un sol abrazador donde se trepaba a las plantaciones de mango”. Le gustaría que, al morir, sus cenizas sean esparcidas en el río Amarillo, donde pasó tantos momentos felices en su infancia.

 

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Iliana Cervantes Lima

Voces de la radio

 

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