Jaime Naranjo Rodríguez, el periodista que lleva las estadísticas del fútbol y el básquet desde 1957

Foto: Izquierda, Jaime Naranjo Rodríguez en 1956 es el año que se graduó de doctor en Odontología. Derecha superior, rumbo a Chile, Copa Libertadores 1968, con Alfonso Laso Bermeo, su esposa Magdalena Ayala, Blasco Moscoso Cuesta, los tres de diario El Comercio y Radio Quito; y Jaime ‘Payaso’ Vega de El Tiempo. Derecha inferior, luego del bautizo de Nancy Elizabeth en la iglesia de San Roque, en agosto de 1964. Constan el párroco de la parroquia, Dr. Espín, Jaime Naranjo, Nancy Borja, Fanny Jaramillo, Carlos Rodríguez Coll, Jimmy Naranjo y Carlos Manuel Rodríguez.

Le gusta el fútbol. Es hincha del Deportivo Cali y miembro de la Asociación Americana de Historiadores del Fútbol, también es el único ecuatoriano que pertenece a la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS). Pero tiene otra pasión: el tango, admira a Carlos Gardel y toca el acordeón.

Es doctor en odontología y licenciado en Ciencias de la Información, títulos obtenidos en la Universidad Central del Ecuador. Fue el mejor egresado de su promoción en la Escuela de Ciencias de la Información. Ha trabajado en las radios Metropolitana, Quito, Tarqui, Punto 83-Vigía, La Red, así como en los periódicos El Comercio, Últimas Noticias y Hoy. Fue amigo de Blasco Moscoso Cuesta, Carlos Rodríguez Coll, Alfonso Laso Bermeo y Carlos Efraín Machado. Es autor y coautor de varios libros.

 

Jaime Naranjo Rodríguez fue jefe de Deportes de El Comercio, desde el 16 diciembre de 1981. En Ultimas Noticias desde mayo de 1987. Al matutino quiteño ingresó el 15 de mayo de 1965 y se jubiló el 30 de noviembre de 1991. A diario Hoy ingresó en 1993. Fue editor de Deportes desde el 25 de septiembre de 1996. Ejerció la odontología desde 1956 hasta 1982, pero cuando el periodismo le exigió dedicación completa “tuve que dolorosamente dejar la odontología y dedicarme ya por completo al periodismo”. Fue profesor de la materia periodismo deportivo en la Universidad Central del Ecuador, entre 1982 y 1984. Escribió para la revista Estadio, de 1968 a 1978, con el licenciado Alberto Maldonado, corresponsal de la revista en Quito.

Jaime Naranjo Rodríguez viajó a Colombia el 2 de agosto de 1942, para estudiar en el Colegio San Luis Gonzaga, de Cali, porque su padre, Luis Naranjo Ortega, que era un médico ambateño, se trasladó a esa ciudad para ejercer su profesión. En 1944 retornó a Quito, para seguir la secundaria en el colegio La Salle. Volvió a Cali y se graduó de bachiller, en 1949, en el colegio José María Villegas.

En ese mismo año, regresó al Ecuador.  Previo al obligatorio examen de ingreso, entró a la Escuela de Odontología de la Universidad Central del Ecuador, que estaba en la calle García Moreno, cerca de la Plaza Grande. Culminó sus estudios en 1954 y se graduó de doctor en Odontología el 16 de enero de 1956.

Con una sonrisa dice que se quedó en Ecuador porque “el amor me picoteo. Yo iba a pasar mis vacaciones en Cali, luego de los estudios en la Universidad, pero conocí a mi esposa, Nancy Borja. Ahora tengo un hogar que lo conservo y lo mantengo con mucho cariño”.

Volvió a la Universidad, a la Escuela de Ciencias de la Información, una vez que había optado por la práctica periodística. Se graduó el 22 de enero de 1974. No pagó los derechos de grado, pues fue mejor egresado de su promoción.

El Dorado de Colombia

Jaime Naranjo Rodríguez indica que en lo más profundo de su corazón está el equipo de sus amores el Deportivo Cali, porque vivió en esa ciudad. Era la época en la que se desarrollaba un campeonato denominado El Dorado. Cuenta que esta competición se inició el 30 de mayo de 1949, cuando los futbolistas argentinos no fueron atendidos en su petición de mejores sueldos. Además, en Colombia se registró un hecho trágico, el 9 de abril de 1948: el conocido “El Bogotazo”. Fue asesinado Jorge Eliécer Gaytán y se desató la violencia. “Para contrarrestarla, el Gobierno de ese país dio su apoyo total al fútbol como válvula de escape. Los clubes contrataron a los mejores futbolistas de Sudamérica, sin el pago de sus transferencias”.

Indica que Millonarios incorporó “a los argentinos Adolfo Pedernera, Néstor Raúl Rossi y Alfredo Di Stéfano. Ahí comenzó «El Dorado». Llegaron también el uruguayo Raúl Pini, el paraguayo Ramírez, el peruano Ismael Soria, más los gauchos Hugo Reyes, Antonio Báez y Teodolindo Mourín. Independiente Santa Fe incorporó a los argentinos Jorge Banegas, Ángel Perucca, Héctor «Pibe» Rial, René Pontoni. Deportivo Cali a Laureano Feliciani, el «zurdo» Rodríguez, Manuel Giúdice, «el cantor» José Eduardo Castro, Óscar Sastre, Camilo Servino, Antonio Vilariño, Roberto Coll”.

Cúcuta Deportivo se reforzó con los uruguayos Eusebio Tejera, Julio Ulises Terra, Juan José Tulic, Ramón Villaverde, Juan Carlos Toja y Alberto Miloc. Boca Juniors de Cali con los paraguayos José Ocampo, Francisco Solano Patiño, Alejandrino Genes y Santiago Rivas. Igual lo hicieron otros clubes, como el América de Cali, Junior y Sporting de Barranquilla. Eso fue, manifiesta Jaime Naranjo, hasta que intervino la “Federación Internacional de Fútbol (FIFA), para poner las cosas en orden y el 25 de octubre de 1951 desafilió a Colombia. En octubre de 1954 se firmó el Pacto de Lima, se levantó el castigo, para obligar a los equipos colombianos a contratar sus refuerzos, previo el pago del pase reglamentario”.

Su amistad con Carlos «Chile» Díaz

Fue amigo del chileno Carlos «Chile» Díaz, quien fue entrenador de Liga Deportiva Universitaria. Fue creador del histórico grito de «Ele…i… Li, ge y a… ga… Liga Deportiva Universitaria». Carlos Díaz Gidi, uno de los médicos más conocidos de su país, era estudiante de Medicina y futbolista en Chile, cuando firmó el 5 de julio de 1945 un contrato con el rector de la Universidad Central del Ecuador, Dr. Aurelio Mosquera Narváez, para dirigir a LDU. Se graduó de médico-cirujano el 21 de junio de 1949 y retornó a Santiago en noviembre de ese año.

“Carlos Díaz adaptó del original «ceachei», el grito más popular de Chile y “una expresión de la chilenidad”. El original «CHI» fue creado por Osvaldo Víctor Manuel Vera Toledo, para alentar a la representación de Chile, organizador del V Campeonato Sudamericano de Atletismo y, particularmente, a su más destacado deportista, el corredor Manuel Plaza. ¡Un ce-hache-i por Plaza! Ce-hace-i; Chi; ele-é-e! ¡Chi-chi-chi-lé,lé-lé ¡¡¡Chile!! ¡Plaza!! Posteriormente el clásico «cehachei» fue adaptado por la Universidad de Chile en el fútbol. Y Carlos Díaz, en Quito, le puso el «Ele-i-li; ge-a-ga; li-li-li-ga-ga-ga-universitaria», comenta Jaime Naranjo, quien tiene una fotografía con el médico, entrenador y futbolista, en la Plaza Victoria, donde tenía el consultorio odontológico.

Tragedia en el Estadio Nacional de Lima y su ingreso a la radio

Jaime Naranjo Rodríguez siempre sintonizaba Radio Metropolitana, de Quito, que dirigía Carlos Rodríguez Coll, el hombre que televisaba el deporte. “La oportunidad más grande de mi vida se dio porque al ser amigo de Carlos Rodríguez Coll, Blasco Moscoso Cuesta, Alfonso Laso Bermeo, yo seguía sus programas”.

El 24 de mayo de 1964 se jugaba en Lima el torneo Preolímpico de Fútbol, lo seguía a través de un radio que lo conserva hasta hoy. En la antesala se produjo un enfrentamiento entre Argentina y Perú. Se puso en ventaja el equipo gaucho. Se produjo un gol con el que igualaba el marcador Perú, pero el arbitro nulitó por estar fuera de juego. Hubo una invasión a la cancha por parte de un hincha que le decían “La Bomba”, le siguieron otros aficionados para protestar por esta anulación del gol. El público entró a la cancha, la Policía reprimió este hecho, hubo gases lacrimógenos. El público quiso salir y evitar la represión, salió despavorido y se encontró con las puertas cerradas. Al primer grupo de aficionados siguieron otros más y como no podían evacuar el estadio, ya que estaban cerradas sus puertas, se produjo una estampida, que dejó más de 300 muertos, comenta Jaime Naranjo.

“Yo escuchaba esta situación, cogí el teléfono de mi casa y me contacté con Carlos Rodríguez Coll, en Radio Metropolitana, que tenía sus estudios en la Av. Amazonas”. Le comentó que en Lima la situación estaba difícil porque la ciudad estaba alterada por la inesperada final del campeonato que se manchó con esa tragedia. “Me escuchó Carlos y me dijo: mira Jaime, por qué no sales al aire con esta información que me estás proporcionado. ¿Si te parece?” Le contestó que con todo gusto. Salió al aire mi voz. Narré y conté todo lo que había escuchado. Carlos me preguntaba y yo le explicaba con lujo de detalles”. Terminó la intervención y se despidió. Culminado el programa, se comunicó el narrador manabita: “Jaime me agrada decirte que tu participación ha sido de mucho valor para los aficionados, para que se enteren de lo   sucedido. ¿Por qué no me acompañas en el Programa “Música y Goles?”. Jaime le indicó que le agradaría. Así inició su segunda profesión. 27 años ejerció la odontología, desde 1956 hasta fines de 1982.

Desde ese día, la radio y el estadio formaron parte de su vida. Comentaba con Carlos Rodríguez Coll, Edelberto Proaño y luego hubo la presencia de Alfredo y Oswaldo Rodríguez Coll. Esta actividad la ejercía cuando salía de su consultorio, después de las 18:00. Desde la Plaza Victoria se iba en bus a radio Metropolitana. Había dos líneas para hacerlo: San Diego – Batán y San Diego – Pradera.

El Comercio y Radio Quito

Pasó un año. En 1965, Alfonso Laso Bermeo le llamó por teléfono. “Dr. Naranjo, veo que usted tiene una predilección por el deporte, particularmente por el fútbol. ¿Qué le parece? ¿Le gustaría trabajar en diario El Comercio?

Aceptó de inmediato, se inició como integrante de la Sección Deportes de El Comercio”. Después le invitó a colaborar con Radio Quito, que es parte del mismo grupo empresarial. En ese momento se separó de su gran amigo Carlos Rodríguez Coll, quién le había dado ese espaldarazo para ingresar al deporte.  En Radio Quito permaneció desde 1965 hasta 1976.

Las coberturas y la máquina portátil

Jaime, cuando había coberturas en otros países, siempre llevaba una máquina portátil. Iba al partido, regresaba al hotel y escribía su crónica. Se pasaba por algún periódico local para solicitar un par de fotografías de los cotejos. Metía las imágenes en el sobre con la crónica que había redactado, se trasladaba al aeropuerto, para ubicar a un viajero que se dirigía a Quito para pedirle, por favor, que lo entregue en las oficinas del diario, que estaban ubicadas en la calle Chile. Cuenta que siempre encontró alguna persona que le apoyaba en su pedido. Se publicaban las informaciones al día siguiente.

Las coberturas las hizo desde Santiago de Chile, el 24 y 27 de febrero de 1968. Eran los partidos de Copa Libertadores, entre El Nacional y Emelec, frente a Universidad Católica y Universidad de Chile. El 16 y 19 de marzo de 1975, en Caracas y Acarigua, los partidos de Copa Libertadores de LDU y El Nacional, frente a Deportivo Galicia y Portuguesa de Venezuela. En Lima, los partidos de El Nacional y Universidad Católica por Copa Libertadores, frente a Defensor Lima y Sporting Cristal, de Perú, del 20 de marzo al 9 de abril de 1974. En Asunción y Montevideo estuvo en los partidos de Copa Libertadores de LDU frente a Guaraní, el 29 de abril, en Asunción y ante Peñarol, en Montevideo, el 2 de mayo de 1970. También los partidos de la Selección del Ecuador, en Bogotá, en agosto de 1975, por las eliminatorias para el Campeonato Mundial. Igual, los partidos de Ecuador frente a Perú y Chile entre el 10 y el 22 de marzo 1977, en Lima y Santiago, respectivamente.

La cobertura más complicada y difícil fue el 11 de abril de 1976. En Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), del cotejo de la Copa Libertadores de América, entre Liga Deportiva Universitaria (LDU) frente al Guabirá. A los 15 minutos el árbitro uruguayo Luis Da Rosa pitó un tiro penal en favor de LDU de Quito, lo convirtió el argentino Rubén Scalise y se detuvo el encuentro, porque el público se fue contra todo y contra todos e invadió la cancha. El juez dio por concluido el cotejo. El árbitro tuvo que salir disfrazado de policía. Los hinchas fueron al hotel donde se alojaba Liga Deportiva Universitaria. No quedó vidrió sano en ese hotel. “Ese es el mayor susto que tuvimos en una cobertura internacional”.

Tiene dos partidos inolvidables: el «Maracanazo», del 16 de julio de 1950, en la final del campeonato mundial, en el que 11 uruguayos silenciaron a un estadio completamente lleno. “Imposible borrar de la memoria la alineación de los dos equipos”. El segundo, la final del Mundial de México 1970, el 21 de junio Brasil derrotó a Italia por 4 a 1 y conquistó a perpetuidad la Copa de oro Jules Rimet. “El trofeo fue robado de la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBD), y fue fundido por un joyero argentino. ¡Fue un hecho imperdonable, criminal!”, reitera.

Las radios

Aparte de Metropolitana y Quito, estuvo en Tarqui con Carlos Rodríguez Coll, entre 1976 y 1977, y luego con Pepe Granizo Cisneros, en 1979. Con la T Grande de Quito viajó a Lima a las eliminatorias al Campeonato Mundial de Argentina 78, con Carlos Rodríguez Coll. Estuvo en las eliminatorias en Chile, con Blasco Moscoso Cuesta y Alfonso Laso Bermeo.

En Emisoras Gran Colombia tuvo la oportunidad de conocer a Pepe Calero, Luis Castro Espinosa, Edgar Villarruel Caviedes, Manuel Pavón del Pozo, entre otros. Trabajó con Pablo Montenegro en su programa “Amanecer Deportivo”. Cuando Carlos Rodríguez Coll, adquirió la radio Punto 83, que luego fue Vigía “La Voz de la Policía”. Fue un reencuentro y la satisfacción de que tenía un espacio donde conducía solo, porque el locutor manabita no intervenía, porque confiaba completamente en la capacidad de Jaime.

El 1 de noviembre de 2003 ingreso a radio La Red. Se concretó cuando ya estaba retirado del diario Hoy. Alfonso Laso Ayala, hijo de Alfonso Laso Bermeo le llamó para vincularse a esa emisora en la que estuvo más de 12 años, hasta la terminación de su contrato, el 31 de octubre de 2015. “A este y a todos los medios en los que estuve vinculado les guardo especial consideración, admiración y gratitud”.  

El consejo de Blasco Moscoso Cuesta

Jaime Naranjo sabe que en la vida hay que reconocer públicamente a las personas que aportaron en la construcción personal y profesional. Y así lo hizo en el libro que escribió sobre la vida de Blasco Moscoso Cuesta. “Me recibió con los brazos abiertos en Radio Quito”. Cuenta que siempre le gustó la exactitud. Ver con números cómo se desarrollaba un partido de fútbol o de básquet. “Yo tomaba en cuenta los avances, los disparos al arco, las fallas, las faltas cometidas, los tiros de esquina, de cabeza, los penales… Daba a conocer estos datos cuando Blasco Moscoso Cuesta hacía los comentarios y decía: Bueno y ahora vamos con los numeritos…

Siempre recuerda un consejo del periodista deportivo quien le decía: “mire Jaime, en la actividad a la que usted se dedica trate siempre de ser original. No imitar a nadie, porque al final el que imita fracasa. Si a usted le gusta la actividad deportiva y la exactitud, entonces continúe con esa especialidad suya. Cada uno debe desarrollar su propia inteligencia hasta el grado máximo. Usted tiene la manía de la exactitud, de los números, sígala, mejórela, perfecciónela…” Ese camino ha seguido. Por eso en el libro de su biografía escribió: ¡Gracias Blasco!

Reconoce que de ahí vino esa dedicación a fondo de la conservación de los datos y la estadística. “Esto lo traduje yo en las páginas del diario El Comercio y en los micrófonos de Radio Quito. Siempre tenía los datos que daba a conocer a la afición y a los oyentes”.

El rincón que atesora las estadísticas deportivas por más de 60 años

Un amplio estudio, en su casa ubicada en el sector de La Gasca, es un lugar privilegiado en el que atesora decenas de libretas y cuadernos empastados en cuero azul y negro, perfectamente ordenados, por año. Allí están registrados los datos importantes de cada partido de fútbol, desde 1957. En vista de que en esa época no había tablas de Excel ni sistemas informáticos, se ideó su propia metodología para el manejo de esta información: usaba esferográficos de colores. Cada color era para registrar determinados datos. Por ejemplo, los fauls se registraron con color rojo; una expulsión era registrada con verde. Un disparo al arco, con azul. Un penal, con amarillo. Con esa orientación se ponía frente a la máquina, en la redacción de Diario El Comercio, y publicaba en sus páginas. Eso lo hizo desde 1965. “Era de una aceptación generosa por parte del público”.   

Alfredo Pachel, hincha de Liga Deportiva Universitaria, muy conocedor del ámbito futbolístico, le daba sus puntos de vista y consejos para cuidar y ordenar los tomos que tiene. “Alfredo es todo un símbolo de Liga Deportiva Universitaria escribió, el 28 de enero de 1973, la promesa «LDU ¡volveremos!», tras el descenso de este club a la segunda categoría”.

De su pasión por registrar las estadísticas de los partidos de fútbol no se ha alejado y sigue haciéndolo con una disciplina ejemplar. Los fines de semana, o cualquier día cuando mira un partido, no deja pasar el tiempo y después de cada cotejo lo registra, con una letra de calígrafo, pasa los datos a la máquina y los archiva. Cuando termina el campeonato reúne todo y se transforma en la mejor guía que tiene. “Hay que dedicarse porque, si no lo hacemos así, es imposible registrar todo”. Cuando hay un partido se encierra en su estudio para trabajar en los datos y nadie lo puede interrumpir. Es de una regla que la cumple siempre con pasión, relata su esposa Nancy.

En una máquina Olimpia se escribió Goles y Recuerdos

Aún conserva una máquina de escribir que le regaló su mamá, Blanca Rodríguez González, cuando estudiaba Odontología, a mediados del siglo anterior. Tiene 70 años y la conserva intacta. En esa máquina continúa “pasando” a diario o los fines de semana todos los datos de los partidos de fútbol.

Jaime cuenta que los aficionados de Carlos Rodríguez Coll seguían tan de cerca esa particularidad del estilo de narrar, de dar a conocer al público y de situar al aficionado prácticamente en la cancha. “Era el hombre que televisaba el fútbol”. Esto admiraban los oyentes y lo reconoce la gente, aún hasta el día de hoy, indica.

El narrador manabita es compadre de Jaime y Nancy, porque con su esposa Fanny Jaramillo fueron padrinos de bautizo de su hija Nancy Elizabeth.  Luego de vincularse a Radio Metropolitana, Jaime le sugirió que escriba un libro y él aceptó. Recuerda que en la máquina de escribir Olimpia escribió con Carlos Rodríguez Coll el libro “Goles y Recuerdos”. Iba a su domicilio, en La Plaza Victoria, le dictaba las notas, las crónicas que poco a poco enriquecían el texto. “Nos reuníamos en la noche después de su programa en la radio. Como yo tenía afición por el deporte, le sugería algunos temas”. Carlos Rodríguez Coll le consultaba algún hecho, un dato, algún personaje o deportista y de esa manera fue surgiendo el libro que se publicó en 1964.

Jaime tiene los dos libros que escribió el narrador manabita. “Goles y Recuerdos” y “Carta a mi hijo”, este último “es la tristeza personificada, porque está dedicado a Carlos Manuel, tras su prematura desaparición. “Cómo sería la dedicación de Carlos, la pasión que él sintió, el dolor que experimentó por la pérdida de su hijo que le hizo escribir esos párrafos tan tristes y que llegan al corazón”, comenta.

Los libros y el básquetbol

El primer libro que escribió Jaime Naranjo fue «Bodas de Plata de AFNA – 1953 – 1978», es la referencia histórica de esta entidad, desde su fundación, con el Dr. Jaime del Castillo, Dr. Pablo Guerrero y el capitán Carlos Roggiero. Después colaboró en “La Biblioteca del Fútbol Ecuatoriano”, son cinco tomos, en los que su editor, Fernando Carrión, publica artículos escritos por varios expertos en el tema. Rodrigo Paz Delgado, ex alcalde de Quito, recomendó la presencia de Jaime en esta serie. Mientras que el libro «El básquetbol en el Ecuador y el Mundo», es un referente del baloncesto en el país y el exterior, incluida la recordación de sus 100 años, en 1991.

Llegó Blasco Moscoso Cuesta y sus tres pasiones

Jaime Naranjo Rodríguez con Blasco Moscoso Cuesta dialogaban todos los días, porque el comentarista deportivo se retiró del periodismo ya que laboraba como gerente de Casa Paz. “Me llamaba o yo le llamaba al teléfono donde teníamos largas conversaciones”. Cuenta que con Blasco tuvieron el proyecto de escribir un libro, pero falleció. “Entonces yo dije tengo que hacer esa obra que habían ideado con Blasco y lo traduje a esta publicación: Blasco Moscoso Cuesta sus tres pasiones”.

La primera pasión de Blasco fue el Club Crack que se caracterizaba en el seno de la quiteñidad por el chiste fino, de la gracia, de la sal quiteña. La otra: el fútbol “desde el cielo seguirá adorando”. Y la tercera: el periodismo, Blasco fue uno de los fundadores de la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha (APDP).

El otro texto fue para redondear el básquet, con otro amigo, Jorge Ribadeneira, “Le pedí yo para hacer ese otro libro “Soflaquito del Basquetbol al periodismo, fue entre 1983 y 1986.  Jorge Ribadeneira describe su trayectoria en el baloncesto y su incursión en la palabra escrita. Jaime indica que Jorge Ribadeneira es el “gran cultor del género anecdótico”.

Insiste que lastimosamente el basquetbol se vino a menos en el Ecuador. Guayas, que mantuvo, desde 1940 hasta 1993, la hegemonía y el liderazgo en este deporte, también lo descuidó. Al momento, es un deporte postergado y olvidado. “Pero nosotros añoramos esa época de brillo de esta disciplina deportiva”.

“Arena Atahualpa”, 70 años del estadio Olímpico

Para culminar esta serie de libros, el periodista Raúl Cruz Molina le invitó a Jaime Naranjo Rodríguez para realizar el libro “Arena Atahualpa”, 70 años del estadio Olímpico de El Batán, que en esa época estaba apartado de la ciudad de Quito.  La gente decía que era muy lejos y tenía dudas de que se llene alguna vez. Se realizaba un viaje largo para al coloso. Se cogía el bus o el colectivo en la Plaza de Santo Domingo. Se hizo una inauguración solemne, porque Quito por primera vez tenía un estadio. Este libro se publicará en enero de 2022.

En este texto se cuenta que la capital ecuatoriana pudo tener un estadio moderno porque en 1945 hubo un campeonato amateur, en Cuenca, y la selección de Pichincha conquistó el título de Campeón Nacional. Zurita, en el arco, Bermeo y Angulo, en la defensa. Torres, Garnica y Mejía, en la línea media. Montenegro y Gárnica César, Gavilánez, Acevedo y Pozo en la delantera.

Entonces el presidente de la Delegación, Don Jorge Mantilla Ortega, posteriormente director de El Comercio, al retorno de la delegación se acercó a la Alcaldía, cuyo titular en ese entonces era Jacinto Jijón y Caamaño.  Le hizo conocer y le dijo “este trofeo que ha ganado Pichincha lo deposito en sus manos, pero a cambio le hago el pedido que el Municipio de Quito le dé el estadio que se merece la capital ecuatoriana”. En 1951 se inauguró el Estadio Olímpico Municipal de El Batán. Primero era municipal y después pasó a la Concentración Deportiva de Pichincha.

En este libro consta una sección especial en la que están Carlos Rodríguez Coll, Alfonso Laso Bermeo (Pancho Moreno), Blasco Moscoso Cuesta y Carlos Efraín Machado. Los datos de estos cuatro personajes son escritos por Raúl Cruz Molina.

La Esquina del Tango en la Nueva Emisora Central

Carlos Efraín Machado, quien fue futbolista del Crack, España y Politécnico, se compró La Nueva Emisora Central. Jaime en esa estación conducía el programa “La Esquina del Tango”. “Esta música ciudadana es mi otra pasión”, por ello guarda en su biblioteca, música y cuadros de cantantes y compositores de este género musical. Siempre admiró a Carlos Gardel, fue una semilla que sembró su tío, Emilio Naranjo, quien era un apasionado del “Zorzal Criollo”. Tenía una vitrola que se daba cuerda a mano a los discos de carbón. Cuando salía del colegio, en Cali, Colombia, las tardes iba al almacén, que era una importante sastrería ecuatoriana en esa localidad. Ahí escuchaba el tango en la voz de Carlos Gardel. “En Colombia le tienen adoración al Zorzal Criollo, quien falleció trágicamente en Medellín, en 1935. Este programa lo hizo desde 1995 hasta 1999.

El tango es un género musical y una danza, característica del Río de la Plata, con su influencia particularmente en Buenos Aires y Montevideo, manifiesta. “Para mí Carlos Gardel nació en Francia, pero los uruguayos dicen que nació en Tacuarenbó. Lo que sí es un hecho es que Carlos Gardel pidió la nacionalidad argentina”. Asegura que el cantante nunca dejó de señalar que doña Bertha, su mamá que era francesa, lo llevó de Francia a la Argentina donde se hizo artista y sembró esa música “que todos en el mundo lo seguimos con mucho interés, amor y afición”.

Admira a Susy Leiva, Homero Manzi, Julio Sosa y Alberto Castillo, así como al compositor Enrique Santos Discépolo. A las orquestas de Alfredo de Angelis, Aníbal Troilo y Enrique Rodríguez.  Los temas que más le gustan son “Derecho a Viejo”, “Cuartito Azul”, “La Comparsita” … Son tantas canciones “que yo cuando estoy en mi biblioteca trabajando las estadísticas del fútbol, pongo tango y lo escucho con deleite, con satisfacción y cariño”, por ello Jaime ingresó a Tango Club del Ecuador en 1991. Fue vicepresidente de esta entidad en 1995.

 Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol

En sus archivos tiene datos de equipos locales, nacionales y mundiales. Por eso el periodista deportivo guayaquileño, Mauro Velásquez, ya fallecido, le sugirió que sea parte de la Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol (IFFHS). “Yo soy el único ecuatoriano que tiene esa vinculación desde el 21 de septiembre de 2002”.

Previamente tuvo que rendir una prueba completa, que consistía en dar a conocer una década de la Copa Libertadores de América con la participación de los equipos ecuatorianos. ¿Qué equipos jugaron en la década del 60? Todos los partidos, alineaciones, novedades, situaciones arbitrales, es decir era un informe cabal y completo. “Tuve que dedicarme para cumplir con esa tarea que es comparada con una tesis de grado en la universidad”. Luego de escribir y enviar esa petición, hubo un reenvío puntualice estos datos que le indicamos: ¿Cuál fue el capitán en estos años? ¿Qué calificación tuvo el árbitro? ¿Cuál fue la recaudación? ¿Cuál fue la asistencia?…

Cumplido con eso dijeron “bienvenido ya es parte de la Federación” donde anualmente tienen que hacer una votación mundial de todos los jugadores, equipos, alineaciones. En América: un guardameta, cuatro defensas, tres mediocampistas, tres delanteros. En Europa lo mismo. En Ecuador lo mismo, en las eliminatorias igual. Ese trabajo ya lo envío el pasado 15 de noviembre.

La APDP y la UNP

Fue presidente de la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha (APDP), en 1968, y dos veces tesorero: en 1967, cuando el presidente fue José Calero Viteri; y en 1978, con Blasco Moscoso Cuesta. Fue tesorero en la Unión Nacional de Periodistas, en 1973, con Jorge Mantilla Jarrín, como presidente, y en 1993, con Luis Castro Espinosa. Hasta hace poco colaboró con el espacio “Notas del ayer y registros estadísticos”, en diario El Universo, de Guayaquil. El periódico destacó siempre estos datos.

Se casó en la Iglesia de El Belén, en Quito

Se casó con la guayaquileña Nancy Borja, el 10 de mayo de 1959, en la Iglesia El Belén de Quito. Tiene dos hijos: Jimmy Ricardo (reside en Curitiba, Brasil) y Nancy Elizabeth. Tiene tres nietos: Stefano Ken Naranjo, María José y Alejandro Sebastián Yerovi, todos estudiantes universitarios.

Para Jaime, ser periodista es formar parte de la comunidad y traducir para los demás todo lo que se piensa y se siente. “Yo creo que lo que he deseado siempre lo alcancé, ya sea como odontólogo, como periodista, como ciudadano, como padre de familia y esposo. Todo lo que me propuse lo alcancé, por eso a Dios doy gracias”.

“Yo creo que la tarea está cumplida, pero hay un hecho curioso, pese al tiempo transcurrido yo no he dejado un solo día de dedicarme al periodismo deportivo”. Ahora anota los datos en la computadora, pero todavía le sirven los esferográficos de colores y la máquina de escribir, Olimpia que le regaló su mamá Blanca Rodríguez Gonzáles hace 70 años…

 

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Iliana Cervantes Lima

Voces de la Radio

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