Photo by Dimitris Poursanidis/GRID-Arendal
Las praderas de pastos marinos, uno de los ecosistemas más amenazados de la Tierra, y uno de los más ignorado hasta ahora, podría tener un futuro prometedor gracias a su capacidad de absorber carbono. El pasto marino es una planta floreciente cuyas hojas forman densas praderas en áreas poco profundas a lo largo de las costas.
Sus beneficios son amplios: actúa como vivero y fuente de alimento para una amplia variedad de especies marina, proporciona un hogar para muchos peces y animales como tortugas y dugongos, reduce el impacto de las olas, produce oxígeno y limpia el océano, ya que absorbe los nutrientes contaminantes que viajan de la tierra al mar.
A pesar de que ocupa solo 0,2% del fondo marino, las praderas marinas contribuyen a capturar 10% del carbono almacenado por los océanos -el llamado “carbono azul”-, y puede retener carbono de la atmósfera hasta 35 veces más rápido que los bosques tropicales.
Según el informe El océano como una solución al cambio climático: 5 oportunidades para la acción, del Instituto de Recursos Mundiales, la restauración de praderas marinas tiene un potencial de mitigación relativamente alto, pero no tan alto como el de la conservación de estos ecosistemas. El potencial de mitigación puede ser incluso mayor al de la preservación de marismas y manglares.
Pero todavía existen muchas incógnitas respecto al pasto marino.
«Los datos sobre la cobertura y las reservas de carbono de las praderas de pastos marinos son escasos en algunas regiones, particularmente en África, América del Sur y la región Indo-Pacífica», dice una evaluación científica sobre la capacidad de estos ecosistemas para secuestrar carbono.
Sin embargo, el potencial de los pastos marinos está comenzando a ganar atención internacional a medida que los esfuerzos para enfrentar la emergencia climática se vuelven cada vez más urgentes. El último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, centrado en los océanos y la criósfera, señala que los manglares, marismas y praderas de pastos marinos pueden almacenar hasta 1.000 toneladas de carbono por hectárea, mucho más que la mayoría de los ecosistemas terrestres.
Cumplir los objetivos climáticos
Cada firmante del Acuerdo de París debe presentar a las Naciones Unidas un compromiso -la contribución determinada a nivel nacional-, el cual debe renovar sucesivamente, demostrando un aumento en su ambición.
La restauración y conservación de estos hábitats podría ayudar significativamente a elevar el nivel de la ambición climática, ya que 159 países tienen pastos marinos en sus costas y hasta el momento solo 10 se han referido a este ecosistema en sus compromisos existentes, según un análisis de GRID-Arendal. Cinco países contemplan la conservación y la restauración en acciones de mitigación, mientras que ocho planean usarlo en medidas de adaptación. (I)
Fuente: ONU