Su amor por Sociedad Deportiva Aucas fue incondicional. Eso hizo que Juan Reyes Daza acompañe al “Ídolo del Pueblo” por diversas canchas del país, aunque no pudo verlo campeón, si lo disfrutó como pentacampeón de Pichincha. Era la época cuando el equipo daba la vuelta a los resultados en el segundo tiempo. Estaban: Pedro Acevedo, los hermanos Gárnica, Gonzalo Pozo… Siempre le gustó el fútbol, fue arquero de la selección de la APDP, “Mi Pluma Lo Mató”. Jugó Baloncesto en el recordado Stalingrado. Cuando hizo la conscripción se quedó algunos años en el Ejército, combatió en la Guerra de 1941 contra el Perú. En esos años vivió en Ancón, ahora provincia de Santa Elena.

“Ese Aucas con corazón es el que le enamoró a mi padre y a la mayoría de los hinchas del equipo oriental”. Este apego hizo que junto a sus grandes amigos: Fernando Guevara Silva, Jaime Vega Salas, entre otros creen la Revista Aucas”, indica su hijo el también periodista Juan Leo Reyes.

El primer número salió el 12 de mayo de 1956 y fue editada en su imprenta “Quiteño Libre”. La dirigió unos pocos números, otro de los recordados y queridos periodistas, Jaime “Payaso” Vega. Al inicio era semanal, luego quincenal hasta que llegó a ser mensual, estaba ubicada frente al Mercado Arenas. Su último número se imprimió en la imprenta de la Unión Nacional de Periodistas (UNP). Uno de los temas que siempre le preocupaba era el financiamiento y la búsqueda de publicidad, pero la amistad y la credibilidad en la revista hizo que muchas marcas pauten, uno de los auspiciantes seguros era Traguito y Gallito. El costo de la publicación, el tiraje y la edición era muy costoso, indica Juan Leo.

Juanito vivía en la Rumiñahui, al norte de Quito, los domingos le tocaba ir a la Vargas, en el centro, donde estaba la imprenta, pero antes, pasaba por la iglesia, porque era muy católico. “Retiraba las revistas que los trabajadores se amanecían cociendo o engrampando, subían al taxi y de una se trasladaba al Estadio Olímpico Atahualpa, a entregar a los vendedores, luego iba cabina por cabina dentro del “Coloso del Batán”, ubicado en las avenidas 6 de Diciembre y Naciones Unidas . “Mi papá siempre estaba al frente entregando y diciendo ya está en circulación la Revista Aucas, eran tiempos duros, hoy es fácil, con la tecnología. Antes tocaba armar letra por letra y con una piola…”.

Juan Reyes Daza era de aquellos periodistas empíricos, como muchos en aquella época, que obtuvieron el certificado de profesionalización cuando gobernaba el país, el general Guillermo Rodríguez Lara. Le gustaba escribir y lo hacía con facilidad, por ello motivaba a las nuevas generaciones a que lo hagan también. El ser propietario de la Imprenta Quiteño Libre, que primero estuvo en la calle Galápagos y luego en la Vargas, diagonal al Mercado Arenas, fue un aval para estar al frente y mantener durante más de 33 años a la publicación.

Por su redacción pasaron personajes de la talla de Eduardo Vásconez Viver, quien recuerda que la revista en aquella época tenía un costo de 20 reales o centavos, el periodista deportivo permaneció desde 1956 hasta 1998; también estuvieron Fernando Guevara Silva, Oswaldo Guzmán, Gilberto Mantilla, los odontólogos Jaime Naranjo Rodríguez (JAEN), Héctor Unda; Eduardo Flor Andrade, Alfredo Buitrón Sola, Edelberto Proaño y el basquetbolista Cesar «Coco» Calderón Cevallos -propietario del almacén CCC en el Pasaje Amador- es padrino de Juan Leo Reyes. En esos años, integraron la redacción los jóvenes Víctor Estrella Bassante, Fausto Zambrano Zúñiga, Darío Miranda Sandretti, Patricio Díaz Guevara, Lucho (Baby) Paredes, Raúl Rojas, Carlos Moreno Ontaneda, Rubén Pérez Patiño, entre otros. El dueño de la Revista Aucas brindaba oportunidades a las nuevas generaciones, siempre les entregaba una comisión por las publicidades que lograban conseguir. “Mi padre les abrió las puertas, sin ningún tipo de egoísmo en los primeros pasos en el periodismo”.

Fue el autor de los libros: Figuras del Ayer y el Deporte con sal, tomos 1 y 2, editados en su imprenta El Quiteño Libre. El uno fue publicado en julio de 1973 y el segundo, en diciembre de 1974, en estos dos textos reconoció a los deportistas de todas las disciplinas: automovilismo, ciclismo, fútbol, box…

Tuvo una buena relación con el boxeador carchense, que vivió en La Tola, Eugenio Espinosa Hidalgo, que logró clasificarse cuarto en el mundo. En una ocasión perdió una pelea, en la Plaza de Toros Quito, con el panameño, campeón del mundo, Alfonso Frazer, quien lo noqueó. Juan Leo recuerda que le acompañó a su padre al camerino. En ese momento de tristeza deportiva lo apoyó y le brindó un abrazo. Este grande del deporte también está en los libros.

Los amigos de Juanito Reyes Daza eran: Edgar Villarruel Caviedes, Bruno Stornaiolo, Alfonso Laso Bermeo, Carlos Efraín Machado, Blasco Moscoso Cuesta, Jaime Vega Salas, Jorge Rivadeneira, Rosendo Benalcázar Espinosa, Carlos Rodríguez Coll, Luis Castro Espinosa, Milton “Pajarito” Salvador, Gustavo Herdoiza León, Eduardo Vásconez Viver, Víctor Hugo Araujo, Luis “El Loco” Larrea, Edelberto Proaño, Alfredo Buitrón Sola, Jaime Vega Salas, entre otros.

El comunicador fue socio de la Asociación de Periodistas de Pichincha (APDP) siempre estaba presente en los eventos que convocaban, pero había uno que le llamaba la atención y acudía con esmero, el juego de 40, que se cumplía el Hotel Quito, y donde participaban las principales autoridades del país: la Reina de Quito y su Corte de Honor, el alcalde, prefecto y los periodistas de la APDP.

Era aficionado de todos los deportes, por eso en su revista se leía sobre todas las disciplinas, incluidas las taurinas, una de ellas la Feria Holstein Fresian, donde se presentaban los diestros del toreo de la época –finales de la década de los 50- Manuel Capetillo, “máxima figura del toreo contemporáneo de México e ídolo del cine”; Juan Silveti, “el diestro triunfador de Quito y México; Juan Bienvenida, “sigue con honor la dinastía torera de los Bienvenida”; Manolo Vásquez, “figura obligada de las ferias de Madrid y Sevilla”; Humberto Moro, “fino muletero en el mejor momento de su vida torera”; y Edgar Puente, “el diestro ecuatoriano que justificará su presencia en la Feria”. A inicios de los 80 entrevistó en la Plaza de Toros Quito a Francisco Rivera “Paquirri”, quien falleció por una cornada grave en 1984 y fue esposo de la cantante española, Isabel Pantoja.

Recibió múltiples condecoraciones de la UNP, APDP y Municipio por su incansable labor al frente de la revista. El respaldo de su familia fue determinante: su esposa, Josefina Del Carmen Solano Maldonado; y sus hijas: Sonia, Fabiola, Myriam, Norma y Mónica. Juan Leo que es el último de los hijos, cuenta que a su padre el equipo oriental le dio la fuerza para seguir con la revista y mostrar lo que era y hacía el Aucas: su faceta, los jugadores, el sentimiento, la hinchada, estar en los graderíos, compartir con la gente…

“Mi padre nunca tuvo resentimientos ni rencores y cuando hubo la posibilidad de dar una mano nunca lo dudó, siempre creyó en la gente. A los periodistas jóvenes les ayudó, les revisaba la ortografía, la redacción, fue un guía y nunca fue egoísta. Su calidad humana se notó en las reuniones de la APDP, cuando los amigos y colegas lo trataban con aprecio, cariño y admiración. Por eso le tengo presente al maestro Edgar Villarruel Caviedes. Yo nunca trabajé con él, pero cada que se encontraba con mi padre era una alegría, un chiste va un chiste viene”. Insiste que siempre lo saluda con respeto: “Don Edgar o maestro” y puede conversar largo tiempo con él, quien es un referente para todos los periodistas.

Juan Leo y sus hermanas cuando oyen hablar de su papá y los criterios que emiten sobre él, se llenan de alegría y orgullo, pero a la vez, nostalgia, porque su padre era muy querido. “La gran mayoría, le decía Juanito, eso habla de que fue amigo de sus amigos, siempre tuvo la palabra exacta, el corazón abierto y fue solidario en todo sentido. Yo soy el único varón en la casa, seguí su profesión y camino. Apenas me gradué me dijo hablé con Pepe Granizo Cisneros para que trabajes”. Juan Leo terminó sus estudios en el Colegio San Gabriel y en tercer año, cuando seguía periodismo, le dijo: “Padre yo me pongo a trabajar, solo los dos primeros años sigo la carrera. Me comprendió y en estas coberturas conocí a Jorge Mantilla, que trabajó por largo tiempo en diario El Comercio”.

“Uno tiene que ser fiel a la imagen del padre, conjugar y mantener sus conceptos y preceptos: firme, recto, honesto, ese es el legado, haber formado periodistas y ser amigo de los amigos, siempre brindando su mano, Igual en la casa con sus nietos, yernos y nuera. El consentirles a los nietos llevarlos al tradicional desayuno del centro con pan, queso, nata, jugo…”

Juan Leo asegura que para ellos es importante mantener el nombre. “En mi casa, papá como Juanito Reyes Daza, yo Juan Reyes, mi hijo Juan Reyes, que le puso al suyo Juan Manuel Reyes. Un sobrino se llama Juan Fernando Castillo Reyes, el otro Juan Sebastián Jouve Reyes. Eso es parte de un legado llevar con orgullo y alegría su nombre. Eso dejó mi padre y lo conservamos con mucho respeto”.

Este gran señor de las letras y el deporte nació en el barrio San Sebastián, en el centro de Quito, el 8 de agosto de 1923, y falleció en la capital ecuatoriana en 2005. Su esposa partió pocos años después en el 2010.

Imprenta Quiteño Libre y Aucas, la decana revista deportiva del país

La imprenta Quiteño Libre fue creada en 1952 y la revista Aucas en 1956. La imprenta estuvo primero en la Galápagos y luego en la Vargas, en esta calle se mantuvo por largo tiempo. Juanito la vendió, porque entró a trabajar en el Municipio, donde realizó otras publicaciones.

El periodista por su trabajo se fue relacionando con personalidades de la vida pública y deportiva. Las obras que se hacían en la imprenta tenían una gran confianza. Muchas veces preguntaban ¿Dónde se puede hacer los boletajes de box? En la Imprenta Quiteño Libre, respondían. Con alguna publicación de la Federación Deportiva Estudiantil, sucedía lo mismo. Las hojas volantes de una programación, igual. La temporada chica de los toros, novilladas, feria taurina o publicaciones de algún libro.  “Todos decían vamos donde don Juanito. Había esa apertura. La gente lo buscaba hasta para hacer las tarjetas de presentación”.

En el personal estaba Manuel Medina, quién lo acompañó desde el principio hasta el final. Siempre presto para apoyar cuando el trabajo se alargaba hasta la noche, porque había que cerrar la edición.  También estuvieron Jorge Raza, Miguel Cevallos, Luis Muñoz, Miguel Moreno, Rodrigo Mejía, Luis Ayala, Fausto Cifuentes, Enrique Encalada y Carlos Reyes. La noche era amena, uno que otro traguito, chistes oportunos y todo se hacía más agradable. Juanito tuvo una buena relación con los trabajadores, respetó sobre todas las cosas, a la gente que estuvo a su lado.

Juan Leo cuando se quedaba suspenso en el colegio, su padre le llevaba a la imprenta a trabajar, pensaba que era castigo, pero no era así. Ahí aprendió cómo se elaboraban las placas, las fotos, qué es el fotograbador, el mantenimiento de la prensa, una vida que es parte del periodismo, pero que ahora solo quedan grandes recuerdos.

En la imprenta trabajaron sus hermanas: Sonia, gerente administrativa; Fabiola, quien estudió periodismo y escribió varios artículos en la revista Aucas, “ella iba a los entrenamientos con la grabadora, libreta en mano y el esfero”. Juan Leo se inició antes de 1986, su padre lo menciona en uno de sus libros y dice “hasta el más pequeño de mis hijos me acompañaba y me ayudaba a corregir…”. En la revista trabajaron también Jimmy Galárraga, Fabián Quilca, Giovanny Sánchez, hijo de Víctor Emilio; Marcelo Lema, su cuñado Hernán Jouve y Leopoldo Acosta, que ahora vive en Italia, recuerda el periodista de la Radio Redonda, 96.9 FM.

En alguna ocasión la familia pensó en seguir el legado con la revista, pero no se logró concretar, por diversas circunstancias, una de ellas el financiamiento y la publicidad. Terminó con mucha nostalgia y tristeza, porque ahí estuvo gran parte de la vida de Juan Reyes Daza, quien -muchas veces- sacrificó momentos importantes junto a su esposa e hijos, no había vacaciones siempre debía estar al frente de la revista y la imprenta, quizá alguna vez solo unos fines de semana. En su familia existe mucha añoranza por no haber seguido con el legado, pero mantener un medio de comunicación en la actualidad, es muy difícil. 

Eduardo Vásconez Viver y la Revista Aucas

El reconocido periodista deportivo, Eduardo Vásconez Viver, fue parte de la Revista Aucas desde 1956 hasta 1978. Cuenta que esta publicación fue fundada por Jaime “Payaso” Vega Salas, quien la dirigió hasta el sexto número, pero transfirió la responsabilidad a “otros quijotes del periodismo como fueron Arturo Buitrón Sola y sobre todo a Juan Reyes Daza su eterno gerente”, quien mantuvo la revista durante más 30 años.

Eduardo fue jefe de Redacción, salvo ligeras temporadas que se distanciaba por razones personales. Fueron sus compañeros Fernando Guevara Silva, Oswaldo Guzmán, Gilberto Mantilla, entre otros. “Muchos periodistas de la capital pasaron por ahí, aunque sea escribiendo una sola vez”, repite.  Es una de las pocas publicaciones que ha durado tanto en la capital, porque en Quito se editaron muchas revistas. La primera que apareció fue “Césped” en 1940, después Gustavo Izurieta mantuvo el tabloide “La Tribuna” y en la época de la Revista Aucas apareció “Cancha y Deportes” de Carlos Rodríguez Coll, Blasco Moscoso y Alfonso Lasso Bermeo, pero Aucas se mantuvo, mientras que las otras tuvieron menor vida. “Mucho tiempo de mi vida profesional estuvo ligado a este medio”, comenta Eduardo Vásconez.

En 1971 la Revista Aucas le envío a Cali – Colombia para cubrir los Juegos Deportivos Panamericanos. Lo acompañó el fotógrafo Luis Alarcón. Allá contó con la colaboración de Enrique Guanín, quien fue un destacado educador y campeón panamericano de boxeo, hermano de Daniel Guanín. Los dos boxeadores muy destacados a escala internacional.

En ese mismo año se trasladó a Radio Éxito, de propiedad de José María Rodríguez Santander, donde transmitió los Juegos Nacionales en 1971. Dirigió el equipo inicialmente con José Granizo Cisneros, Vicente Salgado, Jaime Bowen y muchos más. Paralelamente trabajaba en la revista de Juanito Reyes Daza, donde estuvo hasta 1978.

Víctor Estrella Bassante, los Quesos Mancheno y Casa Vivanco

Víctor Estrella Bassante tiene 68 años. Nació en Venezuela, pero sus inicios en la radio y la comunicación las realizó en Quito, porque sus padres son ecuatorianos.  Fue parte de las radios Metropolitana, Éxito y Tarqui. Fue periodista de la Revista Aucas dirigida por Juan Reyes Daza, quien un día en el Estadio Olímpico Atahualpa, le insistió    que “empiece a escribir algunas cositas para la publicación, así lo hizo. Además, le indicó que se busque “un cintillito para un anuncio, para que se financié”. En esa época era muy conocido un local que se llamaba “Quesos Mancheno”, el papá de un amigo de colegio era ejecutivo en ese lugar. Acudió donde su compañero, quien habló con su papá. Le dio el apoyo publicitario de 300 sucres.

El joven comunicador estaba muy emocionado por este beneficio, pero también acudió a otro conocido e hijo del propietario de Casa Vivanco. Le explicó que la media página costaba 500 sucres y la página entera 1000 sucres. El señor Vivanco lo recibió con apertura, pero le insistió en algo: “te voy a dar, pero con una condición. Cuando escribas o hables en la radio no le insultes a mi Liguita”.

Juan Reyes Le daba el 40 por ciento de comisión por la publicidad, con eso ya se financiaba. El pasaje costaba un sucre y los niños pagaban cuatro reales. La revista estaba frente al Mercado de la Plaza Arenas, en ese lugar almorzaban mote con fritada o tortillas con caucara, que costaba 7 sucres. Juanito Reyes Daza siempre les brindaba una cola con sanduche cuando se quedaban trabajando. “Era una persona espectacular”, indica Víctor.

A Juanito lo conocí cuando ingresé a la APDP: José Granizo Cisneros

El presidente de la APDP, José Granizo Cisneros, destaca que en 1974  cuando ingresó  a la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha (APDP) pudo conocer a grandes personajes del periodismo deportivo de la capital y del país, como don Blasco Moscoso Cuesta, “que fue mi padrino en el bautizo en el gremio”; Alfonso Laso Bermeo, Carlos Rodríguez Coll, Carlos Efraín Machado, Edelberto Proaño, Fernando Guevara Silva, Jaime Vega Salas, Eduardo Vásconez, para citar algunos nombres ilustres del periodismo deportivo de esa época, indica.

Naturalmente, señala, ahí también estuvo Juanito Reyes Daza, con quien hubo una amistad y afinidad muy cercana, por el hecho de que era muy amigo del profesor Gustavo Herdoiza León, propietario de la T Grande Quito y con frecuencia iba a la radio. “En ese lugar intercambiábamos comentarios y opiniones particularmente del deporte sobre todo de fútbol y de su equipo amado, Sociedad Deportiva Aucas”.

El director de Su Majestad el Fútbol destaca el sentido del humor de Juanito. Era poseedor de la sal quiteña y la utilizaba muy bien, “el chiste oportuno era su característica”. Con el propietario de la Revista Aucas y la Imprenta Quiteño Libre se fue robusteciendo la amistad con los años. Recuerda que cuando se reunían en la APDP, “eran protagonistas de tertulias maravillosas con Juanito Reyes Daza, Fernando Guevara Silva y Jaime Vega Salas, quienes siempre matizaban las reuniones que teníamos en el gremio”.

El propietario de la Revista Aucas era un gran personaje, un excelente periodista y magnifico amigo, que a través del tiempo trascendió particularmente en el periodismo escrito, que es lo que le fascinaba, reitera Pepe Granizo Cisneros, quien fue director de Tarquideportes.

El comunicador quiteño dejó un legado indiscutible con las publicaciones de la Revista Aucas, que son conservadas en la biblioteca de la APDP. “Nosotros atesoramos y cuidamos los cuatro tomos que tenemos de estas publicaciones, que permiten ver el trabajo minucioso y de mucho esfuerzo que hacía nuestro gran socio”. Además, su hijo Juan Leo Reyes heredó esa condición de periodista deportivo y que el apellido Reyes trascienda a través del tiempo, acota el relator deportivo riobambeño.

Darío Miranda, la revista Aucas y la imprenta Quiteño Libre

Darío Miranda Sandretti ha permanecido en el país más de 55 años, ha sido parte de varios medios de comunicación. Laboró en radio, prensa, televisión y relaciones públicas. Asegura que en 1968 llegó al Ecuador buscando sus raíces, porque su abuelita materna, Zoila Gordillo, era de Mulaló, provincia del Cotopaxi, quien se casó con el ingeniero italiano, Lorenzo Sandretti, que vino a la Mitad del Mundo para construir la vía del ferrocarril. La pareja de esposos, luego de varios años, por cuestiones laborales se trasladó a Chile.

Los recuerdos y el agradecimiento regresan a su mente al rememorar esos años. Ahí conoció a Juan Reyes Daza, quien dirigía la revista Aucas y era propietario de la imprenta Quiteño Libre. “Juanito era muy buena persona, enseñaba y le gustaba compartir sus experiencias periodísticas con los más jóvenes, eso es digno de destacar en él”.

Darío empezó a escribir en este medio de comunicación y desde ahí se le metió “el bichito” de la revista y crear otras. Destaca que eso le ayudó mucho, porque en la universidad, quizá fue el único del curso que pudo hacer un trabajo académico, cuando el profesor José Félix Silva les pidió crear, redactar, diseñar y financiar un periódico del barrio. Sus amigos de Cotocollao, donde vivía en ese tiempo, le ayudaron con la publicidad, pero algo que recuerda con mucha gratitud es que Juanito Reyes Daza no le cobró la impresión del periódico. “Esa generosidad y don de gentes hizo que todos tengamos los mejores conceptos de este gran señor del periodismo”, insiste Darío.

Jaime Naranjo Rodríguez y los libros

“Juan Reyes Daza, que vistió el uniforme del equipo de básquetbol Stalingrado la provincia de Pichincha, fue un cordial amigo y un periodista destacado, que volcó su admiración por el club Aucas. En el semanario que publicó en forma ininterrumpida, durante muchos años, se pudo ver su amor por el Equipo Oriental”, recuerda el odontólogo y periodista, Jaime Naranjo Rodríguez.

También escribió dos tomos de “Figuras del ayer y el deporte con sal”. Dos libros en los que resaltó la valía de muchos deportistas de Quito y el Ecuador, “para hacernos recordar a los cultores de la actividad física. Todavía guardo en mi biblioteca en un sitio destacado, estos textos que gentilmente me entregó hace 50 años…”, indica el experto en datos.  

La portada del tomo 1 y 2 son idénticas, lo único que varía es el color, la una es azul y la otra amarilla. Las contraportadas son en blanco, mientras la tapa del libro tiene publicidad de las firmas auspiciantes. “El contenido de ambos resalta las imágenes individuales o de los equipos de la provincia de Pichincha y del Ecuador”.

En el primero de pasta azul en la parte final era el deporte con sal, donde salió la chispa quiteña al contar anécdotas. Hablaban del Aucas, la Liga Deportiva Universitaria, el precio era de 40 sucres. El prólogo fue escrito por Juan Reyes Daza y se lo calificaba como un libro que hará historia. Para hacer el libro viajó casi todo el Ecuador: Ambato, Riobamba, Guayaquil, aunque la mayoría de las entrevistas e investigaciones las realizó en Quito. Estaban las historias de Augusto Freire, Luis Montenegro, Humberto Estrella, José “Manco” Vásconez, Pepe Vásconez, Odila Sosa, Carola Castro, entre otros”.

Jaime Naranjo Rodríguez tiene los dos libros intactos y autografiados. Ahí se puede leer en primera página lo siguiente: “Para el mejor egresado de la Facultad de Periodismo, Dr. Jaime Naranjo Rodríguez, con sincero afecto, el autor Juan Reyes Daza. 15 de diciembre de 1974”.

En la parte final se indica que “Este libro se terminó de imprimir en la Imprenta Quiteño Libre. Quito-Ecuador. El día lunes, 16 de julio de 1973”.

Las secciones y los temas que trataba la revista Aucas

A lo largo de los años hubo secciones que se mantuvieron y otras que cambiaron, de acuerdo con la difusión y posicionamiento de las disciplinas, pero las fijas fueron: fútbol profesional y barrial, automovilismo box y toros…

Los espacios más conocidos fueron: Analgésico deportivo, Correo de los Puños, Sucedió en la cancha, Pelotazos, Anécdotas y hazañas del deporte, Banderillas Deportivas, Recuerdos del Deporte, Mentiras que parecen verdades, El deporte barrial, Toros por Chicho, Cortos deportivos, Mirador deportivo, Dice un hincha, Graderíos de cerveza Victoria, Observaciones cordiales, Tiros a la canasta, artículos de opinión y otras noticias sobre las diferentes disciplinas deportivas

Al inicio a la Revista Aucas, también se la conocía como “El semanario Aucas, al servicio del deporte”. Recorrer sus páginas significa recordar cómo se vivía el deporte en la capital ecuatoriana y quienes eran parte del equipo periodístico. En la publicación del 6 de junio de 1959, cuando se acercaba su aniversario número 4, el director era Alfredo Buitrón Sola y administrador Juan Reyes Daza. Como redactores estaban: Jaime Vega Salas, Oswaldo Guzmán, Héctor Unda, Don Chicho; corresponsal en Tulcán, Segundo E. Ramírez; corresponsal en Ibarra, Luis A. Castillo; en Ambato, Saul Medina. Las oficinas estaban en la Vargas 256, el teléfono era el 12058, había solo cinco dígitos. La impresión la hacía la editora Quito, además participaba Fotograbado Guzmán. El cronista gráfico era Augusto de la Rosa.

Las marcas publicitarias que pautaban en las décadas de los 50 y 60

Cada página y portada de la revista significa volver la mirada al Quito de antes, al que se conocían y saludaban todos los vecinos, donde la sal quiteña y la amistad sincera eran parte de la cotidianidad. Pero también conocer los locales comerciales: sus nombres y los sitios donde estaban ubicados. Hasta ahora sobreviven algunos auspiciantes de la publicación, pero otros ya han desparecido.

Las marcas que pautaron a lo largo de sus más de treinta años fueron: Banderines Gutiérrez, Arte Comercial y Propaganda, estaba ubicado en la calle Sucre No 265, teléfono 13136-Quito. Corcuito Técnicos- Electricistas, que estaba ubicado en la calle Mejía No 360, junto a la Contraloría. El Grill Embasi, el más elegante de la capital, en la Mejía (Casa del Chofer), plaza Marín, había los bailables de la famosa orquesta de Benny Bustillos.

También había de los trofeos deportivos que eran distribuidos exclusivamente por M.M. Jaramillo Arteaga, Venezuela y Mejía (esquina), teléfono 10 921, casilla 168, Quito-Ecuador. Almacenes El Globo distribuidores exclusivos de Peloras Seambless. Ferrocarriles del Ecuador, fletes de carga y servicio de transporte puerta a puerta; en Quito departamento de Tráfico, teléfono 10265 y terminal de Chimbacalle teléfono 11944. Camisería Gentleman, de Carmela de Endara, Chimborazo 1077 y Alianza, Quito-Ecuador.

Editora Quito, al servicio de la Cultura y el deporte, toda clase de propaganda deportiva y para espectáculos, Vargas 250-56, atención permanente, teléfono 12058. Deportistas y estudiantes se visten en Sasco, Caldas 450, teléfono 14361. Salón Capri, el preferido de los deportistas y gente de bien gusto, atención sana y esmerada, carrera Guayaquil, junto a la botica Bolívar. Cerveza Victoria chica, sabrosa a toda hora, un sucre en todas partes. La Excelsior, Ron viejo de Quito, calle Loja, teléfono 12840. Almacén Los Lagos, Flores 575 y Chile, bajos del Hotel Viena, los más variados maletines hasta para los turistas más exigentes.

Kaumal, bombones mentolados, ventas por mayor: Delgado Mora, calle Bolívar 364. Super Billares Rivas Marín, ubicado en el edificio Rojas (subterráneo), atención esmerada de su propietario hasta las dos de la mañana. Almacén de Abarrotes El Porvenir, de José Vicente Gallardo, Pedro Fermín Cevallos 619, teléfono 13029. Almacenes CCC, distribuidores de la bicicleta italiana Olmo, plazoleta de El Ejido, teléfono 33813. Alfonso Moya, propietario del Café Águila de Oro, Benalcázar No 623 teléfono 10523. Calzado Calero, la nueva industria de Juan Calero, matriz en Guayaquil Luque 402 y Chimborazo; Sucursal en Quito: García Moreno y Sucre (frente al Banco Central).

Taller Libertad, Mecánica en General, de Carlos H. Espinoza (Chino), plaza Marín No 755 (Frente a la Pila). Reconstrucción de Motores rectificadora de cigüeñales, de Carlos C. Bonilla G. Técnico especializado en el exterior, Maldonado 1017-Frente a la Fundación Pérez Pallares- Casilla 1020, teléfono 11185. Taller Mecánico Unidos, de los hermanos Cortez, Ampudia 228 y Avenida América, teléfono 30254. Floristería Broadway, Espejo 1018 Venezuela, bajo la iglesia de La Catedral, los atiende Eduardo Miranda Silva, técnico especializado en esta práctica en Estados Unidos. Productos Toskal, distribuye en el país, Luis w. Tomaselli, contra: tos, gripe, trancazo, resfriado…, Casilla 377, teléfono 2510, Ambato-Ecuador. Refresco que alimentan Cristal, con nuevos sabores, Carrión 237, teléfono 31001.

Carnicería Modelo de Carlos Tito, Benalcázar 170, teléfono 14211, frente al Mercado de Santa Clara. Auto-Parts, Delia M. de Espín y Cía, Plaza de Santo Domingo, Guayaquil 525, teléfono 12746. Almacén California, en el portal municipal, Venezuela y Espejo, esquina, su cita obligada para vestirse bien. Intercambio Automotriz de Luis J. Cucalón, Plazoleta La Marín, teléfonos 10290 y 15005, Casilla 209. Almacén de abarrotes Néstor Fernández, Esmeraldas 402 y Pedro Fermín Cevallos, frente al Mercado Central. Rótulos Jorge Chamorro Garzón, Gas Neón-Placas-afiches-lápidas-prensado, Flores 835, teléfono 12596, casilla 331.

Foto Sport Siman, a mejor foto de la capital, calle Espejo No 863, junto al teatro Bolívar; calle Flores No 537, entre Espejo y Chile; calle Guayaquil No 1542 frente al Ministerio del tesoro. Almacén de Carlos Delgado, todo para el deportista, calle Olmedo No 600 y Flores esquina, teléfono 11730, casilla 2474. Urbanización MM Jaramillo Arteaga, la mejor inversión en terrenos de 580, 600 y 620 metros cuadrados, frente al campo de aviación, calles Venezuela y Mejía, esquina, teléfono 10921, casilla 168. Sucesores de Benjamín Chávez, distribuye casimires de Chillo Jijón, en sus dos almacenes, Sucre 345, teléfono 12365; Guayaquil y Pasaje Tobar, teléfono 10725. Balones Soria, calle Mera No 329, teléfono 2692, Ambato-Ecuador. Santa Compañía de Transportes, oficina principal en Quito, Plaza de Santo Domingo, teléfono 10503. La Casa del Casimir Nacional, solamente donde Nicolás Crespo Ordóñez y Cía, Venezuela 527, frente al teatro Atahualpa.

Las ediciones de aniversario eran las más vistosas. Muchos de los mensajes de esos productos ocupaban páginas enteras, porque los auspiciantes enviaban saludos. Ahí estaban Confecciones Modernas de Ernesto Leiva, estaba en la avenida Colombia 130, junto al edificio de la Cruz Roja.  Joel Silva, puntero de las rutas ecuatorianas, saludaba a la revista por su aniversario número 4 en 1960. Cigarrillos King de la fábrica El Progreso, 20 cigarrillos, tres sucres la cajetilla. Las marcas Agua Mineral Imperial, la reina de las aguas de mesa. Quíntuples Guitig, salud y vigor. Briz Sánchez S. A. Almacén principal en Quito, Venezuela, 633 junto al Pasaje Royal, Sucursales en Guayaquil y Cuenca. Ingeniero Al Horvarth, sea cual sea su problema consúltenos, Sucre 220-Pasaje Tobar-Quito, Luque 233-Guayaquil.

Materiales de construcción Fernando Suasnavas, Montufar 1223 y Vergel; sucursales: Loja 825 y García Moreno; Chile 707, frente a la Ford, plaza Marín. Fábrica de Abonos Químicos, Venezuela 914 y Chile, teléfono 13600. Foto Proaño -instantáneas- Guayaquil 1049 y El Diamante. Llantas Kelly, distribuidores para el interior de la república, 10 de Agosto 1053 junto al Banco Pichincha, teléfono 33960. Bomba de gasolina La Ermita de Luis Alfonso Coba, avenida 24 de Mayo 747 y Loja, teléfono 12708.

Desde 1965 hasta 1970, la publicidad varió un poco, aunque uno de los más fieles era Traguito y Gallito, que llegó renovado con sus tres sabores diferentes: Pecho Amarillo, Mayorca sabor ecuatoriano, carretera Panamericana, apartado 2344, teléfonos 41478-41479-41481. Casimir Inglés, matriz en Quito Venezuela 527, con sucursales en Guayaquil y Cuenca. Refrescos Orangine, Fioravanti y refrescos Cristal, agua tonic, Industrias Cristal S.A., teléfono 31001. La crema dental Efil con vitaminas A y D.

La revista Aucas y su dueño Juan Reyes Daza constituyen parte de la historia del periodismo y la comunicación, pero también son el reflejo de la calidad humana, alegría y amistad que se vivía en aquellos años, en la aún pequeña ciudad de San Francisco de Quito.

Iliana Cervantes Lima

Voces de mi Ciudad

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